Síntomas de la hipertensión

En muchas ocasiones la hipertensión puede ser una enfermedad asintómatica. En otras, genera signos que alertan a las personas de que existe un problema subyacente. Conoce algunos de los síntomas de la hipertensión y las bases sobre cuándo recurrir a la asistencia médica.
Síntomas de la hipertensión
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 22 junio, 2021

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la actualidad existen cerca de 1,13 mil millones de personas hipertensas. La condición está asociada con el desarrollo de otras enfermedades, en especial si no se aplica un tratamiento a largo plazo. Conocer los síntomas de la hipertensión es de gran ayuda para alertar a las personas de un posible problema.

La hipertensión sucede cuando las presión ejercida en las paredes de los vasos sanguíneos es mayor a la normal. Varía según el caso, pero se considera que se padece de ella cuando la presión sistólica se encuentra sobre los 140 mmHg y la diastólica sobre 90 mmHg. Muchas veces no genera síntomas, he ahí el problema de diagnosticarla desde casa.

Principales síntomas de la hipertensión

Como han señalado bien algunos estudios, la mayoría de los pacientes con hipertensión no desarrollan síntoma alguno. Por esto se considera una enfermedad silenciosa, de manera que la ausencia de algunos de los signos que describimos en breve no sugiere que la persona cuente con una tensión normal.

La única manera de saber si se padece de ella es a través de un tensiómetro. En general, si los valores superan el espectro convencional durante dos días diferentes es señal de que la persona es hipertensa.

A pesar de que la medición se puede hacer en casa con un tensiómetro digital, es necesaria la valoración de un especialista que determine los posibles efectos colaterales y el tratamiento. Entre los síntomas de la hipertensión más comunes destacamos los siguientes:

Dolor de cabeza

Aunque existe cierta polémica en torno a la relación, investigaciones apuntan que el dolor de cabeza es un síntoma relativamente frecuente cuando la tensión no está controlada. Las cefaleas pueden ser leves, moderadas o graves y pueden empeorar ante la ausencia de medicamentos o cuando los valores de tensión superan los convencionales.

Muchos pacientes reportan que el dolor de cabeza ocasionado presenta una naturaleza pulsátil. En la segunda edición de la Clasificación internacional de trastornos de dolor de cabeza se incluyó la cefalea por hipertensión en el apartado “Dolor de cabeza atribuido a trastornos de la homeostasis”, en concreto en el apartado 10.3.

Mareos

Los síntomas de la hipertensión incluyen los mareos
Los mareos, en especial en personas mayores, suelen asociarse con presión arterial elevada.

Los mareos son otros de los síntomas de la hipertensión más frecuentes, así lo reportan varios estudios al respecto. Estos pueden estar relacionados de manera directa con el aumento de la presión en los vasos sanguíneos o con la dosis del tratamiento utilizado para regularlo.

Sea como fuere, estos episodios son más frecuentes luego de que se ha pasado un buen tiempo sentado y se realizan movimientos bruscos o cuando se está mucho tiempo de pie. Generalmente son leves, aunque según el contexto pueden ser moderados o graves.

Dificultad para respirar

Se ha encontrado una relación entre la dificultad para respirar y la hipertensión. El síntoma se describe como una opresión en el pecho, dificultad para retener el aire, para inhalarlo o simplemente como una sensación de ahogo. Se asocia con la hipertensión pulmonar, en cualquiera de sus variedades.

Ten en cuenta que se trata de un signo muy ambiguo, presente también en otras afecciones como EPOC, asma, afecciones cardíacas y neumonía. También puede desarrollarse frente ataques de pánico, ansiedad y en personas obesas.

Hemorragias nasales

Aunque es menos frecuente que los demás, las hemorragias nasales también están entre los síntomas de la hipertensión más comunes. La revisión de la literatura parece confirmar esta hipótesis, ya que la presión arterial es más alta durante un ataque de epistaxis (sangrado nasal).

Las investigaciones sugieren que este signo no es secuela de la rotura de los vasos sanguíneos. Se cree que lesiones en el endotelio vascular, modificaciones en los procesos de coagulación y trastornos microcirculatorios pueden ser los causantes.

Acompañando a estos síntomas también se puede presentar de manera frecuente:

  • Ritmos cardíacos irregulares.
  • Ansiedad.
  • Zumbidos en los oídos.
  • Cambios en la visión (dificultad para enfocar y visión borrosa, por ejemplo).

Síntomas raros de la hipertensión arterial

Los síntomas poco comunes de la hipertensión arterial se presentan en general ante alteraciones severas. Si no se ha tratado la enfermedad durante mucho tiempo o una alteración ha descontrolado los valores a niveles superiores se puede presentar lo siguiente:

Náuseas y vómitos

Muchas veces relacionado con cuadros de mareos severos, las náuseas y los vómitos también pueden surgir de manera imprevista y evolucionar a la falta de apetito. Puede deberse a los efectos secundarios del tratamiento contra la hipertensión.

Posibles complicaciones de la presión arterial alta

Si el paciente lleva tiempo con hipertensión arterial, aun cuando esta no genere síntoma alguno, se pueden desarrollar varias complicaciones severas para su calidad de vida. Son muchas las secuelas que origina una tensión no controlada, en especial en los siguientes órganos:

  • Arterias: el cual se conoce como enfermedad vascular. La arterias pueden endurecerse o estrecharse, lo que limita el flujo sanguíneo. Otra complicación son los aneurismas, los cuales pueden generar hemorragias internas que pueden poner el riesgo la vida del paciente.
  • Corazón: se puede manifestar a través de diferentes condiciones, aunque las más comunes son insuficiencia cardíaca, enfermedad de las arterias coronarias y agrandamiento del lado izquierdo del corazón.
  • Cerebro: provocado directamente por la hipertensión o por la confluencia de los daños anteriores. El paciente puede desarrollar accidentes cerebrovasculares, ataque isquémico transitorio y demencia o disminución de la capacidad cognitiva.
  • Riñones: la presión alta puede dañar los vasos sanguíneos que utiliza en riñón para filtrar los desechos de la sangre. A su vez, esto puede derivar en insuficiencia renal o glomeruloesclerosis (cicatrización del riñón).

Todas estas complicaciones pueden desarrollarse en las personas sin que exista un síntoma visible, al menos hasta que no han avanzado a estadios superiores. En la Medicina existe lo que se conoce como urgencia hipertensiva.

Se trata del aumento de la presión arterial sobre 180 mmHg/120 mmHg sin que haya signo alguno de ello. Este tipo de episodios puede poner en riesgo la vida del paciente.

¿Cuándo buscar asistencia médica?

Los síntomas de la hipertensión son muy variados
El diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno de esta enfermedad son aspectos importantes.

El médico por lo general mide tu presión arterial en las consultas de rutina. Dado que se recomienda hacer una de estas al menos una vez al año, entonces este podrá llevar un control de tus niveles de presión en los vasos sanguíneos.

Sin embargo, cuando se encuentra entre los factores de riesgo se debería hacer un seguimiento más atento a estos valores. Existencia de antecedentes familiares con hipertensión, tener sobrepeso u obesidad, mantener un régimen alimenticio desordenado, sedentarismo, estrés y exceso en el consumo de alcohol o tabaco son solo algunos de ellos.

Ante estos escenario, las personas deben medir su tensión de forma recurrente. Lo ideal es que lo haga un especialista, aunque también se puede hacer desde casa a través de un tensiómetro digital.

Si llegas a presentar alguno de los síntomas de la hipertensión descritos, o descubres valores anormales por medio del tensiómetro, no dudes en consultar con tu médico de confianza.



  • Al-Busafi, S. A., McNabb-Baltar, J., Farag, A., & Hilzenrat, N. Clinical manifestations of portal hypertension. International journal of hepatology. 2012.
  • Boiko, N. V., & Shatokhin, Y. V. Pathogenesis of nasal bleeding in the patients presenting with arterial hypertension. Vestnik otorinolaringologii. 2015; 80(5): 41-45.
  • Blasi, F. The challenge of breathlessness in the detection of pulmonary hypertension. 2012.
  • Courand, P. Y., Serraille, M., Girerd, N., Demarquay, G., Milon, H., Lantelme, P., & Harbaoui, B. (2016). The paradoxical significance of headache in hypertension. American journal of hypertension. 2016; 29(9): 1109-1116.
  • Fasce, E., Flores, M., & Fasce, F. Prevalencia de síntomas habitualmente asociados a la hipertensión arterial en población normotensa e hipertensa. Revista médica de Chile. 2002; 130(2): 160-166.
  • Fuchs, F. D., Gus, M., Moreira, L. B., Moreira, W. D., Goncalves, S. C., & Nunes, G. Headache is not more frequent among patients with moderate to severe hypertension. Journal of human hypertension. 2003; 17(11): 787-790.
  • Granados, G., Roales-Nieto, J. G., & Sagarduy, J. L. Y. Un estudio exploratorio sobre el desarrollo de creencias sobre síntomas como señales de hipertensión arterial. 2006; 18(4): 822-827.
  • Hulens, M., Rasschaert, R., Vansant, G., Stalmans, I., Bruyninckx, F., & Dankaerts, W. The link between idiopathic intracranial hypertension, fibromyalgia, and chronic fatigue syndrome: exploration of a shared pathophysiology. Journal of pain research. 2018; 11: 3129.
  • Kikidis, D., Tsioufis, K., Papanikolaou, V., Zerva, K., & Hantzakos, A. Is epistaxis associated with arterial hypertension? A systematic review of the literature. European Archives of Oto-Rhino-Laryngology. 2014; 271(2): 237-243.
  • Olesen, J. The international classification of headache disorders. (ICHD-II). Revue neurologique. 2005; 161(6-7): 689-691.
  • Tartavoulle, T. M., Karpinski, A. C., Aubin, A., Kluger, B. M., Distler, O., & Saketkoo, L. A. Multidimensional fatigue in pulmonary hypertension: prevalence, severity and predictors. ERJ open research. 2018; 4(1).

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.