Incontinencia urinaria por esfuerzo: síntomas, causas y tratamiento

La incontinencia urinaria por esfuerzo afecta a una de cada tres mujeres en el todo el mundo. Te enseñamos todo lo que debes saber sobre ella.
Incontinencia urinaria por esfuerzo: síntomas, causas y tratamiento
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 28 marzo, 2022

La incontinencia urinaria por esfuerzo (SUI, por sus siglas en inglés) describe los episodios de pérdida de orina motivado por movimientos o actividades físicas que aumentan la presión abdominal. Toser, reír, estornudar, levantar objetos o hacer ejercicio puede desencadenar la pérdida de orina. Se trata del tipo de incontinencia urinaria más común en las mujeres y puede afectar hasta un tercio de estas a lo largo de su vida.

Este trastorno puede ser leve (un par de gotas) o grave (un volumen de una cucharada, por ejemplo). Se puede manifestar solo de manera ocasional, o hacerlo por el contrario de forma crónica todos los días. En cualquier caso representa un impacto directo en los hábitos de vida de la persona. Hoy te enseñamos qué se sabe de la incontinencia urinaria por esfuerzo, incluyendo sus alternativas de tratamiento.

Causas de la incontinencia urinaria por esfuerzo

Los expertos han especulado con muchas hipótesis sobre por qué ocurre la incontinencia urinaria por esfuerzo. Aunque no se han determinado los desencadenantes específicos, lo cierto es que se han identificado a varios posibles culpables. De acuerdo con la evidencia, los principales responsables de este tipo de incontinencia urinaria son los siguientes:

  • Déficits en la estructura de la uretra.
  • Carencias en el soporte de la uretra.
  • Deficiencias en la función neuromuscular.
  • Deficiencias en la mecánica del esfínter uretral.
  • Alteraciones en los músculos elevadores del ano.
  • Carencia en el cuello de la vejiga.
  • Debilitamiento de los tejidos y los músculos pélvicos.

La presencia de uno o varios de estos elementos motiva a una alteración en la función correcta del control del flujo de orina. Estas son las causas de la incontinencia urinaria por esfuerzo a nivel mecánico, muchas de ellas debido a circunstancias fisiológicas innatas.

Factores de riesgo

La incontinencia urinaria por esfuerzo y el estreñimiento
El esfuerzo físico que se suele realizar durante episodios de estreñimiento puede favorecer los síntomas de la incontinencia urinaria.

Al margen de esto, los investigadores han determinado varios factores de riesgo para su desarrollo. Te dejamos con una selección de los más importantes:

  • La edad (es más común a medida que se envejece).
  • El índice de masa corporal (IMC).
  • Padecer de diabetes.
  • El embarazo.
  • El parto por el canal vaginal.
  • Haberse sometido a cirugías del piso pélvico.
  • El tabaquismo.
  • Padecer de tos crónica.
  • La menopausia.
  • Padecer de estreñimiento crónico.

Todas estas variables pueden condicionar el desarrollo de este tipo de incontinencia. Los factores más importantes son tener sobrepeso u obesidad y haber atravesado por el embarazo y parto vaginal. Aun así, la condición se puede manifestar al margen de todos estos elementos. Como ya hemos mencionado, las alteraciones fisiológicas innatas pueden explicar muchos episodios.

Téngase en cuenta que algunos especialistas sugieren que la incontinencia urinaria por esfuerzo puede alcanzar una prevalencia de hasta el 35 % de la población. Es un problema muy común, el cual puede llevar a esconderse o evitar compartir con un profesional debido a que las personas desarrollan vergüenza.

Síntomas de la incontinencia urinaria por esfuerzo

Los síntomas de este tipo de incontinencia aparecen ante situaciones que elevan la presión abdominal. De acuerdo con las variables que ya hemos mencionado, las “fugas” pueden desarrollarse ante aumentos distintos aumentos de la tensión en esta zona.

Estornudar, saltar, agacharse, hacer movimientos bruscos, reír, hacer ejercicio, caminar, levantarse de una silla, tener relaciones sexuales y actividades similares pueden ser catalizadores.

Es importante destacar que la incontinencia urinaria por esfuerzo es diferente de la incontinencia de urgencia, la incontinencia por rebosamiento o al síndrome de vejiga hiperactiva.

Los episodios se restringen a contextos específicos en los que existe un movimiento que contrae directa o indirectamente el área abdominal o los músculos pélvicos. Cuanto mayor sea la tensión, mayores serán las probabilidades de desencadenar las fugas de orina.

Tratamiento para la incontinencia urinaria por esfuerzo

Tal y como nos recuerda la Food & Drug Administration (FDA), la incontinencia por esfuerzo cuenta con varias alternativas de tratamiento. Aunque la mayoría de los pacientes piensa inmediatamente en la cirugía, lo cierto es que solo unos pocos la requieren.

Todo depende de la gravedad de los síntomas, el desencadenante y las respuestas del organismo frente a las terapias menos invasivas. Veamos algunas opciones disponibles.

Ejercicios para los músculos pélvicos

Para entrenar la musculatura pélvica se usan los ejercicios de Kegel. Consisten en contraer y relajar los tejidos alrededor del ano, la vagina y la uretra, de manera que al entrenarlos se tenga un mayor control sobre las funciones del aparato urinario. Son muy efectivos, y lo mejor es que se pueden hacer sin equipo y en cualquier momento del día.

Reentrenamiento de la vejiga

También se conoce como vaciado cronometrado, y consiste en “entrenar” a la vejiga para que se vacíe en horarios específicos durante el día. El paciente establecerá momentos determinados durante la jornada para orinar, de manera que al cabo de unas semanas o meses la vejiga se habituará a vaciarse en estos horarios.

Intervenciones quirúrgicas

La incontinencia urinaria por esfuerzo puede requerir cirugía
Aquellos casos en los que exista fracaso terapéutico con las medidas más conservadoras, o en los que los síntomas sean muy intensos, pueden llegar a requerir cirugía.

Las intervenciones quirúrgicas tienen el objetivo de reforzar el tejido conjuntivo parauretral de la uretra media y los ligamentos pubouretrales. Los hay de varios tipos, aunque los principales son los procedimientos abdominales, los vaginales y los agentes de carga uretral.

Pueden ser abiertos o laparoscópicos y se adaptan a las características de cada paciente. Los más comunes consisten en implantar mallas quirúrgicas o cabestrillos.

Antes de considerar la cirugía, el paciente puede probar utilizar pesarios, ropa interior absorbente, evitar realizar movimientos bruscos o que impliquen un uso de fuerza considerable, realizar terapias de electroestimulación y otras alternativas similares.

Todo esto debido a que, como con cualquier tipo de cirugía, las intervenciones quirúrgicas suponen un margen de riesgo y no siempre logran solucionar el problema de forma permanente.

Si desarrollas fugas de orina en los contextos especificados, es muy importante que busques ayuda médica. Es más fácil tratar la condición en sus estados iniciales, y no es infrecuente que esta empeore en los meses o años siguientes. Las terapias no invasivas suelen ser efectivas, de manera que no te cierres a ellas antes de considerar todas las alternativas quirúrgicas disponibles.



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