Ansiedad: características, síntomas y causas

Ansiedad, miedo, angustia, estrés, neurosis... A menudo solemos confundir estos términos. No obstante, en este artículo aprenderemos a diferenciarlos, así como a descubrir los síntomas y características de cada uno de ellos.
Ansiedad: características, síntomas y causas
Bernardo Peña

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña.

Última actualización: 22 noviembre, 2019

La ansiedad es una emoción difusa y desagradable que se expresa por un sentimiento de temor y de tensión emocional y va acompañada de un importante conjunto de correlatos somáticos. Es una sensación de intranquilidad e inquietud sobre una amenaza no definida.

Por ejemplo, indicios de amenaza física, psicológica o a la autoestima y bienestar. Además, cuenta con un fuerte componente de anticipación, de orientación al porvenir futuro; es decir, con respecto a cosas negativas que pueden ocurrir en el futuro.

Una introducción al concepto de ansiedad

Las respuestas de ansiedad están integradas a modo de reacciones defensivas innatas en el repertorio de conductas de los humanos. Por una parte, funcionan como mecanismo de vigilancia del organismo, alertando al organismo de posibles peligros y posibilitando la evitación de los mismos.

Por otra parte, la ansiedad tiene una función activadora estimuladora, facilitando la capacidad de respuesta del individuo. De esta forma, los temores desempeñan un papel protector en la preservación del individuo y la especie. Por ello, la ansiedad es una emoción normal con una función adaptativa.

No obstante, cuando esta es excesiva en intensidad, frecuencia o duración, aparece asociada a estímulos que no representan una amenaza real para el organismo. Por ejemplo, el sujeto evalúa situaciones cotidianas como de amenaza, adoptando una actitud defensiva se considera una manifestación patológica y produciendo alteraciones en el funcionamiento emocional, cognitivo y biológico.

Ansiedad y miedo

fobia agorafobia ansiedad

La ansiedad se puede diferenciar del miedo en que este es producido por un peligro presente e inminente. Por lo tanto, se encuentra muy ligado a los estímulos que lo generan. La ansiedad es más bien la anticipación de un peligro venidero, indefinible e impredecible, siendo pues la causa más vaga.

La ansiedad se define también como un miedo no resuelto, un miedo donde la acción está inhibida. El miedo nos motiva para la acción de lucha-huida. Cuando la acción no es posible, el miedo se queda sin resolver y se convierte en ansiedad.

La teoría del condicionamiento la define de forma sencilla: la ansiedad sería un miedo condicionado, un miedo aprendido. En términos de condicionamiento, miedo ante el EC.

En definitiva, la conducta ansiosa sería una conducta anticipatoria de miedo. Un concepto asociado al de ansiedad es el de angustia. En la angustia se dice que predominan los síntomas físicos (localizados preferentemente en el corazón, garganta, estómago, etc.), mientras que en la ansiedad predominan los síntomas psíquicos (sensación de catástrofe, peligro inminente, etc.).

También se sugiere que, en la angustia, el grado de captación de fenómeno se encuentra muy atenuado, mientras que en la ansiedad se percibe con mayor nitidez. La ansiedad se puede considerar como un estado emocional y fisiológico transitorio (en el sentido de Ansiedad Estado, “hoy estoy ansioso”) o como una disposición o rasgo de personalidad (en el sentido de Ansiedad Rasgo, “es una persona ansiosa o neurótica”).

Sistemas de respuesta en la ansiedad

Actualmente, la ansiedad no se ve como algo unitario, sino como un constructo dimensional con tres componentes de respuesta que interactúan entre sí: motor, cognitivo y fisiológico. Los síntomas de la ansiedad pueden ser clasificados según estos componentes.

1. Componente motor

Se pueden diferenciar tres categorías de correlatos motores de la ansiedad:

  • La manifestación motora más frecuente de la ansiedad es la conducta de escape o de evitación del estímulo o situación ansiógena. También es posible que una ansiedad extrema se exteriorice por un estado de inhibición y paralización motriz.
  • Aparición y desarrollo de patrones de respuesta estereotipados (repetición persistente de conductas sin sentido), como rituales o conductas compulsivas. También son frecuentes el tartamudeo, temblores, necesidad de moverse continuamente, etc.
  • Deterioro en la coordinación motora, lo que se traduce en dificultades en realizar tareas que requieran coordinación y precisión de movimientos.
aislamiento asocial antisocial limite

2. Sistema cognitivo

Por una parte, podemos encontrar sentimientos de preocupación, temor, inquietud, pensamientos de catástrofe, etc. También, dificultades de atención y concentración, así como ciertos sesgos: concentración selectiva para aquellos estímulos que provocan ansiedad. Por otra parte, puede estar presente cierta incapacidad de llevar a cabo procesamientos complejos de información, etc.

La ansiedad, al incrementar la activación, es capaz de aumentar el rendimiento en tareas simples que solo requieran atención automática no consciente. Por ejemplo, el condicionamiento clásico. Pero interfiere y reduce el rendimiento de las tareas que requieren concentración o atención controlada.

3. Componente fisiológico

Hace referencia a las respuestas fisiológicas que son evocadas por la situación ansiógena y que reflejan la preparación del organismo para la acción. En general, dada la relación en U invertida entre activación y rendimiento, la ansiedad excesiva produce una desorganización de la conducta a todos los niveles.

Además, produce un deterioro general de la adaptación y ejecución en las personas altamente ansiosas. También bloquea el procesamiento controlado necesario para planificar y organizar la conducta. Todas las teorías psicológicas, desde la psicoanalítica a la conductual,  atribuyen gran importancia a la ansiedad en la génesis de los trastornos psicológicos.

Los datos, tanto clínicos como experimentales, ponen de manifiesto que estos tres sistemas de respuesta pueden no correlacionar entre sí. Existen diferencias individuales y situacionales en los patrones de respuesta de la ansiedad, de modo que una persona puede mostrarla más a nivel cognitivo y otra más a nivel fisiológico.

Incluso dentro del sistema fisiológico, es posible mostrar activación en un sistema y no en otro, fenómeno conocido como fraccionamiento direccional. Por ello, en la evaluación de la ansiedad, hay que centrarse en las condiciones estimulares que la provocan y en la determinación de sus componentes de respuesta específicos, tratando de tomar al menos una medida de cada sistema de respuesta.

Sesgos cognitivos en la ansiedad

M. Eysenck ha propuesto la Teoría de los cuatro factores de ansiedad. El nivel de ansiedad clínica experimentado por una persona viene determinado por cuatro fuentes de información diferentes:

  • La valoración cognitiva de la situación externa.
  • El nivel de activación fisiológica; el feedback periférico.
  • Las propias acciones o conducta.
  • Las cogniciones basadas en la información de la memoria a largo plazo. Por ejemplo, las preocupaciones del sujeto.
fatiga cansancio sueño

La forma en que la información procedente de estas fuentes es procesada e interpretada determinará la ansiedad experimentada. Existen diferencias individuales significativas en el procesamiento cognitivo de estas cuatro fuentes de información, encontrándose dos sesgos en la ansiedad clínica:

  • Sesgo interpretativo, o tenencia a interpretar los estímulos ambiguos como amenazante
  • La atención selectiva a esos estímulos considerados amenazantes

El primer sesgo determina la existencia del segundo. Se produce un feedback positivo entre la intensidad de estos sesgos y el nivel de ansiedad. Específicamente:

  • Aquellos sujetos que presentan sesgos específicos sobre su propia actividad fisiológica y sensaciones corporales estarán predispuestos al Trastorno por ataques de angustia y la Hipocondría.
  • Los sujetos que presentan sesgos cognitivos sobre sus propias acciones y conductas estarán predispuestos a la Fobia social.
  • Los que los presentan sobre sus propias cogniciones y pensamientos estarán predispuestos al Trastorno obsesivo-compulsivo
  • Aquellos que los presenten sobre determinada estimulación ambiental lo estarán a la Fobia específica.
  • Por último, las personas que presentan sesgos a las cuatro fuentes de información están predispuestos al Trastorno por ansiedad generalizada (TAG). En el TAG la característica que lo determina son los altos índices en el rasgo de ansiedad

La neurosis

El término neurosis fue acuñado por el inglés William Cullen en 1769, y se refería con él a sensaciones desordenadas del sistema nervioso, sugiriendo una disfunción neurológica como causa. Esta creencia perduró hasta la época de S. Freud que postuló que las neurosis se debían a un conflicto intrapsíquico.

El término neurosis engloba una amplia gama de trastornos. Ya desde Freud está estrechamente vinculado a una interpretación de tipo psicoanalítica. Dada la vaguedad del concepto y su insuficiencia como categoría clasificatoria, además de su carga teórica de raigambre psicoanalítica, el término ha desaparecido de las clasificaciones diagnósticas.

Actualmente, las neurosis han sido sustituidas por tres tipos de trastornos:

  • Los trastornos por ansiedad: antigua neurosis de ansiedad.
  • Trastornos somatoformes: antigua histeria de conversión.
  • Los trastornos disociativos: antigua histeria disociativa.

Todos son trastornos donde la ansiedad y la conducta de evitación constituyen los elementos fundamentales.

Características principales de la neurosis

estrés y ansiedad

La neurosis hace referencia a un estilo de vida desadaptado caracterizado por

  • Un núcleo ‘neurótico’, constituido por una evaluación defectuosa de la realidad en términos amenazantes para el ego. Como resultado, una tendencia a evitar, más que hacer frente, al estrés y la angustia por medio de una serie de mecanismos de defensa
  • Una paradoja neurótica, referida a la tendencia a mantener este estilo de vida a pesar de su naturaleza desadaptada y autoderrotista. El núcleo neurótico es un proceso circular en el que el individuo se siente incapaz, evalúa los problemas cotidianos como algo amenazante e intenta enfrentar la angustia con evitación. El resultado final es un estilo de vida autoderrostista que bloquea el desarrollo personal y la felicidad.

Podemos observar tres facetas en este conglomerado:

  • Sentimientos de incapacidad, inseguridad y, como consecuencia, ansiedad. Incluso se mostrará inseguro ante el éxito, por el miedo de que ‘la verdadera falta de habilidad’ quede al descubierto. Esto recuerda al complejo de inferioridad de Adler.
  • Evitación en lugar de hacer frente, en un estilo de vida caracterizado por la defensa y evitación.
  • Conducta autoderrotista y bloqueo del desarrollo personal, que también puede generar rigidez, egocentrismo, no preocupación por los demás, interferencia en las relaciones interpersonales, infelicidad, etc.

A pesar de su ineficacia, los neuróticos persisten en este estilo de vida, lo utilizan de forma preestablecida para hacer frente a su vida, esta es la paradoja neurótica. La explicación puede estar en:

  • El alivio inmediato, a corto plazo, de la angustia que se obtiene momentáneamente por la evitación.
  • La percepción inapropiada y continua de que ciertas situaciones de la vida son amenazantes. El individuo siempre evita, lo que no permite que el sujeto descubra cuáles de estas situaciones son realmente amenazantes y cuáles podría manejar.

Características de los neuróticos señaladas por varios autores son la poca confianza en si mismos (pobre autoestima y autoeficacia), además del escaso control de la voluntad, la tensión energética alta, la propensión a la culpabilidad, rigidez, infelicidad, inseguridad, fácil fatigabilidad.

Si realizamos un análisis factorial de las quejas comunes de los pacientes neuróticos aparecen cinco agrupaciones de síntomas:

  • Somatizaciones: síntomas de tipo orgánico: dolores, anestesias, sensaciones de calor o frío, nudos en la garganta, sudoración, etc.
  • Ansiedad: temor, nerviosismo, tensión, miedo, etc.
  • Depresión: pensamientos de suicidio, tristeza, pérdida de interés, desesperanza, llanto, etc.
  • Sensibilidad interpersonal: facilidad para enojarse o irritarse, sentimientos de incomprensión, desconfianza, etc.
  • Obsesión-compulsión: revisión repetitiva, perfeccionismo, lentitud, indecisión, etc.

Del síndrome neurótico al trastorno mixto ansioso-depresivo

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Las neurosis son trastornos menores donde no se pierde el juicio de realidad, tienen un fuerte carácter dimensional (todos nos podemos situar en un continuo de neuroticismo) y su clínica es comprensible, en el sentido que los síntomas neuróticos guardan relación con vivencias que todos hemos experimentado alguna vez.

Por último, aunque en las clasificaciones psicopatológicas y en la investigación actual la tendencia es a especificar al máximo, algunos autores siguen pensando en la existencia y utilidad clínica de un ‘síndrome neurótico general’. Se basan en datos como:

  • La elevada comorbilidad de los síntomas entre los distintos trastornos ‘neuróticos’.
  • La escasa estabilidad del diagnóstico, que cambia frecuentemente con el tiempo.
  • La respuesta al tratamiento es similar entre las distintas categorías diagnósticas, incluso de ramas distintas (ansiedad-depresión).

Este síndrome neurótico general se caracteriza por la presencia de síntomas simultáneos de ansiedad y depresión y está asociado frecuentemente a un trastorno subyacente de la personalidad (inhibida, dependiente).

Este síndrome se puede aplicar bien a la experiencia clínica, donde el paciente no suele presentar una sintomatología estable y específica de un trastorno concreto, sino un conglomerado se síntomas ‘neuróticos’ generales. En consonancia con estas ideas la ICD-10 de la OMS creó la categoría clasificatoria de ‘Trastorno mixto ansioso-depresivo‘.

Teorías sobre el origen de la neurosis

Existen diversas teorías que han tratado de explicar el origen de la ansiedad y la neurosis. Veámoslas:

1. Teorías genéticas y neurofisiológicas

La actividad nerviosa vegetativa y la reactividad autonómica a estresores diversos están, en parte, determinadas genéticamente. Esto puede mediatizar la constitución emotiva y la posibilidad de desarrollar reacciones de ansiedad convertibles en neurosis.

Se ha descubierto un gen que podría estar a la base del neuroticismo y la afectividad negativa y que aumenta la vulnerabilidad para sufrir trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, siempre en interacción con las condiciones ambientales (estrés psicosocial).

Este gen controla la expresión de los receptores pre-sinápticos involucrados en la transmisión serotonérgica y noradrenérgica. De tal forma, que quienes lo portan tienen menos niveles de estas sustancias. Esto los hace más vulnerables frente al estrés medioambiental al tener menos capacidad de respuesta.

Los factores psicológicos-ambientales afectarían especialmente a los portadores de este gen al estar más predispuestos. Respecto al trastorno por ataques de angustia y el trastorno obsesivo-compulsivo parecen existir unas influencias genéticas claras.

Las estructuras más estudiadas respecto a la ansiedad son:

  • La amígdala.
  • La zona periventricular, cuya activación genera síntomas de agitación y alarma.
  • El locus coeruleus.
  • El cíngulo anterior.
  • Los lóbulos prefrontales.
  • El hipocampo.
  • El área septal, cuya activación reduce la reacción emocional y alivia al organismo de los síntomas de alarma.

Las diferencias individuales en la activación y reactividad de estas estructuras relacionadas con la emoción pueden favorecer la aparición de estos trastornos.

2. Teorías psicodinámicas

cerebro recuerdos trastornos mentales

Para estas teorías, el carácter neurótico es la expresión de una intensa conflictividad interna. Así, se manifiesta en un sujeto inseguro y con sentimientos de inferioridad. El neurótico elabora a través de su desarrollo infantil un modelo incierto y amenazante del mundo exterior y su personalidad es débil e insegura.

El neurótico tiene un mal control de su vida afectiva, estando sometido a una lucha pulsional entre sus deseos, miedos y deberes. Esto que le ocasiona constantes y penosas tensiones internas. No logra armonizar sus deseos (ello)  con las normas dictadas por su conciencia (superyo) y la realidad externa.

Esta conflictividad se manifiesta en un sujeto inseguro con tendencia a las vivencias de culpa y autopunición. Es difícil lograr de esta manera la realización existencial.

ELLO (deseos sexuales y agresivos). Principio del Placer

YO (Principio de la realidad)

SUPERYO (deberes y normas emanadas de la sociedad)

La neurosis como trauma infantil

El neurótico elabora a través de su desarrollo infantil un modelo incierto y amenazante del mundo y una orientación hacia la defensa. Tiene dificultades en sus relaciones interpersonales y en la resolución de los problemas que se les van planteando, pues le falta objetividad para juzgar las situaciones y la energía necesaria para afrontarlas.

La génesis de esta problemática estaría en conflictos infantiles generados en las relaciones parentales. Sobre todo, con el padre del mismo sexo que sirve de modelo de identificación.

Problemas entre los padres, padres rígidos, insensibles a las necesidades del niño o con conflictos personales, etc. pueden propiciar que el niño vaya desarrollando una personalidad neurótica, ya que impiden una adecuada visión del mundo y de la forma de afrontarlo.

El resultado del conflicto es la ansiedad, que señala la amenaza que el individuo siente a su integridad personal. Existe una tendencia a resolver esta angustia a través de los llamados mecanismos de defensa del yo. Estos mecanismos le permiten al neurótico controlar su ansiedad y no tener que afrontar la penosa experiencia de solucionar el conflicto.

Ansiedad y neurosis: comentarios finales

En conclusión, la ansiedad es una categoría diagnóstica propia. Por lo tanto, no tiene nada que ver con el estrés o el miedo. La ansiedad deriva en trastornos que comparten muchos componentes psicofisiológicos y la respuesta de evitación/escape. Por otra parte, el concepto de neurosis está cada vez más en desuso, pues cuesta definirlo claramente y establecer líneas divisorias entre este y otros trastornos.



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  • Naranjo, C. (2008). Carácter y neurosis. Una Visión Integradora. JC Sáez Editor.
  • Sanchez, R., & Ledesma, R. (2007). Los cinco grandes factores: cómo entender la personalidad y como evaluarla. Conocimiento para la transformación. Serie Investigación y Desarrollo”. Mar del Plata: Ediciones Universidad Atlántida Argentina.

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