¿Qué es la vigorexia?
La vigorexia, también conocida como dismorfia muscular, es uno de los trastornos corporales del cual se tiene más desconocimiento. Aunque desde hace unas décadas se ha hablado más de él; aún existen muchas dudas o malentendidos con respecto a qué alude. En ciertos contextos se suele denominar anorexia inversa o megarexia.
Tal y como advierten los expertos, existe todavía un desconocimiento parcial sobre las causas, la prevalencia, el pronóstico e incluso el tratamiento de la vigorexia. Sin embargo, es justo apuntar que desde su denominación en la década de los noventa ha habido un interés científico por este trastorno. En las líneas siguientes te indicamos qué se sabe al respecto y resolvemos algunos de sus mitos más frecuentes.
Características de la vigorexia
La vigorexia se describe como la idea a menudo obsesiva de que la masa muscular es mucho menor a la que realmente se tiene. Es decir, los pacientes vigoréxicos se perciben a sí mismos como delgados, con poca masa muscular, a pesar de que en realidad tienen una constitución normativa y en algunos casos superior a la media.
Aunque es cierto que este trastorno se puede manifestar en casi cualquier grupo, por lo general es más frecuente en los deportistas. En especial es más común en aquellos deportes en los que la masa muscular, el volumen o la fuerza tienen un papel protagónico. Por ejemplo, la halterofilia, el boxeo, la lucha libre y demás. A menudo se asocia solo con los hombres, pero las mujeres también pueden desarrollar la condición.
La moda por el estilo de vida fitness también ha hecho que la vigorexia se manifieste en pacientes no deportistas. También que se haya normalizado parcialmente, en especial entre quienes forman grupos o círculos asociados con esta cultura. Los investigadores piensan que la ortorexia nerviosa y la ansiedad social son buenos predictores del desarrollo del trastorno a medio y largo plazo.
Síntomas de la vigorexia
Un paciente con vigorexia desarrolla una preocupación patológica por su musculatura en relación con su delgadez. Los expertos concuerdan en que este trastorno afecta la vida de los sujetos en muchos sentidos, hasta el punto que puede interferir en sus relaciones sociales, su trabajo y por supuesto en su salud. Veamos algunos signos que lo caracterizan a continuación:
- Obsesión por obtener más musculatura al pensar que se carece de ella.
- Esfuerzos persistentes, obsesivos y compulsivos por obtener dicha masa muscular sin que nunca sea suficiente.
- Uso de sustancias anabólicas de manera descontrolada.
- Comparación recurrente de su musculatura con la de los demás (también con sí mismos midiéndola diariamente).
- Apuesta por dietas estrictas que complementan sus jornadas de entrenamiento extenuante (es un signo tan frecuente que algunos consideran a la vigorexia un trastorno alimentario).
- Pensamientos obsesivos en relación con su peso (pueden pasar una media de 5 horas al día concentrados en ello).
- Obsesión con mirarse en el espejo.
- Vergüenza de exponer su musculatura en público debido a que piensan que esta es muy inferior o insuficiente.
- Desarrollo de trastornos del estado de ánimo como la ansiedad o la depresión.
La suma de todos estos factores condicionan el día a día de los vigoréxicos. Pueden perder su trabajo, endeudarse, perder su pareja y amigos y aislarse debido a su obsesión. Tal y como señala la evidencia, la prevalencia de todas estas consecuencias puede ser de por vida en caso de que no se busque tratamiento.
No es infrecuente que los pacientes también padezcan daños en su salud. No solo por el uso descontrolado de sustancias, sino también por el sobreesfuerzo al entrenar. A menudo sufren de lesiones recurrentes debido al exceso de ejercicio, lesiones que ignoran en su afán de alcanzar una mayor masa muscular.
Causas de la vigorexia
No se han determinado hasta ahora las causas específicas de la vigorexia. Se piensa que es una combinación de factores psicológicos combinados con determinantes ambientales. Por ejemplo, los traumas en la niñez, la baja autoestima, el acoso escolar y la presión social pueden mediar para que se desarrolle al final de la adolescencia o en la adultez joven.
Algunos expertos afirman que la exposición mediática de un cuerpo perfecto y musculoso puede incidir el desarrollo de este trastorno. Johns Hopkins Medicine nos recuerda que los antecedentes del trastorno en la familia (o de otros trastornos mentales similares), las alteraciones químicas, la desregulación hormonal y el tipo de personalidad también pueden estar detrás de algunos episodios.
Es importante tener en cuenta que no toda persona que se obsesiona con obtener más musculatura se puede catalogar como vigoréxica. En general se considera un trastorno cuando empieza a afectar otros aspectos de la vida como lo son el trabajo y las relaciones sociales.
Opciones de tratamiento
El tratamiento de la vigorexia a menudo supone un reto tanto para el paciente como para el especialista. La mayoría de quienes padecen el trastorno son reacios a admitirlo, de manera que casi nunca buscan asistencia médica.
Cuando así lo hacen, suelen abandonar la terapia en mitad del camino, en especial cuando no cuentan con el apoyo de su círculo o se desenvuelven en un ambiente profesional (boxeadores, fisicoculturistas y demás).
No existe un tratamiento estándar para hacer frente al trastorno, ya que a menudo este se determina con base en sus causas. El uso de ciertos fármacos y la terapia psicológica suele ser el preferido por los expertos. Por ejemplo, se acostumbra apostar por los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y la terapia cognitivo conductual. La terapia de familia también puede ser una opción aceptable.
No todas las personas que priorizan su crecimiento muscular se pueden considerar como vigoréxicos. La línea es muy delgada, pero debe tenerse en cuenta para evitar forzar a una persona a buscar asistencia profesional. Los resultados siempre son más estables y oportunos cuando la búsqueda es voluntaria; ya que de lo contrario suele derivar en abandono o rechazo.
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