Glóbulos blancos o leucocitos: características, tipos y funciones

Los leucocitos son los cuerpos celulares encargados de proteger al organismo frente a infecciones y otros eventos dañinos. Señalizan y fagocitan a agentes extraños, además de promover eventos inflamatorios.
Glóbulos blancos o leucocitos: características, tipos y funciones
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 19 enero, 2021

Los glóbulos blancos o leucocitos son un conjunto de células sanguíneas ejecutoras de la respuesta inmune, por lo que defienden al organismo de la entrada de patógenos y de procesos intrínsecos peligrosos —como la aparición de tumores—. Un ser humano posee entre 4500 y 11 000 glóbulos blancos por microlitro de sangre.

Estos cuerpos celulares conforman aproximadamente el 1 % del volumen sanguíneo total de un adulto sano, siendo superados por los glóbulos rojos en razón 1000:1. De todas formas, la funcionalidad de los glóbulos blancos para la salud es inestimable. Si quieres saber más sobre ellos sigue leyendo.

El secreto está en la sangre

Los leucocitos se encuentran circulantes tanto en la sangre como en el líquido linfático. La sangre es un tejido conectivo que circula por capilares, venas y arterias de todos los vertebrados.

Para comprender la función de los glóbulos blancos es necesario entender, aunque sea de forma somera, cómo se ubican en la composición general sanguínea. El Colegio de Enfermeros y Enfermeras de Barcelona nos lo muestra de la siguiente forma:

  • La sangre consta de una parte líquida —el plasma sanguíneo— en el que se encuentran los elementos formes en suspensión —eritrocitos y leucocitos, entre otros—.
  • El plasma sanguíneo está compuesto en un 95 % por agua y un 5 % por sustancias en suspensión. Estos componentes son iones, sustancias minerales, aminoácidos y proteínas del plasma. La albumina es la más importante de todas.
  • Las albúminas representan el 60 % de las proteínas plasmáticas, mientras que el 40 % restante son globulinas, unas proteínas solubles al agua sintetizadas en el hígado. Entre ellas encontramos a las inmunoglobulinas, también conocidas como anticuerpos.
  • Por otro lado tenemos a los elementos formes, los cuerpos celulares que engloban a los glóbulos rojos (eritrocitos), los glóbulos blancos (leucocitos) y las plaquetas o trombocitos. Dentro de esta categoría, los glóbulos rojos abarcan el 99 %.

Como podrás observar, junto a los leucocitos hay muchos más materiales y cuerpos celulares. Más allá de estos centinelas protectores están los eritrocitos, que los superan en número de forma desmesurada. Esto tiene todo el sentido biológico del mundo, pues los tejidos requieren de un aporte de oxígeno constante para realizar el metabolismo.

Funciones de la sangre

La sangre es un tipo de tejido esencial, pues permite la distribución de nutrientes desde el intestino a los tejidos, posibilita el intercambio de gases a nivel celular, transporta productos de desecho, sirve como vehículo para las hormonas, protege frente a microorganismos invasores y evita hemorragias severas.

Además de todas estas funciones basales, el flujo sanguíneo participa en la regulación de la temperatura y permite el mantenimiento de la homeostasis corporal, es decir, un equilibrio vital necesario para sobrevivir. Sin duda, sin este rojo líquido de la vida no seríamos nada.

Glóbulos blancos y rojos en la sangre.
La sangre es un tejido circulante que tiene una parte líquida y una sólida.

¿Qué son los glóbulos blancos?

Según el Instituto Nacional del Cáncer (NIH), un leucocito o glóbulo blanco se define como un tipo de glóbulo sanguíneo que se produce en la médula ósea y se encuentra en la sangre y en el tejido linfático. Los linfocitos son parte del sistema inmune y combaten infecciones y otras patologías.

Rasgos generales de los leucocitos

Documentos públicos nos indican algunas de las características generales más llamativas de los glóbulos blancos. Entre ellas encontramos las siguientes:

  • Quimiotaxis: poseen la capacidad de moverse hacia una sustancia química. Este tipo de compuestos que generan el interés de los glóbulos blancos son productos microbianos, componentes de otros leucocitos y partes de células tisulares dañadas.
  • Diapédesis: la diapédesis se define como el paso de los elementos formes de la sangre a través de los vasos sanguíneos para acceder a los tejidos y órganos. Sin esta capacidad, los leucocitos no podrían actuar contra las infecciones de manera local.
  • Movimientos ameboides: algunos de estos cuerpos celulares poseen un tipo de movimiento ameboide, en base a la extensión y retracción de unos pseudópodos.
  • Fagocitosis: dos de estos tipos celulares, los neutrófilos y los macrófagos, son capaces de ingerir a los elementos patógenos y destruirlos.

Los glóbulos blancos son células móviles y, a diferencia de los eritrocitos, no contienen pigmentos. Por esta razón se los conoce popularmente como glóbulos blancos. Además de ello, se dividen en dos grandes clases: granulocitos y agranulocitos.

1. Granulocitos

Tal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, los granulocitos son unos tipos de glóbulos blancos con gránulos que contienen en su interior sustancias proteicas. Son el tipo de leucocito más común en el torrente sanguíneo, pues representan el 70-75 % del total.

Neutrófilos

Los neutrófilos son el tipo de glóbulo blanco predominante en el ser humano, con una proporción del 40-75 % del total —con un 62 % de media—. Forman una parte esencial del sistema inmune innato, es decir, aquel que responde de forma general a los patógenos.

Estos cuerpos celulares presentan unos 10-12 micrómetros de diámetro, un núcleo multilobulado en forma de «cuentas de rosario» y su vida media es de unas 6 horas a unos pocos días, dependiendo del tejido en el que se encuentren. Son los primeros en llegar al sitio de infección y la combaten ingiriendo al patógeno y elaborando enzimas.

Los neutrófilos están especializados en la destrucción de bacterias y hongos.

Basófilos

En la otra cara de la moneda tenemos a los basófilos, los tipos de glóbulos blancos menos comunes, representando al 0,5-1 % del total —con una media del 0,4 %—. A pesar de ser los más escasos, son los más grandes de todos los granulocitos, con unos 12-15 micrómetros de diámetro.

Sus núcleos son bilobulados o trilobulados y su vida media circulante es de unas horas hasta unos días. Son en parte responsables de las respuestas alérgicas, pues liberan histamina, un importante neurotransmisor y vasodilatador.

Los basófilos están especializados en la respuesta inflamatoria.

Eosinófilos

Los eosinófilos componen aproximadamente del 2 al 4 % del total de los glóbulos blancos —con una media del 2,3 %—. Son de un tamaño similar a los neutrófilos, pues tienen 10-12 micrómetros de diámetro. A diferencia de estos, su núcleo es bilobulado, es decir, está formado por dos grandes centros unidos por un pequeño «cordón».

Los eosinófilos tienen una vida útil de 8-12 días, pero permanecen en el torrente sanguíneo por 4 o 5 horas. También están implicados en la respuesta inflamatoria, pero sobre todo se especializan en acabar con infecciones de naturaleza parasítica.

Los eosinófilos están especializados en la respuesta inflamatoria y en combatir parásitos.

2. Agranulocitos

Como podrás imaginar, los agranulocitos se llaman así porque no contienen gránulos en su citoplasma. Según el Instituto Nacional del Cáncer (NIH), en esta categoría se engloban los monocitos y los linfocitos. Te los explicamos en las siguientes líneas.

Monocitos

Los monocitos son un tipo de glóbulo blanco que supone del 2 al 8 % del total de leucocitos circulantes, con una media del 5,3 % del total. Son los tipos celulares más grandes de todos, pues superan a los basófilos, con 18 micrómetros máximos de diámetro. A las 8 horas de formarse, los monocitos viajan a los tejidos y se convierten en macrófagos.

La función de los macrófagos es fagocitar, es decir, comerse a microorganismos patógenos o restos celulares. Los antígenos o inmunoglobulinas señalan que una sustancia es deletérea y, cuando el macrófago la intercepta, la rodea con sus pseudópodos y la destruye.

Los monocitos se diferencian en macrófagos, que literalmente se comen a las bacterias.

Monocitos en la sangre.
Los monocitos se transformarán en macrófagos para fagocitar partículas extrañas al organismo humano.

Linfocitos

Tal y como indica el National Human Genome Research Institute, los linfocitos son las células emblemáticas del sistema inmune, pues nos permiten combatir de forma efectiva a muchísimos virus, bacterias y parásitos.

Existen dos grandes tipos de linfocitos: los B y los T. Los linfocitos B son los encargados de producir los anticuerpos o inmunoglobulinas, las que señalizan a los patógenos y permiten su eliminación. Por otro lado, los linfocitos T combaten a los invasores y producen citoquinas, unas sustancias que ayudan a activar otros componentes de la defensa.

Los linfocitos, en su totalidad, representan hasta el 30 % de los leucocitos circulantes. Su diámetro es variable, pues oscilan entre los 8 y los 15 micrómetros, pero todos presentan un núcleo excéntrico de gran tamaño.

Conteo de glóbulos blancos

Toda esta información es muy interesante, pero ¿qué significa un exceso o defecto de estos glóbulos en el organismo? Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el conteo leucocitario mide la proporción de glóbulos blancos en la sangre del paciente.

Esta prueba se realiza tras obtener una muestra sanguínea en el centro médico. Un conteo normal es de 4500 a 11 000 cuerpos celulares por microlitro de sangre y un valor atípico puede significar lo siguiente:

  • Conteo bajo: deficiencia o insuficiencia de la médula ósea, consumo de medicamentos contra el cáncer, enfermedades del hígado o del bazo y ciertos tipos de cáncer.
  • Conteo alto: el consumo de tabaco, una cirugía de extirpación del bazo, la leucemia, la presencia de una infección o de enfermedades inflamatorias.

En general, un conteo alto de glóbulos blancos transitorio es normal, pues aumentan en infecciones, respuestas inflamatorias, reacciones alérgicas y otros eventos que activan al sistema inmune. Por desgracia, si este valor no baja con el tiempo puede ser signo de cáncer.

Glóbulos blancos esenciales

¿Qué decir después de toda la información expuesta? Los leucocitos, a pesar de su baja proporción con respecto a otros cuerpos celulares, son esenciales para el mantenimiento y bienestar del organismo. De su síntesis y eficacia depende de forma directa la respuesta inmune ante agentes patógenos, por lo que su valor es incalculable.

Si queremos que te quedes con una idea clara de todo este conglomerado terminológico, recuerda que los glóbulos blancos actúan fagocitando patógenos, promoviendo respuestas inflamatorias y señalizando o destruyendo cuerpos extrínsecos peligrosos. Gracias a ellos somos capaces de responder ante procesos infecciosos y otros peligros.




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