Los microorganismos que compartimos al besarnos

La boca es un caldo de cultivo excelente para una gran cantidad de bacterias y otros microorganismos comensales. Aquí te mostramos, con cifras y estudios, cuántos seres vivos transmitimos a otros humanos con cada beso.
Los microorganismos que compartimos al besarnos
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 25 marzo, 2022

A casi todo el mundo le encantan los besos. Estos gestos, llenos de significado a pesar de su simpleza, suelen indicar afecto, cariño, privacidad y amor a partes iguales. Ya sea brindado por un amigo en la mejilla o por una pareja en los labios, un beso siempre es bien recibido. A pesar de estas postulaciones universales, ¿te has planteado cuántos microorganismos compartimos al besarnos?

La boca y toda la superficie del cuerpo (e incluso el revestimiento de algunos órganos internos) está poblada por microorganismos comensales y simbiontes, los cuales nos protegen de amenazas externas, nos ayudan a metabolizar los alimentos y hasta apoyan a nuestro sistema inmunitario. Sigue leyendo si quieres conocer cómo se transmiten las bacterias en un acto tan mundano como el beso.

¿Qué es el beso?

El Diccionario de Oxford define al beso como ‘un contacto o presión que se hace con los labios sobre una persona o una cosa, contrayéndolos y separándolos, en señal de amor, afecto, deseo, saludo y respeto’. Las connotaciones occidentales de este acto son generalmente de amor pasional, pero el significado del beso varía mucho según la cultura en la que fijemos nuestra atención.

A nivel neurobiológico, el acto del beso provoca la liberación de ciertos compuestos químicos en los organismos de los que lo llevan a cabo: dopamina, oxitocina y serotonina, sobre todo. La primera representa al neurotransmisor por excelencia de las sensaciones de placer y relajación; la segunda destaca por su papel en las repuestas sexuales; y la tercera se asocia con la regulación de las emociones y el estado de alegría.

Este cóctel hormonal hace que los centros del placer del cerebro se activen, los cuales se encuentran en el sistema mesocorticolímbico dopaminérgico (entre otros). Además, provoca una reducción de los niveles de cortisol en el organismo en ciertos escenarios, lo que promueve la relajación general de quien lleva a cabo el beso y del que lo recibe.

Además del circuito nervioso citado, el beso destaca en otros muchos frentes. Destacamos los siguientes:

  • Intimidad emocional: en la cultura occidental, el beso en los labios representa amor e intimidad. Se trata de un acto físico reservado a aquellas personas entre las que existe una atracción física, emocional o ambas.
  • Juego sexual previo: los besos pasionales son un excelente puente hacia la realización de prácticas sexuales más explícitas. El acto relaja y excita a ambas partes de la pareja y da paso a otras actividades.
  • Estrechamiento de lazos: un beso en la cabeza o en la mejilla puede no tener ninguna intención sexual e ir dirigido hacia un familiar. Este acto demuestra que se siente un afecto cada vez mayor hacia la persona en cuestión.

¿Los besos son universales?

Los microorganismos que compartimos al besarnos no necesariamente son dañinos
Si bien los besos forman parte de una conducta natural del ser humano, tiene diferentes connotaciones dependiendo de la cultura.

Tal y como indica el British Council, aproximadamente el 90 % de las culturas se besan (aunque sea con significados diferentes). Sin duda, esta cifra evidencia que es más que probable que se trate de un acto engranado en el código genético de la especie humana. Además, el 10 % de los núcleos humanos que no se besan como tal llevan a cabo análogos a este acto, como frotamientos de nariz o caricias.

De todas maneras, cabe destacar que el beso romántico no está tan extendido como parece más allá de la cultura Occidental. Estudios demuestran que solo el 46 % de las poblaciones humanas se besan como signo sexual, mientras que en muchas otras se trata de un acto de respeto, reverencia, paz y hasta religiosidad.

No todas las culturas se besan como gesto de romanticismo. Fuera de Occidente, este acto adquiere connotaciones muy diferentes, aunque generalmente positivas.

¿Cuántos y cuáles son los microorganismos que compartimos al besarnos?

Ahora que ya conocemos un poco más qué es el beso y cuáles son sus acepciones más comunes, estamos preparados para explorar la carga de microorganismos que este acto reporta. Aunque parezca extraño hablar de transmitirse bacterias en un acto tan íntimo como este, debes tener en cuenta que todos los sistemas abiertos del cuerpo están colonizados.

El término microbioma hace referencia al conjunto de microbios característicos que ocupan un hábitat bien caracterizado, con distintas propiedades fisicoquímicas. Los ojos, los intestinos, la piel, el aparato respiratorio superior y la boca son un medio de cultivo excelente para que ciertas bacterias y hongos crezcan sin generarnos ningún tipo de daño.

Los microorganismos presentes en el entorno oral (y en todos) pueden ser autóctonos y vivir un tiempo prolongado dentro de la boca o, por el contrario, alóctonos y saltar de la cavidad bucal al entorno externo de manera indistinta. También pueden definirse como latentes (permanentes) o transitorios.  Muchos de ellos se traspasan con los besos y otros actos íntimos.

La microbiota oral

Definir la cantidad de microorganismos existentes en la boca es casi imposible. De todas maneras, sí que se sabe que existen poblaciones núcleo más o menos identificables, mientras que otras varían prácticamente en cada momento del día y tras la comida. Estudios estiman que, uniendo todos nuestros nichos microecosistémicos orales, portamos en la boca unas 700 especies de procariotas (sobre todo bacterias).

De todas las especies microscópicas descubiertas en el entorno oral humano, un 54 % han sido identificadas, un 14 % no se han descrito (aunque sí cultivado) y un 32 % permanecen como filotipos no cultivados. La diversidad total es de un mínimo de 185 géneros biológicos diferentes. A su vez, estos se agrupan en 12 filos bien distinguidos.

La relación con estos microorganismos es simbionte (al menos con los permanentes). Ellos nos protegen de manera activa y pasiva de patógenos (ya sea secretando bactericidas u ocupando recursos), mientras que nosotros les otorgamos un espacio rico en nutrientes y estable en el que habitar. Los principales grupos bacterianos detectados en la cavidad oral sana son los siguientes:

  • Cocos Gram-positivos: Abiotrophia, Peptostreptococcus, Streptococcus y Stomatococcus.
  • Bacilos Gram-positivos: Actinomyces, Bifidobacterium, Corynebacterium, Eubacterium, Lactobacillus, Propionibacterium, Pseudoramibacter y Rothia.
  • Cocos Gram-negativos: Moraxella, Neisseria y Veillonella.
  • Bacilos Gram-negativos: Campylobacter, Capnocytophaga, Desulfobacter, Desulfovibrio, Eikenella, Fusobacterium, Hemophilus, Leptotrichia, Prevotella, Selemonas, Simonsiella, Treponema y Wolinella.

Además de todo lo citado, cabe destacar que la cavidad oral no solo posee bacterias. También se encuentran en ella múltiples protozoos, hongos y virus. Entamoeba gingivalis y Trichomonas tenax son algunos de los microorganismos más complejos que se pueden encontrar en la boca.

Nuestro entorno oral es el caldo de cultivo perfecto para el crecimiento de bacterias simbiontes. 

¿Cuántos microorganismos exactamente compartimos al besarnos?

En este punto, ya sabes cuáles son las bacterias más comunes en la boca. Por ello, es lógico pensar que varios de los géneros citados (y otros muchos) se transmitirán con cada beso, sobre todo cuando este es pasional y profundo (o con lengua, como se suele decir).

Estudios publicados en la revista Science han calculado que se transmiten un total de 80 millones de bacterias con cada beso. Para llegar a esta cifra concreta, se han monitorizado los besos de 21 parejas entre los 21 y 45 años de edad según la siguiente metodología:

  1. Las parejas rellenaron un cuestionario referente a su conducta del beso.
  2. Tras ello, se les tomó una muestra de la mucosa oral antes y después del acto y se llevó a analizar a un laboratorio.
  3. Con los resultados en la mano, se descubrió que la cifra exacta para alcanzar una microbiota oral similar en ambos participantes de la pareja era de 9 besos.
  4. En total, se estimó que un beso largo y profundo transmitía entre personas una media de 80 millones de bacterias.

Antes de que te lleves las manos a la boca en gesto de disgusto, debes saber que estas cifras no representan un proceso negativo en ningún caso. La transmisión de microorganismos entre personas puede ser beneficiosa para ambas partes al fortalecer el sistema inmunitario, o como mucho, inocua. Además, el estudio citado demostró que el microbioma es bastante similar entre los miembros de la pareja.

Nuestra microbiota oral no cambia de manera significativa al besarnos con una pareja ya establecida. Posiblemente, esto se deba a que ya se han intercambiado todas las bacterias que podían asentarse en los primeros besos.

Posibles microorganismos patógenos que se transmiten en los besos

Los microorganismos que compartimos al besarnos pueden ser patógenos
En una minoría de casos, los besos pueden servir para transmitir microorganismos patógenos que ocasionen condiciones serias.

El intercambio de bacterias comensales o simbiontes no es un problema, pero la cosa se complica si hablamos de agentes eminentemente patógenos. Algunos de los microorganismos negativos que podemos llevarnos de un compañero con un beso pasional son los siguientes:

  • Enfermedad meningocócica: esta patología se contagia por contacto directo con las secreciones nasales o faríngeas de una persona infectada. Muchos de los pacientes son asintomáticos, así que con un simple beso pasional inadvertido se puede producir la transmisión.
  • Virus de la gripe: la gripe, provocada por los influenzavirus A y B, se transmite mediante gotículas emitidas al medio con estornudos y toses. La saliva es el vehículo de contagio ideal, así que un buen beso con alguien griposo te asegurará una infección en casi todos los casos.
  • Herpes: una infección crónica y recidivante provocada por el virus varicela-zóster. Es muy contagiosa por varios medios, incluyendo el beso.
  • Otras condiciones: hepatitis B, fiebre glandular y microorganismos capaces de provocar infecciones orales graves (causantes de la gingivitis y la periodontitis).

Por desgracia, no todos los microorganismos que nos compartimos al besarnos son positivos. Muchos virus y bacterias se alojan en la cavidad faríngea (por su cercanía a la zona de entrada, la nariz o la boca) y se transmiten a través de la saliva. La mayoría de estos agentes no provocan infecciones graves, pero sí pueden ser un problema para personas con inmunosupresión.

Entonces, ¿debo evitar los besos?

A modo de cierre de esta temática, queremos destacar que nada de lo citado debe asumirse como una indicación para no besarse. Este acto es vital para el ser humano, pues se trata de uno de los gestos de amor más evidentes y fáciles de llevar a cabo. Para la mayoría de las personas sociales, una vida sin besos es una existencia infeliz.

A pesar de la importancia del beso en el ámbito social, sí que se pueden tomar ciertas medidas para evitar el contagio de una condición durante el acto. Algunas de las más importantes son las siguientes:

  1. Intenta no besarte de manera pasional con tu pareja si está muy enferma y si la enfermedad es transmisible mediante la saliva. Si es una persona empática, te entenderá.
  2. Evita besar a desconocidos si tienen llagas bucales, herpes labiales y otras evidencias de infección activa en el entorno orofacial.
  3. Mantén una correcta higiene oral para no ser vehículo de patógenos al besar a alguien.
  4. Infórmate sobre la inmunización. Existen algunas vacunas para enfermedades que se pueden transmitir mediante el beso. Si formas parte de un grupo de riesgo o estás en una población susceptible de contraer un patógeno, discútelo con tu médico.

Mantener la salud oral a la orden del día es la mejor prevención para evitar contagiar a (y contagiarse de) los demás mediante el beso.

Los microorganismos y el beso: un mundo microscópico

¿Quién iba a decirte al comenzar al leer este espacio que compartimos unos 80 millones de microorganismos con cada beso? Aunque esta cifra parezca alarmante, cabe destacar que la inmensa mayoría de ellos son comensales o simbiontes. Además, si ya te has besado varias veces con una persona, lo más seguro es que ya compartas con ella gran parte del microbioma oral.

Sin duda, lo más importante de este acto no es la carga microscópica que conlleva, sino el placer y el significado que reporta a las personas que lo llevan en práctica. Este gesto es señal de amor, respeto y confianza y no cuesta nada: el beso nos hace felices, así que nunca dejemos de usarlo para amar.




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