Psicofármacos: qué son, tipos y funciones

Los psicofármacos son medicamentos capaces de incrementar o reducir el efecto de los neurotransmisores en el organismo, por lo que son útiles en el tratamiento de todo tipo de enfermedades psiquiátricas.
Psicofármacos: qué son, tipos y funciones

Última actualización: 08 enero, 2021

Las enfermedades mentales son un grupo de patologías que necesitan combinar la administración de medicamentos y las terapias psicológicas para obtener mejores resultados. De esta manera, surgen una serie de compuestos llamados psicofármacos.

La incidencia de los diferentes trastornos mentales y los factores asociados a los mismos ha aumentado durante los últimos años. Estudios demuestran que, al menos, el 19,5 % de la población española presentó una de estas patologías en algún momento de su vida, siendo la depresión la más frecuente de todas.

Es importante destacar que el sistema nervioso central es capaz de sintetizar y segregar un grupo de sustancias llamadas neurotransmisores. Los mismos serán capaces de transmitir impulsos nerviosos y de afectar el estado de ánimo y el comportamiento en general. Allí suelen actuar los psicofármacos.

¿Qué son los psicofármacos?

Estos son un grupo de medicamentos utilizados en el tratamiento y control de los diferentes trastornos mentales existentes. Los psicofármacos alteran la concentración de algunos neurotransmisores en el encéfalo, por lo que disminuyen la sintomatología presentada.

Algunos de estos compuestos actúan en una zona superficial del encéfalo llamada corteza cerebral, sin embargo, la mayoría de ellos lo hace en otras zonas más profundas, como el sistema límbico o el reticular. Todos los neurotransmisores son liberados en una zona entre las neuronas llamada hendidura sináptica.

El objetivo final de los psicofármacos es aumentar o disminuir la acción de los neurotransmisores. Para ello se valen de diversos mecanismos de acción, desde el bloqueo de receptores hasta la inhibición de su liberación o recaptación.

Entre los neurotransmisores afectados con mayor frecuencia destacan los siguientes:

  • Acetilcolina.
  • Noradrenalina.
  • Ácido gamma-aminobutírico (GABA).
  • Dopamina.
  • Serotonina.
Sinapsis de las neuronas.
En la zona de unión de dos neuronas hay sinapsis y allí se encuentran los neurotransmisores que son afectados por los psicofármacos.

¿Cuáles son los tipos de psicofármacos?

Cabe destacar que ningún tipo de compuesto es mejor o más efectivo que otro en sus totalidad, sobre todo porque los mismos pueden usarse en diferentes patologías, ya que cuentan con propiedades similares. En este sentido, podemos clasificar 4 tipos de psicofármacos disponibles en el mercado.

1. Neurolépticos o antipsicóticos

Este grupo de fármacos son empleados en el tratamiento de los diferentes tipos de psicosis, desde la esquizofrenia hasta las psicosis tóxicas. También se prescriben frente a otras enfermedades, como la demencia, la depresión y la ansiedad.

En la antigüedad eran conocidos como tranquilizantes mayores, debido al efecto sedante que poseen. Estos compuestos ejercen su efecto en un neurotransmisor específico llamado dopamina, el que se encuentra ubicado en diferentes regiones del encéfalo.

Los antipsicóticos se centran en disminuir el efecto que genera la dopamina en el organismo. Es importante destacar que existen 2 tipos principales: los clásicos y los atípicos. Los primeros inutilizan al receptor de dopamina D2 de la vía mesolímbica. Por otro lado, los atípicos inhiben al neurotransmisor en sí y afectan las concentraciones de serotonina.

2. Ansiolíticos e hipnóticos

Los psicofármacos ansiolíticos e hipnóticos mejoran la sintomatología de los trastornos de ansiedad, un problema psiquiátrico frecuente en la sociedad actual. De hecho, estudios demuestran que el uso de estos fármacos ha aumentado durante los últimos años en países europeos.

Estos medicamentos también tienen un efecto sedante, por lo que se emplean en el tratamiento de trastornos del sueño, como el insomnio. Sin embargo, tienen una gran capacidad de desarrollar dependencia y tolerancia, por lo que su ingesta debe realizarse bajo estricta prescripción médica.

Los ansiolíticos e hipnóticos ejercen su efecto en el ácido gamma-aminobutírico (GABA), el neurotransmisor inhibidor por excelencia. Los mismos aumentan el efecto que genera el GABA en el organismo sin alterar la concentración de la sustancia.

Los compuestos de esta clase más utilizados en la actualidad son las benzodiazepinas. No obstante, existen 4 tipos distintos de ansiolíticos e hipnóticos:

  • Plantas medicinales con efectos hipnóticos.
  • Benzodiazepinas y sus análogos.
  • Barbitúricos.
  • Fármacos no benzodiazepínicos ni barbitúricos.

3. Antidepresivos

Como se dijo, la depresión es uno de los trastornos del estado de ánimo que tiene mayor prevalencia a nivel mundial. La misma se caracteriza por presentar una sintomatología muy variada, sin embargo, un síntoma resaltante es la apatía y la falta de emoción ante actividades que resultaban placenteras.

Estos compuestos se utilizan en todos los tipos de depresión, no obstante, también son útiles en el tratamiento de otras enfermedades. En este sentido, se emplean en el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad social y el trastorno disfórico premenstrual.

La mayoría de los antidepresivos intervienen en el metabolismo de un neurotransmisor llamado serotonina, aunque algunos tipos en específico afectan a otras sustancias, como la noradrenalina. El objetivo de estos psicofármacos es aumentar la concentración de serotonina en el organismo al inhibir su degradación o su recaptación.

Existen múltiples tipos de antidepresivos en la actualidad, sin embargo, todos ellos prolongan el efecto natural de la serotonina, aunque por diferentes mecanismos de acción. Los tipos de fármacos antidepresivos son los siguientes:

  • Inhibidores de la enzima monoaminooxidasa (IMAOS).
  • Tricíclicos y tetracíclicos.
  • Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
  • Inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina (ISRN).
Hombre con depresión.
Los estados depresivos son difíciles de manejar y la farmacología debe combinarse con terapia.

4. Estabilizadores del estado de ánimo

Uno de los trastornos del estado de ánimo mejor documentados es el trastorno bipolar, el que se caracteriza por oscilaciones bruscas de emociones. De esta manera, el paciente puede pasar de un estado de euforia total a una depresión profunda en cuestión de minutos.

Este grupo de psicofármacos ayuda a suprimir las oscilaciones del estado anímico. Además, muchos de ellos tienen propiedades anticonvulsivas. Los medicamentos anticonvulsivos favorecen la acción inhibitoria del GABA en el organismo y reducen la acción del glutamato, por lo que deprimen al sistema nervioso central.

Por otro lado, dentro de los estabilizadores del estado de ánimo también se encuentran las sales de litio. Estos compuestos no tienen propiedades anticonvulsivas, pero son igual de útiles en el tratamiento del trastorno bipolar, ya que inhiben la transmisión del impulso nervioso.

Los psicofármacos son el mejor tratamiento para los trastornos mentales

Los psicofármacos se emplean en el tratamiento de diversas enfermedades mentales. Aunque se desconoce el origen exacto de este tipo de patologías, el uso de estos compuestos ayuda a mejorar los síntomas presentados y superar el cuadro clínico.

El empleo y la prescripción puede variar dependiendo de la patología diagnosticada, de la severidad de la situación y de los posibles efectos adversos. No obstante, el consumo debe hacerse bajo indicación médica y se debe consultar con el especialista ante cualquier duda.



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