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Conoce todo lo necesario sobre las principales causas, así como los síntomas clínicos de los trastornos de la psicomotricidad
Las alteraciones de la psicomotricidad son aquellas que entorpecen o impiden llevar a cabo con precisión los movimientos. De igual manera, impiden o dificultan mantener una adecuada postura corporal, o interfieren en la marcha.
Por encima de todo, debemos distinguir las alteraciones de la psicomotricidad en los movimientos finos y gruesos. También, y en función de su etiología, si son por causas psicológicas, neurológicas o farmacológicas.
Se puede definir a la psicomotricidad como el proceso interactivo entre la actividad motora y psíquica. Esta relación le permite al sujeto establecer una conexión con su entorno mediante la ejecución de movimientos de carácter no verbal que, a su vez, le permiten manifestar procesos cognitivos a más de su estado anímico u emocional.
La relación entre actividad mental y movimientos motores, se debe comprender a través del siguiente enunciado: «La actividad cerebral expresa su ocurrir y su estado a través de la motricidad» (Eguíluz & Segarra, 2013).
De hecho, los cambios posturales y en reposo, las expresiones faciales y los movimientos de las extremidades no solo son útiles para la transmisión e interpretación del contenido no verbal de un proceso comunicativo, sino también pueden expresar señales de algún trastorno psicopatológico.
Entre los aspectos que conforman la psicomotricidad resaltan dos elementos esenciales para los procesos psicomotores. De la combinación de estos resulta la coherencia de la psicomotricidad en un individuo:
Se puede especificar como características de la psicomotricidad los siguientes puntos:
Las alteraciones de la psicomotricidad se visualizan a través de anomalías grotescas o inusuales en los movimientos de origen psíquico o en el control de estos. No obstante, la variación puede estar también en la relación entre ambos aspectos.
Adicionalmente, los factores de la expresividad y la estructuralidad no pueden pasar desapercibidos porque:
Particularmente, la estructuralidad permite reconocer durante una evaluación clínica, los signos de alguna patología, tales como rigidez en la extremidades, descontextualización entre la relación expresión y contexto e incluso movimientos de carácter autónomo e involuntario por parte del sujeto.
En otras palabras, la afectación de la estructuralidad afecta a su vez a la expresividad, no obteniendo el mismo resultado cuando salo esta última es afectada de forma individual. En ocasiones, no es posible diferenciar las manifestaciones de la dimensión estructural de otras expresiones emocionales. Esto ocurre especialmente en alteraciones psicomotoras cualitativas como la catalepsia y los tics.
Ahora bien, en toda evaluación clínica relacionada a alteraciones de la psicomotricidad existen aspectos esenciales que permiten la realización de un diagnóstico más acertado, como las expresiones faciales, manifestaciones no verbales o ausencia del lenguaje oral y la conducta motora. La observación y análisis objetivos acerca de su ejecución, velocidad o inhibición son símbolos del acontecer psicomotor del sujeto.
Las alteraciones cualitativas de la psicomotricidad se clasifican de acuerdo a la naturaleza de los movimientos que las manifiestan. Es así como se encuentran en esta división las siguientes alteraciones:
Las estereotipias son movimientos de alto grado de complejidad de carácter repetitivo y desadaptativo. Se caracterizan principalmente por su organización, persistencia, continuidad e incongruencia al contexto social. Las estereotipias se manifiestan a través de gestos faciales o corporales y se clasifican de la siguiente manera:
Estos movimientos se suelen presentar en pacientes obsesivos durante la ejecución de rituales, considerados como un acto estereotipado. No obstante, su etiología debe ser diferenciada de trastornos neurológicos o alteraciones ocasionadas por la toma de antipsicóticos.
Contracciones oscilantes y continuas generadas en torno a un área específica del cuerpo. La mayoría de las ocasiones son síntoma de alguna patología. Además, se localizan en las partes distales del organismo, mayormente en las extremidades superiores. De esta manera, podemos diferencias los siguientes:
Movimientos espasmódicos y continuos. Son de amplitud y extensión variada y se presentan tanto en el movimiento como en el reposo. Podría tratarse de un mecanismo para la reducción de la tensión emocional. Así mismo, si son ignorados, su frecuencia disminuye, mientras que esta aumenta con la ansiedad. Los tics pueden aún presentarse durante el sueño del individuo y pueden ser de carácter simple o complejo así como verbal o motor.
Si bien es cierto, los tics no requieren de una patología para manifestarse exclusivamente, pero uno de los cuadros con los que más se asocia estos movimientos es el Síndrome de Gilles de la Tourette, el cual se caracteriza principalmente por:
Movimientos exagerados y repetitivos, carentes de significado. Los manierismos son posturas o acciones bajo control voluntario e idiosincrático del sujeto. Por ello, los movimientos implicados nunca serán totalmente iguales en otro individuo. Generalmente, están asociados a la esquizofrenia o a las personalidades esquizotípicas.
Se refiere a la ejecución excesiva de órdenes o solicitudes. El individuo con esta alteración cumple todas las solicitudes que se le indique de forma exagerada. Por ejemplo, en caso de pedírsele que extienda una mano, el sujeto con obediencia automática extendería ambos brazos.
Oposición a realizar cualquier movimiento u orden solicitada. Es la alteración opuesta a la obediencia automática. En ocasiones, se ve combinado con casos de mutismo. Un ejemplo de su manifestación es cuando se le pide a un sujeto que abra los ojos para su revisión y este los cierra fuertemente.
Tendencia de realizar dos movimientos opuestos entre sí de forma simultánea. En ocasiones se puede apreciar en el sujeto vacilación al manifestar la conducta y en casos graves puede asemejarse al negativismo.
Los ecofenómenos no son alteraciones aisladas. Su manifestación indica la presencia de otras patologías, como el Síndrome de Gilles de la Tourette o incluso disfunciones cerebrales. Su clasificación está determinada por el tipo de repeticiones que agrupan (Caballo, Salazar, & Carrobles, 2014):
Los ecofenómenos o ecosíntomas pueden estar destinados a la imitación de los diferentes interlocutores que se comuniquen con el sujeto afectado o así mismo puede estar destinado a imitar a una sola persona.
Incapacidad para cambiar de una conducta motora presentada anteriormente ante un estímulo concreto. Si bien es cierto, la conducta motora no es descontextualizada e incoherente para un primer estímulo, sí lo es para los estímulos que se le sigan.
Por ejemplo: se le extiende la mano a una persona en señal de saludo y el sujeto afectado responde correctamente extendiendo su mano. Luego, se le muestra una manzana y el sujeto sigue con la respuesta de extender la mano.
Es la conservación de una postura determinada de forma forzada. Además, implica la pérdida de tono muscular no permanente. Es también conocida bajo la denominación de flexibilidad cérea, debido a que el sujeto adopta posturas en las que se asemeja a una ‘figura de cera’, pese a la conservación de su estado de conciencia.
Sin embargo, su voluntad es mínima, por lo que el sujeto adoptará cualquier postura impuesta. Esta alteración se asocia mayormente al síndrome catatónico y con la esquizofrenia.
Incapacidad continua de mantenerse en una sola posición por un momento determinado. El sujeto con acatisia manifiesta la necesidad imperiosa de permanecer en movimiento a fin de obtener alivio. Esta alteración se presenta junto a estados de intranquilidad o inquietud. Puede ser producto de la ingesta de medicamentos antipsicóticos.
Este síndrome está relacionado a la acatisia debido a que, al igual que esta, requiere de la ejecución de movimientos variados para obtener alivio. Se caracteriza por el hormigueo, tensión y dolor en las extremidades inferiores, aunque, en ciertos casos, puede llegar a afectar también a las superiores. Puede persistir aún durante el sueño.
Movimientos involuntarios anormales en la zona bucofacial tras la ingesta de antipsicóticos. Los movimientos pueden ser tanto de lateralización como de protrusión. Su clasificación es la siguiente:
Síndrome altamente letal, que se caracteriza por rigidez muscular, movimientos discinéticos y posturas flexoextensivas. Para su diagnóstico se debe tomar en cuenta los siguientes criterios (Eguíluz & Segarra, 2013):
Si el sujeto es diagnosticado con todos los criterios mayores o con dos de estos y cuatro menores se puede afirmar que padece el síndrome. Una vez detectado, se debe proceder a la suspensión total de la toma de medicamento antipsicótico.
Contracciones musculares involuntarias que persisten durante el reposo y el sueño. Se caracterizan por la variedad de su duración. Es decir, pueden ser breves, continuas o prolongadas.
No obstante, pueden ser consideradas hasta cierto punto normales, siempre y cuando sean al inicio del sueño. Su severidad aumenta al relacionarse con epilepsias o la enfermedad de Jakob-Creutzfeldt.
Por su parte las alteraciones psicomotoras cuantitativas, se clasifican de acuerdo a su nivel de actividad. En esta sección se dividen de la siguiente forma:
Es el tipo de alteración psicomotora que se da con mayor frecuencia. Como su nombre indica, implica exceso de actividad motora, que puede presentarse junto a cuadros de ansiedad.
Puede originarse por el consumo de sustancias tóxicas o por trastornos psicóticos. En casos de gravedad o que implique un peligro para la vida del sujeto, o la de otros, se deben administrar sedantes y garantizar la estadía del individuo en un ambiente seguro.
También denominada como hipocinesia o acinesia. Consiste en la disminución de las acciones motoras y mentales, con etiología relacionada a la excesiva ingesta de sedantes y drogas similares.
Implica una reducción en la velocidad y realización de los movimientos voluntarios. Además, una notable menor expresividad facial y corporal. El sujeto se muestra pasivo al entorno en el que se encuentra y su habla es lenta o ausente. Se puede confundir con un estado depresivo y en casos de mayor severidad podría darse una inhibición total de movimientos.
Síndrome de alteración psicomotora que, entre sus características más destacadas, incluye rigidez muscular, ecosíntomas, negativismo, obediencia automática y catalepsia, entre otros. A pesar de que los sujetos con catatonía pueden variar entre un estado de estupor hacia uno de agitación, este trastorno de ubica dentro de las alteraciones de disminución de actividad psicomotora.
Pese a que la salud física del individuo está intacta, existe una ausencia o reducción de los movimientos comunes o normales que una persona sana podría realizar. Suele estar relacionada con la esquizofrenia catatónica, trastornos afectivos o el abuso de drogas. En caso de que en su tratamiento se incluya antipsicóticos, su dosis no debe una alta ya que podría exacerbar sus manifestaciones.
Síndrome de alteración psicomotora que incluye una reducción de respuesta del sujeto a los estímulos que se le presenten, por lo que puede implicar acinesia o hipocinesia. Adicionalmente, también se caracteriza por la alteración variada del estado de conciencia y en la conducta alimentaria, mutismo, alucinaciones, pérdida del control de esfínteres y menor actividad motora voluntaria.
Suele presentarse incluyendo estereotipias, catalepsia, manierismos y negativismo. Debido a que se presenta en diferentes patologías, el estupor se clasifica de la siguiente manera:
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Antiguamente conocido por su denominación de histeria, se caracteriza por la presencia de manifestaciones similares a otras alteraciones psicomotoras como las discinesias y manierismos. De igual manera, puede semejar la ceguera, convulsiones e incluso parálisis.
A pesar de lo descrito anteriormente, el individuo con trastorno conversivo no presenta ningún daño neuropsicológico. No debe, pues, confundirse con trastornos de índole orgánica. Su importancia no debe ser descartada, ya que sus manifestaciones son involuntarias y causa de angustia para el sujeto.
Rituales estereotipados de carácter repetitivo cuyo principal objetivo es neutralizar las obsesiones con las que se relacionan. El sujeto siente la necesidad subjetiva de realizar un determinada acción que puede ser tanto física como mental. En caso de no hacerlas, puede experimentar un nivel de ansiedad intolerable.
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Si bien es cierto, las apraxias son más y mejor tratadas dentro del ámbito neuropsicológico debido a su etiología (lesiones en áreas asociativas parietales o temporales). Sin embargo, su repercusión en el desenvolvimiento psicomotor es notable. Por esa razón, y sin ánimo de ser exhaustivos, se procederá a una breve descripción de las mismas:
Una apraxia puede definirse como un trastorno de la integración sensoriomotora en el que el sujeto no puede realizar movimientos motores de forma ordenada, a pesar de que fueron aprendidos previamente (Portellano, 2005). Posee distintas modalidades, entre ellas sobresalen la apraxia ideatoria, que afecta el sistema conceptual y la apraxia ideomotora que afecta al sistema de producción.
En conclusión, las alteraciones de la psicomotricidad pueden ser producidas por problemas neurológicos, emocionales o farmacológicos. Es importante conocer las causas de estas patologías, pues así podremos llevar a cabo el tratamiento adecuado.
De hecho, el tratamiento generalmente es psicofarmacológico en muchos casos y, en otros, se realiza a través de la terapia de conducta. En todo caso, recomendamos acudir al especialista para un adecuado diagnóstico y tratamiento de las alteraciones de la psicomotricidad.