"Jactatio capitis nocturna": síntomas, causas y tratamiento

El trastorno del movimiento rítmico es más común de lo que se piensa. Te enseñamos qué es y sus características.
"Jactatio capitis nocturna": síntomas, causas y tratamiento
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 02 agosto, 2022

Los episodios de parasomnia son relativamente comunes. Algunos de ellos como el bruxismo (rechinamiento de dientes), el sonambulismo, el terror nocturno, las pesadillas y la somniloquia (hablar durante el sueño) son bien conocidos por el público en general. Otros son más incomprendidos, como ocurre con el jactatio capitis nocturna.

El jactatio capitis nocturna, también conocido como ofensa capitis o trastorno del movimiento rítmico, alude a un tipo de parasomnia en la que se manifiestan balanceos, golpes y movimientos rítmicos con la cabeza. Por lo general aparece durante los primeros meses de vida y desaparece por sí solo en torno a los cuatro años de edad. Sin embargo, los episodios también pueden aparecer en la adultez.

Síntomas del “jactatio capitis nocturna”

La condición se describió por primera vez en 1905 de la mano de Zappert en relación con el movimiento de cabeza en algunos niños cuando dormían. Fue él quien la bautizó como jactatio capitis nocturna, aunque en la actualidad la mayoría de los especialistas la denominan trastorno del movimiento rítmico o RMD, por sus siglas en inglés. Tal y como señalan los expertos, se manifiesta en el periodo de transición entre la vigilia y el sueño.

Los investigadores señalan que los episodios se repiten aproximadamente cada segundo y pueden prolongarse desde unos cuantos minutos hasta varias horas. De acuerdo con las estimaciones, se piensa que hasta el 2,87 % de la población lo desarrolla, con una prevalencia mayor en los niños y jóvenes. Veamos algunos síntomas que alertan sobre esta condición:

  • Balanceo del cuerpo, con énfasis en la cabeza, el cuello y las extremidades.
  • Oscilación leve o moderada de la cabeza hacia adelante y hacia atrás.
  • Interrupción del sueño sin que la persona llegue a despertarse. Por esta razón al día siguiente pueden estar somnolientos, fatigados, cansados e irritados.
  • Balbuceos o tarareos durante los episodios (no todos los manifiestan).

Tal y como señala la evidencia, los casos se manifiestan durante la etapa NREM, aunque también puede ocurrir durante la fase REM. Al tratarse de movimientos involuntarios y desencadenarse entre el umbral del sueño, el paciente no se percata de los episodios. A menudo son los padres o la pareja quienes los detectan, motivo por el cual la prevalencia puede ser aún mayor.

Causas del “jactatio capitis nocturna”

El jactatio capitis nocturna afecta a niños
Al tratarse de una condición inocua, no se conocen demasiados desencadenantes en la actualidad. De hecho, podría ser algo completamente normal.

No se conocen las causas exactas del trastorno del movimiento rítmico, aunque por supuesto existen varias hipótesis. Recientemente se ha sugerido que la condición puede estar mediada por factores genéticos, aunque todavía se deben hacer más estudios al respecto. La evidencia más sólida indica que es más común en pacientes con trastorno por déficit de atención con hiperactividad y discapacidad específica de aprendizaje.

No se está del todo claro por qué estos episodios afectan hasta cinco más veces más a estos pacientes. Algunos especialistas señalan que es probable que los mismos mecanismos patogénicos que median en el TDAH operen en el trastorno del movimiento rítmico. Otras de las posibles causas del jactatio capitis nocturna son las siguientes:

  • Episodios de ansiedad durante la vigilia.
  • Episodios de estrés prolongados durante la vigilia.
  • Antecedentes de traumatismos craneoencefálicos.
  • Padecer de apnea obstructiva del sueño.
  • Padecer de episodios de convulsiones durante la vigilia.

Existe una hipótesis que afirma que el jactatio capitis nocturna no es más que un mecanismo natural de estimulación vestibular. Esto explicaría por qué la mayoría de los episodios aparecen en torno a los 6 meses y desaparecen a mediados de los 4 años. Otra hipótesis afirma que los movimientos intentan imitar el balanceo de la madre para lograr conciliar el sueño.

Al margen de estas hipótesis, no se está del todo claro la etiología real de los cuadros de este tipo. La mayoría del tiempo son inofensivos, aunque en función de la intensidad y las características del lugar donde duerme el paciente puede dar lugar a leves traumatismo y golpes en la cabeza. En casos muy intensos el paciente se puede llegar a caer de cama.

Alternativas de tratamiento

El jactatio capitis nocturna puede requerir evaluación médica
Es conveniente acudir con un profesional de la salud si los episodios se vuelven repetitivos o intensos.

Lo primero que se tiene que tener en cuenta es que el trastorno del movimiento rítmico no se relaciona con algún tipo de alteración neurológica. Por sí misma es inofensiva, y la mayoría de los casos desaparecen al cabo de unos meses o un par de años. Sin embargo, en natural que los pacientes y su círculo íntimo deseen contrarrestar los episodios, en especial si estos son particularmente intensos.

Para ello se deben identificar sus posibles desencadenantes. Por ejemplo, si el jactatio capitis nocturna es causado por el estrés y la ansiedad durante la vigilia; entonces se buscará controlar estos casos mediante cambios en el estilo de vida y, en algunos contextos, con ayuda de medicamentos. Lo mismo sucede con otros catalizadores, como la apnea del sueño o el TDAH.

Hacer ejercicio, tener una dieta equilibrada, incorporar una rutina de descanso regular y la psicoterapia pueden también ayudar a controlar los episodios en los adultos. En el caso de los niños se opta por no apelar por tratamiento alguno, ya que por sí mismos los movimientos no son peligrosos. Los padres deben realizar modificaciones en el área de descanso para evitar que el pequeño se golpee al manifestar estos patrones.

En algunos casos cuando se presenta en adultos se puede optar por la ingesta de medicamentos, aunque esta debe ser la última opción. No todos los pacientes responden bien a estos, y sus secuelas pueden ser mayores que los beneficios. La mayoría de las veces desparece tan pronto como ha llegado, aunque se debe buscar ayuda profesional en caso de que los patrones de movimiento sean moderados o graves.



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