Diferencias entre ictus y derrame cerebral

Las diferencias entre ictus y derrame cerebral son muy difusas. En las siguientes líneas te las diseccionamos con base en las definiciones de instituciones médicas.
Diferencias entre ictus y derrame cerebral
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 17 octubre, 2021

Los derrames cerebrales o accidentes cerebrovasculares son la segunda causa de muerte en todo el mundo, tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Solo se ven superados por las cardiopatías isquémicas y, en conjunto con estas, representan a las principales enfermedades cardiovasculares. ¿Conoces las diferencias entre ictus y derrame cerebral?

Estos términos se utilizan en muchos casos de forma intercambiable, pero para poder usarlos de la forma correcta es necesario realizar ciertas matizaciones. No dejes de leer si quieres conocer en qué se distinguen los ictus y los derrames.

La importancia de los accidentes cerebrovasculares

Tanto el derrame cerebral como el ictus se pueden concebir como accidentes cerebrovasculares (ACVs) y representan la pérdida o disminución de flujo sanguíneo a una parte del encéfalo, lo cual se traduce en un daño irreversible del tejido. En líneas posteriores veremos que existen 2 tipos de ACVs: el isquémico y el hemorrágico.

Tal y como indica la OMS, los accidentes cerebrovasculares son la segunda causa de muerte en todo el mundo, pues provocan 6,2 millones de defunciones anuales, el equivalente al 11 % de las totales. Aproximadamente 17 millones de personas padecen un ACV al año y 33 millones viven a día de hoy tras haberlo experimentado.

Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) nos muestran algunas cifras de interés con respecto a los ACVs. No te las pierdas:

  • En el año 2018, 1 de cada 6 muertes en Estados Unidos atribuidas a enfermedades cardiovasculares fueron causadas por un accidente cerebrovascular.
  • Cada año unas 795 000 personas en esta región padecen un ACV. 610 000 de ellas lo experimentan por primera vez, mientras que el porcentaje restante es recurrente. 1 de cada 4 personas que padecen un ACV ya habían tenido uno antes.
  • De forma aproximada, el 87 % de los ACVs son isquémicos.
  • El padecimiento de un ACV se asocia a pérdida de facultades irreversible y a muerte en muchos casos.

El 95 % de los accidentes cerebrovasculares ocurren en personas mayores de 40 años, siendo 2/3 de los afectados pacientes de 65 años o más. De todas formas, las probabilidades de presentar esta afección potencialmente letal aumentan de forma exponencial a partir de los 30 años de edad. Los hombres son un 25 % más proclives a experimentar un ACV, pero el 60 % de muertes ocurren en mujeres.

Los accidentes cerebrovasculares representan la segunda causa de muerte en todo el mundo. 

Las diferencias entre ictus y derrame cerebral

Las diferencias entre ictus y derrame cerebral son mínimas
El término accidente cerebrovascular admite gran variedad de trastornos, entre los cuales se incluyen el ictus y el derrame, muchas veces con definiciones iguales.

Las diferencias entre ictus y derrame cerebral son mucho menores de lo que en un principio podría parecer, pues la mayoría de fuentes profesionales utilizan ambos términos como intercambiables. Ictus, derrame y accidente cerebrovascular se utilizan para designar lo mismo: una falta de riego al tejido cerebral. Veamos las definiciones exactas de cada uno de ellos.

El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) define al ictus como ‘la pérdida del flujo de sangre a una parte del encéfalo que daña el tejido encefálico’. El ictus puede ser de tipo hemorrágico y de tipo isquémico según la etiología del cuadro. Según esta fuente, el término ictus es sinónimo de accidente cerebrovascular, apoplejía, ataque cerebral y derrame cerebral.

El portar RadiologyInfo argumenta que el derrame cerebral es aquello que ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro es interrumpido como resultado de la rotura o bloqueo de un vaso. De nuevo, se distingue entre la variante isquémica y hemorrágica, por lo que no hay diferencia alguna con el término ictus, ACV o cualquiera de los citados.

En un sentido estricto de la palabra, derrame solo debería designar a aquel cuadro en el que la sangre se derrama por el tejido del encéfalo, algo que ocurre en el ACV hemorrágico, pero no en el isquémico. Por esta razón, el ACV isquémico debería conocerse como infarto cerebral, dejando solo el denominativo de derrame a la variante hemorrágica.

De todas formas, esta distinción carece de respaldo médico y no se tiene en cuenta en los portales diagnósticos profesionales. Por ello, podemos afirmar que no existen diferencias entre ictus y derrame cerebral.

Diferencias entre ACV isquémico y hemorrágico

Aunque no hay distinción entre derrame e ictus, sí que existen claras diferencias entre el ictus de tipo isquémico y el de tipo hemorrágico. Aprovechamos estas líneas para diseccionar ambos cuadros clínicos y enfrentarlos, pues estos sí tienen relevancia a nivel médico. ¡No te lo pierdas!

Infarto cerebral vs. derrame cerebral

El denominativo más adecuado para designar al ACV isquémico es infarto cerebral. Este cuadro ocurre cuando parte del flujo sanguíneo se ve reducido en una zona concreta del cerebro. Esta falta de sangre es lo suficientemente duradera como para que se produzca la muerte de una parte del tejido encefálico.

Por otro lado, el derrame o accidente cerebrovascular hemorrágico tiene lugar cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra dentro del cerebro. Minutos después de la rotura del vaso las células cerebrales comienzan a morir, pues están rodeadas de líquido sanguíneo que desajusta sus procesos fisiológicos.

También hay que tener en cuenta que existe una tercera condición en este frente, la cual se conoce como mini derrame ataque isquémico transitorio. Este es un tipo de ictus muy breve en el que el flujo sanguíneo se corta en parte del tejido cerebral. Los síntomas son muy similares a los de un ACV al uso, pero la duración es mucho menor, además de ser reversible.

En el infarto cerebral se corta el flujo sanguíneo a una zona del cerebro, mientras que en el derrame la sangre encharca el tejido encefálico.

Cifras epidemiológicas diferentes

Tal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el ictus isquémico es responsable del 80 % de los accidentes cerebrovasculares a nivel mundial. Por lo tanto, la variante hemorrágica solo puede explicar el 20 % de casos restantes (en algunas regiones como EE.UU. menos, ya que representa el 13 %).

Los accidentes cerebrovasculares isquémicos son mucho más comunes por su etiología causal. Este tipo de ictus se ve propiciado por condiciones como el colesterol alto, la hipertensión, la diabetes, el alcoholismo y la obesidad, entre otros trastornos muy prevalentes en la sociedad general. La presión arterial alta afecta a más del 30 % de la población mundial adulta, así que la asociación se hace sola.

Agentes causales distintos

Las diferencias entre ictus y derrame cerebral son similares a los de un ACV isquémico y otro hemorrágico
Un accidente cerebrovascular de tipo isquémico puede surgir por el desprendimiento de un émbolo proveniente de una trombosis venosa profunda en los miembros inferiores.

El derramamiento de sangre en el tejido encefálico o el taponamiento de una arteria que llega a él se explican por causas muy diferentes. Por ejemplo, el accidente cerebrovascular de tipo isquémico encuentra sus desencadenantes en los siguientes eventos:

  • Trombosis: esta consiste en la formación de un coágulo en un vaso sanguíneo, el cual obstruye el suministro de sangre a un lugar concreto, en este caso una sección del cerebro.
  • Embolismo: este cuadro es similar a la trombosis, pero la obstrucción se provoca por un émbolo. La distinción principal es que los émbolos se forman a partir de un coágulo en otra parte del cuerpo, se despegan de ella y acaban taponando un vaso sanguíneo distante al lugar de su origen.
  • Hipoperfusión sistémica: se trata de un decrecimiento del flujo sanguíneo en todo el cuerpo, por ejemplo por un shock hipovolémico (causado por la pérdida excesiva de sangre a través de una lesión).
  • Trombosis del seno venoso cerebral: un tipo de trombosis específico que ocurre en el seno venoso dural.
  • Causas inusuales: por ejemplo, la formación de un émbolo gaseoso en un vaso cerebral por los cambios de presiones durante el buceo.

Por otro lado, las causas del ictus hemorrágico son bastante diferentes y provocan la escisión de esta condición clínica en 2 subtipos propios. Estos son los siguientes:

  1. Hemorragia intracerebral: se trata de una hemorragia que está dentro del propio cerebro, la cual puede deberse a un sangrado intraparenquimal o intraventricular.
  2. Hemorragia subaracnoidea: el sangrado ocurre fuera del cerebro pero dentro de la cavidad craneal.

Algunos de los desencadenantes que pueden provocar una hemorragia intracerebral o subaracnoidea son la emergencia hipertensiva, un aneurisma (ensanchamiento o abombamiento anormal de una parte de una arteria) que se ha roto y la aplicación de ciertos fármacos, entre otros.

Los aneurismas rotos son unos de los desencadenantes principales del accidente cerebrovascular hemorrágico.

Diferentes cifras de letalidad

Las tasas de mortalidad de todos los ACVs combinados son del 15 % al mes del suceso, del 25 % al año y del 50 % a los 5 años. De todas formas, una hemorragia intracerebral (ACV hemorrágico) presenta unas tasas de letalidad del 55 % al año y del 70 % a los 5 años. Dicho de otro modo, el ictus hemorrágico o derrame es más letal que el ictus isquémico o infarto cerebral.

Además, la edad juega un papel esencial en la supervivencia tras padecer esta condición. Independientemente de la variante, el 57 % de las personas con derrame cerebral menores de 50 años sobreviven más de 5 años tras el evento. Por otro lado, los mayores de 70 reportaron un porcentaje de supervivencia del 9 % en el mismo intervalo temporal.

Cuanto mayor sea el paciente, menores serán las probabilidades de supervivencia.

Una sintomatología diversa

Aunque en ambos casos se termine produciendo la muerte celular del tejido cerebral, la sintomatología que deriva de cada cuadro es un poco diferente. Estos son los síntomas de un ictus isquémico:

  • Afectación en las arterias que se ramifican de la arteria carótida interna: ceguera en un ojo, pérdida de visión en el mismo lado de ambos ojos y parálisis en un brazo, una pierna o en un lado del cuerpo.
  • Afectación en las arterias que se ramifican de las arterias vertebrales: mareos y vértigo, visión doble o pérdida de visión en ambos ojos y debilidad generalizada en uno u ambos lados del cuerpo.

La sintomatología del accidente cerebrovascular hemorrágico se resume en la siguiente lista:

  • Dolor de cabeza intenso y repentino.
  • Pérdida de conocimiento.
  • Vómitos, mareos y vértigo.
  • Tortícolis.
  • Entumecimiento de pierna, cara y brazo en un lado del cuerpo.
  • Dificultad para comunicarse.
  • Fotofobia.
  • Inquietud, confusión y convulsiones.

Distinguir un ACV isquémico de uno hemorrágico con base en la sintomatología es muy difícil. Por ello, en todos los casos se requiere una visita a urgencias, donde se realizarán pruebas como tomografías axiales computarizadas, arteriografías e imágenes por resonancia magnética.

¿Existen diferencias entre ictus y derrame cerebral?

Las diferencias entre ictus y derrame cerebral son nulas, pues ambos términos se utilizan de forma intercambiable en la literatura médica. Solo se observan distinciones cuando concebimos el ictus como un ACV isquémico y el derrame como un ACV hemorrágico. De todas formas, es mejor enfrentarlos usando esta última terminología para no incurrrir en errores.

Los ACVs isquémicos son más comunes que los hemorrágicos, pero los segundos reportan una mayor tasa de mortalidad. De todas formas, ambos se conciben como emergencias y requieren atención médica inmediata. Sobrevivir a un derrame es posible, pero casi siempre con secuelas y con una esperanza de vida reducida.




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