Tipos de celiaquía y sus síntomas

La enfermedad celíaca se puede desarrollar a través de diferentes manifestaciones. Estas se distinguen por sus síntomas y el lugar en donde se focalizan. Conozcamos cuatro de sus tipos más frecuentes y algunas consideraciones respecto a ellos.
Tipos de celiaquía y sus síntomas
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 24 junio, 2021

La enfermedad celíaca es un trastorno autoinmune que se puede manifestar a través de diferentes tipos. Por lo general, estos se caracterizan por síntomas específicos y demandan un proceso diagnóstico con menor o mayor complicación. Hoy te enseñamos los tipos de celiaquía y cómo los puedes distinguir.

Antes de proceder es importante que sepas que la división que haremos no se corresponde a grados. La celiaquía no se manifiesta en grados (en decir, en procesos que van aumentando de forma escalonada).

Lo que con frecuencia se divide en grados es la clasificación de Marsh, un método para determinar el nivel de lesión en el intestino de las personas afectadas. Aclarado esto, veamos los tipos del trastorno.

¿Cuántos tipos de celiaquía existen?

No existe una división estándar para catalogar los tipos de celiaquía. La Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) propone las siguientes: sintomática, subclínica, latente (A y B) y potencial.

Hemos partido sobre la base de ellas para presentar las siguientes, solo que hemos adaptado el nombre para que las puedas asimilar mejor. Los tipos de celiaquía que un paciente puede manifestar son las siguientes:

Celiaquía típica

Los tipos de celiaquía son variados
Como los síntomas de la enfermedad celíaca son tan evidentes, es probable que aquellas personas con celiaquía típica sean más susceptibles de recibir un diagnóstico temprano.

También conocida como enfermedad celíaca clásica, es aquella que se manifiesta a través de signos en el sistema gastrointestinal. Con frecuencia se diagnostica durante la niñez o la adolescencia, ya que el trastorno afecta con particular intensidad durante los primeros años de vida. Aunque son muy variados, los síntomas clásicos los detallamos a continuación:

  • Diarrea.
  • Dolor abdominal.
  • Estreñimiento.
  • Flatulencias.
  • Náuseas.
  • Acidez estomacal.
  • Vómitos.

Los problemas en el proceso de absorción también pueden generar pérdida de peso y retraso en el crecimiento. Se diagnostica a través de pruebas de serología, genéticas y endoscopia con biopsia. Por lo general, el tratamiento consiste en eliminar por completo el gluten de la dieta. Al hacerlo desaparecen los síntomas y las vellosidades del intestino se pueden regenerar.

Celiaquía atípica

En la celiaquía atípica los pacientes no desarrollan síntomas en el área intestinal o, de hacerlo, son muy leves e intermitentes. Por el contrario, los signos se manifiestan en otras partes del cuerpo, lo que hace pensar que el problema debe estar relacionado con otra enfermedad. Estos se presentan tanto en adultos como en niños:

  • Dolores de cabeza.
  • Confusión.
  • Cambios en el estado de ánimo.
  • Fatiga crónica.
  • Dolor en la articulaciones.
  • Adormecimiento de las extremidades.
  • Dolor en los huesos.
  • Depresión.
  • Úlceras en la boca.

La evidencia sugiere que también se pueden presentar episodios de ataxia y dermatitis herpetiforme. En cuanto a los niños, algunos estudios indican que las manifestaciones psiquiátricas no son infrecuentes. Por ejemplo, el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH).

Celiaquía silenciosa

Es uno de los tipos de celiaquía más peligrosos que hay, ya que no manifiesta ningún síntoma evidente del trastorno. Los pacientes con enfermedad celiaquía silenciosa mantienen una dieta con gluten sin que este desencadene signos gastrointestinales o en otras partes del cuerpo. Sin embargo, el que no se manifiesten síntomas no quiere decir que la condición sea inofensiva.

Por ejemplo, el principal efecto colateral es la anemia. Los estudios han certificado que la deficiencia de hierro es muy frecuente en personas con esta variante, tanto que las pruebas serológicas destinadas a diagnosticarla se deben hacer como protocolo frente a la anemia. Otras investigaciones también señalan sobre cuadros de infertilidad, especialmente en las mujeres.

Estas son solo dos complicaciones relacionadas, ya que el catálogo de enfermedades por la celiaquía subclínica o silenciosa es mayor. Si tienes otro trastorno autoinmune (psoriasis, diabetes, artritis reumatoide) o tienes un historial de celíacos en tu familia deberías hacerte una prueba para descartarla.

Celiaquía refractaria

Los tipos de celiaquía incluyen la celiaquía refractaria
Los síntomas de esta condición persisten a pesar de la abstención del consumo de gluten. Además, el proceso diagnóstico es largo, por considerarse una condición “de exclusión”.

Por último, encontramos a la celiaquía refractaria. Esta se caracteriza por síntomas crónicos, en general desarrollados tanto a nivel intestinal como extraintestinal. La particularidad de este tipo de enfermedad celíaca es que sus signos se manifiestan aun cuando los pacientes no consumen gluten en su dieta.

Durante un cuadro de celiaquía refractaria las vellosidades del intestino no se han regenerado como se esperaba, lo que deriva en malabsorción de los nutrientes y otras complicaciones derivadas. Los investigadores la dividen en normal (tipo I) y anormal (tipo II), con un pronóstico, síntomas y tratamiento particularmente desfavorable en este último caso.

En comparación con las demás es muy poco común, tanto que se estima que solo afecta al 1 % de los casos. El proceso para diagnosticarla es muy complejo, ya que primero se deben descartar decenas de enfermedades e incluso una posible contaminación involuntaria de gluten. De hecho, muchas veces los cuadros clínicos de celiaquía refractaria se deben solo a esto último.

¿Qué hago si sospecho que tengo un tipo de celiaquía?

Ya sea que formes parte de los grupos de riesgo o que desarrolles algunos de los síntomas, lo ideal es que busques asistencia médica para descartar o diagnosticar la enfermedad. No se recomienda iniciar un tratamiento antes de esto (es decir, eliminar el gluten), ya que podría condicionar el resultados de las pruebas y originar falsos negativos.

Hoy en día se han hecho muy populares las dietas libres de gluten. Celebridades y campañas publicitarias aseguran que es un método saludable, fácil y rápido de perder peso, evitar algunas enfermedades y sentir más vitalidad. A pesar de todo el eco que esto pueda generar, sabemos que las personas no celíacas no deberían llevar una dieta libre de gluten.

Esto al menos si no se quiere desarrollar una deficiencia (de fibra, por ejemplo) o exponerse a hacer combinaciones que no reúnen la cantidad de nutrientes necesarios según la demanda de energía. Es por esta razón que no debes implementar una si no estás seguro si padeces del trastorno genético.

En todo caso, se recomienda la mediación de un nutricionista al momento de hacer cambios tan bruscos en la dieta.

Recuerda que la sensibilidad al gluten no tiene nada que ver con los tipos de celiaquía (por eso no la hemos incluido). He aquí la importancia de la un profesional de la medicina. No dudes en acudir a él si persisten algunos o varios síntomas.



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