Síndrome vespertino: síntomas, causas y tratamiento
El síndrome vespertino es una alteración que aparece sobre todo en personas con la enfermedad de Alzheimer. Se inicia en las primeras horas de la tarde o en el momento de irse a dormir. Se caracteriza por síntomas como la irritación, la agitación, la confusión y el desorden conductual.
También denominado síndrome crepuscular, síndrome del ocaso o sundowning, puede resultar muy desagradable de vivir, tanto para el paciente como para sus familiares. Entre sus causas encontramos una posible alteración o déficit en el ritmo circadiano o reloj biológico de la persona, que sería el encargado de regular un ciclo adecuado de sueño y vigilia.
“El crepúsculo es un fracaso diario de la naturaleza”.
-Enrique Jardiel Poncela-
El tratamiento del síndrome está enfocado a reducir la sintomatología, a través de fármacos y sobre todo de medidas que promuevan un sueño plácido y reparador (higiene del sueño), además de unos hábitos de vida saludables. Regular y adecuar la iluminación y otros factores ambientales también puede ayudar.
Por otro lado, el acompañamiento emocional y la contención del paciente también resultarán elementos clave en este síndrome.
Síndrome vespertino: ¿qué es?
Según el psicólogo residencial Ángel Moreno, en un estudio del 2007, el síndrome vespertino es uno de los fenómenos más comunes en la medicina geriátrica, y se puede definir como un episodio adverso psicológico-conductual, que aparece sobre todo en personas con la enfermedad de Alzheimer.
Implica que estas personas se vuelvan muy inquietas, agresivas y agitadas por la tarde y durante el anochecer. Así, este síndrome conlleva un período de agitación e irritación extremas que se inicia durante la tarde; de forma más concreta se produce en las primeras horas de la tarde y suele alargarse hasta la noche.
Típico en el alzhéimer
Afecta hasta un 20% de las personas con alzhéimer, tal y como asegura la Asociación de Alzhéimer de Chicago a través de diversos estudios.
Los pacientes que se encuentran en la fase intermedia de la enfermedad tienen más probabilidades de desarrollarlo. La principal causa del mismo parece ser una disfunción del ritmo circadiano, que es el reloj biológico interno que todos tenemos y que se encarga de regular los ciclos de sueño y vigilia.
Síntomas
Los dos síntomas principales del síndrome vespertino son la agitación y la confusión. Sin embargo, a estos síntomas se les añaden otros, siendo los más frecuentes:
- Conductas deambulatorias.
- Desorientación y desconcierto (la persona no sabe dónde está).
- Intentar autolestionarse.
- Tirar objetos de forma compulsiva.
- Gritos o musitaciones (dirigidos a uno mismo o a los demás).
- Intentar romperse la ropa.
- Alta actividad nocturna.
- Sueño/somnolencia durante el día.
- Alteraciones conductuales diversas.
Se sabe que muchas personas que sufren alzhéimer, al atardecer, creen que «ha llegado» el momento de volver a casa. Esto implicaría la aparición de algunos de los síntomas mencionados.
Por otro lado, hay algunos factores que podrían aumentar la probabilidad de aparición de algunos síntomas muy relacionadas con la etiología del trastorno (como veremos más adelante). Entre ellos encontramos:
- Falta de luz ambiental (o luz inadecuada, mala iluminación).
- Aumento de las sombras.
- Sufrir alguna infección subyacente.
- Modificaciones ambientales y del entorno bruscas.
- Agotamiento mental y/o físico (fatiga).
- Sentimiento de soledad, estar alejado de los seres queridos.
¿Cómo se comporta la persona con síndrome vespertino?
El síndrome vespertino es un trastorno duro y complejo en tanto que genera mucho sufrimiento y malestar en la persona, que se siente muy confundida. Los cuidadores y familiares también sufren las consecuencias del mismo. Hemos visto algunos de los síntomas habituales del síndrome, pero ¿cómo se comporta, en general, una persona con el trastorno?
Según el estudio antes citado realizado por Moreno (2007), a nivel expresivo los pacientes con el síndrome vespertino pueden exhibir un monólogo reservado, discusiones animadas, gritos, maldiciones, vociferaciones y musitaciones.
Así, a través de estos comportamientos solicitan de forma constante la atención del cuidador, reproduciendo de forma repetida manierismos y quejas.
Por otro lado, la confusión y la desorientación del paciente le conducen a un estado de ansiedad y miedo, que manifiesta a través de síntomas como la ira y la irritabilidad, y que alterna con momentos de apatía y depresión. Además, pueden aparecer episodios de cefalea y desórdenes perceptivos.
Causas
La principal causa asociada al síndrome vespertino es una alteración en los ritmos circadianos. Estos ritmos son regulados por una estructura cerebral denominada núcleo supraquiasmático, donde la melatonina (la principal hormona del sueño) juega un papel principal.
En las personas que sufren alzhéimer, dicha estructura está dañada, lo que implica una disminución de la producción de melatonina. Las consecuencias de ello son alteraciones en el reloj biológico interno, que causarían una confusión en el momento de dormir y despertar,
En la etiología del síndrome vespertino también encontramos otros factores implicados, como por ejemplo: cambios ambientales, cansancio mental y físico (fatiga), una mala iluminación y otras enfermedades que provocarían en el paciente malestar y dolor. De forma más detallada, en relación a sus causas encontramos lo siguiente:
- El agotamiento físico y mental, sumado a la confusión ante lugares y personas desconocidas, puede intensificar los síntomas.
- Un ambiente tenso puede provocar y empeorar los síntomas.
- Una mala iluminación puede propiciar la aparición de sombras y aumentar la confusión de la persona, que cada vez se vuelve más agitada.
Tratamiento: medidas generales
En el tratamiento del síndrome vespertino se recurre a medidas de diferente tipo: ambientales, nutricionales, farmacológicas, médicas, psicológicas… Algunas técnicas que suelen aplicarse para mejorar este síndrome son las siguientes:
- Exponer al paciente a la luz natural (y si no es posible, luz artificial) en las primeras horas de la mañana a fin de regular su reloj biológico.
- Reducción del ruido ambiental.
- Optar por poner música relajante.
- Transmitir tranquilidad, seguridad y calma.
- Evitar que la persona con alzhéimer duerma durante el día.
- Realizar ejercicio físico durante el día puede favorecer el sueño.
- Eliminar sustancias estimulantes como la cafeína.
- Seguir una alimentación saludable.
- Establecer horas fijas para comer, tomar la medicación, realizar las actividades, etc.
- Evitar el uso injustificado de fármacos.
- Practicar la escucha activa con el paciente, ofreciendo contención emocional.
- Realizar pequeños paseos con los familiares.
- No someter al paciente a sujeciones físicas durante la noche.
- Consultar al médico a qué horas es mejor tomar la medicación.
Tratamiento médico y acompañamiento emocional
Más allá de estas medidas, se suele recurrir a un tratamiento médico/farmacológico que será personalizado en cada caso. A veces se utilizan fármacos como los ansiolíticos o los antidepresivos.
A nivel psicológico se opta por intervenciones focalizadas en mejorar el estado emocional de la persona, ya sea a través de la terapia cognitiva o de otras orientaciones teóricas.
Acompañar en todo momento
Evitar que se haga daño también será un aspecto a tener en cuenta. Lo importante será que la persona se sienta acompañada durante los momentos de más agitación.
Hablamos también de un sentido físico; acompañar a la persona a deambular en esos episodios nocturnos también puede facilitar que se sienta más calmado o mejor. En este sentido, deberemos darle espacio y supervisarle. Será mejor facilitar su marcha que evitarla, ya que evitarla puede aumentar su agitación o irritabilidad.
La psicoeducación dirigida al paciente y a sus familiares puede resultar efectiva para mejorar los síntomas de la persona, lo que incluye una información detallada del síndrome, posibles causas, estrategias para paliar sus síntomas, etc.
Un síndrome complejo con muchas opciones terapéuticas
El síndrome vespertino, como hemos podido explorar a lo largo del artículo, resulta ser una condición capaz de empeorar de forma considerable la calidad de vida del paciente y los cuidadores.
Acudir de forma temprana y responsable al servicio médico o psicológico correspondiente puede ayudar a prevenir muchas complicaciones derivadas de la enfermedad.
- Benarroch, E. E. (2008). Suprachiasmatic nucleus and melatonin Reciprocal interactions and clinical correlations. Neurology, 71(8): 594-598.
- Caballo (2002). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XXI.
- Evans, L.K. (1987). Sundown syndrome in institutionalized elderly. J Am Geriatr Soc, 35:101–108.
- Miniziniak, H. (1994) Persons with Alzheimer´s: Effects of nutrition and exercise. Journal of Gerontological Nursing, 20 (10): 27-32.
- Moreno, A. (2007). Correlatos de incidencia del ocaso en estados anímicos, agitación y conducta agresiva en ancianos: Síndrome de Sundowning. SINTITUL-5: 72-80.