Las principales secuelas psicológicas tras un ictus
Los ictus forman parte del grupo de las enfermedades cerebrovasculares, una importante causa de mortalidad y discapacidad a nivel mundial. Además de los problemas físicos en los sobrevivientes, se han evidenciado muchas secuelas psicológicas tras un ictus, como la apatía, las alteraciones en la conducta social y el egocentrismo.
Haber padecido un ictus significa que ha habido un momento en el que una parte del cerebro ha quedado sin riego sanguíneo y, como consecuencia, se ha visto dañada. Sus causas pueden ser múltiples, desde pequeños coágulos hasta la ruptura de vasos sanguíneos.
«Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte, seguidas a corta distancia del cáncer».
-Isaac Amigo-
¿Qué es un ictus?
Un ictus es un accidente cerebrovascular cuyo origen es el cese de aporte sanguíneo en el cerebro y que se suele presentar de manera focal. Su inicio suele ser agudo y sus síntomas duran alrededor de 24 horas (Quemada, 2017).
Las secuelas psicológicas tras un ictus tienen un origen predominantemente neurológico. El paciente puede perder la fuerza de un hemicuerpo, así como la capacidad para hablar y la conciencia. Pueden darse también síntomas emocionales como la risa o el llanto inmotivado, la fatiga excesiva, la apatía y la anosognosia.
«Las principales causas de los ictus son dos: los infartos cerebrales y las hemorragias».
-Jose Ignacio Quemada-
¿Cuáles son las principales secuelas psicológicas tras un ictus?
Las secuelas psicológicas tras un ictus constituyen un cuadro clínico diverso. A menudo puede surgir confusión sobre si los síntomas psicológicos pueden ocurrir como consecuencia directa de la lesión cerebral o como consecuencia del estado de salud tras el ictus.
La realidad es que los pacientes posictales presentan toda una amalgama de sintomatología que vamos a proceder a describir.
1. Risa y llanto patológico
Tras un ictus, los pacientes pueden desarrollar episodios de llanto y de risa en reacción a estímulos inofensivos. La intensidad de estas conductas suele ser elevada y el paciente carece de capacidad para modularlas y controlarlas de manera voluntaria. Como tratamiento para este síntoma suelen prescribirse antidepresivos del tipo ISRS, es decir, inhibidores de la recaptación de serotonina.
«El tratamiento con ISRS es una buena elección y la mejoría se observa en un periodo de tiempo más corto en comparación con los pacientes depresivos».
-Jose Ignacio Quemado-
2. Fatiga posictal
Este síntoma puede darse independientemente de que haya sintomatología depresiva. Se caracteriza por un intenso cansancio, que ocurre con independencia de la tarea. Además, suele estar influido por el déficit en la atención que se produce como consecuencia del ictus.
«Es la sensación subjetiva de agotamiento y de dificultad para iniciar tareas que impliquen esfuerzo».
-Jose Ignacio Quemado-
3. Reacciones catastróficas
Ante los más inofensivos estímulos, los pacientes posictales pueden responder con reacciones desaforadas de lloro, de ira o de miedo al saber que han fracasado a la hora de realizar la tarea que se habían propuesto.
Se presenta súbitamente y, por esta razón, es un elemento diferencial de la depresión. Aún y todo, si la persona padece una depresión concomitante esta puede vehiculizar la forma de reaccionar catastróficamente ante los propios fallos.
«Se trata de reacciones de llanto, enfado y temor».
-Jose Ignacio Quemado-
4. Apatía
La apatía se ha descrito como una ausencia de interés a la hora de atender los acontecimientos que se producen alrededor de la persona. Entre las causas de la apatía podemos encontrar el cansancio y la necesidad de dormir. Las personas que rodean al paciente pueden describirlo como desmotivado y desganado.
«La apatía se refiere a la falta de reactividad emocional»
-Amparo Belloch-
5. Anosognosia o anosodiaforia
La anosognosia es una alteración de la conciencia. En concreto, el paciente dista de ser consciente de que le ha ocurrido o le ocurre algo. Se manifiesta a través de conductas como la negación de sus síntomas psicomotores (como la hemiplejía). También pueden reaccionar con indiferencia a pesar de que se les diga que han padecido un ictus y se les indique sus secuelas.
Existen varios cuadros clínicos de anosognosia, como es el caso del síndrome de Gertsman, que se produce por una lesión en una región cerebral denominada circunvolución angular. En consecuencia, el paciente presenta dificultades para el cálculo, y para el reconocimiento de objetos a través del tacto (agnosia digital).
«La anosognosia hace referencia a la falta de conciencia sobre la discapacidad».
-Jose Ignacio Quemado-
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6. Alteraciones de la conducta social
«Ha dejado de ser él» es una afirmación que describe muy bien las alteraciones de la conducta social que manifiestan los pacientes posictales. Una de las alteraciones más prominentes tiene que ver con la irritabilidad. Esta se caracteriza por un humor displacentero que es difícil de controlar para la persona.
En consecuencia, el paciente reacciona ante pequeños estímulos con arrebatos tanto comportamentales como verbales. En el origen de la irritabilidad podemos encontrar lo siguiente (Quemado, 2017):
- Estado de ánimo bajo.
- Fatiga.
- Poca tolerancia a la frustración.
- Capacidad disminuida para resolver problemas.
«Una expresión especialmente grave de la irritabilidad es la agresividad física, tanto hacia objetos como hacia personas».
-Jose Ignacio Quemado-
Además, los pacientes posictales suelen desarrollar conductas muy rígidas, muy ritualísticas y pueden ser caracterizados como egocéntricos.
7. Conductas basadas en rituales
Las conductas basadas en rituales aluden al hecho de la gran dificultad a la hora de cambiar un plan que se había hecho. Entre las posibles causas de esta rigidez comportamental se postula que puedan ser los problemas de memoria. Las alteraciones en la memoria, y en especial, de la memoria de trabajo, podrían hacer que los pacientes posictales sean incapaces de introducir cambios en sus planes.
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8. Egocentrismo
El egocentrismo se vincula de manera intensa con el concepto de teoría de la mente (ToM). La ToM es el proceso a través del que podemos intuir las intenciones, los deseos y los estados mentales de los demás y utilizar dicha información para adaptar nuestra propia conducta. Tras un ictus, pueden aparecer estos problemas porque los pacientes fracasan a la hora de hacer uso de esta información.
Las enfermedades cerebrovasculares tienen repercusiones cognitivas importantes
El cerebro es el sustento biológico de lo que somos, lo que hemos sido y lo que potencialmente podemos llegar a ser. Si alguna parte del cerebro se ve lesionada como consecuencia de un ictus, las funciones que dicha área realizaba pueden verse mermadas o pueden desaparecer.
En este sentido, el cerebro es el hardware, el soporte físico de nuestro Yo, mientras que nuestro Yo es el software. La actividad neuronal da lugar a la conciencia de nosotros mismos como seres individuales y únicos; y si se produce una lesión, dicha autoconciencia puede verse alterada.
«En este sentido, las lesiones del hemisferio derecho afectan de manera especial a distintas dimensiones de nuestra conciencia».
-Jose Ignacio Quemado-
- Belloch, A. (2022). Manual De Psicopatologia. Vol. Ii (2.a ed.). MCGRAW HILL EDDUCATION.
- Llorca, G. E., Castilla-Guerra, L., Moreno, M. F., Doblado, S. R., & Hernández, M. J. (2015). Depresión post ictus: una actualización. Neurología, 30(1), 23-31.
- Quemado, J. (2017). Los trastornos emocionales y conductuales postictus. Consultado el 14 de marzo de 2023. https://www.informacionespsiquiatricas.com/informe228/files/assets/basic-html/index.html#1.
- Vazquez, A. I., González-Roz, A. (2023). Manual De Psicología De La Salud. Ediciones Pirámide.