Así afecta la marihuana al cerebro
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La marihuana es la sustancia ilícita más consumida en todo el mundo. Cada año millones de personas la consumen de manera regular, la mayoría de ellas de forma recreativa. Existe un desconocimiento general sobre cómo afecta la marihuana al cerebro, así como de las consecuencias de hacerlo a largo plazo. Revisamos qué saben los científicos sobre ello.
Se han catalogado varios trastornos asociados con el consumo de cannabis. Los más importantes son el trastorno por consumo de cannabis (CUD), el abuso de cannabis (CA) y la dependencia de cannabis (CD). De acuerdo con las estimaciones entre quienes la consumen de manera regular, el 22 % padece de CUD, el 13 % CA y el 13 % CD. Estar al tanto de la manera en que la marihuana afecta al cerebro es conveniente para dimensionar su impacto.
¿Cómo la marihuana afecta al cerebro?
Tal y como advierten los expertos, la marihuana o cannabis se ha utilizado durante siglos como fuente de fibras, alimento, aceite o medicina; también con fines recreativos y religiosos. Hasta el momento, los científicos han identificado más de 500 compuestos naturales, entre los cuales se incluyen flavonoides, alcaloides, cannabinoides y terpenoides.
Entre todos estos, el delta-8 tetrahidrocannabinol, también conocido como delta-8 THC o simplemente como THC, es su principal componente psicoactivo. Dicho compuesto es el responsable del uso recreativo de la marihuana, así como de los episodios de abuso de su consumo. Forma parte de los 113 cannabinoides identificados hasta ahora y en muchos países se distribuyen variantes sintéticas de él (como la nabilona y el dronabinol).
Una vez se consume, el THC se une a los receptores cannabinoides CB1 y CB2. Ambos forman parte del sistema endocannabinoide endógeno (ECS, por sus siglas en inglés), y entre otras cosas inciden en procesos que involucran el apetito, el humor, la sensación de dolor y el efecto placebo.
Fundamentalmente, el THC se une a los receptores CB1, los cuales se distribuyen en principio por las regiones prefrontal, cerebelosa, temporal e hipocampal del cerebro.
Aunque aún es objetivo de investigación, como señalan los expertos, se sabe que los receptores CB1 se expresan en el sistema nervioso central, al tiempo que los receptores CB2 se expresan en las células y órganos del sistema nervioso periférico.
La estructura química del THC es similar a la del neurotransmisor anandamida, y es por esta razón que puede unirse a los receptores de cannabinoides localizados en las neuronas y activarlas.
Los efectos de la marihuana en el cerebro
Los neurotransmisores que se unen a los receptores cannabinoides regulan funciones relacionadas con la memoria, el placer, el pensamiento, el movimiento, la concentración, la coordinación y la percepción sensorial.
Dado que el THC ocupa su lugar, el compuesto incide en todos estos procesos. Los efectos de la marihuana en el cerebro varían en función del lugar específico donde ocurra la activación.
Por ejemplo, y como han demostrado los científicos, la marihuana puede alterar el funcionamiento normal del hipocampo y la corteza orbitofrontal. Como es bien sabido, estas áreas se relacionan con la atención, los recuerdos y la memoria.
Como consecuencia, su ingesta se traduce en una alteración del pensamiento y se interpone en la capacidad para aprender y realizar tareas complicadas.
De igual manera, el THC se interpone en el funcionamiento del cerebelo y los ganglios basales. Estas zonas son las encargadas de regular el equilibrio, la coordinación, la postura y el tiempo de reacción.
Es por esta razón que todas estas acciones se ven afectadas luego de su ingesta. Conducir, hacer deporte o desarrollar otras actividades con cierto esfuerzo físico resulta muy difícil tras su consumo.
El ingrediente psicoactivo también activa el sistema de recompensa del cerebro. Por ejemplo, se sabe que induce la liberación de dopamina en el estriado humano; aunque también lo hace en otras áreas.
Es el aumento de dopamina lo que ocasiona el abuso o la dependencia a la sustancia. Esto debido a que la dopamina se relaciona con los sentimientos de recompensa, efectos de refuerzo, placer y demás.
Efectos a largo plazo del consumo de marihuana
Al igual que sucede con otras drogas, la continua exposición a los compuestos se traduce en una activación negativa de los sistemas de recompensa. Como consecuencia, se debe obtener una mayor cantidad del agente, y hacerlo con mayor frecuencia, para obtener los sentimientos asociados con el placer.
Es por esto que muchos de sus consumidores desarrollan trastornos relacionados con su consumo (como los citados al inicio) o aumentan su ingesta a largo plazo.
Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences encontró que el consumo crónico de marihuana se relaciona con volúmenes más bajos de materia gris en contraste con quienes no la usan. Esta consecuencia se manifiesta tanto en los adultos como en los adolescentes que han desarrollado dependencia hacia la sustancia.
Los investigadores también han relacionado su ingesta a largo plazo con trastornos psiquiátricos comórbidos y problemas de aprendizaje y memoria. Los desórdenes psiquiátricos más comunes con los trastornos del estado de ánimo (39,6 %), los trastornos de ansiedad (30,5 %) y trastornos de la personalidad (35,9 %). La psicosis y la esquizofrenia son dos de las consecuencias tras su consumo prolongado.
Tal y como advierten los especialistas, las mujeres embarazadas, los adolescentes y las personas con diagnósticos psiquiátricos previos son los más propensos a desarrollar estas complicaciones. Sus secuelas no son para nada benignas, y la evidencia contrasta con la promoción que hacen algunos sectores de su consumo. En líneas generales, este es el mecanismo de acción de la marihuana en el cerebro.
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