Protectores gástricos y antiácidos: ¿en qué se diferencian?

Tanto la gastritis como la úlcera péptica son condiciones que pueden evitarse o mejorarse con el uso de estos medicamentos. Sin embargo, hay diferencias notables e indicaciones precisas para cada grupo.
Protectores gástricos y antiácidos: ¿en qué se diferencian?
Diego Pereira

Escrito y verificado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 12 enero, 2021

Los antiácidos y los protectores gástricos son fármacos muy utilizados. Sin embargo, muchas personas tienen dudas acerca de sus principales indicaciones. Hemos preparado el siguiente artículo para que los aprendas a diferenciar y usar de forma responsable. ¡Sigue leyendo!

Fisiología gástrica

El estómago es un órgano que forma parte del tracto digestivo. Su principal función es la degradación de los alimentos consumidos en componentes más pequeños que puedan ser absorbidos a lo largo del intestino.

Para ello, este órgano se vale de numerosas herramientas. La principal es la secreción de una sustancia ácida conocida como jugo gástrico, que desde un punto de vista químico destaca por la presencia de hidrogeniones. Estos se liberan en forma de ácido clorhídrico o HCl.

Las células parietales son las encargadas de liberar esta sustancia mediante algunos procesos moleculares complejos. Requiere una cantidad importante de energía y se ve regulado por factores locales, hormonales y neurológicos.

En términos prácticos, es posible distinguir tres fases de control de la secreción del jugo gástrico:

  • Cefálica: algunas regiones del cerebro se activan mediante olores, visiones o sabores específicos. Esto conlleva la liberación del neurotransmisor acetilcolina que, a su vez, estimula el HCl.
  • Gástrica: es la más importante y sucede por la presencia de alimentos dentro del estómago. Los macronutrientes, así como la distensión de la cámara gástrica, producen secreción de ácido.
  • Intestinal: se activa por la presencia de alimentos dentro del intestino delgado y permite digerir algunos remanentes que quedaron dentro del estómago.
Imagen del estómago.
El órgano gástrico secreta jugos que son ácidos y que sirven en el proceso de la digestión para reducir los macronutrientes.

Mecanismos de acción de los protectores gástricos y antiácidos

Los protectores gástricos y antiácidos difieren en su mecanismo de acción. Los primeros son fármacos utilizados para inhibir la secreción ácida, en especial durante la fase gástrica. También son llamados inhibidores de la bomba de protones.

El omeprazol, el lansoprazol y el pantoprazol son ejemplos representativos entre los protectores gástricos. Estos logran la inhibición de la secreción ácida mediante la unión reversible con las estructuras de liberación de hidrogeniones en la superficie de la célula parietal.

Su desarrollo y comercialización representó un gran avance en el tratamiento de ciertas enfermedades. Esto puede ser explicado debido a que, a pesar de que tienen un corto tiempo de vida media, los efectos farmacológicos duran alrededor de 24 horas.

Por ello, muchos médicos suelen indicar una dosis diaria de omeprazol por las mañanas. Se ha demostrado que los efectos persisten tanto en el día como en la noche y se alcanza una máxima efectividad alrededor de cuatro días después de haber iniciado un abordaje continuo.

Los antiácidos son sustancias que contrarrestan la acidez dentro del estómago. Desde un punto de vista químico se conocen como bases débiles y son capaces de neutralizar el pH y aliviar los síntomas de trastornos diversos.

Incluyen sustancias como el bicarbonato sódico, el hidróxido de aluminio o magnesio, el carbonato de calcio y el almagato. Existen varias formulaciones farmacéuticas, incluyendo las tabletas masticables. En ocasiones pueden existir como combinaciones de varias sustancias.

Indicaciones de estas sustancias

Existen ciertas diferencias entre ambos medicamentos, lo que ha generado mucha polémica desde hace años. A continuación te explicaremos algunos aspectos fundamentales de cada uno.

Protectores gástricos

Sus indicaciones clínicas más importantes son las siguientes:

  • Úlceras gástricas y duodenales.
  • Infección por Helicobacter pylori.
  • Esofagitis por reflujo gastroesofágico.
  • Síndrome de Zollinger-Ellison.

Las úlceras gástricas y duodenales son lesiones que interrumpen la continuidad de la mucosa del órgano involucrado. Tienen forma de cráter y exponen un tejido muy sensible que, al estar en contacto con el HCl, genera un fuerte dolor.

En algunos pacientes sin tratamiento adecuado las lesiones pueden agravarse y provocar sangrados, bajo un cuadro clínico conocido como hemorragia digestiva. En ciertos casos puede ser mortal.

Según la Clínica Mayo, la infección crónica por H. pylori puede afectar a más de la mitad de la población mundial. No en todas las personas da síntomas, pero si no se recibe tratamiento apropiado puede evolucionar por varias etapas que incluyen la formación de gastritis, úlceras pépticas e, inclusive, cáncer.

El reflujo gastroesofágico se produce por la regurgitación de contenido desde el estómago hacia el esófago. Aunque parezca una condición inofensiva, el daño prolongado sobre este órgano, poco apto para entornos ácidos, puede aumentar el riesgo de sufrir cáncer.

Los gastrinomas son tumores capaces de producir hormonas que estimulan la secreción de ácido gástrico. El cuadro clínico desarrollado por la aparición de estas lesiones se denomina síndrome de Zollinger-Ellison. El uso de protectores gástricos como el omeprazol es vital para lograr un tratamiento adecuado.

Antiácidos

Estos no están indicados como tratamiento específico de patologías gastrointestinales, a diferencia del caso anterior. Sin embargo, sirven para mejorar los síntomas de varias condiciones. Se indican en casos esporádicos de acidez estomacal, la que suele percibirse en el cuadrante medio y superior del abdomen.

Esta sensación incómoda puede aparecer en varias circunstancias, como después de consumir comidas copiosas o con abundante grasa y picante. La indigestión también puede acontecer y el uso de antiácidos es la primera opción terapéutica.

Controversias

Existe cierto conflicto relacionado con el uso y abuso de los protectores gástricos. Debido a que el efecto producido sobre el pH estomacal es similar al de los antiácidos, muchos pacientes y médicos tienden a utilizar los inhibidores de la bomba de protones para aliviar la acidez estomacal.

Lo cierto es que, a pesar de que pueda existir cierta mejoría, no son los medicamentos idóneos para este fin. Las indicaciones formales fueron mencionadas antes y, en muchas ocasiones, se trata de tratamientos prolongados. Además, el diagnóstico de estas enfermedades suele requerir estudios complementarios, como una endoscopia digestiva superior.

Los antiácidos son sustancias más económicas y efectivas para síntomas ocasionales, como la sensación de acidez y malestar localizado que no esté relacionado con enfermedades concretas.

Aspectos relevantes de los protectores gástricos y antiácidos

A pesar de que son bastante seguros, es importante conocer algunas condiciones especiales en las que su consumo debe realizarse con cautela. La principal contraindicación absoluta, tanto de los antiácidos como de los protectores gástricos, es la alergia conocida a cualquiera de sus componentes.

Si los síntomas se presentan de forma constante es preferible acudir al gastroenterólogo para la realización de estudios pertinentes. Este debe descartar la presencia de lesiones malignas (como cáncer gástrico) con el objetivo de instaurar un tratamiento oportuno.

En abordajes prolongados, los pacientes con insuficiencia hepática deben solicitar orientación médica antes del consumo de altas dosis de protectores gástricos.

Efectos adversos

A pesar de que son medicamentos bien tolerados, podrían presentarse algunas reacciones adversas. Estas se clasifican de la siguiente manera:

  • Frecuentes: dolor de cabeza, diarrea, vómitos y estreñimiento.
  • Poco frecuentes: vértigo, mareos y erupciones cutáneas.
  • Raras: alteraciones hematológicas, dolor en las articulaciones, agitación y visión borrosa.
Antiácidos en formas efervescentes.
Los antiácidos vienen en presentaciones comerciales variadas, incluidos los efervescentes.

¿Pueden tomarse en el embarazo o la lactancia?

En el caso de los protectores gástricos como el omeprazol, existe suficiente evidencia para considerarlos seguros durante el embarazo y la lactancia. Siempre y cuando se consuman en dosis terapéuticas.

Algunos antiácidos que contienen bicarbonato de sodio o trisilicato de magnesio pueden ocasionar reacciones adversas durante el embarazo o la lactancia, por lo que se recomienda no usarlos en dichos períodos. Hasta el momento, aquellos que contienen carbonato de calcio sí pueden ser empleados.

Interacciones con otros medicamentos

Esto puede suceder con mayor frecuencia en el caso de los protectores gástricos, a pesar de que por lo general no suelen producirse reacciones graves. Algunos de los medicamentos con los que puede interactuar el pantoprazol, por ejemplo, son los siguientes:

  • Ketoconazol.
  • Itraconazol.
  • Metotrexato.
  • Anticoagulantes cumarínicos, como el acenocumarol o Sintrom ®.

No siempre es necesario un protector gástrico

Si bien tienen efectos similares, ambos tipos de medicamentos difieren en su mecanismo de acción e indicaciones. Es recomendable no abusar de los protectores gástricos para el tratamiento de episodios aislados de acidez.

En caso de que los síntomas se presenten de forma frecuente, es ideal acudir con un gastroenterólogo, quien indicará los pasos a seguir. No siempre se trata de patologías graves, pero tampoco se puede descuidar la búsqueda de diagnósticos diferenciales.



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