Mitomanía, la mentira como enfermedad

La mitomanía fue descrita por primera vez en 1891. Consiste en un trastorno o síndrome en el que la persona miente de forma patológica. ¿Qué más sabemos sobre él?
Mitomanía, la mentira como enfermedad
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 11 diciembre, 2020

¿Conoces a alguien que miente compulsivamente y muchas veces sin darse cuenta? Quizás padece mitomanía, también denominada pseudología fantástica, un trastorno en el que la persona miente de forma patológica.

La mentira patológica, según Pérez y Ramírez (2013), es un cuadro caracterizado por la continua fabricación de falsedades groseras, desproporcionadas con relación a cualquier ventaja que pudiera obtenerse.

La persona mitómana incluye en sus relatos fantasías inciertas que pueden llegar a configurar un auténtico engaño, complejo y sistemático. Es decir, disfrazan su vida y detrás de ello se esconden motivaciones patológicas y mecanismos psicopatológicos diversos sobre los que hoy arrojaremos un poco de luz.

Aunque todos mintamos en mayor o menor medida (¡mucho más de lo que piensa la gente!), en la mitomanía los límites exceden este tipo de comportamientos habituales. ¿Qué más sabemos sobre el trastorno? ¿Mienten de forma consciente o inconsciente? ¿Qué colectivos suelen recurrir más a la mentira patológica? ¡Descúbrelo, aquí!

Origen de la mitomanía

Antes de explicar en qué consiste la mitomanía vamos a ahondar un poco en su origen y en su concepción como entidad clínica. Se trata de un término muy antiguo. Según un estudio de Rivera y Zamarro (1990), la mitomanía o pseudología fantástica fue descrita como una entidad clínica específica, pero ahora se considera un síndrome o un síntoma.

En cuanto a su origen, el concepto de mitomanía fue descrito por Dupré en 1900; definición que encontramos en su antiquísima obra Etude psychologique et medico-legale du mensonge et da la fabulation morbide (citado en Burgin et al, 1986). Sin embargo, otros autores atribuyen su origen al médico suizo Anton Delbrück, quien la describiría por primera vez en 1891.

El mitómano no siempre es consciente de su mentira.
Sobre la consciencia de la mentira patológica no está claro si las personas lo hacen adrede o por impulso, sin darse cuenta.

¿En qué consiste la mitomanía?

La mitomanía o pseudología fantástica se puede definir como la tendencia patológica a mentir. Su característica principal es la invención consciente y demostrable de acontecimientos difícilmente comprobables, así como de falsedades desproporcionadas.

Con las mentiras el mitómano no obtiene una ganancia aparente (aunque sí hay razones o beneficios más intrínsecos e inconscientes para hacerlo); es decir, aparece un impulso a mentir cuya finalidad es la de construir una identidad falsa. Más adelante indagaremos un poco más en sus posibles causas.

La mitomanía, que puede considerarse un síndrome o un síntoma, no se clasifica como una entidad específica en el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM-5). Es decir, no es independiente; sin embargo, se suele incluir como parte de la sintomatología del trastorno antisocial de la personalidad.

Otras características

Según Pérez y Ramírez (2013), la prevalencia de la mitomanía en la población general juvenil es del 1 %. Su inicio suele ser en la adolescencia, pero la conducta de mentir se cronifica. El diagnóstico puede tardar años en llegar.

¿Quién padece mitomanía?

La mitomanía aparece con frecuencia en personas con rasgos desadaptativos de la personalidad o que tienen un trastorno de la personalidad como el antisocial (o un trastorno mental). Muchos de ellos no saben ni por qué lo hacen, es decir, no buscan beneficios personales y lo hacen de forma inconsciente.

“Las personas con un trastorno de personalidad antisocial tienen una incapacidad para experimentar el dolor ajeno o la culpa por las consecuencias dañinas de sus acciones”.

-Edorta Elizagárate-

Por otro lado, las personas con trastorno de personalidad narcisista, límite o histriónico también son otro colectivo en el que es más probable que aparezca la mitomanía. Sin embargo, una persona puede manifestar mitomanía sin presentar otro trastorno mental o de personalidad de base que explique estas conductas.

Causas de la mitomanía

Según River y Zamarro (1990), las motivaciones de la persona con mitomanía deben buscarse en la biografía individual de cada uno, aunque podemos pensar en algunos puntos en común, tales como una falta de aceptación de la propia realidad personal y la sustitución por una ficción que la haga más aceptable a sí mismo y a los demás.

Por otro lado, en un artículo de Pérez y Ferrero (2013) los psiquiatras explican que el 40 % de los casos de mitomanía tienen una alteración previa en el sistema nervioso central (SNC), como epilepsia, hallazgos patológicos en el electroencefalograma, antecedentes traumáticos o de infección. Además, se sugiere que ciertas personas tienen predisposición a la mentira.

Por su parte, hay mitómanos que emplean estrategias más conscientes y que mienten según las circunstancias a fin de conseguir un beneficio inmediato (o impedir que se les controle). Sin embargo, hay quienes actúan de forma impulsiva y casi sin ser conscientes de que están mintiendo.

La visión del psicoanálisis

Para hablar de las posibles causas de la mitomanía, Freud (1972) menciona la realización de ciertos deseos a través de este síndrome o síntoma. Según el autor, cuando nos encontramos en una fantasía diurna nos hallamos en un punto medio de equilibrio en todos los sentidos.

Por un lado podemos expresar la realización de los deseos de forma más directa que en un sueño y por el otro es menos necesaria la interpretación para comprenderla.

Mitómano esconde su personalidad.
Las causas de la mitomanía son variadas y hay que indagar en la historia personal biográfica para encontrar el origen.

Tratamiento de la mitomanía

Las personas con mitomanía rara vez buscan ayuda profesional. Si lo hacen aluden a otras causas que justifiquen el hecho de pedir ayuda. Por ejemplo, pueden acudir por motivos médico-legales o por otro tipo de consecuencias derivadas de sus mentiras. Además, es frecuente que rompan el vínculo terapéutico ante las mínimas frustraciones.

No existe un tratamiento específico para esta alteración. Sin embargo, un enfoque cognitivo conductual podrían reportar beneficios positivos para el paciente. Como dato a destacar, vale decir que se suele tratar la patología de base que explique la mitomanía si existe, haciendo uso de las terapias más validadas en cada caso.

Finalmente, será importante siempre ahondar en las causas que expliquen esa necesidad que manifiesta el paciente de recurrir a la mentira para adornar o disfrazar su realidad (o identidad). Deberemos explorar las áreas de su vida, qué factores mantienen el problema y, sobre todo, cómo empezó y por qué.

Además, será importante trabajar con el insight, a fin de que pueda tomar consciencia de sus actos y de qué le está llevando a actuar así. La motivación de cambio también resultará esencial.

“Si realmente tienes tu propia identidad, seguirás haciendo lo que crees que es realmente adecuado para ti, y también entenderás el siguiente paso que quieres dar”.

-Helmut Lang-



  • Burgin, C. & Feillaro, J. (1986). "Histoire sans nom". A propos de la Mythomanie. Evol. Psychiat., janu-mars, 51(1): 187-204.
  • Casas Rivera, R. & Zamarro Arranz, L. (2011). La mitomanía en la clínica actual. A propósito de un caso. Revista AEN.
  • Freud, S. (1972). Obras completas. Ed. Biblioteca Nueva. Madrid, 1972. Tomo IV: La novela familiar del neurótico, págs. 1.361-1.363.
  • Freud, S. (1972). Obras completas. Ed. Biblioteca Nueva. Madrid, 1972. Tomo 11: La interpretación de los sueños. "la realización de deseos": 680-693.
  • Rivera, R. y Zamarro, M. (1990). La mitomanía en la clínica actual. A propósito de un caso clínico. R.A.E.N., 10(34): 345-353.
  • Valdés, M. (2005). Los trastornos de la personalidad desde la perspectiva evolucionista. En Sanjuán, J. & Cela Conde, C.J. La profecía de Darwin: Del origen de la mente a la psicopatología. Madrid: Ars Médica.

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