¿Qué es el neuroma de Morton?

El neuroma de Morton afecta principalmente a las mujeres, y se puede tratar por medios quirúrgicos y no quirúrgicos. Te enseñamos todo lo que debes saber sobre él.
¿Qué es el neuroma de Morton?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 22 marzo, 2023

El neuroma de Morton es una inflamación del tejido nervioso que se manifiesta en el pie, con mayor frecuencia en el tercer o cuarto dedo. Se trata de una condición benigna, no cancerosa, que a menudo se conoce en el entorno médico como neuroma intermetatarsiano. No es un tumor maligno, sino un engrosamiento del tejido que rodea al nervio.

Tal y como señalan los expertos, el neuroma de Morton es más común en las mujeres, en una relación 5:1 en comparación con los hombres. Se desconoce su prevalencia en la población, aunque la evidencia señala que hasta el 33 % de los pacientes no desarrollan síntomas. Es por esta razón que puede ser más común de lo que se piensa, ya que los signos están restringidos al nivel de inflamación en el tejido nervioso.

Síntomas del neuroma de Morton

La mayoría de los neuromas de este tipo se desarrollan entre el tercer y cuarto dedo del pie. Esto se debe a que el espacio entre los tejidos de esta zona es más estrecho en relación con los demás. En sus inicios puede no manifestar ningún síntoma, y estos por lo general aparecen de manera gradual. Te dejamos con un cuadro típico del neuroma de Morton:

  • Hormigueo o entumecimiento en el pie (parestesias).
  • Sensación que se tiene algo en la base del pie.
  • Dolor en la planta.
  • Incomodidad en el tercer o cuarto dedo.

Por lo general, los síntomas empeoran cuando el paciente usa un zapato muy ajustado o cuando realiza actividad física. Por el contrario, se reducen cuando la persona se quita el zapato y descansa los pies de algún tipo de actividad. En ocasiones, el proceso inflamatorio se posterga durante días o semanas, esto con independencia de los factores señalados.

La mayoría de los episodios se desarrollan con una intensidad leve o moderada, aunque con el pasar de los años pueden evolucionar a un estado más grave o intenso. Todo está condicionado por el nivel de actividad, de manera que su detección temprana puede ayudar a controlar su evolución. Es importante destacar que el paciente no puede ver o sentir el neuroma, ya que no se trata de un tumor (es solo la inflamación del tejido).

Muchos pacientes describen al neuroma de Morton como la sensación de tener una piedra en el zapato o en el calcetín. De hecho, una parte de ellos buscan vanamente algún objeto en el interior de su zapato; o en todo caso piensa que este tiene un defecto de fabricación. Esta sensación debe tomarse como punto de partida para detectarlo en sus estados iniciales.

Causas del neuroma de Morton

El neuroma de Morton por el uso de tacones
El uso muy prolongado de tacones puede favorecer la aparición o el empeoramiento del neuroma de Morton.

No se conocen del todo bien las causas del neuroma de Morton. Como ya hemos mencionado, fisiológicamente el área está predispuesta a sufrir de inflamación en comparación con otras aledañas, aunque debe existir un desencadenante del proceso inflamatorio. Te dejamos con algunos de los principales sospechosos detrás de este tipo de neuroma en el pie:

  • Distribución desigual del peso: esto puede ocurrir, entre muchas otras cosas, por tener los arcos muy altos, el pie plano o los dedos en forma de martillo. Estas alteraciones en la anatomía del pie evitan que el peso se distribuya homogéneamente al caminar, lo cual puede mediar en la inflamación del tejido debido al exceso de presión.
  • Uso de ciertos tipos de zapatos: como por ejemplo los zapatos con tacón. Estos producen que la mayoría del peso se concentre en los dedos y la parte delantera del pie, y no sobre toda la base de este. Los zapatos muy ajustados o que no se acoplan a la forma del pie también pueden tener el mismo efecto.
  • Actividades de alto impacto: como por ejemplo trotar, jugar tenis o fútbol y otras actividades que se traduzcan en un algo impacto en los pies. La escalada y el senderismo pueden derivar también en estos procesos inflamatorios, en parte por el tipo de calzado que se requiere para desarrollarlos y el terreno en el cual se desenvuelve la persona.
  • Traumatismos: otro de los posibles desencadenantes son los traumatismos en el área del antepié. Los golpes y las caídas pueden ocasionar que el tejido se recienta, lo que puede evolucionar con el tiempo en inflamaciones temporales y luego permanentes.

Casi todos los casos se pueden explicar por medio de estos desencadenantes, aunque por supuesto existen episodios que son una consecuencia de un problema subyacente. Por ejemplo, el neuroma de Morton es relativamente común en personas con deformidad de Haglund, sarcoma sinovial, quistes en la planta, bursitis, verrugas plantares, fibromas plantares y eczema dishidrótico.

Diagnóstico del neuroma de Morton

El neuroma de Morton es evaluado por traumatólogos
Los especialistas más indicados para diagnosticar y tratar las patologías del pie incluyen a los traumatólogos.

El diagnóstico del neuroma de Morton es relativamente sencillo. Primero se tratarán de descartar otras posibles explicaciones a los síntomas, todos estos con base en la entrevista inicial. Luego se realizan pruebas por imágenes, en principio radiografías, ecografías y resonancias magnéticas.

Aunque las tres son útiles para detectar el neuroma, los expertos consideran a la resonancia magnética como el gold standard (el método más adecuado).

Esta condición cuenta con muchos diagnósticos diferenciales. Se deben descartar fracturas en el pie, agotamiento muscular, callos, tendinitis, sinovitis, síndrome del túnel tarsiano, vasculitis localizada, enfermedad de Freiberg, neuritis periférica, juanetes y artritis reumatoide (entre muchas otras). Es importarte considerar a todas estas, ya que con frecuencia el dolor en el antepié se diagnostica como neuroma de Morton.

Opciones de tratamiento

La primera alternativa para tratar el neuroma de Morton consiste en apostar por terapias conservadoras. Esto es, el descanso, la aplicación de compresas frías o calientes, el uso de plantillas y zapatos especiales, la fisioterapia, la pérdida de peso (para reducir la presión en la planta) y la ingesta de analgésicos de venta libre para paliar el dolor (como el ibuprofeno).

Si estas estrategias no mejoran, el paciente puede optar por la terapia de inyección. Consiste en la administración local de cortisona, anestésicos y otros agentes para desaparecer las complicaciones asociadas con el neuroma. En ciertos contextos, el especialista puede sugerir la intervención quirúrgica, aunque esta se considera como la última alternativa si las terapias anteriores no han surtido efecto.

El paciente debe saber que un porcentaje significativo de intervenciones quirúrgicas no son del todo exitosos. Entre otras cosas se debe a un diagnóstico erróneo, extracción incompleta, síndrome de dolor regional complejo y episodios de recurrencia. Por esta razón se debe apostar por los tratamientos menos invasivos, aunque debes estar abierto a las sugerencias del especialista.



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