Amnesia infantil: ¿por qué no recordamos nuestros primeros años?

La amnesia infantil es el término que se utiliza para designar al hecho de no poder recordar los primeros años de nuestra vida. Pero,¿por qué aparece? ¿Es cierto que hay personas que tienen recuerdos de bebés?
Amnesia infantil: ¿por qué no recordamos nuestros primeros años?
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 09 abril, 2021

¿Alguna vez te has preguntado por qué no recuerdas los primeros años de tu vida? ¿O cuál es el “primer” recuerdo que tienes de tu infancia o de tu vida? Con todo esto tiene que ver la amnesia infantil.

Este tipo de amnesia la vivimos los adultos, cuando intentamos evocar recuerdos de cuando teníamos dos o tres años. ¿Verdad que te resulta complicado hacerlo? Esto tiene una explicación (o más de una), y en este artículo hablaremos sobre ello.

Amnesia infantil: ¿qué es?

La amnesia infantil se define como ‘la incapacidad común en los adultos para recordar los primeros años de su infancia‘. Este tipo de amnesia, de forma general, abarca los eventos sucedidos desde el nacimiento hasta los tres o cuatro años de vida.

La edad promedio de nuestros primeros recuerdos se sitúa en los 3 años y 4 meses. Sin embargo, hay personas que pueden recordar experiencias que sucedieron cuando era más pequeñas.

Hablamos de la memoria episódica, aquella implicada en los eventos autobiográficos (experiencias vividas, lugares, emociones asociadas, variables contextuales…), los cuales pueden evocarse de forma explícita.

No hablamos de otros tipos de memoria, como la memoria procedimental relacionada con aprender habilidades, como por ejemplo montar en bicicleta.

¿Cuándo aparece la amnesia infantil?

De forma paradójica a su nombre, aunque siempre se ha hablado de que la amnesia infantil aparece en los adultos, tal y como afirman West et al. (1999) en una de sus investigaciones, esta puede aparecer mucho antes. Así, algunas investigaciones señalan que a los siete años uno ya puede tener conciencia de que no recuerda los primeros años de su vida.

Así lo aseguran unas investigaciones de Bauer y Larkina realizadas en 2014. En estas investigaciones también se observó que niños más pequeños podían incluso tener más recuerdos, aunque estos eran menos nítidos y detallados.

En cambio, los mayores eran capaces de evocar fenómenos y eventos de forma más extensa y clara a pesar de no recordar sus primeros años de vida.

¿Por qué no recordamos nuestros primeros años?

La amnesia infantil no es mala.
El desarrollo del cerebro en esta edad no es el adecuado como para formar recuerdos bien estructurados.

Pero ¿por qué no recordamos nuestros primeros años de vida? Existen diferentes hipótesis que han intentado dar respuesta a esta cuestión. Cuando somos pequeños, el cerebro se está desarrollando muy rápido.

De hecho, durante los dos primeros años de vida, el cerebro crea tantas conexiones nuevas que es el momento en el que este tiene más conexiones que en toda su vida.

Pero el cerebro necesita “podarse” para funcionar de forma adecuada, lo que implica deshacerse de ciertas conexiones. En este proceso, durante los primeros años de vida el cerebro pierde memorias, recuerdos. El lenguaje podría, en estos casos, ayudar a que los recuerdos se fijaran (pero al no haber aún lenguaje, esto no es posible).

Otras hipótesis sugieren que no podemos recordar cosas que involucren un concepto particular hasta que entendamos qué es. A raíz de esta inmadurez cerebral, podría aparecer la amnesia infantil. Pero hay más:

La influencia de lo que conocemos

En este sentido, los conceptos que tenemos claros desde la infancia (y aquellos que no) también pueden influir en la amnesia infantil. ¿De qué manera?

Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor: imaginemos el recuerdo de una caída en bicicleta, que se fija a una edad muy temprana. Tal y como afirma Loveday, sabemos que los niños no incorporan conceptos como el desagrado antes de los 5 años, y que la gente no guarda recuerdos ligados al concepto de desagrado hasta después de esta edad.

Así que esta sería otra de las posibles explicaciones de la amnesia infantil. Como veíamos en el ejemplo y, tal y como sugieren los expertos, no podemos codificar una memoria o un recuerdo antes de tener un concepto lingüístico para cada dato. Esto evidencia la relación existente entre memoria y lenguaje.

Inmadurez del hipocampo

Otra explicación que se relaciona con la amnesia infantil es la inmadurez del hipocampo a edades aún muy tempranas. El hipocampo es una estructura cerebral clave, que nos permite codificar y almacenar la memoria episódica.

¿Qué ocurre con este estructura? Que el hipocampo se encuentra aún inmaduro en la infancia. Esto explicaría el hecho de que el cerebro aún no está tan maduro como para guardar este tipo de recuerdos de la niñez.

Los falsos recuerdos

Lo que ocurre es que nos formamos una imagen mental de X cosas que nos cuentan que vivimos (en este caso, la imagen del coche), y de forma gradual, nuestra mente transforma esa imagen en algo que experimentamos como si estuviera en nuestra memoria.

Como vemos, la información que nos aportan los demás nos puede llevar a “fabricar” falsos recuerdos.

También puede ocurrir que tengamos un recuerdo más o menos nítido y que las aportaciones “nuevas” de los demás nos lleven a modificar o a enriquecer ese recuerdo con nuevos detalles que en realidad, no existieron. Es una de las trampas de la memoria.

Recuerdo inconsciente

Esto no quiere decir que las personas que aseguran recordar eventos como su nacimiento u otras experiencias estén mintiendo. En su cabeza ese recuerdo existe, aunque en realidad es un recuerdo fabricado, que no tienen en realidad en el cerebro.

“Todos lo hacemos porque estamos construyendo memorias con lo que tenemos a mano, y a veces esos trozos se desordenan”.

-Martin Conway-

Los bebés pueden generar recuerdos

La amnesia infantil no requiere tratamiento.
Para algunas personas puede ser muy difícil evocar recuerdos de la infancia.

Sin embargo, más allá de la memoria ficticia, algunos expertos aseguran que los bebés tienen la capacidad para generar recuerdos. Lo que ocurre es que después los olvidan de forma rápida.

Por otro lado, a nivel autobiográfico, los niños de cinco años pueden identificar y recordar una situación que vivieron cuando tenían dos. Así, en la amnesia infantil, no es tanto que los niños menores de tres años no tengan memoria, sino que son incapaces de recordar lo que les sucede.

Son recuerdos que con el tiempo se acaban volatilizando. Es por ello que hablamos de una auténtica amnesia, porque no es que “los recuerdos no existan”, sino que se desvanecen con el tiempo.

Nuestros primeros recuerdos

Como hemos visto, la amnesia infantil es la que explicaría por qué no recordamos los primeros años de nuestra vida. Engloba los eventos sucedidos desde que nacemos hasta que cumplimos los tres o cuatro años de edad.

No recordamos estos primeros años porque en la infancia el cerebro no estaba aún preparado para almacenar este tipo de memoria episódica. También tiene relación con la ausencia de lenguaje, ya que, si no tenemos el concepto para designar una experiencia, es muy improbable que podamos almacenarla y mucho menos, evocarla.

“Somos todos los trozos de lo que recordamos. Tenemos en nuestro interior las esperanzas y los temores de aquellos que nos aman. Mientras haya amor y memoria, no existe la auténtica pérdida”.

-Cassandra Clare-



  • Bauer, P. J. & Larkina, M. (2014). The onset of childhood amnesia in childhood: A prospective investigation of the course and determinants of forgetting of early-life events. Memory.
  • Billig, M. y Edwards, D. (1994): La construcción social de la memoria. Mundo Científico, 150(14): 814-817.
  • Diges, M. y Perpiñá, C. (1994): Psicopatología de la Memoria. En A. Belloch, F. Ramos y B. Sandín (Comps.): Manual de Psicopatología. Vol. I.
  • Usher, J; Neisser U (1993). «Childhood Amnesia and the Beginnings of Memory for Four Early Life Events». Journal of Experimental Psychology, 122: 155-165. 
  • West, T; Bauer P (1999). «Assumptions of Infantile Amnesia: Are There Differences Between Early and Later Memories?». Memory, 7(3): 257-278.

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