Tratamiento de la clamidia

El tratamiento para la clamidia consiste en la ingesta de antibióticos destinados a erradicar la bacteria que produce la enfermedad. Veamos cuáles están aprobados, dosis y contraindicaciones.
Tratamiento de la clamidia
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 18 junio, 2021

La infección por clamidia es una de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) más frecuentes en los jóvenes. Solo en Europa genera 250 000 casos cada año, según estimaciones del European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC).

Aunque puede crear varias complicaciones en el organismo, el tratamiento de la clamidia suele dar muy buenos resultados, en especial en etapas precoces.

Son muchos los criterios que se consideran al momento de elegir la mejor terapia: secuelas generadas en el cuerpo, edad, estado de salud o condiciones específicas (como en embarazo). Hoy navegamos por las opciones de tratamiento para la Chlamydia trachomatis, la bacteria que causa la infección.

Tratamiento farmacológico de la clamidia

El tratamiento de la clamidia incluye antibióticos
Los antibióticos son fundamentales para el tratamiento de la clamidia. Por fortuna, existen varias opciones disponibles de acuerdo al contexto.

Como bien nos apunta los Centers for Disease Control and Prevention de los Estados Unidos (CDC) el tratamiento para la clamidia consiste en una terapia farmacológica con base en antibióticos. Esta es la única manera de hacer frente a la infección, con leves ajustes del medicamente específico o dosis según corresponda.

En contextos informales se ha popularizado el uso de duchas vaginales o remedios caseros. Ninguna de estas opciones son efectivas, e incluso pueden hacer empeorar los síntomas o motivar el desarrollo de afecciones secundarias. Si sospechas que tienes clamidia busca asistencia médica para iniciar un tratamiento seguro para ti.

Aclarado esto, y siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre cómo hacer frente a la enfermedad, el protocolo primario para tratar la clamidia se hace con base en:

  • Azitromicina (Zithromax, Acimut o Koptin): la azitromicina es el compuesto activo más usado para tratar la infección por Chlamydia trachomatis. Normalmente se suministra 1 gramo en una sola dosis por vía oral.
  • Doxiciclina (Doryx o Vibramicina): también se usa la doxiciclina administrada durante 7 días en ingestas de 100 miligramos (dos veces al día).

Las investigaciones refieren que ambos antibióticos son igual de efectivos en el tratamiento de la clamidia. Su efectividad ronda el 97-98 % al final de la terapia. La preferencia de uno u otro se hace con base en el criterio del especialista. Cuando el foco de la infección es anorrectal la OMS sugiere el uso de la doxiciclina.

Tratamientos de segunda línea

Los regímenes farmacológicos alternativos sugeridos por los CDC de EE.UU. son los siguientes:

  • Eritromicina (Bronsema, Eritrogobens, Lagarmicin o Pantomicina): administrado con dosis de 500 miligramos cuatro veces al día durante una semana. Las investigaciones señalan que los resultados solo son positivos cuando el tratamiento se extiende por 7 días, de manera que terapias más cortas están contraindicadas.
  • Levofloxacina (Levaquin): con una ingesta vía oral con base en 50o miligramos durante 7 días continuos. Su tasa de erradicación se ha estimado en un 92 %.
  • Ofloxacino (Floxin, Oflovir o Surnox): administrado dos veces al día en dosis de 300 miligramos. El tratamiento de 7 días ha demostrado ser seguro y eficaz para los pacientes.

Como ya hemos señalado, la elección debe estar mediada siempre por un especialista. No inicies el tratamiento sin su supervisión, tampoco antes de que se haya confirmado la enfermedad mediante un diagnóstico.

Tratamiento de la clamidia en mujeres embarazadas

El tratamiento de la clamidia durante el embarazo es distinto
Ya que algunos antibióticos pueden llegar a ser teratogénicos o interferir con el desarrollo del embarazo, las pautas del tratamiento cambian.

El tratamiento de la clamidia en mujeres embarazadas difiere de los anteriores. Tradicionalmente se ha considerado el uso de la levofloxacina, el ofloxacino y la doxiciclina como adverso durante esta etapa.

Aunque los pocos ensayos realizados estipulan los riesgos como bajos, las pruebas en animales se relacionan con daños en el neonato. Por tanto, se debe evitar su uso ante la falta de evidencia contundente.

La terapia recomendada en este caso es la azitromicina y la eritromicina. Estas son las sugerencias de la OMS, las cuales mantienen las mismas dosis reseñadas en el anterior apartado. Los estudios recomiendan el uso del primer fármaco durante el embarazo debido a que su eficacia puede llegar hasta el 97 %.

Si existen reacciones alérgicas o hipersensibilidad a la fórmula también está avalado el uso de amoxicilina. En este caso la dosis recomendada son 500 miligramos tres veces al día durante una semana.

Tratamiento de la clamidia en recién nacidos

Si no se ha detectado a tiempo, el contacto con el cuello uterino infectado durante la labor de parto puede exponer al neonato a la enfermedad. Normalmente, esta se manifiesta a través de conjuntivitis o neumonía. Ambas deben ser confirmadas a través de un diagnóstico, luego del cual los CDC sugieren el siguiente tratamiento:

  • Eritromicina (Bronsema, Eritrogobens, Lagarmicin o Pantomicina): 50 miligramos por kilo cuatro veces al día administrados vía oral. La terapia se debe mantener durante 14 días.
  • Azitromicina (Zithromax, Acimut o Koptin): 20 miligramos por kilo administrados durante 3 días vía oral (una vez al día).

Se debe hacer un seguimiento cercano de la evolución de la infección y los posibles afectos adversos en el neonato. El tratamiento en adolescentes en general no difiere del de los adultos, aunque el especialista es quien tiene la última palabra.

Consideración durante la terapia

Los pacientes deben abstenerse de tener relaciones sexuales durante el tratamiento para evitar contagiar la infección. Si se tiene pareja estable, esta debe hacerse las pruebas que correspondan para descartar o diagnosticar la presencia de la enfermedad. De dar positivo, también debe iniciar una terapia con base en antibióticos.

Es importante destacar que los medicamentos no tratan los problemas asociados a la clamidia, solo eliminan la bacteria que ocasiona la enfermedad. Secuelas como enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), tracoma o linfogranuloma venéreo deben ser tratados por separado.

A su vez, se debe recordar que el tratamiento para la clamidia no impide que en el futuro el paciente se pueda infectar. Es por ello que se recomienda un cambio en algunos hábitos para reducir las probabilidades de una reinfección. Por ejemplo, usar preservativos es el primer paso para evitar esta y otras ETS.



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