Terapia de constructos personales ¿en qué consiste?

La terapia de constructos personales es tanto un conjunto de técnicas como una filosofía de vida. Propone que las personas actuemos como «científicos» y así resolvemos los desafíos de la vida.
Terapia de constructos personales ¿en qué consiste?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 28 abril, 2023

La terapia de constructos personales fue formulada por el prestigioso experto en psicología George A. Kelly a mitades del siglo pasado. Esta intervención se enraíza en el denominado «constructivismo». Es una rama filosófica que propone que la persona crea el conocimiento sobre sí misma con base en sus experiencias vitales.

La perspectiva constructivista nace de la mano de filósofos relevantes, como Immanuel Kant o Hans Vaihinger. Según esta corriente de la filosofía, el cerebro del ser humano sería incapaz de aprender la realidad de manera objetiva. Para el constructivismo en general, y para esta terapia en particular, el ser humano crea modelos mentales con la finalidad de entender el contexto que le rodea.

«Construimos modelos para ser capaces de entender y predecir el futuro, pero estos también van a condicionar lo que percibimos y cómo lo interpretamos».

-Alberto Rodríguez Morejón-

Los constructos personales: una teoría extraordinaria

El reputado psicólogo George A. Kelly ha sido la primera persona en aplicar la corriente filosófica del constructivismo al ámbito terapéutico. Tras sus pasos, otros psicólogos igual de famosos han querido dejar su impronta en la teoría de los constructos personales. Por ejemplo (Morejón, 2019):

  • Maturana y Varela incorporan un factor novedoso a esta rama filosófica: la biología humana.
  • Gergen ofrece una perspectiva más social al proponer que el Self o ‘Yo’ es eminentemente social. Para el autor, el conocimiento humano surge de la interacción con el cosmos social de la persona.
  • Guidano crea la terapia cognitiva posracionalista.
  • Gonçalves añade elementos constructivistas en su intervención de tipo narrativa. Para él, «las personas son organismos eminentemente lingüísticos y narrativos».
  • Mahoney, en un intento de integrar todas las nuevas ideas en torno al constructivismo, crea un modelo de intervención novedoso.

Para esta teoría, la única «realidad» tangible, real y percibible, es la del individuo. Es decir, «ser constructivista» implica lo opuesto a «ser realista».

«La idea básica del constructivismo es que la realidad que se percibe está determinada por la estructura cognitiva del que conoce».

-Alberto Rodríguez Morejón-

¿Qué son los «constructos personales» (CP)?

La terapia de constructos personales es compleja
Nuestra personalidad y forma de ver la vida determina en buena manera la percepción sobre las distintas experiencias.

Para esta teoría, las personas actuamos como lo hacen los científicos. Es decir, buscamos hipótesis y las contrastamos en función de lo que percibimos y experimentamos. Fruto de ello, se elaboran «teorías» con el potencial de explicar los sucesos de la vida. Son estos conocimientos, obtenidos por las personas en su proceso de búsqueda «científico» lo que se conoce bajo el término de «constructos personales».

Para este enfoque, el comportamiento sería el método por el cual realizamos pequeños experimentos para poner a prueba las hipótesis generadas. En función de qué resultados se obtengan, las personas aceptarán o rechazarán las hipótesis que se planteen.

A pesar de esto, este proceso de valoración dista de estar exento de los sesgos humanos, porque tenemos la tendencia de seleccionar únicamente aquella información que sea acorde con nuestras creencias, preferencias, deseos, valores y actitudes.

Sin embargo, los CP tienen el extraordinario potencial de ser modificados. Si el paciente encuentra información que quiebra de manera profunda sus convicciones, los constructos cambiarán.

Por ejemplo, Luis, de 42 años, ha sufrido un infarto a pesar de tener un estilo de vida saludable. En consecuencia, percibe que el evento cardíaco está fuera de su control y abandona los hábitos saludables. Pueden darse las siguientes circunstancias (Morejón, 2019):

  • Aparece «el fantasma» de la ansiedad cuando ninguno de los conocimientos que obtuvo el sujeto en su pasado le ayudan en el presente. Por ejemplo, el estilo de vida basado en el cuidado de la salud de Luis.
  • Aparecen síntomas de amenaza cuando lo que la persona vive en el momento actual anula un conocimiento que tenía la persona. Por ejemplo, Luis se pregunta «si tenía un estilo de vida saludable y hacía deporte, ¿cómo es posible que me haya dado un infarto?».
  • Aparecen síntomas de ira y enfado cuando, a pesar de persistir en conseguir algo, la vida nos lo deniega. Por ejemplo, Luis verbaliza que «Mi padre tenía antecedentes de cardiopatía. A pesar de mis esfuerzos por eludir el infarto, no lo he conseguido».

En este sentido, los CP son íntimamente individuales y se construyen «a la medida de la persona». Pueden formar parte del núcleo de la identidad («soy una buena persona») o pueden ser muy periféricos («me gusta el chocolate con sal»).

Se activan o desactivan en función de la situación que esté sucediendo. Por ejemplo, Luis suele ser muy altruista cuando trabaja en el equipo de Urgencias de su hospital, pero es bastante inhumano cuando habla con su mujer.

«Estamos abiertos a crear nuevas teorías para situaciones desafiantes, pero cuando percibimos riesgos tomamos decisiones conservadoras basadas en postulados que ya nos han funcionado en el pasado».

-Alberto Rodríguez Morejón-



La terapia de constructos personales (TCP)

Esta intervención tiene como fin facilitar a las personas a que encuentren y utilicen otros constructos (o guías de actuación) más benevolentes y promotoras del bienestar. El objetivo es crear nuevos conocimientos que ayuden a la persona a encontrar nuevas conductas para sentirse más útiles.

En este sentido, un psicoterapeuta que trabaje desde la TCP es un «vehículo que facilita el cambio». Su rol será el de aceptar y abrirse a la experiencia del ser humano que tiene en frente, con el objetivo de interaccionar con él de «maestro a maestro». Así, el paciente es maestro de su experiencia vital, mientras que el terapeuta lo es a la hora de promover nuevos constructos.

«Estas posiciones se conocen bajo el nombre de ’empirismo colaborativo’ e implican que tanto el terapeuta como el cliente diseñan juntos experimentos conductuales con el objetivo de poner a prueba las hipótesis sostenidas por los constructos».

-Alberto Rodríguez Morejón-



La técnica de la rejilla: dibujando el mapa del universo personal de los constructos

La terapia de constructos personales analiza varios aspectos del individuo
La introspección es muy necesaria para explorar aquellos aspectos de nuestro ser que explicarían los diferentes constructos personales.

¿Cuál es tu Yo actual?, y ¿tu Yo interpersonal?, si hablamos de tu Yo buscado, ¿cuál sería? Esta técnica busca encontrar respuestas a estas incógnitas. Cada una de las preguntas, de hecho, se configura como una columna que forma parte de una rejilla o cuadrícula.

Esta técnica busca que el paciente encuentre a las personas significativas de su vida (su madre, su hermana, su abuela, su pareja) a las que posteriormente se les añade la visión del paciente tras responder a las preguntas iniciales. De manera posterior, el psicólogo escoge hasta tres sujetos de los planteados por el paciente (por ejemplo, hermana, abuela y pareja) y le pregunta: «¿en qué se parecen?».

Por ejemplo, un paciente puede decir que «tanto mi hermana como mi pareja son bastante obsesivos, mientras que mi abuela es muy flexible». En este punto hemos encontrado el primer constructo: «obsesión-flexibilidad». El objetivo es realizar este proceso entre 10 y 20 veces. Es importante que la persona compare estos constructos con las preguntas que hemos planteado al comienzo del apartado.

«Así, una vez obtenida la rejilla o cuadrícula se realiza un análisis estadístico para exprimir la información sobre constructos».

-Alberto Rodríguez Morejón-

La técnica de la autocaracterización o el relato en tercera persona

Esta técnica nace con el objetivo de que el paciente se describa a sí mismo utilizando solo la tercera persona. Por ejemplo, Andrés de 28 años verbaliza que «Andrés es una persona amable con los ancianos, es bueno y se puede ver que tiene buenas intenciones». Consiste en tratarse a sí mismo como si la persona fuese otra y la conociera muy íntimamente.

De manera posterior, el terapeuta realiza un análisis del relato del paciente. El objetivo es permitir al paciente que entienda algunos de sus constructos y plantear nuevas conductas basadas en estrategias que le permitan cambiar. A tal fin, el terapeuta recoge cada descripción que realiza el paciente en tercera persona.

La terapia de constructos personales es más que un conjunto de técnicas. Es un procedimiento de actuación, pero también es una filosofía de vida. El objetivo que persigue es, en esencia, el «equilibrio entre la validación y el cambio» (Morejón, 2019). Además, el aspecto esencial para el éxito terapéutico es que el terapeuta consiga que el paciente se sienta válido en los aspectos nucleares de su identidad.




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