Síntomas transdiagnósticos: ¿cuáles son?

En psicología y psiquiatría, es común que pacientes que padecen de condiciones muy distintas tengan algunos síntomas en común. Estos se conocen como «transdiagnósticos» y tiene algunas repercusiones clínicas.
Síntomas transdiagnósticos: ¿cuáles son?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 22 mayo, 2023

Los síntomas transdiagnósticos son elementos comunes a multitud de entidades clínicas. Esto ocurre porque a pesar de los esfuerzos de los profesionales por compartimentalizar los trastornos psicológicos, definirlos y acotarlos a unos pocos síntomas, existen fisuras entre los compartimentos. Distan de ser estancos. En consecuencia, existen síntomas que se solapan entre las diferentes entidades clínicas.

De hecho, estas a menudo se conceptualizan como un síndrome. La palabra síndrome significa ‘saco de síntomas’. De esta manera, cada saco de síntomas característico daría lugar a un trastorno. Por poner un ejemplo, los síntomas A, B y C serían característicos de la esquizofrenia, mientras que los síntomas B, D y F de la anorexia nerviosa y los síntomas A, C y Z de la depresión.

«Un mecanismo o proceso psicopatológico es transdiagnóstico cuando está relacionado etiológicamente con un conjunto de trastornos mentales»

-Amparo Belloch-

7 síntomas transdiagnósticos y en qué trastornos se producen

El transdiagnóstico es una nueva forma de conceptualizar el sufrimiento. Su misión es explicar por qué hay personas que presentan más de una entidad clínica al mismo tiempo. Por ejemplo: «Ana es una paciente que además de presentar anorexia nerviosa, padece depresión y trastorno dismórfico corporal» ¿Qué es lo que explica tal confluencia?

Para este enfoque podrían existir procesos cognitivos comunes a una buena parte de los trastornos que se conocen hoy en día. Actuarían tanto en el inicio como en la persistencia del trastorno y permitirían organizar a las condiciones en espectros más útiles.

Así, la quinta versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) habla sobre «el espectro del autismo» o el «espectro de los síntomas somáticos». Veamos ahora cuáles son algunos síntomas transdiagnósticos.

1. Desviación de la atención hacia el exterior

«Veo demasiado el árbol, y soy incapaz de pararme a admirar el bosque». La forma en la que procesamos la información que procede de nuestro universo externo es clave. Así, en función de lo que percibamos y de cómo lo valoremos, podremos percibir que el entorno es seguro o que constituye una amenaza.

Ante este último escenario, la atención se vuelve demasiado selectiva. Se desvía hacia el peligro con el objetivo de anticiparlo, preverlo y afrontarlo. Sin embargo, cuando esta atención es excesiva, hace que seamos incapaces de atender a otros estímulos que pueden ser irrelevantes.

¿Dónde aparece? En los trastornos de ansiedad, en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), en los trastornos alimentarios o en la depresión. De hecho, posee evidencia robusta en el trastorno de ansiedad generalizada y en la fobia social (diferente a la timidez). Como si se tratase de un resorte, las personas con estas entidades clínicas desvían de forma automática su atención hacia la amenaza.

«El temor agudiza los sentidos. La ansiedad los paraliza».

-Kurt Goldstein-

2. Atención focalizada en el propio individuo

Cuando algo nos atormenta de manera excesiva, corremos el riesgo de perdernos en nuestros propios pensamientos. Esta atención tan focalizada en el Yo alude a un exceso de atención, duradera en el tiempo e intensa en uno o varios pensamientos y emociones.

Como consecuencia de este bucle, aumentan los niveles de afecto negativo. ¿Dónde aparece? La atención autofocalizada se ha encontrado en trastornos de ansiedad (como por ejemplo, las fobias específicas), el insomnio y la depresión.

«La intensidad de la angustia es proporcional al significado que la situación tenga para la persona afectada».

-Karen Horney-



3. Preocupación

Las preocupaciones son pensamientos sucesivos y enlazados que se enfocan en el futuro. Están cargados de afecto negativo y la persona carece de control para pararlos. Surgen en respuesta a un esfuerzo por resolver los problemas, aunque sus resultados son a menudo ineficaces. De hecho, lo habitual es que sean resultados negativos.

Las preocupaciones tienden a perdurar en el tiempo y a instalarse en la cotidianidad de nuestro pensamiento. Con el paso del tiempo puede parecer que desaparecen, sin embargo, existen estímulos que tienen el potencial de volverlas a activar, produciendo un extraordinario malestar. Aunque por sí mismas carecen del estatus de «patología», si se producen con demasiada frecuencia pueden vincularse con algunos trastornos mentales.

¿Con cuáles? Según Belloch (2022), la preocupación puede aparecer en el trastorno de ansiedad generalizada, la depresión y el TOC. Es curioso que también aparece en el contexto de las alucinaciones y los delirios.

«La preocupación no elimina el dolor del mañana, sino que elimina la fuerza del hoy».

-Corrie ten Boom-

4. Rumiación

«Rumiar es lo que hacen las vacas. Comen hierba, la mastican y se la tragan. Luego regurgitan el bolo alimenticio para volver a masticarlo». Esto es la rumia. Es una forma de reaccionar «en bucle» ante las emociones negativas. Es una estrategia pasiva, la persona dista de tener la intención de resolverlos. Solo se observan las causas y las consecuencias de un pensamiento una y otra vez.

¿En qué trastornos aparece? La rumia es característica del trastorno de estrés postraumático, así como de la depresión. En el primer caso, los pacientes tienden a experimentar recuerdos angustiantes. En la fobia social también puede observarse, como un pensamiento en bucle sobre cómo será la interacción con otras personas y qué escenarios puede adoptar.

«La rumiación es una actividad cognitiva verbal para evitar situaciones desagradables o la responsabilidad de tomar decisiones».

-Amparo Belloch-

5. Pensamientos automáticos negativos (PAN)

Los PAN son afirmaciones, frases, ideas y pensamientos que nos lanzamos a nosotros mismos y que implican cosas negativas. La forma en la que las personas se hablan a sí mismas puede jugar un rol importante en la forma en que se sienten y se autodescriben. Los PAN constituyen formas de autodesprecio que se hacen de manera inconsciente (automática) y que son repentinas.

¿En dónde aparece? Se ha visto que los PAN pueden jugar un rol importante en los trastornos de la personalidad, en la depresión y en los trastornos de ansiedad.

«El peso de la ansiedad es mayor que el del mal que lo provoca».

-Daniel Defoe-



6. Obsesiones

Son pensamientos que adoptan una forma característica. Así, pueden ser tanto verbales como imaginados. También pueden adoptar la forma de impulsos o generar en las personas que los padecen un sentimiento de ausencia de estar completo o acabado.

Además, se experimentan de manera muy intrusa, son indeseados. En consecuencia, generan una intensa ansiedad y malestar que aboca a la persona a tratar de evitarlo o de eliminarlo.

Son involuntarias. «Entran cual elefante en una cacharrería». Irrumpen en el funcionamiento normal del pensamiento y consumen gran parte del tiempo de las personas que los experimentan. Agotan y abruman. Finalmente, la persona sucumbe y se inicia un círculo peligroso, vicioso y poco productivo.

¿Dónde aparece? En el trastorno obsesivo compulsivo, en la tricotilomanía, en la anorexia nerviosa y en la hipocondría.

«La perfección es obsesiva. Y eso es un defecto».

-Roberto Fontanarrosa-

7. Pensamientos intrusos

Estos pensamientos son similares a los anteriores, pero carecen de una naturaleza tan intrusiva. También son repetitivos, indeseables y carecen de intencionalidad. También producen interferencia en el quehacer cotidiano y, aunque se asocian con el afecto negativo, son menos potentes que las obsesiones. De hecho, casi toda la población sin trastorno mental es visitada de vez en cuando por los pensamientos intrusos.

Los síntomas transdiagnósticos son muy comunes en psicología

Existen multitud de síntomas compartidos por diferentes entidades clínicas. Así, es necesario seguir investigando en esta dirección porque nos permitirá encontrar tratamientos e intervenciones que puedan aplicarse de manera colectiva en multitud de entidades clínicas, reduciendo el tiempo y el impacto económico de las intervenciones.

«La duda es el trampolín del pensamiento creativo, pero al mismo tiempo es el resorte del pensamiento obsesivo».

-Giorgio Nardone-



  • Belloch, A. (2023). Manual De Psicopatologia. Vol. I (2.a ed.). Mc-Graw Hill Education.
  • Belloch, A. (2023). Manual De Psicopatologia. Vol. II (2.a ed.). Mc-Graw Hill Education.
  • Camblor, C. A., & Díaz, F. J. R. (2022). Los trastornos emocionales desde el modelo transdiagnóstico: un estudio de caso. Análisis y Modificación de Conducta, 48(177), 3-14. http://uhu.es/publicaciones/ojs/index.php/amc/article/view/6920.
  • First, M. B. (2015). DSM-5. Manual de Diagnóstico Diferencial. Editorial Médica Panamericana.
  • González, D., Cernuda, J. A., Alonso, F., Beltrán, P., & Aparicio, V. (2018). Transdiagnóstico: origen e implicaciones en los cuidados de salud mental. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 38(133), 145-166. https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352018000100145.
  • Organización Mundial de la Salud (2019). Clasificación Internacional de Enfermedades (11a edición). https://icd.who.int/es.
  • Sánchez, R. M. (2021). Transdiagnóstico en psicología: bases e implicaciones. El enfoque transdiagnóstico en psicología surge como alternativa al modelo categorial, incidiendo en los factores etiológicos de los diversos padecimientos. Fuentes, (7).

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