Cálculos renales: síntomas, causas y tratamiento

Existe una amplia variedad de tratamientos médicos y quirúrgicos para esta condición, incluyendo cambios en el estilo de vida. Los cálculos renales pueden ser muy dolorosos y siempre requieren atención.
Cálculos renales: síntomas, causas y tratamiento
Diego Pereira

Escrito y verificado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 13 enero, 2021

Los cálculos renales, también llamados piedras o litiasis, son una causa común de consulta en los servicios de urología. Estos suelen manifestarse como un dolor nefrítico tipo cólico o en el contexto de una infección de las vías urinarias.

A continuación encontrarás información simple sobre sus principales síntomas, causas y tratamientos. ¡Sigue leyendo!

¿Cómo aparecen los cálculos renales?

Los cálculos renales son estructuras sólidas que se alojan en el interior de los riñones y son capaces de crecer de forma lenta. Los pasos para su formación incluyen un proceso inicial de saturación y formación de pequeños cristales que luego se agrupan y dan origen a los cálculos en sí.

Estos pueden estar formados por diferentes sustancias. Algunas de ellas son las siguientes:

  • Oxalato cálcico.
  • Ácido úrico.
  • Cistina.
  • Estruvita.

En diferentes contextos, dichas sustancias se encuentran aumentadas de forma anormal en las vías urinarias. Esto da origen a un proceso de saturación que, debido a algunas propiedades químicas, permite su agrupación en forma de pequeñas piedras.

Cuando adquieren un tamaño considerable pueden adherirse a la superficie interna de las vías urinarias (el urotelio). Una vez ahí, el crecimiento sucede de forma progresiva mediante la adhesión de nuevos cristales del mismo material.

En ocasiones, los cálculos pueden adoptar la anatomía de la parte interna de los riñones, conocida como pelvis renal. En estos casos tienen una porción central grande con al menos una rama alargada, lo que da origen a una condición denominada litiasis coraliforme.

Distintos cálculos renales.
Los cálculos son de diferente conformación, tamaño y composición, de acuerdo a su origen.

Manifestaciones clínicas

Los cálculos renales no siempre dan síntomas. De hecho, pueden existir y crecer de forma continua sin que la persona sepa que tenga esta condición. Por lo general, el diagnóstico se realiza luego de un episodio de cólico nefrítico. Este término hace referencia a la aparición de un fuerte dolor por obstrucción de la vía urinaria.

Desde un punto de vista clínico se caracteriza por ser de fuerte intensidad y presentarse de forma intermitente o continua. Tiende a originarse en la región lumbar y extenderse hacia la región inguinal del mismo lado. A veces pueden acompañar las náuseas, la sudoración profusa y los vómitos. Los pacientes tienden a adoptar posturas específicas (como acostarse en posición fetal) para ver aliviado el dolor.

En ocasiones existe una infección urinaria asociada. Esta puede ser alta, si afecta al tejido renal, o baja. El primer caso se denomina pielonefritis y tiende a producir fiebre. En ocasiones, el cuadro clínico puede ser tan severo que es capaz de originar una sepsis.

En caso de ser una infección de las vías urinarias bajas pueden coexistir síntomas como urgencia miccional y ardor, dolor o picazón al orinar. A pesar de que no es frecuente que se presente fiebre, en algunos pacientes sucede.

Causas y factores de riesgo para la aparición de cálculos renales

A pesar de que muchas veces tienen un origen desconocido, hasta el momento se han identificado varios factores de riesgo relacionados con la litiasis renal. Algunos de ellos son los siguientes:

  • Antecedentes familiares: entre mayor sea la presencia de esta enfermedad en la familia, más es la tendencia a desarrollarla.
  • Deshidratación: cuando la ingesta de líquidos es escasa de forma prolongada se favorece el fenómeno de saturación de sustancias en las vías urinarias.
  • Factores dietéticos y enfermedades gastrointestinales: el consumo de abundantes bebidas gaseosas o alimentos ricos en sodio favorece la formación de cálculos. Por otro lado, los problemas digestivos que conllevan a una mala absorción de nutrientes y agua también se relacionan con esta condición.
  • Alto consumo de vitamina C: este micronutriente es un precursor del oxalato, capaz de formar cálculos renales. Se encuentra de forma natural en muchos alimentos, en especial los cítricos, como las naranjas y limones.

Como mencionamos antes, algunos tipos de cálculos se relacionan con ciertos hábitos de vida y condiciones particulares. Por ejemplo, la litiasis de oxalato cálcico se vincula con una enfermedad llamada hipercalciuria, caracterizada por una excreción renal de calcio aumentada.

Esta se presenta mucho en la infancia. En un pequeño porcentaje de pacientes puede ser secundario a un caso hiperparatiroidismo (aumento de la concentración de la hormona paratiroidea) y a otras enfermedades metabólicas.

¿Cómo se realiza el diagnóstico?

Por lo general, la presencia de un cólico nefrítico orienta mucho al diagnóstico clínico de la enfermedad. Sin embargo, con el objetivo de confirmar la presencia de un cálculo renal el médico podría solicitar los siguientes exámenes:

  • Biometría hemática completa: en casos en los que se sospeche infección de las vías urinarias permite evaluar el recuento de glóbulos blancos.
  • Química sanguínea: permite la valoración de la función renal mediante la determinación de urea y creatinina.
  • Uroanálisis: un examen simple de orina permite determinar si existe una infección asociada.
  • Radiografía simple de abdomen: no es el método de elección, pero en algunas ocasiones pueden visualizarse los cálculos de oxalato cálcico, siempre y cuando sean grandes.
  • Ecosonograma abdominal: permite visualizar los cálculos a lo largo de las vías urinarias, lo que confirma el diagnóstico clínico.
  • Tomografía computarizada: es muy utilizada, pero en comparación con la ecografía tiene la desventaja de emitir radiación.

Tratamiento de los cálculos renales

Existen modalidades médicas y quirúrgicas para lograr la eliminación de los cálculos. Estas se realizan dependiendo del tamaño de los mismos.

Dolor por cálculos renales.
El dolor de los cálculos renales es intenso y suele presentarse en forma de cinturón que inicia lumbar y termina en la ingle.

Abordaje médico

Suele reservarse para los cálculos más pequeños que son susceptibles de eliminarse de forma natural. Para ello, el médico puede recomendar consumo constante de agua (que además tiene otros beneficios) para facilitar la expulsión.

Además, podría indicar medicamentos analgésicos para hacer el proceso soportable. Estos pueden incluir a los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno o el diclofenac.

También existen fármacos destinados a facilitar la expulsión del cálculo mediante la relajación de los músculos de las vías urinarias. La tamsulosina, que se encuentra dentro del grupo de los alfabloqueadores, es uno de los más recetados.

Abordaje quirúrgico

Existen diferentes procedimientos destinados a los cálculos más grandes o para aquellos que no hayan sido expulsados mediante el tratamiento médico. Los más empleados son los siguientes:

  • Litotricia extracorpórea por ondas de choque: es una técnica sencilla y no invasiva que permite destruir los cálculos desde el exterior mediante la emisión de ondas sonoras.
  • Nefrolitotomía percutánea: es una técnica invasiva en la que se introduce un endoscopio para visualizar y destruir el cálculo a partir de una incisión en la espalda.

Tratamiento de la causa

En ocasiones, algunas enfermedades como el hiperparatiroidismo, la diabetes mellitus o algunos factores de riesgo modificables pueden estar provocando la litiasis. Si bien los procedimientos anteriores permiten extraer el cálculo que origina los síntomas, es importante tratar la causa para prevenir la aparición de nuevas lesiones.

Siempre se debe tratar

La litiasis renal siempre requiere tratamiento. En caso de presentar esta condición o sospechar de la misma, es recomendable acudir a un urólogo, el especialista en las enfermedades quirúrgicas de las vías urinarias.



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