Alimentos ecológicos: características y beneficios
Los alimentos ecológicos han visto aumentada su demanda en los últimos años. Estos cuentan con la ventaja de no utilizar pesticidas ni productos que alteren el valor nutricional de los mismos, lo que genera un impacto positivo sobre el producto en sí.
No obstante, hay que destacar que esta clase de alimentos son más caros que sus homólogos sin certificar. Por ello, no todo el mundo puede permitirse el acceso a los mismos. Además, hay que tener en cuenta que la producción es menor ya que surgen ciertas dificultades al respecto, como las plagas o las inclemencias del tiempo.
Características de los alimentos ecológicos
Como comentamos, los productos ecológicos son todos aquellos productos agrícolas que se cultivan sin el uso de pesticidas o fertilizantes artificiales. Tienen que someterse a una serie de análisis rigurosos en cuanto a composición y método de elaboración y cultivo para conseguir esta certificación, que le otorga una clara distinción frente a sus competidores.
A parte, esta clase de alimentos no puede proceder, en ningún caso, de variedades de semillas o plantas transgénicas. Por lo tanto, se asegura que tienen un carácter natural frente a otros productos industriales que se obtienen bajo métodos de producción extensiva donde prima la cantidad de comestible generado, no los procesos empleados para ello.
Para la fermentación de las plantas que generan alimentos transgénicos, se utiliza compuesto natural formado a través de fermentos de animales y restos de otras plantas.
Además estos comestibles suelen encontrarse en unos envases o empaquetados que también son de carácter ecológico, lo que reduce el impacto del ser humano sobre el planeta, así como las emisiones de CO2 para la fabricación de los mismos.
Beneficios de los alimentos ecológicos
El consumo de alimentos ecológicos presenta una serie de beneficios respecto al de sus homólogos sin certificado.
Menor ingesta de pesticidas
A pesar de que los estudios son contradictorios al respecto, muchos expertos afirman que la ingesta regular de pesticidas podría resultar nociva para la salud. Algunos de estos han demostrado cierto poder a la hora de incrementar el riesgo de desarrollar cáncer. Así lo afirma un ensayo publicado en la revista Cancer Causes & Control.
El hígado es un órgano muy sensible a la ingesta de estos compuestos, ya que se encarga de su detoxificación. Por este motivo ve aumentada su demanda de trabajo cuando se consumen alimentos que los contienen, lo que puede derivar en la aparición de ineficiencias funcionales.
Asimismo es posible encontrar artículos científicos, como el publicado en la revista Environmental Health, que afirman que la exposición regular a los pesticidas podría generar problemas a nivel renal. De hecho, son varios los autores que relacionan dichas sustancias con el desarrollo de la insuficiencia, todo ello a medio plazo.
Aunque no todos los pesticidas son igual de agresivos, está claro que resultan nocivos para la salud, al menos en líneas generales. Muchos de ellos cuentan con un carácter hidrosoluble, por lo que el lavado de los alimentos de forma previa al consumo suele eliminar una buena parte de los mismos.
No obstante, retirar los liposolubles no es tan sencillo. En estos casos siempre se produce una ingesta mayor.
Menor huella ambiental
Uno de los problemas de los cultivos masivos y extensivos es lo poco respetuosos que son con el medio ambiente. Los aerosoles, pesticidas y métodos empleados para la producción incrementan el agujero de la capa de ozono, lo que contribuye de forma progresiva al desarrollo del cambio climático.
En este sentido, optar por métodos de cultivo tradicionales y orgánicos supone un gran alivio para la salud del planeta. Eso sí, aquí existe una limitación importante, y es que por medio de prácticas respetuosas sería imposible alimentar a toda la población.
Esto se debe a que los métodos agrícolas tradicionales generan una producción menor, son más sensibles a las inclemencias atmosféricas y están más expuestos a las plagas.
El resultado de todo lo comentado es que muchas cosechas se tienen que desechar, perdiéndose una gran cantidad de tiempo y esfuerzo.
Por otra parte el resultado obtenido no cuenta con un aspecto tan excelente como el de los alimentos que no proceden de cultivos ecológicos, que por lo general cuentan con modificaciones genéticas en sus semillas para adaptar el producto final a las preferencias del consumidor en cuanto a aspecto.
Sin embargo el sabor de los alimentos ecológicos es mucho más intenso y natural que el de sus homólogos. A pesar de que el color puede dejar bastante que desear, que suelen presentar mazaduras en su exterior, y que la pinta no es siempre de lo más apetecible, son superiores en cuanto a olor y a sabor. En este campo no tienen rival.
El valor nutricional de los alimentos ecológicos es similar al de sus homólogos
A pesar de las ventajas mencionadas, hay que comentar que el valor nutricional de los alimentos ecológicos es idéntico al de aquellos vegetales modificados genéticamente o cultivados con pesticidas.
Sin embargo su ingesta está recomendada por completo por la presencia de fitonutrientes en su interior. Cabe recordar que estos elementos han demostrado ser capaces de ayudar a prevenir el desarrollo de patologías crónicas.
Asimismo estos alimentos cuentan en su composición con vitaminas y con minerales esenciales para garantizar un buen estado de salud. Algunas de ellas, como la vitamina C, son capaces de promocionar la síntesis de colágeno endógena. Además, cuenta con un poder de activación sobre el sistema inmunitario, tal y como evidencia un estudio publicado en Nutrients.
No obstante sí que es cierto que ciertas variedades transgénicas de alimentos vegetales pueden contener una concentración mayor de algunos elementos, como fibra y macronutrientes.
En los vegetales de todos modos esta diferencia no es tan significativa como en el caso de los productos de origen animal. Los salmones transgénicos, por ejemplo, cuentan con un 25 % más de proteína que las variedades ecológicas y tradicionales.
El creciente mercado de los alimentos ecológicos
Lo cierto es que, en los últimos años, se ha producido un crecimiento exponencial del mercado de productos ecológicos. Esto se debe a la preocupación, cada vez mayor, de las personas por el estado de salud.
Muchas de ellas comienzan a ser conscientes de los efectos de los pesticidas y otros contaminantes sobre el organismo humano, por lo que intentan reducir su consumo.
Asimismo, los alimentos ecológicos son también libres de aditivos. Estos elementos, aunque en su mayoría resultan inocuos, podrían acarrear problemas de salud a medio plazo.
Algunos de ellos, como los edulcorantes artificiales, son capaces de impactar de forma negativa sobre la biodiversidad de la microbiota intestinal. Así lo afirma un estudio publicado en la revista Nutrients.
Por otra parte, es posible encontrar algunos conservantes que cuentan con el poder de incrementar el riesgo de cáncer.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista Nutrients en el año 2019, los nitritos añadidos a los productos cárnicos son capaces de aumentar la incidencia del cáncer de colon, por lo que se consideran peligrosos, muy a pesar de que no está limitado su uso.
Los alimentos ecológicos son carentes en todos ellos, por lo que se reduce el riesgo de experimentar problemas crónicos derivados de su ingesta.
Ecológico no siempre significa saludable
Aunque los alimentos ecológicos cuentan con una serie de ventajas y beneficios, no siempre pueden ser considerados como productos saludables. Por ejemplo, un producto elaborado a partir de elementos de origen vegetal que han seguido métodos de cultivo tradicional, mezclados con una gran cantidad de azúcar de mesa, podría llevar la etiqueta de alimentos ecológicos.
Sin embargo, esta combinación no podría considerarse para nada beneficiosa para el organismo. Por ello, lo más recomendable es no fiarse por completo de las alegaciones nutricionales que aparecen en las etiquetas.
Siempre es aconsejable acudir a la parte del etiquetado donde se reflejan los ingredientes que componen el comestible, junto a su valor nutricional.
Con la información que se recogen en ambos documentos se puede conseguir categorizar a un alimento como bueno o malo. A partir de aquí se decide si puede ser introducido en la dieta de forma puntual, o se ha de consumir regularmente por presentar nutrientes en su interior necesarios para el organismo.
El irracional miedo a los transgénicos
Antes de concluir, es necesario hacer una mención especial a los productos transgénicos. Aunque por norma general suele ser preferible el consumo de alimentos ecológicos, tampoco hay que descartar los transgénicos de forma automática, ya que no resultan nocivos.
Las modificaciones a las que se ven sometidos generan una mayor facilidad de cultivo, o alguna alteración positiva en su valor nutricional o características organolépticas. Pero en cualquier caso el hecho de que hayan sido sometidos a una modificación del genoma no quiere decir que vayan a resultar perjudiciales para la salud.
De hecho, la tecnología de los alimentos es una ciencia que ha avanzado mucho en los últimos años. La mayor parte de los productos que ingerimos en la actualidad han sido sometidos a algún proceso de modificación genética, y no impactan de forma negativa sobre la salud por ello.
Se espera que en los próximos años la ciencia siga avanzando para ofrecer cada vez comestibles más saludables y más sencillos de cultivar o elaborar.
Alimentos ecológicos, comestibles libres de pesticidas
Una de las principales ventajas de los alimentos ecológicos es que no contienen pesticidas, como ya hemos comentado. Esto resulta una buena noticia a nivel de salud. Además, suelen ser respetuosos con el medio ambiente. Teniendo en cuenta el futuro incierto que le espera al planeta con la tasa de explotación actual, este es un dato a tener muy en cuenta.
De todos modos, no hay que generar un miedo irracional a los productos transgénicos o que no han sido cultivados mediante métodos ecológicos. Que contengan pesticidas no suele ser positivo, pero que hayan sido modificados genéticamente para ofrecer ventajas no es, para nada, una mala noticia.
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