Las 10 diferencias entre rubéola y sarampión

Aunque ambas enfermedades se presenten con una reacción exantemática, existen muchísimas diferencias entre la rubéola y el sarampión. Descúbrelas con nosotros.
Las 10 diferencias entre rubéola y sarampión
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 01 octubre, 2021

Existen diversas enfermedades típicas de la niñez que nuestros padres tuvieron que pasar en algún momento de su vida. Estas no se catalogan como graves, pero lo cierto es que en tiempos previos reportaban una morbilidad y carga pública asociadas notables. Aunque a día de hoy existan vacunas que las prevengan, siempre resulta de interés conocer las diferencias entre enfermedades como la rubéola y el sarampión.

Aunque ambas sean patologías víricas que cursan con prurito y erupciones cutáneas, la rubéola y el sarampión se distinguen de forma clara en el terreno sintomático, en su etiología, en la transmisibilidad y muchas cosas más. Si quieres conocerlo todo sobre este grupo y cómo se manifiesta en cada paciente sigue leyendo, pues te mostramos las 10 diferencias entre sarampión y rubéola. ¡Vamos allá!

1. Cada enfermedad es causada por un virus diferente

Para comenzar, debemos destacar que la rubéola y el sarampión están muy relacionados. Solo hace falta traducir estos términos al inglés para darnos cuenta de ello, ya que la rubéola se conoce en regiones de habla inglesa como german measles three-day measles, mientras que el sarampión se denomina como measles a secas. Aunque se usen denominativos similares para ellas, no son lo mismo.

La rubéola es un cuadro vírico infeccioso provocado por el virus de la rubéolaEste microorganismo se encuentra a nivel filogenético en el género Rubivirus y la familia Matonaviridae, distinguiéndose de otros muchos virus por su única cadena de ARN envuelta por una membrana proteica. Su genoma es simple y contiene 9762 nucleótidos.

El sarampión también es un cuadro vírico infeccioso, pero su agente causal es muy diferente. Aunque el measles morbillivirus (MeV) también sea un agente viral de ARN de cadena simple, cabe destacar que este pertenece al género Morbillivirus y a la familia Paramyxoviridae. Como puedes ver, no está relacionado de forma directa con el causante de la rubéola.

A pesar de las diferencias en lo que a taxonomía y genoma se refiere, es necesario destacar que el mecanismo patógeno de los virus es similar en casi todos los casos. Estos agentes biológicos carecen de células (y por ende orgánulos), así que no pueden replicarse a sí mismos de forma autónoma. Por ello, ingresan dentro de las células del hospedador y “secuestran” su maquinaria para crear copias de su ARN.

El genoma del virus del sarampión es algo más grande que el de la rubéola, pues cuenta con 15 894 nucleótidos. 

2. Mecanismos de transmisión diferentes

Las diferencias entre sarampión y rubéola afectan el mecanismo de transmisión
Tanto la rubéola como el sarampión se adquieren por vía respiratoria, pero los mecanismos difieren y afectan la transmisibilidad.

Para continuar explorando las diferencias entre rubéola y sarampión, es necesario introducir el término ritmo reproductivo básico o R0. Este concepto se define como ‘el número promedio de casos nuevos que genera un enfermo dado a lo largo de un período infeccioso, es decir, desde que contrae el patógeno hasta que se cura o muere’.

El método de estimación de este valor es complejo, pues depende del contexto (no es lo mismo el campo que la ciudad), el tiempo de incubación, el periodo sintomático y la transmisibilidad del propio microorganismo. De todas formas, como norma general se espera que un patógeno con un R0 menor a 1 termine desapareciendo con el tiempo, ya que no se expande con suficiente rapidez.

El ritmo reproductivo básico o R0 de la rubéola es entre 3,4 y 7,8, aunque es variable. Esto quiere decir que una persona infectada con el virus contagia a 5-7 personas de media antes de sanar. Este valor es muy alto, sobre todo si tenemos en cuenta que el R0 de enfermedades mucho más comunes (como la gripe) oscila entre 1 y 3.

El ritmo reproductivo básico del sarampión es mucho más llamativo, pues oscila entre 12 y 18. Esto lo convierte en una de las enfermedades más infecciosas de todo el mundo, superando incluso a virus intestinales que se transmiten con muchísima facilidad (R0=17). Dicho de otro modo, hasta 9 de cada 10 personas que están expuestas a un paciente infectado se contagiarán.

La rubéola se transmite mediante gotículas respiratorias, mientras que el sarampión lo hace por vía aérea (término más general). Aunque parezca anecdótica, esta diferencia es vital: las gotículas son más grandes y se depositan con más facilidad, mientras que los aerosoles de vía aérea permanecen más tiempo en suspensión.

El sarampión es muchísimo más contagioso que la rubéola.

3. Cifras epidemiológicas dispares

Otra de las diferencias centrales entre rubéola y sarampión radica en sus cifras epidemiológicas. Como podrás imaginar, la disparidad entre la transmisibilidad de ambas patologías modula mucho su periodo de aparición y su impacto socioeconómico. Comenzamos este apartado diciendo que el sarampión sigue siendo una de las causas principales de muerte prevenibles con la vacunación.

Antes de la vacunación global, el pico infeccioso de la rubéola se situaba entre los 5 y los 9 años de edad, tal y como indica la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior (AMSE). De todas formas, en países de alto ingreso (como España) la incidencia ha pasado de 160 000 casos al año en los ochenta a menos de 10 desde el 2012.

Según el portal médico Elsevier, la situación del sarampión es similar. En el mismo país citado se ha conseguido reducir su incidencia en los últimos años en un 87 %. Esto quiere decir que hace varias décadas se registraban unos 145 casos por millón de habitantes, mientras que esta cifra a día de hoy se encuentra en 19. Las muertes provocadas por la enfermedad también han descendido en un 84 %.

Debido a su mayor peligrosidad y ratio de transmisión, el sarampión se monitoriza de forma mucho más estricta que la rubéola. El objetivo final es acabar con ambas enfermedades e inmunizar a toda la población mediante las vacunas, pero el sarampión es algo más serio a nivel epidemiológico y cada brote se monitoriza de forma estricta.

Gracias a la vacunación, la incidencia de ambas enfermedades ha disminuido de forma drástica.

4. La rubéola tiene un tiempo de incubación mayor que el sarampión

Ya hemos explorado etiología, transmisibilidad y epidemiología de ambas enfermedades. Es el momento de entrar en el terreno sintomático, ya que son los parámetros fisiológicos los que permiten diferenciar ambas condiciones a simple vista. Comenzamos explorando el tiempo de incubación.

Tal y como indica la Clínica Universidad Navarra (CUN), el tiempo de incubación de la rubéola es de 2 a 3 semanas. Esto quiere decir que el paciente no comenzará a notar síntomas leves hasta 14-21 días después de la exposición al patógeno. Después de esta fase empieza el periodo prodrómico que veremos con posterioridad.

El tiempo de incubación del sarampión es bastante menor, ya que la media desde la exposición al patógeno hasta los primeros síntomas se sitúa en 10-14 días. Dicho de otro modo, esta fase se puede prolongar a 1-2 semanas, pero no más. Si el paciente tarda 21 días en mostrar el cuadro clínico, seguro que se trata de rubéola.

5. Mecanismos patológicos diferentes

Otra de las diferencias basales entre rubéola y sarampión radica en su fisiopatología. Exploramos de forma somera qué hace cada uno de los virus al entrar en el humano.

Cuando la rubéola ingresa por el tejido nasofaríngeo del hospedador, infecta las células susceptibles mediante una endocitosis mediada por receptores. Una vez integrado, el virus se replica en las células nasofaríngeas y se expande al tejido linfoide de la garganta y estructuras adyacentes. Tras ello, entra en el torrente sanguíneo (vía hematógena) e infecta diversos órganos 5-7 días después de entrar en el hospedador.

El mecanismo fisiopatológico del sarampión es similar, pero presenta ciertas disparidades. También entra en el hospedador a través de las vías nasofaríngeas, pero en este caso invade a los linfocitos, los macrófagos y las células dendríticas del tejido alveolar. Tras ello, se expande al tejido linfoide adyacente y pasa a la sangre con el fin de infectar diversos órganos.

Aunque ambos mecanismos parezcan iguales, existe una distinción esencial. Como el sarampión infecta de forma inicial a los linfocitos, genera en el hospedador cierta inmunosupresión. Durante un periodo de 4 a 6 semanas los pacientes infectados por el virus del sarampión son más susceptibles a padecer infecciones secundarias, cosa que no ocurre en el cuadro de rubéola.

El sarampión afecta de forma directa a las células inmunitarias. Por ello, genera inmunosupresión.

6. Los síntomas iniciales del sarampión son más notables

Una vez pasa la fase de incubación de ambas enfermedades, comienza una etapa leve prodrómica o catarral. En las 2 patologías este periodo se puede confundir con una gripe, pero sin duda el sarampión es más “escandaloso” a nivel sintomático. Te presentamos las características de la fase inicial de ambas condiciones en la siguiente lista:

  1. Periodo prodrómico de la rubéola: se presenta con leves síntomas catarrales, como febrícula, inflamación ganglionar (en la base del cráneo, la parte trasera del cuello y detrás de las orejas), goteo nasal y dolor de cabeza. Dura de 1 a 7 días.
  2. Periodo prodrómico del sarampión: como hemos dicho, los síntomas en esta condición son bastante más evidentes. Aparece fiebre alta, malestar general, síntomas catarrales, tos seca irritativa, goteo nasal y dolor de garganta. Dura unos 4 días.

Una de las diferencias más claras a nivel sintomático entre rubéola y sarampión en la fase prodrómica es la intensidad de la fiebre. En la rubéola la temperatura corporal no sube de los 38,9 °C, mientras que en el sarampión puede alcanzar los 40 °C. Como podrás imaginar, esto provoca que el paciente se sienta peor en un cuadro de sarampión.

Otra distinción esencial en este frente es la inflamación de los ganglios linfáticos del cuello y cabeza. En la rubéola este síntoma está siempre presente en la fase inicial tras la incubación, mientras que en el sarampión no se trata de un signo diferencial.

Aunque la fase prodrómica de la rubéola sea más leve, puede durar un poco más. 

7. Manchas de Koplik: ¿presencia o ausencia?

Otra de las diferencias entre rubéola y sarampión se basa en la presencia o ausencia de las manchas de KoplikTal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, estas formaciones solo se presentan en el sarampión y consisten en pequeños granos blancos que aparecen en la superficie interna de las mejillas del paciente.

Las manchas de Koplik tienen un centro blanco y son muy pequeñas, pero se diferencian bien por el contraste rojizo del tejido oral. Aparecen justo antes de que comience la forma exantemática y no se presentan en ningún momento en el cuadro de la rubéola. Si el profesional médico observa estas surgencias superficiales en la boca del paciente, diagnosticará sarampión en todos los casos.

8. Las erupciones cutáneas son diferentes en cada enfermedad

Tras la fase prodrómica, en ambas enfermedades aparece un periodo exantemático, que se caracteriza por la aparición de lesiones en todo el cuerpo. Según la revista médica Pediatría Integralel tipo de exantema es diferente en cada una de las patologías que aquí nos atañen. Los exploramos de forma somera en la siguiente lista:

  • Exantema de la rubéola: se trata de lesiones rosadas no confluentes caracterizadas por la presencia de máculas y pápulas. Empieza en la cabeza y se distribuye con los días al resto del cuerpo. Las lesiones epidérmicas son similares a las del sarampión (pero menos graves) y esta fase suele durar unos 3 días.
  • Exantema del sarampión: se trata de un exantema rojo-vinotinto que sí confluye. Aparece primero detrás de las orejas y se expande al resto de la cara, para luego ocupar el tronco y las extremidades, incluyendo las plantas y palmas. El cuadro de fiebre de la fase prodrómica empeora y suele manifestarse un malestar general y anorexia esporádica. Dura unos 5 días.

Aunque no sea fácil distinguir ambos exantemas si no se es médico, se puede resumir esta diferencia en que el exantema del sarampión es más grave y evidente. Además, suele acompañarse de otros signos clínicos sistémicos más pronunciados que en el caso de la rubéola.

La observación de las manchas de Koplik, la fiebre alta y el patrón exantemático son los síntomas más importantes del sarampión.

9. Pronósticos diferentes

La rubéola se considera una infección leve y sus complicaciones son pocas. En mujeres a veces se asocia esta enfermedad con artritis en los dedos en la fase adulta, pero suele resolverse por sí sola. Tal y como indica la Clínica Mayo, no es de esperar que aparezcan efectos secundarios graves tras contraer el virus causante de la rubéola.

En cambio, las complicaciones tras contraer el virus del sarampión sí son relativamente comunes. Entre ellas, destacamos las siguientes:

  • Infección en los oídos: como hemos dicho, el sarampión provoca una inmunosupresión transitoria que favorece la aparición de ciertas enfermedades. La otitis media se presenta hasta en un 7 % de los pacientes.
  • Bronquitis y neumoníala inflamación de los bronquios y la infección de las vías respiratorias también son comunes en los cuadros graves de sarampión.
  • Encefalitis: aparece en 1 de cada 1000 pacientes. Este término hace referencia a una inflamación del cerebro que puede llegar a ser mortal.

Debido a las complicaciones que provoca, el sarampión se considera una enfermedad bastante más grave que la rubéola. Se calcula 1 muerte por cada 1000 casos en los enfermos de sarampión, pero la tasa de mortalidad puede llegar hasta el 10 % en países de bajo ingreso en los que la enfermedad es endémica.

Existe una forma adquirida de la rubéola fetal adquirida por la placenta, pero no la vamos a explorar en esta oportunidad.

10. Tratamientos diferentes

Ni la rubéola ni el sarampión tienen cura definitiva, ya que son enfermedades víricas que solo el sistema inmunitario del propio paciente puede combatir. De todas formas, sí que existen ciertas diferencias entre las condiciones en este frente.

La rubéola no suele requerir ningún tipo de abordaje farmacológico, ya que se presenta con síntomas leves. En caso de que la inflamación de los ganglios linfáticos sea muy molesta se pueden recetar antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). El mismo tratamiento se aplica cuando la rubéola se acompaña de cuadros artríticos esporádicos en adultos.

En el sarampión sí se concibe un tratamiento de soporte, pues los signos clínicos son bastante más molestos y peligrosos. Suele ser necesario el uso de antifebriles (como acetaminofén o ibuprofeno) para reducir los síntomas de la fiebre alta en el periodo prodrómico y exantemático. Además, a veces se requieren antibióticos para paliar las infecciones secundarias derivadas del cuadro.

La importancia de la vacunación

Las diferencias entre sarampión y rubéola son múltiples
La vacunación es una estrategia efectiva para prevenir complicaciones de numerosas enfermedades, no solo el sarampión o la rubéola.

Te hemos presentado las diferencias clave entre sarampión y rubéola en esta oportunidad, pero queremos cerrar el espacio con un mensaje algo diferente. Ambas enfermedades han reducido su incidencia en más de un 80 % en los países de alto ingreso gracias a un proceso cada vez más puesto en duda en algunos sectores: la vacunación.

Existen 2 tipos de vacunas que protegen a los niños de sarampión y rubéola por igual (MMR y MMRV) que salvan miles de vidas cada año. Gracias al control de estas enfermedades, se evidencia que las vacunas son un bien necesario para la sociedad y una necesidad, sobre todo para proteger a las personas más vulnerables.




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