¿Qué órganos afecta la diabetes?

La diabetes afecta una gran cantidad de órganos diferentes, sobre todo cuando no se controla de forma adecuada. Por fortuna, el tratamiento temprano y los cambios en el estilo de vida pueden prevenir la aparición de complicaciones.
¿Qué órganos afecta la diabetes?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 07 julio, 2021

La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de azúcar o glucosa en sangre. La misma se asocia a múltiples comorbilidades y efectos secundarios a mediano y a largo plazo. ¿Te interesa conocer qué órganos afecta la diabetes? A continuación te contamos.

En la actualidad, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que más de 34 millones de estadounidenses padece esta enfermedad. Los pacientes con diabetes tipo 1 y tipo 2 que no son tratados a tiempo o que no controlan su glucemia de forma adecuada pueden desarrollar lesiones en varios órganos, desde el corazón hasta los órganos sexuales.

Corazón y vasos sanguíneos

Qué órganos afecta la diabetes: sistema cardiovascular
El contacto directo de los vasos sanguíneos con el exceso de glucosa favorece las alteraciones propias de las complicaciones vasculares de la diabetes.

El sistema cardiovascular está formado por el corazón, las arterias y las venas, el mismo es el encargado de transportar oxígeno y nutrientes a los tejidos. Además, participa de forma activa en la eliminación de sustancias de desecho y de productos tóxicos. En la mayoría de los casos, el corazón y los vasos sanguíneos son uno de los órganos que más afecta la diabetes.

Algunas investigaciones estiman que la diabetes mellitus aumenta 2 a 4 veces el riesgo de afecciones cardiovasculares mortales. De igual forma, los pacientes diabéticos tienen mayor probabilidad de presentar hipertensión arterial, obesidad, sedentarismo y dislipidemias, las cuales aumentan el riesgo de daño cardiovascular.

Por lo general, los vasos sanguíneos son los primeros en ser afectados por el exceso de azúcar en sangre. La hiperglucemia promueve el endurecimiento y estrechamiento de los mismos, reduciendo el aporte de nutrientes a los tejidos. Además, el azúcar es capaz de acumularse en las paredes de los vasos y estimular la elevación de las grasas en sangre, promoviendo el desarrollo de aterosclerosis.

A largo plazo, los pacientes diabéticos pueden manifestar varias complicaciones mortales asociadas al daño en el corazón y en los vasos sanguíneos. Entre los principales efectos secundarios cardiovasculares se encuentran los siguientes:

Por otro lado, la lesión vascular es el paso desencadenante para la afección de múltiples órganos, típica de los pacientes con diabetes no controlada. En este sentido, el estrechamiento de los vasos sanguíneos condiciona el daño a nivel del cerebro, los riñones, los ojos, los nervios, la piel y otros tejidos.

Riñones

Los riñones son órganos pares cuya función principal es filtrar toda la sangre del cuerpo humano, eliminando sustancias dañinas para los tejidos. De igual forma, participan en la regulación de la presión arterial y mantienen el equilibrio electrolítico. Con el tiempo, el exceso de azúcar en sangre lleva al daño estructural y funcional de los riñones.

La nefropatía diabética es la forma como se conoce al deterioro renal generado por la hiperglucemia sostenida en los pacientes diabéticos. Estudios estiman que esta complicación es común tanto en la diabetes tipo 1 como en la tipo 2, afectando del 30 % al 40 % de los portadores de la enfermedad. Además, la misma puede evolucionar a la insuficiencia renal terminal si no es tratada a tiempo.

La hiperglucemia no controlada es responsable del daño directo al glomérulo renal, el cual es el encargado de filtrar la sangre y formar la orina. Este hecho promueve la eliminación excesiva de líquido, aumentando el volumen y la frecuencia urinaria. Además, la presencia de glucosa, proteínas y albúmina en la orina suelen ser signos típicos de esta afección.

En etapas avanzadas, los pacientes suelen requerir terapia de trasplante renal y diálisis para sustentar el organismo. Por tal motivo, es vital el control metabólico temprano y los cambios en el estilo de vida para prevenir el riesgo de desarrollar esta complicación.

Cerebro y nervios

El cerebro es uno de los órganos más importantes de la economía humana. El mismo se encarga de regular las funciones superiores de la esfera psíquica, como la conciencia, el pensamiento y la memoria. De igual forma, este es considerado la central nerviosa de la actividad motora y de la sensibilidad. 

En los pacientes con diabetes aumenta el riesgo de compromiso de la masa encefálica producto de la lesión de los vasos sanguíneos encargados de nutrir al cerebro. En este sentido, las afecciones cerebrovasculares isquémicas son una de las complicaciones de la diabetes más temidas por su alta tasa de letalidad.

La diabetes también se relaciona con una mayor probabilidad de deterioro cognitivo, demencia y alzhéimer. Estas patologías aparecen como resultado de una reducción progresiva del volumen cerebral, así como de la desensibilización neuronal a la acción de la insulina y el efecto directo de la hiperglucemia sobre el sistema vascular.

Por otro lado, los pacientes que padecen esta enfermedad metabólica suelen experimentar daño a nivel del sistema nervioso. La neuropatía diabética puede presentarse de diversas formas, siendo la afección periférica la más frecuente. En este sentido, la pérdida de la sensibilidad en algunas zonas del cuerpo y la debilidad muscular progresiva son síntomas comunes de esta complicación.

Además, el compromiso nervioso de la diabetes también afecta el funcionamiento de otros órganos como la piel, los genitales, el tracto digestivo y la vejiga. Por tal motivo, es fundamental el control estricto de la glucemia y el chequeo rutinario con un profesional de salud.

Ojos

Qué órganos afecta la diabetes: los ojos
En algunos países, la diabetes mellitus es una de las principales causas de ceguera permanente. Esto se debe al daño de los vasos sanguíneos que están en contacto con la retina.

El globo ocular está formado por múltiples tejidos vasculares, nerviosos, musculares y conectivos que participan en la captación de los rayos de luz y en la percepción de las imágenes. La retina es una capa formada por neuronas y fotorreceptores que convierten las ondas electromagnéticas en impulsos eléctricos que son transmitidos por el nervio óptico hacia el cerebro.

Los pacientes con diabetes puede llegar a desarrollar una patología ocular conocida como retinopatía diabética. La misma es resultado de la lesión de los vasos sanguíneos que nutren a la retina, producto de las concentraciones elevadas de glucosa en sangre. Estudios estiman que la retinopatía diabética es la principal causa de pérdida de la visión en los países desarrollados.

Por lo general, esta afección se caracteriza por la obstrucción e inflamación de las arteriolas de la retina, así como por la pérdida de líquido hacia el parénquima retiniano. Además, puede haber edema macular, glaucoma y proliferación de vasos anormales en la retina en estadios avanzados. La visión borrosa y la presencia de manchas en el campo visual suelen ser signos de esta afección.

Páncreas

La diabetes mellitus y el páncreas tienen una relación bidireccional estrecha. En este sentido, la diabetes tipo 1 es resultado de la pérdida de la capacidad del páncreas de producir insulina. Por su parte, la diabetes tipo 2 se genera ante una producción pancreática deficiente de dicha hormona. Ambos hechos condicionan la presencia de niveles elevados de azúcar en sangre.

Por otro lado, los pacientes con diabetes tienen un mayor riesgo de sufrir pancreatitis a largo plazo en comparación con otras personas. Esto se produce ante la combinación con otros factores de riesgo de afección pancreática como la hipercolesterolemia, la obesidad, el sedentarismo y el alcoholismo crónico.

Pulmones

Los pulmones son uno de los órganos que comúnmente afecta la diabetes. La reducción de la capacidad respiratoria de los diabéticos puede desencadenar patologías como el asma y la fibrosis pulmonar. En la actualidad, se desconoce el mecanismo específico que promueve la disfunción pulmonar, no obstante, se suele asociar al engrosamientos de los vasos sanguíneos.

En los pacientes con diabetes tipo 1 y tipo 2 es mayor el riesgo de desarrollar infecciones de las vías respiratorias inferiores. Esto se produce ante la reducción de los mecanismos de defensa inmunitaria ante agentes externos dañinos. Además, los pacientes suelen experimentar un cambio en la microbiota del organismo que condiciona a la infección por microrganismos atípicos.

De igual forma, existe un vínculo entre la diabetes y el síndrome de apnea del sueño. Algunos estudios sugieren que el síndrome de apnea se presenta en el 50 % al 60% de los pacientes con diabetes tipo 2. Además, la administración exógena de insulina podría empeorar el curso de patologías respiratorias preexistentes.

Piel

Por lo general, las afecciones de la piel suelen tardar varios años en aparecer en los pacientes con diabetes. Las mismas se asocian a una reducción del aporte vascular cutáneo y a una respuesta inmunitaria deficiente. Además, las alteraciones nerviosas de la sensibilidad contribuyen al empeoramiento del curso clínico de heridas y lesiones en la piel.

En este sentido, es común la aparición de infecciones superficiales que van desde afecciones leves como foliculitis hasta algunas más graves como la celulitis y la erisipela. El estafilococo, el estreptococo y la pseudomona suelen ser los agentes bacterianos más frecuentes. No obstante, también pueden desarrollarse infecciones por hongos como Candida albicans.

En los pacientes con diabetes tipo 2 suelen aparecer lesiones de piel de color marrón oscuro con centro aterciopelado, conocidas como acantosis nigricans. Estas lesiones son comunes a nivel del cuello, las axilas, los codos y la región inguinal. Además, pueden presentarse verrugas pequeñas, marrones y redondeadas en la superficie de la piel que se atribuyen a la dermopatía diabética.

Por otro lado, pueden formarse pequeñas úlceras a partir de heridas o cortes no detectados a nivel de los pies. Las mismas pueden evolucionar a gangrenas que suelen requerir la amputación del segmento afectado si no son tratadas a tiempo. Estas lesiones son frecuentes en el dedo gordo y en el dorso del pie.

Boca, dientes y encías

La boca suele ser uno de los órganos que afecta la diabetes a los que se le resta importancia. No obstante, el exceso de azúcar en sangre aumenta la concentración de azúcar en la saliva. Este hecho promueve la proliferación de bacterias y la aparición de caries, placas y mal aliento. A su vez, puede desarrollarse gingivitis con inflamación, sangrado y dolor a nivel de las encías.

De igual forma, la diabetes no controlada favorece a la complicación de la gingivitis y a la aparición de periodontitis. En la enfermedad periodontal es común el dolor dental, la separación entre los dientes, la sensación de dientes sueltos y la caída gradual de los mismos.

Los pacientes con diabetes también pueden presentar candidiasis oral y xerostomía o boca seca. Además, es frecuente la manifestación de ardor oral, úlceras bucales, dolor al masticar y cambios en el gusto. Por tal motivo, es recomendable mantener un control glucémico rutinario, un adecuado cepillado dental y asistir a consultas odontológicas periódicas.

Estómago e intestino

El tracto digestivo es responsable de la metabolización y absorción de todos los nutrientes. El estómago y el intestino delgado son órganos que en raras ocasiones afecta la diabetes y se presenta en forma de gastroparesia diabética. La misma es la pérdida de la capacidad de movimiento intestinal para digerir las comidas, producto de una lesión a nivel del nervio vago.

Estudios estiman que más del 20 % de los pacientes con diabetes desarrollan gastroparesia. La reducción de la motilidad intestinal favorece al desarrollo de efectos secundarios como la deshidratación, el estreñimiento, la desnutrición y el reflujo gastroesofágico.

Órganos sexuales

Las alteraciones en los órganos sexuales son frecuentes a medida que las personas envejecen. No obstante, la diabetes es capaz de promover y potenciar estas afecciones. Esto se produce como resultado del efecto dañino de la hiperglucemia a nivel de los vasos sanguíneos y las vías nerviosas.

En los hombres, la disminución de la conducción nerviosa y la reducción del flujo sanguíneo a nivel de pene contribuyen al desarrollo de disfunción eréctil. Por su parte, las mujeres pueden presentar sequedad vaginal y problemas en la ovulación asociados a la falta de insulina o resistencia a la misma. Esta afección metabólica también aumenta el riesgo de ovarios poliquísticos en mujeres.

Por otro lado, la diabetes se asocia con un déficit en los niveles de la testosterona en los hombres, lo que favorece a la pérdida de la libido y a la infertilidad. Ante la reducción de la testosterona y la alteración del metabolismo de la glucosa, los espermatozoides pueden reducir su capacidad de motilidad y fecundación ovular.

La atención temprana reduce el número de órganos que afecta la diabetes

En la actualidad, se reconoce a la diabetes como una enfermedad que afecta a múltiples órganos y es capaz de causar complicaciones mortales. La mayoría de los efectos de la diabetes aparecen de forma progresiva y son resultado de los niveles elevados de glucosa. Por tal motivo, es posible reducir el avance de la enfermedad y su implicaciones sistémicas.

Para ello, es recomendable la identificación temprana de cualquier síntoma extraño que requiera un abordaje oportuno. El control de glucemia y los cambios en el estilo de vida son claves en la prevención de las complicaciones. Además, se debe mantener un control estricto con un médico especialista que sea capaz de aclarar cualquier duda y guiar correctamente el tratamiento.



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