¿Qué es el síndrome de alienación parental y cómo identificarlo?

Las rupturas conyugales pueden llegar a constituir verdaderas bombas de relojería debido a su alta conflictividad, en especial en lo referido al efecto sobre los niños. Te explicamos en qué consiste el síndrome de alineación parental.
¿Qué es el síndrome de alienación parental y cómo identificarlo?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 16 julio, 2023

El síndrome de alienación parental es una forma de maltrato en la infancia. Los malos tratos en la infancia están conformados por actos que pueden adoptar dos formas: la acción con intención de dañar al hijo o la ausencia a la hora de ofrecerle las ayudas que precisa. Tanto las instituciones como los individuos pueden maltratar a nuestros niños. Sin embargo, en el síndrome de alienación parental, es uno de los padres quien produce el irreparable daño.

El maltrato en la infancia queda impreso como una huella lacerante y difícil de curar en el adulto. Puede adoptar múltiples formas, ya que puede ser tanto físico como psicológico. Por esta razón, antes de hablar sobre el síndrome de alineación parental, consideramos apropiado parar a reflexionar sobre qué supone y qué es el maltrato infantil.

La violencia es el último recurso del incompetente.

– Isaac Asimov –

Una aproximación al concepto de maltrato infantil

La American Psychiatric Association sitúa los malos tratos en la infancia dentro del capítulo de motivos merecedores de atención clínica. Y esto es comprensible, pues se ha visto que el maltrato puede jugar un rol importante en entidades clínicas graves, como lo son el trastorno de estrés postraumático (TEPT) o el trastorno límite de la personalidad (TLP).

La violencia, sea cual sea la forma en que se manifieste, es un fracaso.

– Jean Paul Sartre –

En este sentido cabe destacar que el maltrato infantil dista de constituir un trastorno mental. Sin embargo, las secuelas que puede dejar actúan como vehículos con el potencial de dirigir a la persona a padecer serios problemas de salud mental.

Es por ello que resulta útil incluir esta información en la historia clínica, con el objetivo de promover acciones que intenten restaurar el daño que se ha producido, con el objetivo de prevenir un mayor deterioro de la salud. Esto es así porque se ha evidenciado que la mejor forma de tratamiento es la prevención.

Abuso sexual

Cabe resaltar que la totalidad de las acciones de tipo sexual efectuadas con un menor son formas de abuso sexual. Aquí se incluyen tanto las caricias en los genitales del niño, como la penetración, el incesto o el exhibicionismo.

Además, también puede ocurrir el abuso sexual sin necesidad de contacto: mediante la obligación, el engaño o la coacción para que el menor entre en contacto con situaciones que impliquen la satisfacción sexual de otras personas.

El abuso sexual es cualquier actividad sexual con un niño destinada a proporcionar una satisfacción sexual a otra persona.

American Psychiatric Association –



El cuerpo herido

El maltrato físico a un niño es un acto execrable porque afecta sin piedad su inocencia. Esta forma de maltrato implica cualquier lesión corporal que se produzca a los menores y puede presentarse de las siguientes maneras, entre otras:

  • hematomas o moretones,
  • fracturas óseas, tanto leves como graves,
  • lesiones cutáneas,
  • golpes,
  • patadas,
  • mordiscos,
  • acciones que implican sacudir al niño o arrojarlo.

Las acciones antes descritas son formas de maltrato físico y son independientes del grado de intencionalidad con el que se realizan. Sin embargo, y sorprendentemente, para la American Psychiatric Association «la disciplina física, como una zurra o una bofetada, no se considera maltrato mientras sea razonable y no provoque ninguna lesión física».

Esta afirmación puede resultar incoherente con la propia definición del maltrato físico, puesto que ¿dónde situamos el umbral de «lo razonable»? y ¿dar una «bofetada» acaso es distinto del acto de pegar? Indudablemente, existen otros métodos de crianza que son muy efectivos y distan de basarse en la violencia.

No está bien que los padres peguen, humillen, priven o abandonen a sus hijos, porque es espantoso que una persona grande y fuerte haga estas cosas a otra pequeña e indefensa.

– Steven Pinker –

Y el alma rota

El maltrato psicológico deja heridas a menudo invisibles a los ojos, pero extraordinariamente dolorosas para la persona que los sufre. Esta forma de maltrato alude a actos que distan de ser accidentales y que pueden adoptar la forma de palabra y de conducta ejercida por parte de la figura principal del niño (sus padres u otros cuidadores).

La violencia en la voz es a menudo la muerte de la razón en la garganta.

– Martin Luther King Jr –

Entre los hechos considerados como maltrato psicológico en la infancia, la American Psychiatric Association menciona:

  • Increpar al niño a través del menosprecio y la humillación.
  • Amenazarle con abandonarle.
  • Decirle que si se porta mal le van a quitar las personas o los objetos hacia los que ha generado un vínculo de apego.
  • Atarlo o encerrarlo en espacios pequeños y sin salidas.
  • Disciplinarlo en exceso.
  • Convertirlo en un chivo expiatorio.

Queremos pararnos en este último punto puesto, el del chivo expiatorio, puesto que está relacionado con el síndrome de alienación parental.

Este síndrome es una forma de maltrato psicológico ejercida por parte de un miembro de la pareja (por papá o por mamá) en contra del otro, utilizando al niño como vehículo que canaliza la ira, la frustración y el malestar que produce la ruptura. Veamos de forma más exacta en qué consiste este síndrome.

El síndrome de alienación parental es una forma grave de maltrato psicológico

– Angélica María Martínez –



¿Qué es el síndrome de alienación parental?

Este fue propuesto por el prestigioso psiquiatra Richard Gardner en los años 80 del pasado siglo. Aunque carece de base científica para ser considerado un trastorno mental, es una alteración del funcionamiento familiar que se da con relativa frecuencia en el seno delas rupturas entre los cónyuges. Se da con cierta intensidad en los procesos de quiebra familiar altamente conflictivos.

¿Cuáles son sus características?

Su principal objetivo la manipulación. En concreto, la ejerce uno de los padres. Curiosamente, el maltratador es el progenitor que porta la custodia del menor.

Lo que pretende el progenitor que ejerce este tipo de violencia es inculcar en el menor una imagen distorsionada del otro progenitor, carente de aspectos positivos y repleto de facetas negativas que se deben tener.

En consecuencia, el otro padre es visto como alguien malo que dista de querer al niño. También puede ocurrir que el maltratador responsabilice y culpabilice al propio menor de las consecuencias negativas de la separación.

La victoria obtenida por la violencia es equivalente a una derrota porque es momentánea.

– Gandhi –

Es importante distinguir el concepto de alienación parental de otro cuyo nombre es parecido: el alienamiento. Se trata de un proceso que cursa de forma natural. Carece de la intervención o la manipulación de un progenitor hacia el menor y consiste en que el niño puede tener preferencia por estar con uno u otro padre por las características normales de la propia relación.

¿Qué síntomas aparecen?

Podemos identificar la presencia de este síndrome a través de diversos aspectos. Uno de los primeros signos de alarma es cuando el progenitor que induce el síndrome al menor se opone a que este pueda contactar con su otro padre. En consecuencia, la relación con el otro padre se deteriora desde el momento en que se produce la separación física.

Hay violencia cuando uno emplea una palabra agresiva, cuando hace un gesto de desprecio a una persona, cuando obedece porque tiene miedo.

– Jiddu Kirshnamurti –

También podemos alarmarnos en las siguientes circunstancias:

  • Uno de los padres hace partícipe al niño de toda una campaña de denigración en contra del otro padre.
  • Se induce al niño a que piense que es «mentalmente independiente», es decir, que las conclusiones a las que llegue sobre su otro padre carecen de la influencia del que las está inculcando. Este fenómeno se conoce por el nombre de «pensador independiente» y su objetivo es que cuando el niño se haga adulto crea que su animadversión por el otro padre es algo que vio y sintió, en lugar del producto de una manipulación.
  • Extremismo. Todo es blanco o negro. La dicotomía y la ausencia de toda una escala de grises cuando el niño habla sobre su otro progenitor es una de las características más importantes. Así, el otro padre o es bueno, o es malo. Nada más entra en esta evaluación.
  • El lenguaje y el discurso del niño puede estar plagado de contradicciones.
  • El niño conoce información que puede resultar excesiva, inapropiada o innecesaria.
  • El odio se extiende tanto al otro progenitor como a la familia de este.
  • Hay ausencia de resistencia ante las opiniones, argumentos e ideas del padre que ejerce el maltrato, este está idealizado por el niño.

En definitiva, el síndrome de alienación parental es una forma de manipulación que implica el adoctrinamiento del menor en oposición al otro padre. Las consecuencias de esta manipulación son intensas a diferentes niveles, además del psicológico: a nivel legal puede implicar la pérdida de la custodia del menor.

Su primera manifestación es una campaña de difamación contra uno de los padres por parte del niño, campaña que carece de justificación.

– Laura Vanessa Bello –




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