¿Qué son los queloides?
Los queloides, también conocidos como cicatrices queloides, cicatrices en relieve o cicatrices hipertróficas, son un tipo de cicatrización anormal que rebosan a la herida original. De manera general los queloides son una respuesta exagerada del organismo para curar una lesión, la cual lleva a la formación de un tejido fibroso en relieve que se caracterizan por ser duro y estar mal definido.
Este tipo de cicatrización es muy común, y generalmente se acompaña de sentimientos de incomodidad y rechazo por parte de las personas. Dado que siempre se forman en relieve y tienden a manifestar una coloración diferente a la de la piel circundante, las personas pueden padecer angustia, ansiedad y depresión como consecuencia (en especial si están en un área expuesta). Te enseñamos qué saben los científicos sobre ellos.
Características de los queloides
Los investigadores clasifican a los queloides dentro de las cicatrizaciones patológicas excesivas. Se distinguen por desarrollar tejido cicatricial más allá de los bordes iniciales de una herida. Este proceso es progresivo, de manera que pueden pasar meses antes de que la cicatriz obtenga su forma final. Pueden causar dolor, picazón y ardor, y generalmente manifiestan un tono más claro o más oscuro que la piel que lo rodea.
Los queloides se caracterizan además por ser gruesos, duros y con una textura irregular. El roce o la fricción con la ropa u objetos empeoran los síntomas de picor, aunque estos suelen desaparecer cuando la progresión del tejido cicatricial se ha detenido. Como norma general esto ocurre alrededor de 12 meses después de empezar el proceso.
Por sí mismos no ocasionan problemas de salud, aunque se perciben como una incomodidad estética. Por esta razón la evidencia indica que su desarrollo impacta en la calidad de vida de las personas, y lo hace en mayor grado cuanto más expuesta está la zona afectada.
Los queloides no desaparecen por sí mismos, y pueden mostrar una gran resistencia al tratamiento. En estos contextos las consecuencias emocionales se intensifican.
Causas de los queloides
Como bien señalan los expertos, las personas de piel oscura de ascendencia africana, asiática e hispana tienen tasas más altas de desarrollo de queloides en comparación con los caucásicos. En estos grupos la incidencia puede ser de hasta el 16 %, con tasas más altas durante la pubertad y el embarazo. Su formación se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales.
Algunos desórdenes genéticos raros aumentan la probabilidad de desarrollar queloides, como lo son el síndrome de Rubinstein-Taybi y el síndrome Goeminne. No se han identificado genes específicos hasta el momento, pero los antecedentes familiares de cicatrización anormal elevan las probabilidades de manifestar episodios de este tipo.
Su formación también se restringe normalmente a áreas específicas. Son más comunes en los hombros, la parte superior de la espalda, la parte posterior del cuello y el esternón.
Por el contrario, su desarrollo en las palmas, las plantas, los párpados y los genitales es muy raro. Aunque hemos comentado hasta ahora que se manifiestan ante el proceso de cicatrización de una herida, también pueden aparecer con independencia de esta.
En efecto, los queloides se pueden formar luego de procesos infecciosos o traumas superficiales. También son más comunes cuando un objeto ingresa en el cuerpo, de modo que esto explica por qué suelen aparecer en el lóbulo de las orejas y otras secciones de estas luego de hacerse un piercing. Los cambios hormonales también están detrás, por esto son frecuentes en el embarazo y en la pubertad/adolescencia.
Opciones de tratamiento
Los queloides no ameritan un tratamiento, aunque se puede recurrir a este por motivos estéticos. También se considera una opción viable cuando el tejido cicatricial restringe la movilidad, como por ejemplo al desarrollarse en la intercepción de una articulación.
No existen un gold standard para afrontarlos, de manera que la elección la hace el especialista con base en la gravedad de la lesión, la edad y las preferencias del paciente.
A menudo se opta por considerar varias opciones, esto debido a que muchos de ellos son difíciles de eliminar. No siempre desaparecen por completo, de modo que en algunos contextos se buscará minimizarlos. Te dejamos con las principales opciones de acuerdo con los expertos:
- Vendajes oclusivos: como por ejemplo las láminas de gel de silicona. Actúan a través de la hidratación y la oclusión del lecho de la herida, lo que impide la formación del tejido. Es una opción viable al momento de detectar los primeros indicios de la malformación cicatricial.
- Terapia compresiva: se usa principalmente para tratar los queloides en las orejas. Hay muchos tipos, entre los cuales destacamos vendajes elásticos, moldes de presión personalizados para los oídos, aretes e imanes.
- Esteroides intralesionales: son una opción predilecta para muchos especialistas, aunque se consideran una terapia complementaria. La triamcinolona es la más usada en estos casos, y se inyecta en concentraciones que oscilan entre 2,5 a 20 miligramos para la zona facial y entre 20 a 40 miligramos para áreas no faciales.
- Imiquimod tópico: a pesar de que se usa principalmente para tratar el carcinoma de células basales y las verrugas del VPH, también se ha demostrado su efectividad para eliminar queloides.
- Mitomicina C tópica: suele utilizarse para evitar la recurrencia o como método preventivo luego de una intervención quirúrgica o una lesión. Es menos efectiva para tratar las formaciones ya desarrolladas.
- 5-fluorouracilo (5-FU) intralesional y tópico: se usa para tratar queloides ya desarrollados, aunque siempre y cuando estos no superen los dos años (la efectividad se reduce mucho en estos casos). Las terapias de este tipo se extienden durante al menos seis meses.
- Interferones: aunque es menos utilizado que las demás opciones, se considera una alterativa cuando no se han logrado progresos por otras vías. La terapia se suele prolongar entre tres y diez semanas.
- Bleomicina: también se utiliza para cicatrices hipertróficas y muestra una tasa de recurrencia muy baja. No todos los pacientes responden igual, de modo que se debe ser mesurado con las expectativas.
- Técnicas quirúrgicas: este tipo de cicatrización también se puede abordar por medio de técnicas quirúrgicas. No es la primera línea de acción, esto debido a sus altas tasas de recurrencia.
Otras opciones disponibles son la crioterapia, la terapia de radiación, el láser de colorante pulsado (PDL), el láser ablativo, la administración de fármacos asistida por láser (LADD) y la aplicación de plasma rico en plaquetas (PRP). Existe probabilidad de que los queloides se vuelvan a formar, de manera que los pacientes deben estar al tanto de ello.
Prevención de queloides
Dado que no se conocen muy bien los mecanismos subyacentes no hay mucho que puedes hacer para prevenir por completo la formación de estas cicatrices anormales. Sin embargo, algunos hábitos pueden reducir el riesgo de manifestarlos; en especial si te encuentras dentro de los grupos de riesgo. Te dejamos con algunos consejos de la mano de la Academia Americana de Dermatología (AAD):
- Prestar atención a las perforaciones en las orejas en búsqueda de anormalidades. En caso de detectar una se sugiere retirar el arete y sustituirlo por uno de presión.
- Valorar cómo actúa la piel ante pequeñas perforaciones, tatuajes y cirugías estéticas en lugar de apostar por una modificación grande. En caso de detectar una anormalidad, el uso de una prenda de presión puede evitar la evolución del queloide.
- Informar al cirujano si se han tenido queloides en el pasado.
- Cuidar una herida inmediatamente después de una lesión para evitar infecciones y mala cicatrización.
- Proteger las heridas que se tienen de la luz directa del sol.
- Utilizar láminas o gel de silicona para terminar de curar las cicatrices que han derivado de una herida.
Más allá de esto no puedes hacer más para prevenir su desarrollo. Presionar el área afectada cuando el queloide está surgiendo puede impedir que la cicatrización sea anómala. Ten en cuenta que muchas de ellas pueden sobresalir varios milímetros e incluso centímetros de la piel, de modo que actuar a tiempo es vital ya que no se puede predecir el curso de su evolución.
En caso de detectar la formación de este busca asistencia médica. Específicamente, recurre a un dermatólogo cualificado.
Si formas partes de los grupos de riesgo puedes evitar actividades que promuevan lesiones en la superficie de la piel, también hacerte modificaciones corporales (por pequeñas que sean). Aunque la mayoría no suelen crecer tanto, lo cierto es que representan una inconformidad estética latente para todas las personas.
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