¿Qué es la colitis ulcerosa?

La colitis ulcerosa es un trastorno autoinmune para el cual no se ha encontrado una cura. Veamos en qué consiste y qué opciones existen hoy para tratarla.
¿Qué es la colitis ulcerosa?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 06 agosto, 2021

La colitis ulcerosa se produce cuando el revestimiento del intestino grueso (colon) se inflama. Esta inflamación genera úlceras que, en ocasiones, pueden liberar sangre y pus. La condición es un tipo de enfermedad inflamatoria intestinal (EII), como también lo es por ejemplo la enfermedad de Crohn.

Su prevalencia en el mundo es muy desigual. Los estudios al respecto indican que en Europa es de 505 casos por cada 100 000 habitantes, en Canadá 208 y Estados Unidos 214. Estas tres regiones concentran la mayor incidencia de la enfermedad, conformando así un factor de riesgo para su desarrollo. Veamos todo lo que deberías saber sobre ella: síntomas, causas, tipos y cómo se trata.

Causas de la colitis ulcerosa

Los investigadores aún no están del todo seguros sobre cuál es la causa de la colitis ulcerosa. La teoría más aceptada en la actualidad es que se desarrolla por una combinación de factores ambientales, genéticos e inmunitarios. Repasemos cómo estos se conjugan para la manifestación de la enfermedad.

Predisposición genética

La colitis ulcerosa tiene fuerte asociación genética
Al igual que muchos trastornos autoinmunes y otras enfermedades, la genética es un factor determinante en su desarrollo.

La evidencia señala que la predisposición genética juega un papel importante. Se han identificado más de 60 genes relacionados con la enfermedad inflamatoria intestinal, poco más de 20 específicos para la colitis ulcerosa. Dado que se han reportado casos sin que exista un familiar directo con la condición, no se sabe qué porcentaje es susceptible a ella por esta vía.

De igual modo, el que tengas los genes no garantiza que manifestarás la enfermedad. Los científicos creen que estos predisponen al paciente, pero hace falta la interacción con catalizadores externos para activarlos.

Factores ambientales

No son pocos los factores ambientales que fomentan el desarrollo del trastorno. Nuestra comprensión de estos aún está en progreso, de modo que se pueden añadir varios con el transcurso de las décadas. Los señalados hasta el momento son los siguientes:

  • Fumar: todo parece indicar que fumar eleva las probabilidades de padecer la enfermedad. Así lo han demostrado varios estudios, los cuales señalan que la nicotina puede ser el principal responsable del proceso inflamatorio. El cigarrillo también puede empeorar el curso de la enfermedad, de modo que se recomienda a los pacientes abandonar el hábito durante el tratamiento.
  • Uso de medicamentos: existe evidencia de que los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos pueden provocar o empeorar la condición. También, los estudios y las investigaciones señalan que los antibióticos y las pastillas anticonceptivas pueden tener el mismo efecto.
  • Distribución geográfica: como hemos señalado al principio, la colitis ulcerosa es más común en ciertas ubicaciones geográficas. Aunque los investigadores están de acuerdo con que su prevalencia está en aumento, la condición sigue siendo más común en los países del norte.
  • Hipótesis bacteriana: aún queda mucho por estudiar al respecto, pero ciertos indicios sugieren que la inflamación se puede iniciar o al menos empeorar por las bacterias. Las más estudiadas son Salmonella, Shiguella y Yersinia.

Hasta donde sabemos, la dieta no se engloba como uno de los desencadenantes de la colitis ulcerosa. Sí puede empeorar los síntomas, pero por sí sola no puede desarrollar la enfermedad. Enfatizamos esto porque es uno de los mitos más extendidos que rodean a la condición.

Trastornos inmunitarios

La inflamación del colón generada por este tipo de colitis se desencadena a través de un proceso autoinmune. Está documentado desde hace un par de décadas que padecer de un trastorno de este tipo eleva las probabilidades de desarrollar otro en el futuro.

Por tanto, los pacientes que han sido diagnosticados con psoriasis, artritis reumatoide, lupus y otras afecciones pueden presentar esta enfermedad en el curso de sus vidas.

Como complemento de esto, la American Gastroenterological Association nos recuerda que la colitis ulcerosa es más frecuente entre los 15 y 30 años de edad. Luego de cumplir 60 años se genera de nuevo un aumento de los casos. Estar entre algunos de estos rangos, por tanto, aumenta las probabilidades de desarrollo.

Tipos de colitis ulcerosa

Aunque su desencadenante es el mismo, la colitis ulcerosa se puede manifestar de diferentes formas. Por lo general, estas se catalogan de acuerdo con la parte del intestino grueso que ha sido afectada. Crohn´s and Colitis UK nos señala los siguientes tipos:

  • Proctitis: se presenta cuando la inflamación se concentra solo en el recto. El resto del intestino no presenta laceraciones, de modo que su funcionamiento no está lejos del convencional. Los pacientes con proctitis suelen desarrollar tenesmo; esto es, la necesidad fisiológica de defecar cuando en realidad el colon se encuentra vacío.
  • Colitis ulcerosa distal: afecta al colon descendente y al recto. Quienes desarrollan esta variante, sienten dolor o presión en el lado izquierdo. El tenesmo también puede manifestarse de forma recurrente.
  • Pancolitis total: cuando la inflamación afecta a todo el intestino grueso se diagnostica con pancolitis, también conocida como colitis ulcerosa total. Si la inflamación es desigual, pero en varias partes, entonces se le denomina colitis ulcerosa extensa.

El que hayas desarrollado una en el presente, no impide que manifiestes otra variante en el futuro. Por ejemplo, es frecuente que la proctitis evolucione a otros tipos en el trascurso de los años (en especial si no se trata).

Síntomas de la colitis ulcerosa

La colitis ulcerosa y la diarrea
Los síntomas intestinales son los más llamativos y frecuentes de la colitis ulcerosa. Por ejemplo, las evacuaciones líquidas frecuentes.

Los signos que caracterizan a la enfermedad son muy variados. A esto se le suma que, al igual que otros trastornos autoinmunes, suele presentar cuadros de exacerbaciones y remisiones. Las exacerbaciones, también conocidas como recaídas o brotes, son el empeoramiento de los síntomas. Por su parte, la remisión es la ausencia de estos de forma temporal.

Ambas situaciones no se pueden predecir, de manera que cada paciente las desarrolla de forma diferente. Por ejemplo, puedes durar años en remisión o por el contrario experimentar una docena de recaídas durante el año. De manera general, podemos catalogar a los signos del trastorno en intestinales y extraintestinales.

Síntomas intestinales

Los primeros síntomas suelen desarrollarse como manifestaciones en el área intestinal. Normalmente lo hacen con una intensidad leve, aunque esta aumenta a medida que la inflamación y las úlceras empeoran. Entre los principales destacamos los siguientes:

  • Evacuaciones con sangre.
  • Aumento de la frecuencia e intensidad de ir al baño.
  • Dolor en la zona abdominal.
  • Diarrea.
  • Heces con apariencia mucosa.
  • Aumento del ruido abdominal (borborigmos).

Los síntomas varían de acuerdo con la variante que ha desarrollado el paciente, de manera que también se pueden presentar cuadros de estreñimiento o tenesmo.

Síntomas extraintestinales

No es infrecuente que los síntomas abarquen más allá de la región intestinal, una característica que por lo general confunde a los pacientes. La Crohn´s and Colitis Foundation apunta a los siguientes entre los principales:

  • Fiebre.
  • Náuseas y vómitos.
  • Pérdida de peso.
  • Desnutrición.
  • Pérdida de apetito.
  • Fatiga.
  • Anemia.
  • Retraso en el crecimiento o baja estatura.

El paciente puede manifestar también dolor en las articulaciones, úlceras en la boca, problemas en la piel e inflamación ocular.

Diagnóstico de la colitis ulcerosa

Existen muchas alternativas para diagnosticar colitis ulcerosa. En este punto debes tener en cuenta que se trata de un condición que manifiesta los mismos síntomas que otras, de modo que un diagnóstico erróneo está a la orden del día. Por tanto, los especialistas realizan varias pruebas antes de informar al paciente de la condición. Las más usadas son las siguientes:

  • Endoscopia: no se utiliza para detectar la inflamación del colon en sí, sino para descartar otras posibles alteraciones gastrointestinales que pueden ser causantes de los síntomas.
  • Colonoscopia: es el examen estándar para detectar los indicios de que el paciente sufre de colitis ulcerosa. Por lo general se acompaña de una biopsia para analizar el tejido del intestino grueso con mayor detalle.
  • Tomografía computarizada: aunque es menos frecuente, también puede usarse una tomografía computarizada si las sospechas señalan hacia otra dirección.
  • Pruebas de sangre: se realiza para localizar los signos de anemia y otras deficiencias relacionadas con una mala absorción de nutrientes. También se hace para valorar la presencia de proteína C reactiva, una señal de proceso inflamatorio en el cuerpo. No es infrecuente que se hagan pruebas para anticuerpos específicos.
  • Pruebas de heces: de gran ayuda para descartar causas bacterianas, parásitos o determinar algunos marcadores inflamatorios.

Con ayuda de todo lo anterior, además de considerar el historial clínico y los síntomas del paciente, el especialista podrá diagnosticar la condición. A su vez, podrá hacer un diagnóstico diferencial si este corresponde. Los investigadores han señalado los siguientes como los más comunes:

  • Enfermedad de Crohn.
  • Síndrome del intestino irritable.
  • Varios tipos de colitis, como la infecciosa, la isquémica o la pseudomembranosa.

Otras posibles explicaciones son infecciones parasitarias y virales. La causa real se determinará con base en los resultados de los exámenes.

Opciones de tratamiento para la colitis ulcerosa

Este trastorno autoinmune se considera de evolución crónica. Es decir, su manifestación por lo general es a largo plazo y puede empeorar a medida que progresa. Por tanto, su tratamiento tiene como objetivo detener el progreso, contrarrestar los síntomas y aumentar los tiempos de remisión. Para esto se puede usar una combinación de lo siguiente:

Terapias farmacológicas

Se eligen de acuerdo con cada paciente, ya que las características de la enfermedad varían mucho en cada caso. Entre los tipos de medicamentos más usado destacamos los siguientes:

  • Inmunosupresores: permiten contrarrestar las respuestas autoinmunes. El Azasan (azatioprina) y Purinethol (mercaptopurina) son los más usados, aunque también se pueden utilizar Remicade (infliximab), Humira (adalimumab), Simponi (golimumab), Sandimmune (ciclosporina) y Entyvio (vedolizumab).
  • Antibióticos: como ya hemos indicado, su uso está parcialmente contraindicado ya que pueden exacerbar los episodios. Sin embargo, si se sospecha la infección del tracto intestinal se puede utilizar amoxicilina, azitromicina y otros medicamentos.
  • Antiinflamatorios: se consideran terapia principal para la condición, siendo los corticosteroides y los 5-aminosalicilatos aquellos prescritos con mayor frecuencia.

Modificaciones en la dieta

Aunque por sí sola no puede causar la enfermedad, la dieta empeora los síntomas cuando la ingesta es muy desordenada. El especialista recomendará limitar el consumo de lácteos, grasa, alimentos procesados, picante y preferir por contra verduras, frutas, legumbres, fibra y carnes blancas.

También puede sugerir evitar los platos sobrecargados, ya que estos pueden tener un impacto estresante durante el proceso de digestión. Para impedirlo, lo ideal es que el paciente haga cinco o seis comidas durante el día.

Se aconseja además llevar un registro de aquellos grupos que causan problemas para evitarlos, así como disponer de la ayuda de un nutricionista para no descompensar la ingesta de nutrientes.

Cirugía

Cuando la persona desarrolla síntomas crónicos, ha habido una perforación o el sangrado es recurrente, el especialista recomendará la cirugía. La evidencia nos indica que hasta el 20 % de los diagnosticados la necesitará en el transcurso de la enfermedad. Esto significa que 1 de cada 5 podría recurrir a ella en el futuro.

Existen muchos tipos de cirugía para este contexto, aunque por lo general depende del área afectada del colon. El profesional discutirá las opciones, los pros y contras y el cambio de estilo de vida al cual te enfrentarás después de hacerla.

Tratamientos naturales

Aunque no han sido revisados de manera atenta por los científicos, algunos pacientes reportan una mejoría con ayuda de los tratamientos naturales. En ningún contexto estos debería sustituir al principal y se recomienda notificar su uso al especialista para evaluar su eficacia. Algunos de los usados son los siguientes:

  • Boswellia.
  • Cúrcuma.
  • Aloe vera.
  • Probióticos.
  • Semillas de Plantago ovata.

El paciente debe acercarse a estas opciones con recelo y tener expectativas objetivas con su uso. Lo importante es que asimile que la enfermedad no tiene cura, de manera que apegarse a lo indicado por el especialista es la mejor opción para controlarla. Si llegas manifestar los síntomas reseñados, no dudes en acudir con uno para iniciar el proceso de diagnóstico.

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Los contenidos de esta publicación se redactan solo con fines informativos. En ningún momento pueden servir para facilitar o sustituir diagnósticos, tratamientos o recomentaciones provenientes de un profesional. Consulta con tu especialista de confianza ante cualquier duda y busca su aprobación antes de iniciar o someterse a cualquier procedimiento.