¿Qué es el mal de altura?

El mal de altura agrupa una serie de síntomas que aparecen en altitudes superiores a los 2500 metros. Veamos qué saben los científicos sobre él.
¿Qué es el mal de altura?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 28 octubre, 2022

El mal de altura, también conocido como enfermedad aguda de gran altura (AHAI, por sus siglas en inglés) o mal agudo de montaña, reúne una serie de síntomas que aparecen cuando una persona se expone a la hipoxia a gran altura.

Es muy común, en especial cuando se asciende a altitudes superiores a los 2500 metros sobre el nivel del mar (m. s. n. m.). Algunas personas son propensas a desarrollarlo, en principio aquellas con enfermedades cardíacas o pulmonares.

Se estima que hasta el 75 % de los viajeros no aclimatados que superan los 3000 m. s. n. m. desarrollan mal agudo de montaña. El criterio de no aclimatado es muy importante, ya que el proceso de adaptación puede prevenir las complicaciones del ascenso. Repasamos sus características, síntomas, causas y qué cosas puedes hacer al respecto.

Causas del mal de altura

Los síntomas característicos del mal de altura son una reacción del cuerpo al nivel reducido de oxígeno en el aire. Como bien nos recuerdan los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), a los 3000 m s. n. m. la PaO2 (presión parcial de oxígeno en sangre arterial) es un poco más de dos tercios de lo que es al nivel del mar.

Como consecuencia del bajo nivel de oxígeno en la sangre las personas desarrollan hipoxia tisular. Hay muchas variables que inciden en su aparición, pero las más importantes son el nivel real de elevación, la velocidad de ascenso y la duración de la exposición. Las personas no aclimatadas tienen un mayor riesgo de desarrollar mal de altura en contraste con los aclimatados.

Aunque puede aparecer en elevaciones menores, los síntomas del mal agudo de montaña se manifiestan en torno a los 2500 m s. n. m. El cuerpo humano se adapta muy bien a los cambios en el nivel de oxígeno, aunque requiere tiempo para hacerlo. Este proceso se conoce como aclimatación, y en función de las características del afectado puede tomar desde un par de horas hasta 5 días.

La mayoría de las personas que desarrollan enfermedad aguda de gran altura lo hacen por no aclimatarse. Esto es, por exponer el cuerpo a un rápido ascenso de altitud sin que este se acostumbre previamente a las características del lugar.

La humedad, la presión del aire y el aumento de la radiación ultravioleta (UV) incentivan aún más el efecto de la hipoxia. Además de ellos, los expertos señalan los siguientes factores de riesgo:

  • Personas que practican montañismo o senderismo que viven sobre el nivel del mar o en áreas de baja altitud (menores a 900 m s. n. m.).
  • Personas que han tenido mal de altura en el pasado.
  • Sujetos con afecciones cardíacas o pulmonares.
  • Aquellos que mantienen un estilo de vida sedentario (la práctica de deporte condiciona a los pulmones y al organismo para aprovechar mejor el oxígeno).
  • Predisposición genética a tolerar mejor o peor los cambios de altitud.

Tipos de mal de altura

El mal de altura tiene varias causas
Los síntomas del mal de altura suelen ser derivados de problemas de suministro de oxígeno al tejido cerebral.

El término mal de altura se usa para describir tres manifestaciones que se presentan por el ascenso rápido a un terreno de gran altitud. Los investigadores distinguen al mal agudo de montaña, al edema cerebral de altura y al edema pulmonar de altura. Veamos de qué trata cada uno de ellos:

  • Mal agudo de montaña: también se conoce como AMS, por sus siglas en inglés. Suele presentarse entre 4 y 24 horas después del ascenso, y a menudo se resuelve dentro de 2 a 3 días a una altitud constante. Puede ser leve, moderado o severo. Estos últimos casos se conocen como mal de montaña crónico o enfermedad de Monge.
  • Edema cerebral de altura: también se conoce como HACE, por sus siglas en inglés. Suele presentarse 24 horas después de los síntomas de AMS. Desde el punto de vista clínico se considera la etapa final del AMS. Puede progresar en coma y la muerte como resultado de una hernia cerebral dentro de las 24 horas, de manera que los especialistas advierten sobre la importancia de un diagnóstico y control rápido y eficiente.
  • Edema pulmonar de altura: también se conoce como HAPE, por sus siglas en inglés. Se trata de una forma de edema pulmonar no cardiogénico y, de acuerdo con los expertos, si no se trata puede provocar la muerte hasta en el 50 % de las personas.

Por fortuna, tanto el edema pulmonar de altura como el edema cerebral de altura son raros. La mayoría de las personas desarrolla solo mal agudo de montaña, esto debido a que la presencia de los síntomas hace que estos cambien su itinerario de ascenso. Por ejemplo, optan por aclimatarse, retirarse del lugar o buscar asistencia médica.

Síntomas del mal de altura

Los síntomas del mal de altura son muy variados. No solo dependen del tipo en específico, sino que la velocidad de ascenso y la altitud median en su intensidad. Con esta advertencia en mente, te dejamos con un cuadro típico:

  • Fatiga y pérdida de energía.
  • Dificultad para respirar.
  • Mareos (los cuales pueden derivar en desmayos).
  • Dificultad para concentrarse.
  • Pérdida del apetito.
  • Problemas de coordinación.
  • Náuseas y vómitos.
  • Opresión en el pecho.
  • Confusión.

Cuando una persona desarrolla edema pulmonar de altura manifiesta síntomas como disnea en reposo, estertores, tos seca y cianosis. Por su parte, el edema cerebral de altura se caracteriza por ataxia, fatiga y estado mental alterado. Los síntomas suelen empeorar al dormir en un terreno de gran altitud.

De igual modo, si se persiste en una elevación rápida sin la respectiva aclimatación los signos tienden a empeorar. Frente a estos casos las consecuencias pueden ser potencialmente mortales. Lo son en especial en ausencia de tratamiento médico oportuno.

Cómo prevenir el mal de altura

El mal de altura puede prevenirse
Realizar un ascenso progresivo permite disminuir el riesgo de sufrir mal de montaña.

La enfermedad aguda de gran altura se puede prevenir. Las variables más importantes que inciden en su desarrollo son el nivel de elevación, la velocidad del ascenso y la duración de este. Al controlarlas puedes prevenir los síntomas, y esto lo haces a través de la aclimatación.

La aclimatación consiste en ascender de manera gradual. Se recomienda así no superar los ascensos a más de 2500 m s. n. m. en 24 horas. A partir de estos momentos se sugiere avanzar solo 500 m s. n. m. por día. Dado que no siempre es posible planificar los ascensos de esta manera, los expertos recomiendan la ingesta de acetazolamida para acelerar la aclimatación.

Otras formas de prevenir los síntomas es evitar la ingesta de alcohol 48 horas antes del ascenso y evitar el ejercicio o las actividades intensas en dichas altitudes. De igual modo, se recomienda a las personas planificar los ascensos de acuerdo con su experiencia. Esto es, evitar ascensos bruscos cuando nunca antes se ha estado en determinada altitud sobre el nivel del mar.

Por fortuna, la mayoría de los episodios de mal de altura son leves. Estos se solucionan por completo al descender de altitud, y lo hacen dentro de 24 a 72 horas. En caso de que los signos sean muy intensos no dudes en buscar asistencia médica de inmediato.



  • Grissom CK, Roach RC, Sarnquist FH, Hackett PH. Acetazolamide in the treatment of acute mountain sickness: clinical efficacy and effect on gas exchange. Ann Intern Med. 1992 Mar 15;116(6):461-5.
  • Jensen, J. D., & Vincent, A. L. High altitude cerebral edema. In StatPearls [Internet]. StatPearls Publishing. 2021.
  • Jensen, J. D., & Vincent, A. L. High altitude pulmonary edema. In StatPearls [Internet]. StatPearls Publishing. 2021.
  • Murdoch D. Altitude sickness. BMJ Clin Evid. 2010 Mar 18;2010:1209.
  • Prince, T. S., Thurman, J., & Huebner, K. Acute mountain sickness. In StatPearls [Internet]. StatPearls Publishing. 2021.
  • Smedley T, Grocott MP. Acute high-altitude illness: a clinically orientated review. Br J Pain. 2013 May;7(2):85-94.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.