La hipótesis de la serotonina y depresión: ¿una teoría aún vigente?

La teoría del desequilibrio bioquímico es la más aceptada para explicar la depresión. ¿Qué tan vigente es a los ojos del conocimiento actual?
La hipótesis de la serotonina y depresión: ¿una teoría aún vigente?
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 04 enero, 2023

A lo largo de los últimos 50 años una teoría ha sido la protagonista para explicar la depresión: la hipótesis de la serotonina, también conocida como teoría de la depresión de la serotonina. Es muy probable que la hayas escuchado, quizá aludiendo a ella bajo un lema más digerible: un desequilibrio químico es la causa de la depresión. Luego de cinco décadas, ¿qué tan actualizada está esta afirmación? Y, más importante, ¿qué dicen los nuevos descubrimientos científicos?

Hoy sabemos que la depresión es un fenómeno muy complejo, uno que tiene varias aristas, implicaciones y consecuencias. Pese a que la hipótesis de la serotonina como causa de la depresión se sostiene por miles de artículos, libros y documentales; y tiene además un lugar en los medios de comunicación, las conferencias y los seminarios, en la actualidad es objeto de cuestionamientos. Veamos cuáles y por qué.

Serotonina y depresión: ¿cuál es el vínculo y cuándo apareció?

La serotonina y depresión no siempre están relacionadas
Las teorías que postulan un origen bioquímico de los trastornos depresivos tienen su origen en el siglo XX.

La hipótesis de la serotonina como explicación de la depresión se propuso en la década de 1960. En concreto, a raíz de la publicación de un artículo en British Journal of Psychiatry titulado The biochemistry of affective disorders. En él, Alec Coppen, su autor, propuso una teoría revolucionaria para el momento: los desequilibrios bioquímicos forman parte de la etiología de los trastornos afectivos como la depresión.

Dicha afirmación despertó una oleada de críticas entre los especialistas: unos desacreditaban la relación, otros la respaldaban. Pese a ello, la hipótesis no tuvo un especial interés ni en los medios de comunicación, ni en el público general, ni en las farmacéuticas.

Sin embargo, poco a poco se convirtió en la teoría principal para explicar la depresión; tanto que desplazó a las demás y en la actualidad millones dan por fehaciente la relación.

En principio, y como nos recuerdan los expertos, la hipótesis se dio por certera al estudiar los efectos depresógenos de los agentes que agotan las aminas, como la reserpina. También, por la acción en animales de algunos fármacos antidepresivos descubiertos por casualidad en el momento. Puntualmente, los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores de la monoaminooxidasa.

Estudios en relación al triptófano

Para corroborar la teoría los investigadores forzaban el agotamiento del triptófano. El triptófano es un aminoácido esencial que el cuerpo utiliza para producir serotonina. Lo obtenemos de la dieta, de manera que se restringía su ingesta para obligar una disminución transitoria. Tanto entonces como ahora la restricción no conlleva a cambios clínicamente significativos en personas sin riesgo a desarrollar depresión.

Sin embargo, cuando se hace lo propio en una persona que ha superado la depresión, y que además no está medicada, se manifiesta una sintomatología transitoria y leve. Los estudios de este tipo, en compañía de otros, reforzaron la verosimilitud de la teoría de la serotonina para la depresión.

Con base en esta inconsistencia empírica, sumado al conocimiento actual que se tiene de las redes neuronales, es poco creíble que solo un neurotransmisor sea el responsable de la depresión.

Los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)

Hasta finales de la década de 1980 la hipótesis de la serotonina y depresión no había despertado mayor interés. Pese a ello, y como bien señalan los expertos, aparecieron en el mercado un grupo de medicamentos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).

La farmacéuticas rescataron la teoría propuesta por Alec Coppen, y contaron con el aval de los medios de comunicación y de organizaciones de gran prestigio como la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA).

La campaña para promover los nuevos medicamentos fue agresiva, lo que se tradujo en un éxito inmediato. De acuerdo con algunas encuestas, en la actualidad hasta el 80 % de las personas piensa que la depresión se debe a desequilibrios químicos en el cerebro. Los ISRS forman parte hoy en día del tratamiento farmacológico estándar para abordar la depresión, como es el caso de la sertralina.

Crítica a la hipótesis de la serotonina y depresión

La serotonina y depresión en cuanto al uso de fármacos
Nuevas evidencias no han encontrado tanta efectividad en los antidepresivos convencionales que se basan en restablecer los niveles de serotonina.

La crítica a la teoría de la depresión por serotonina no es reciente. En el año 2005 Jeffrey Lacasse y Jonathan Leo publicaron un trabajo en PLOS Medicine arguyendo una desconexión entre la evidencia científica y la promoción de los ISRS para tratar la depresión.

En él, expusieron además que la literatura científica contemporánea no era concluyente para corroborar la hipótesis de la serotonina y depresión. Incluso, la evidencia la contrariaba.

El tema ha vuelto a surgir en la palestra a raíz de la publicación de nuevos artículos críticos con la teoría y el uso de los ISRS. Por ejemplo, en 2020 un grupo de investigadores presentaron un trabajo en BMJ Evidence-Based Medicine. En él, sustentaron con evidencia la afirmación de que los efectos de los antidepresivos como los ISRS apenas se pueden distinguir de un placebo.

Un segundo ejemplo más reciente. En julio de 2022 se publicó una revisión sistemática de artículos relacionados con la asociación entre la serotonina y la depresión en la revista Molecular Psychiatry. Los expertos concluyeron que no existe evidencia que respalde la teoría de la serotonina como causante de la depresión. Con base en esto, también cuestionaron el uso de antidepresivos que actúan sobre esta vía.

La depresión es un fenómeno muy complejo; y la evidencia científica y el conocimiento actual no avala su desarrollo por medio de un solo neurotransmisor. Por ejemplo, los eventos estresantes de la vida y la predisposición genética se cuentan en la actualidad como las dos vías más importantes detrás de su aparición.

Nuevos paradigmas

La aceptación del desequilibrio químico como explicación de la depresión obtuvo una gran aceptación social debido a que ayudaba a reducir el estigma. Esto es, confirmar que se trataba de un fenómeno real, tangible y no fortuito. En la práctica, lejos de lograr esto último; la hipótesis ha tenido un efecto contrario al momento de tratar el trastorno.

Un artículo publicado en Behaviour Research and Therapy en 2014 encontró que las personas que creen que su depresión se debe a un desequilibrio químico desarrollan un peor pronóstico, pesimismo y expectativas en relación con la depresión. También, son propensos a derivar toda la responsabilidad a la terapia farmacológica y a menospreciar la psicoterapia.

La comprensión sobre los mecanismos y los procesos que derivan en un trastorno o una enfermedad evoluciona con el tiempo. Esto permite no solo descubrir la causa real detrás de ellos, sino también en cómo prevenirlos y cómo tratarlos satisfactoriamente.

Los estudios sobre las causas de la depresión siguen arrojando nuevas hipótesis, y quizá haya llegado el momento de desechar la teoría de la serotonina de la cima de pirámide como su principal catalizador.



  • Coppen A. The biochemistry of affective disorders. Br J Psychiatry. 1967 Nov;113(504):1237-64.
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