Sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado (SIBO): en qué consiste

El SIBO se relaciona con una serie de síntomas gastrointestinales. Veamos qué saben de él los especialistas.
Sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado (SIBO): en qué consiste
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 02 julio, 2023

El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) alude a la presencia anormal de bacterias en el intestino delgado. Al contrario del intestino grueso, el intestino delgado no suele superar los 1000 organismos/mL. Cuando así lo hace, se produce una constelación de síntomas gastrointestinales.

Hasta no hace mucho tiempo el diagnóstico del SIBO era controvertido y cuestionado por la comunidad médica. Incluso hoy los expertos alertan que las características, los síntomas y el tratamiento manifiestan un comportamiento heterogéneo. A pesar de las limitaciones en torno a él, te enseñamos todo lo que debes saber al respecto.

Características del sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado (SIBO)

El intestino delgado proximal (duodeno) suele contener pocas bacterias en contraste con el intestino grueso. En parte, esto se debe a la presencia de ácido estomacal y los movimientos peristálticos. Las concentraciones bacterianas aumentan de manera progresiva a lo largo del intestino delgado, hasta alcanzar un promedio de 38 mil millones de ellas en el intestino grueso.

De acuerdo con los especialistas, los grupos de bacterias en condiciones normales en el intestino delgado son lactobacilos, enterococos, anaerobios facultativos y anaerobios grampositivos. Muy rara vez superan los 1000 organismos/mL, y cuando así lo hace se dice que existe un sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado.

No siempre que se supera esta proporción se está en presencia de SIBO, solo cuando se acompaña de complicaciones en la salud. Así, los síntomas característicos son los siguientes:

  • distensión abdominal
  • flatulencias
  • diarrea acuosa
  • pérdida de peso por malabsorción de grasas
  • deficiencias vitamínicas
  • estreñimiento
  • fatiga y debilidad
  • náuseas
  • desnutrición

Los signos son muy variados, ya que estos no dependen exclusivamente del número de bacterias que componen la flora microbiana; sino el tipo específico de ellas que manifiesta un sobrecrecimiento. Por la función que cumplen el exceso de determinados patógenos desencadenarán unos síntomas u otros. Es por esta razón que la manifestación clínica del SIBO es muy variable.

Algunos expertos han señalado a la sobrepoblación bacteriana en el intestino con enfermedades como la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), la esteatohepatitis (NASH), la enfermedad hepática alcohólica y la cirrosis. Pese a ello, la mayoría de las veces el SIBO desencadena solo síntomas leves o moderados, e incluso el examen físico por parte de los médicos no suele ser revelador.



Causas del sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado (SIBO)

Las causas del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado son muy complejas. Tal y como advierten los investigadores, se desarrolla cuando se interrumpen los mecanismos homeostáticos que regulan las poblaciones de bacterias locales. Dos procesos suelen desencadenar desequilibrios de este tipo: la disminución de la secreción de ácido gástrico y la dismotilidad del intestino delgado.

Por otro lado, las alteraciones en la función inmunitaria intestinal y las anomalías anatómicas del tracto digestivo también explican muchos episodios. Analizamos los mecanismos a través de los cuales una persona puede manifestar sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado a través de estas vías.

Disminución de la secreción de ácido gástrico

La hipoclorhidria, o la disminución de la secreción gástrica de ácido clorhídrico, es un factor de riesgo para el desarrollo del SIBO. El ácido gástrico suprime el crecimiento de las bacterias ingeridas a través de los alimentos, lo que permite controlar su población en el intestino delgado. Su disminución puede ser una consecuencia del uso prolongado de antiácidos, de enfermedades autoinmunitarias y, paradójicamente, de infección por H. pylori.

Dismotilidad del intestino delgado

Se sabe desde hace décadas que los trastornos de la motilidad intestinal pueden ocasionar SIBO. Los movimientos del tracto digestivo no solo barren los alimentos, sino también hacen lo propio con los patógenos que anidan en él. Por tanto, la pseudoobstrucción intestinal crónica, la gastroparesia, la inercia colónica y otros pueden generar SIBO.

Alteraciones en la función inmunitaria intestinal

Las personas con su sistema inmunitario comprometido suelen desarrollar sobrecrecimiento bacteriano. Por ejemplo, quienes padecen del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, la inmunodeficiencia variable combinada y la deficiencia de IgA son propensos a manifestar SIBO.



Anomalías anatómicas del tracto digestivo

Como por ejemplo divertículos del intestino delgado, fístulas entre intestino proximal y distal, resección gástrica, estenosis del intestino delgado, resección de válvula ileocecal y otras. Las anomalías originadas por intervenciones quirúrgicas en el tracto intestinal también pueden estar detrás del episodio.

Otras posibles causas del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado son padecer de desórdenes metabólicos (diabetes y demás), enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, desnutrición, insuficiencia renal y la ingesta de algunos medicamentos. El envejecimiento natural también pueden derivar en SIBO.

Tratamiento del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO)

El tratamiento para el SIBO aborda tres ejes: corregir la causa subyacente, contrarrestar el crecimiento excesivo de bacterias y proporcionar apoyo nutricional (cuando es necesario). Determinar qué es lo que está causando el problema es imprescindible, ya que con base en ello se elige la hoja de ruta del tratamiento.

Corregir la causa subyacente se hace con base en terapias dietéticas, farmacológicas y quirúrgicas. La elección varía de acuerdo con el desencadenante, y las alternativas quirúrgicas se limitan solo para los casos que no se pueden abordar por las dos primeras.

Por su parte, abordar el crecimiento bacteriano pasa por administrar antibióticos. Estos reducen o eliminan la sobrecarga bacteriana, lo que se traduce en una mejora de los síntomas como la inflamación, la malabsorción y la diarrea. No existe un medicamento predilecto para ello, de manera que la elección se hace con base en los criterios del especialista.

Por último, el paciente puede requerir apoyo nutricional para abordar la descompensación de la malabsorción. Se abordará así el desequilibrio de electrolitos, la deficiencia de nutrientes, la desnutrición y demás. La evidencia respalda el uso de probióticos para abordar algunos de los síntomas y complementar las alternativas para controlar la sobrepoblación de bacterias.

El SIBO suele ser recurrente, de manera que tanto el especialista como el propio paciente deben estar atentos a la evolución luego del tratamiento. Asumir una dieta saludable y otros hábitos que promueven la salud intestinal de forma permanente puede ayudar a prevenirlo. Si detectas alguno de los síntomas reseñados, no postergues la visita a un centro médico.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.