Diferencias entre tristeza y depresión

La tristeza y la depresión son cosas diferentes, pues una indica un estado emocional normal y la otra un cuadro patológico. Las diferencias entre ambos términos se escinden en varios frentes.
Diferencias entre tristeza y depresión
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 12 octubre, 2021

Todos pasamos por momentos tristes en nuestra vida. Las emociones negativas son igual de importantes que las positivas, pues estas también nos ayudan a aprender, a crecer, a desarrollarnos como entes individuales y a expresar una de las características que nos hace ser humanos. De todas formas, la tristeza crónica acompañada de otros síntomas no es normal. ¿Conoces las diferencias entre tristeza y depresión?

Distinguir entre rasgo natural y patología es una tarea muy compleja, pero siempre es mejor sospechar de esta última para descartar posibles trastornos. Sigue leyendo si te interesa el tema, pues en las siguientes líneas diseccionamos la frontera entre emoción y enfermedad. No te lo pierdas.

La depresión y otros trastornos emocionales

En primer lugar, vemos necesario remarcar la importancia de los trastornos mentales en la sociedad moderna. Por mucho progreso que se haya llevado a cabo en este frente, hay personas que siguen sin concebir los desajustes a nivel anímico y neurológico como enfermedades, pero las cifras y los profesionales difieren de forma tajante.

La Confederación de la Salud Mental Española y la Organización Mundial de la Salud (OMS) nos brindan las siguientes cifras de interés con el fin de contextualizar los trastornos mentales a nivel social:

  • Se estima que los problemas de la salud mental serán la primera causa de discapacidad en el año 2030.
  • Una de cada 4 personas tendrá un trastorno mental a lo largo de su vida. Entre el 35 % y el 50 % de los pacientes no reciben ningún tipo de tratamiento para solucionarlo o este no es el adecuado.
  • El 12,5 % de todas las enfermedades caen en la categoría del trastorno mental. Esta cifra es más alta que la de los problemas cardiovasculares (primera causa de muerte en el mundo) y el cáncer.
  • 450 millones de personas se ven afectadas por trastornos mentales, los cuales dificultan la realización de tareas y la supervivencia individual.
  • La depresión es la reina de los trastornos mentales, pues afecta a 268 millones de personas en el mundo y provoca una alta carga de discapacidad.
  • El 50 % de los trastornos mentales se manifiestan antes de los 14 años y el 75 % antes de los 18. El suicidio es la segunda causa de muerte en las personas entre 15 y 29 años. 

Como puedes ver, los trastornos mentales no son un juego. Este prefacio es esencial para destacar que, por muy informativo que sea este espacio, debes buscar ayuda profesional inmediata si sospechas que padeces depresión o cualquier otro tipo de condición psiquiátrica. Con la salud, siempre es mejor prevenir que curar.

Las 7 diferencias entre tristeza y depresión

Como hemos dicho en líneas previas, sentir tristeza es normal. De todas formas, que esta emoción domine tu vida puede indicar una enfermedad mental. Te desgranamos las diferencias entre tristeza y depresión en las siguientes líneas.

1. La depresión es patológica, pero la tristeza no

El Diccionario de Oxford define la tristeza como ‘un sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista, la insatisfacción y la tendencia al llanto’. A nivel psicológico, esta es una de las 6 emociones básicas postuladas por Paul Ekman, junto a la alegría, el enfado, la sorpresa, el miedo y el asco.

La tristeza es un dolor emocional natural que se asocia con (o se caracteriza por) sentimientos de desventaja, pérdida, desesperanza, duelo, impotencia, decepción y pena. El llanto es un mecanismo involuntario hasta cierto punto que se vincula con esta emoción, pero no todas las personas tristes lloran ni todos los llantos tienen connotaciones negativas.

La definición de depresión es muy diferente. El diccionario de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría la concreta como ‘un estado afectivo negativo, que va desde la infelicidad y el descontento hasta un sentimiento extremo de tristeza, pesimismo y desaliento que interfiere con la vida diaria’. Más importante aún: se clasifica como un trastorno mental y comportamental.

Así pues, la primera de las diferencias entre tristeza y depresión queda clara de forma tajante: estar triste no es patológico, mientras que la depresión sí que se engloba en la categoría de los trastornos emocionales. La primera no tiene por qué requerir atención profesional (aunque los psicólogos pueden ayudar a gestionarla), mientras que la segunda siempre evidencia la necesidad de atención médica.

La depresión es un trastorno, mientras que la tristeza es una emoción básica natural.

2. La depresión cuenta con criterios propios para ser diagnosticada

Las diferencias entre tristeza y depresión incluyen la necesidad de un proceso diagnóstico
Al ser la depresión una enfermedad, los especialistas en salud mental se valen de una serie de criterios para diagnosticarla, algo innecesario en los episodios de tristeza.

La tristeza no se “diagnostica” como tal, pues para que exista un diagnóstico tiene que haber una enfermedad en primera instancia. Por otro lado, la depresión sí que cuenta con una serie de criterios que indican su existencia en el paciente.

La Asociación Estadounidense de Psiquiatría edita cada cierto tiempo su Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, en el cual se actualizan los criterios diagnósticos de todos los trastornos mentales antiguos y nuevos. En la quinta edición (publicada en el año 2013), se establecen las siguientes bases con respecto a la depresión:

  1. Sentimiento deprimido y de tristeza crónica durante la mayor parte del día, todos (o la mayoría) de los días.
  2. Marcada disminución en el sentimiento de disfrute y placer (anhedonia). Las personas con depresión tienen dificultades para disfrutar durante todo el día o la mayor parte del día de actividades que antes les resultaban estimulantes.
  3. Pérdida de peso significativa sin hacer dieta, ganancia de peso o pérdida/ganancia de apetito de forma fluctuante.
  4. Reducción de la velocidad de pensamiento y realización de movimientos físicos. Este signo debe ser observable por otras personas, no solo autopercibido por el paciente.
  5. Fatiga y pérdida de energía (casi) todos los días.
  6. Sensación de no valer para nada o de sentimiento de culpa excesiva todos o casi todos los días.
  7. Pérdida de capacidad de concentración e indecisión todos los días o casi todos los días.
  8. Sentimientos recurrentes de muerte, ideaciones suicidas sin planes específicos, intento de suicidio o plan para intentar suicidarse.

Para que un paciente sea diagnosticado de depresión, debe cumplir con algunos de los síntomas durante un periodo de 2 semanas seguidas o más. Además, uno de los síntomas tiene que ser la tristeza crónica (punto 1) o la anhedonia (punto 2). Por último, cabe destacar que los signos clínicos han de causar en la persona que los experimenta malestar significativo a nivel clínico o dificultades asociadas.

Las dificultades provocadas por el cuadro depresivo pueden presentarse en el ámbito emocional, laboral, social y muchos otros. 

3. Una es un síntoma de la otra

Quizá te hayas dado cuenta leyendo las líneas anteriores, pero una de las diferencias clave entre tristeza y depresión radica en que la propia tristeza crónica instaurada por 2 semanas o más es un claro síntoma de depresión. Dicho de otro modo, la emoción de estar triste de forma constante puede desembocar en un cuadro depresivo.

Para que el diagnóstico de la depresión sea certero, el paciente debe presentar tristeza crónica, falta de placer (anhedonia) o ambas. Además, esto tiene que interferir con su rutina y provocar ciertos signos clínicamente significativos. Por ejemplo, una persona deprimida también suele tener problemas para dormir, pérdida de energía, ansiedad crónica y otros agentes psicológicos concomitantes.

La depresión requiere de tristeza crónica, anhedonia o las 2 a la vez para poder diagnosticarse. El resto de síntomas son accesorios, pero solo estos 2 la determinan.

4. Procesos diferentes desde el punto de vista bioquímico

Definir la causalidad de las emociones y los trastornos a nivel psicológico es muy complejo, pues el ser humano está compuesto por miles de sistemas interconectados (más si hablamos del cerebro). De todas formas, se han explorado las bases fisiológicas de la tristeza y la depresión y existen ciertas variaciones entre ellas.

Según estudios científicos, la tristeza se ha relacionado con un incremento de la actividad bilateral en las proximidades de la corteza temporal media y posterior, el cerebelo lateral, el vermis cerebeloso, el mesencéfalo, el putamen y el caudado. A nivel bioquímico (y simplificando mucho las cosas), se puede asociar a un nivel bajo inmediato de serotonina.

Por otro lado, la fisiopatología del trastorno depresivo aún no se ha dilucidado con tanta efectividad. La evidencia actual apunta a una interacción compleja entre la disponibilidad de neurotransmisores y la regulación y sensibilidad del receptor subyacente a los síntomas afectivos, tal y como indica el portal médico Statpearls.

A pesar de las distancias, la depresión también se ha vinculado con un desequilibrio en el circuito de la serotonina del sistema nervioso central. De todas formas, aquí entran en juego otros neurotransmisores nuevos, como la norepinefrina, la dopamina, el glutamato y el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Por ello, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son útiles para tratarla.

La depresión parece ser un trastorno multifactorial y muy complejo, mientras que la tristeza se explica de forma más “simple” (es una de las 6 emociones básicas). 

5. La depresión no tiene por qué tener una causa exacta

A nivel emocional, la tristeza puede definirse como ‘una reacción ante una pérdida o situación adversa por la que nos vemos superados’. Suele tener una causa concreta, como pueden ser la pérdida de una persona, un objeto o un objetivo valioso y la vivencia de una situación adversa. De todas formas, se establece cierta causalidad (“estoy triste por este motivo”).

La depresión no tiene por qué tener una causa concreta, pues hay personas que tienen muchas facilidades y no han vivido eventos traumáticos y padecen este cuadro clínico sin explicación aparente. De todas formas, parecen existir ciertos predisponentes, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Eventos durante la vida: el abuso sexual, mental o físico durante la niñez se asocia a una mayor probabilidad de presentar depresión en la edad adulta. El aislamiento social, el estrés, las adversidades (falta de dinero y enfermedad, por ejemplo), el rechazo familiar y otros muchos factores más también la propician.
  • Personalidad: por ejemplo, las personas neuróticas son más proclives a presentar trastornos depresivos a lo largo de su vida.
  • Alcholismo: el alcoholismo puede anteceder a la depresión o ser uno de los desencadenantes de ella.
  • Enfermedades no psiquiátricas: la malnutrición y los trastornos hormonales (entre muchos otros) pueden favorecer la depresión, aunque no la expican por sí solos.

En resumen: otra de las diferencias claras entre tristeza y depresión radica en la causalidad. Cuando estás triste (casi) siempre hay un por qué, pero en los cuadros depresivos el desencadenante es multifactorial, difuso y puede remontarse a muchísimo tiempo atrás.

6. La tristeza dura menos, mientras que la depresión es crónica

Las diferencias entre tristeza y depresión incluyen su duración
La depresión es una condición crónica, y que en muchos casos requiere tratamientos prolongados para evitar complicaciones.

La duración e intensidad del sentimiento de tristeza es variable y depende de los patrones de personalidad, de los esquemas cognitivos y del entorno sociocultural. No todos reaccionamos de la misma forma ante un estímulo negativo, razón por la cual es difícil establecer cuánto tiempo es “normal” estar triste tras cierto evento.

De todas formas, se establece como criterio general que la tristeza es más efímera y es posible “abstraerse de ella” (snap out of it), mientras que la depresión domina la mayor parte del día del paciente y le incapacita para realizar ciertas actividades. Como hemos dicho, se sospecha de depresión cuando la tristeza es crónica y aparente por un periodo de 2 semanas o más.

La depresión es crónica, mientras que la tristeza es una emoción más inmediata que se puede diluir con el tiempo.

7. La tristeza es experimentada por todos los seres humanos

En última instancia, queremos hacer hincapié en que todos los seres humanos nos ponemos tristes en algún momento de nuestra vida. La tristeza es una emoción básica y forma parte de la cognición humana, nos guste o no. Simplemente es imposible que un ser humano pensante no experimente esta sensación, pues no podemos definirnos como especie sin nuestras sensaciones.

Por otro lado, la depresión no es experimentada por todos los humanos, y tampoco debería considerarse como algo “natural” o que se pueda pasar por alto. La depresión es maladaptativa, es decir, reduce la probabilidad de supervivencia individual y la calidad de vida. Nada que te haga sentir mal de forma constante se podrá explicar sin incurrir en el terreno patológico.

La depresión afecta a 264 millones de personas en todo el mundo y es la principal causa de discapacidad a nivel global. En el peor de los casos lleva al suicidio, en el que incurren más de 800 000 personas todos los años. La tristeza esporádica no lleva a un ser humano a quitarse la vida, pero un cuadro depresivo sin tratar sí lo hace.

Ante la duda, acude a un profesional de la salud mental

Aquí te hemos diseccionado 7 diferencias claves entre la tristeza y la depresión, pero debes tener en cuenta que ninguna de ellas representa un diagnóstico de tu estado emocional concreto.

Si has acudido a este espacio porque dudas de la cronificación de tus sentimientos, es necesario que acudas con presteza a un psicólogo o psiquiatra, pues solo ellos podrán darte un diagnóstico certero.

Debes tener en cuenta que parte del cuadro depresivo conlleva sentimientos de culpa, aislamiento, falta de comunicación y otros procesos que dificultan el ser transparente con la enfermedad que se está padeciendo. Antes de que la situación vaya a peor, es necesario ponerse en manos adecuadas y comenzar una terapia (tanto farmacológica como psicológica).




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.