Vitamina B6 (piridoxina): características y funciones

Dosis adecuadas de vitamina B6 podrían reducir el riesgo cardiovascular a partir de una menor acumulación de homocisteína, un marcador del riesgo cardíaco.
Vitamina B6 (piridoxina): características y funciones
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 15 marzo, 2021

La vitamina B6 cuenta con un carácter hidrosoluble, es decir, se disuelve en agua. Está presente en muchos de los alimentos de consumo diario y desarrolla funciones similares a las de otras vitaminas del grupo B. Además tiene cometidos específicos, que desarrollaremos a continuación.

Hay que tener en cuenta que lo más común es ingerir este nutriente de forma diaria. Salvo en el caso de las dietas muy restrictivas, es normal alcanzar los requerimientos de esta sustancia, por lo que las situaciones de déficit son contadas. Además, se trata de una sustancia cuya absorción apenas se ve afectada por la ingesta de fibra.

Funciones de la vitamina B6

Además de participar en determinadas reacciones metabólicas, la vitamina B6 destaca por su implicación en la fisiología neurológica. Así lo afirma una investigación publicada en la revista Medical Hypotheses, donde se relaciona una ingesta de este nutriente con el alivio de los síntomas del autismo. También puede ser eficaz de cara a prevenir la aparición de otro tipo de patologías con componente nervioso.

Por otra parte, la piridoxina interviene en la producción de hemoglobina. Existen evidencias que demuestran que el déficit de esta sustancia puede generar problemas en la síntesis de dicha molécula, encargada de transportar oxígeno por medio de la sangre hasta las células y los tejidos.

Un bajo consumo de vitamina B6 podría provocar anemia, aunque esto suele suceder en una minoría de los casos.

También cabe destacar la importancia de la piridoxina en los procesos de descomposición proteica. De este modo, cuanto mayor sea el consumo de proteínas, mayores serán también las necesidades dietéticas de la vitamina, con el objetivo de descomponerlas en aminoácidos y de procesarlas.

Incluso, algunos expertos aseguran que este nutriente podría tener implicaciones en el metabolismo del cáncer, debido a la capacidad de interactuar con las proteínas y de modular los estados inflamatorios.

¿En dónde encontrar la vitamina B6?

Como dijimos, presentar un déficit de vitamina B6 es algo poco común. Se encuentra en la mayor parte de los alimentos de consumo habitual, como pueden ser los pescados, las carnes y los vegetales.

El salmón y el atún destacan dentro del grupo de los pescados por su contenido rico en piridoxina. Lo hace la carne de cerdo y el hígado dentro del conjunto de los alimentos procedentes de animales terrestres.

En cuanto a los vegetales, hemos de destacar el contenido de vitamina B6 de las nueces y de los granos enteros. Incluso es posible encontrar cereales reforzados con piridoxina, de modo que incrementa su valor nutricional.

Por este motivo, salvo en el caso de seguir una dieta milagro demasiado restrictiva, no se debería de generar una deficiencia de la sustancia que condicionase el estado de salud. No obstante, llegada dicha situación, se podrían experimentar alteraciones inmunológicas y metabólicas, tal y como afirma un estudio publicado en el año 2020.

Es posible que la gluconeogénesis (síntesis de glucosa dentro del organismo) se vea alterada en estos casos, provocando así un estado de fatiga. También se podría generar anemia, tal y como comentamos anteriormente.

Situaciones de riesgo

Existe una serie de sujetos que pueden ser más propensos a no conseguir las necesidades diarias de piridoxina. Entre ellos hemos de destacar a los enfermos renales que precisan diálisis. También a los pacientes cuyo hígado no funciona correctamente. En ambos casos, los requerimientos podrían verse aumentados.

También las personas con enfermedades de tipo autoinmune pueden necesitar aportes superiores de vitamina B6. Un ejemplo sería el de los pacientes con trastorno del espectro autista, aunque también aquellos que presentan artritis reumatoide o enfermedades inflamatorias intestinales son susceptibles de incluirse en este grupo.

Por último, quienes consumen alcohol de forma habitual también se encuentran en riesgo de desarrollar un déficit del nutriente. Esto se produce porque la microbiota se altera con la ingesta del tóxico. Por este motivo, baja la producción endógena de la sustancia y la capacidad del intestino de metabolizarla y de absorberla.

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Los pacientes alcohólicos tienen mayor tendencia a desarrollar déficit de vitamina B6 (piridoxina).

Síntomas de un déficit de piridoxina

Dado que se trata de una vitamina hidrosoluble, es necesario garantizar un aporte diario, ya que existe una excreción continuada por medio de la orina. En el caso de que no se satisfagan los requerimientos puede aparecer una sintomatología determinada.

Entre el conjunto de signos destacan los problemas relacionados con la piel, como pueden ser las erupciones. También es posible que se generen grietas en las comisuras de los labios, así como inflamación en la parte superior de la lengua. 

Cabe destacar que se han asociado procesos depresivos a un aporte insuficiente de la sustancia. Del mismo modo el sistema inmune se verá comprometido, tal y como evidencia un artículo publicado en la revista Folia Biologica. También podría incrementarse el riesgo de desarrollar ciertos tumores a partir de dicha situación.

Suplementación con vitamina B6

Se ha propuesto que la suplementación con piridoxina podría resultar beneficiosa para la salud en ciertos casos. Cabe destacar que no se han documentado casos de toxicidad por dosis excesivas, por lo que el uso de complementos dietéticos de esta vitamina es totalmente seguro.

Existen evidencias que indican que la administración de este nutriente, junto con otras vitaminas del grupo B, podría ser eficaz para reducir el riesgo de desarrollar patologías de tipo cardiovascular. El argumento que sostiene dicha afirmación es que unos niveles elevados de estas sustancias son capaces de reducir la acumulación de homocisteína, un marcador del riesgo cardíaco.

De todos modos las investigaciones que se han realizado al respecto son bastante limitadas a día de hoy, por lo que no es posible recomendar los complementos dietéticos de piridoxina con este fin.

Sí que se ha generado consenso en torno a la utilización de los suplementos de vitamina B6 con el objetivo de mejorar el manejo de varios trastornos neuropsiquiátricos. Un ejemplo de ellos sería el autismo, donde el nutriente puede ser capaz de estimular la atención.

Requerimientos de piridoxina

Hasta los 13 años de edad, los requerimientos diarios de piridoxina se encuentran en torno a 1 mg. Es bastante sencillo llegar a ellos mediante una dieta variada. A partir de los 16 años se produce un incremento de la necesidad de la vitamina, que se sitúa en 1,2 mg diarios. Una vez alcanzada la edad adulta será suficiente con ingerir 1,5 mg del nutriente de forma diaria.

Hay que tener en cuenta que las situaciones de riesgo que hemos comentado incrementan dichas cifras. Sería necesario valorar cada caso por separado para llegar a una estimación de las dosis óptimas, dependiendo de la situación del paciente.

En el caso de las mujeres embarazadas, puede ser necesario llegar a alcanzar los 2 mg de la sustancia de forma diaria.

Toxicidad

Realmente no se han dado muchos casos de toxicidad por consumo de vitamina B6. Es prácticamente imposible llegar a los límites tóxicos por medio de la dieta, ya que estos se sitúan en 100 mg para un adulto.

Podrían alcanzarse mediante el uso de suplementos, aunque deberían de superarse ampliamente las dosis recomendadas para llegar a tal situación.

No obstante, en el caso de una intoxicación con piridoxina podrían aparecer reacciones cutáneas, hipersensibilidad a la luz solar, náuseas y acidez de estómago. Cabe destacar que si se mantienen estos valores elevados en el organismo a mediano plazo incluso podrían aparecer trastornos en el sistema nervioso.

Debido al riesgo de toxicidad, no se recomienda recurrir a los suplementos sin la supervisión de un profesional en la materia.

Interacciones farmacológicas

La vitamina B6 no está libre de interacciones farmacológicas. Algunos medicamentos pueden reducir los niveles circulantes de la misma, como son los de la epilepsia. En estos casos podría ser necesario recurrir a la suplementación, así como plantear la dieta de forma acorde a las necesidades.

Por otra parte, también es posible encontrar fármacos destinados a tratar patologías pulmonares que pueden interferir en la absorción del nutriente, o reducir los niveles del mismo. Los más característicos son los indicados para el manejo del asma.

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Algunos medicamentos y fármacos para la epilepsia pueden alterar las concentraciones sanguíneas de vitamina B6 (piridoxina).

Por último, cabe destacar que uno de los medicamentos más utilizados para el tratamiento de la tuberculosis también es capaz de generar un efecto similar.

No obstante, se han datado en la literatura interacciones negativas entre los suplementos dietéticos de vitamina B6 y otros antibióticos de amplio espectro. Con las dosis dietéticas no suele haber problema.

Vitamina B6, un nutriente con muchas funciones

Como has visto, la piridoxina cuenta con multitud de funciones en el organismo. La mayor parte de ellas son importantes, y pueden ser capaces de modular el estado de bienestar del individuo. Un déficit del nutriente podría llegar a generar anemia o trastornos nerviosos. Por suerte, este tipo de situaciones no son frecuentes.

Es relativamente sencillo llegar a los requerimientos diarios de vitamina B6. Esto se debe a que la sustancia se encuentra presente en una gran variedad de alimentos. Por este motivo sería necesario plantear una dieta muy restrictiva para generar un déficit.

A pesar de todo hay personas cuyas necesidades están aumentadas. Cabe recordar también que, al tratarse de un nutriente hidrosoluble, hay que garantizar un aporte diario. No existen reservas de piridoxina en el organismo.

Por último, ten en cuenta que la suplementación con vitamina B6 podría generar efectos beneficiosos a medio plazo, siempre y cuando esté pautada por un profesional.

Estas dosis tienen sentido cuando se pretende reducir el riesgo cardiovascular en pacientes con antecedentes, o para el tratamiento de ciertas patologías cutáneas. De todos modos, no se recomienda pautar el uso de dichos complementos de forma crónica para todo el mundo, ya que no suelen ser necesarios.



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