Los efectos del azúcar en el cerebro

El consumo regular de azúcar puede provocar una activación del sistema nervioso simpático que genere situaciones de estrés que terminen con la aparición de síndrome de abstinencia.
Los efectos del azúcar en el cerebro
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 17 diciembre, 2020

El azúcar es uno de los ingredientes peor catalogados en la actualidad. Existen varias investigaciones que afirman que su ingesta continuada puede generar un incremento del riesgo de desarrollar patologías complejas y crónicas. Pero además, provoca una serie de efectos a nivel cerebral que es bueno conocer.

Por este motivo, vamos a presentarte las implicaciones del consumo regular de azúcar en el sistema nervioso central, así como la posición de la ciencia al respecto. Con todo ello no queremos decir que no se pueda ingerir nunca la sustancia, pero sí que su presencia en la dieta ha de ser moderada.

¿A que nos referimos con azúcar?

Bajo el nombre de azúcar se encuentran un conjunto de nutrientes compuestos principalmente por glucosa en diferentes configuraciones espaciales. El más típico es el azúcar de mesa como tal.

No obstante, tanto la fructosa como varios jarabes y siropes pueden ser incluidos dentro de dicho grupo, ya que los efectos que causan en el organismo son parecidos. Existe evidencia, por ejemplo, que la ingesta regular de fructosa de forma libre es capaz de causar perjuicios sobre el funcionamiento del hígado.

Por este motivo es importante leer bien el etiquetado de los alimentos. Que no exista entre los componentes una sustancia denominada azúcar como tal no quiere decir que esté libre de azúcares simples, capaces de causar un impacto negativo en el organismo.

Efectos del azúcar en el cerebro

El consumo de azúcar presenta una serie de repercusiones a nivel cerebral. En primer lugar, existen varios estudios que afirman que su ingesta habitual es capaz de generar una cierta adicción. Esto sucede con certeza en los animales, no obstante, en los humanos parece desarrollarse también síndrome de abstinencia en sujetos que suelen consumirlo.

Según una investigación publicada en la revista Frontiers in Bioscience, un aporte continuado de azúcar genera un impacto sobre el cerebro y sobre el comportamiento. Además, incrementa los niveles de inflamación en el organismo.

Incluso se relaciona la presencia de este ingrediente en la dieta con peores decisiones desde el punto de vista dietético. En este sentido, el consumo de azúcar incita a comer de forma frecuente alimentos poco saludables.

Por otra parte, los efectos a nivel cerebral que provoca dicha sustancia también difieren según el grupo poblacional. De este modo, se han asociado activaciones del sistema nervioso simpático en niños tras el consumo de azúcar. Esto podría condicionar las reacciones e incluso el estado de ánimo.

También es posible que se genere una mayor sensación de estrés. Cabe destacar que dicha rama nerviosa se encarga de controlar todas las funciones involuntarias. Esta activación parece más evidente tras el consumo de bebidas que contienen el ingrediente.

Abstinencia por el azúcar.
El síndrome de abstinencia por azúcar ha sido probado en animales y se sugiere que ciertas personas también lo padecen.

La inflamación puede afectar a la función cognitiva

Más allá del efecto directo que tenga el consumo de azúcar sobre el rendimiento cognitivo o sobre el sistema nervioso autónomo, cabe destacar que genera un incremento de la inflamación que repercute a todos los niveles. Así lo afirma un estudio publicado en Nutrients. En él se relaciona una ingesta frecuente del ingrediente con un incremento de los marcadores que denotan estados inflamatorios.

Todo aquello que genere inflamación podría repercutir en el funcionamiento cerebral, a partir de unas peores conexiones neuronales. Dicha situación condiciona la trasmisión de información, así como la aparición del envejecimiento prematuro. De hecho, se ha llegado a relacionar la ingesta frecuente de azúcar con un mayor riesgo de desarrollar patologías neurodegenerativas.

El mecanismo fisiológico responsable de la consecuencia mencionada tiene que ver con un cambio en la microbiota intestinal. El consumo de azúcar de forma crónica y abundante genera un cambio en la flora intestinal, lo que incrementa la inflamación del organismo y la permeabilidad de la barrera del intestino.

A partir de aquí un mayor número de compuestos beta amiloides pasan a la circulación sistémica y alcanzan el líquido cefalorraquídeo. Esta acumulación es la causante de un gran número de patologías que tienen que ver con fallos en el funcionamiento cerebral.

¿Dónde se encuentra el azúcar?

El azúcar se puede encontrar en una gran cantidad de productos de consumo habitual. No solo en los ultraprocesados industriales y en los dulces. También se le añade este ingrediente a muchas conservas, incluso a encurtidos. Los yogures son otros de los alimentos susceptibles de contener azúcar en grandes cantidades.

Por este motivo es fundamental leer bien los etiquetados antes de adquirir los productos en el supermercado. Ten en cuenta que siempre aparecen ordenados de mayor a menor en cuanto a cantidad, lo que orienta acerca de su presencia.

Hay que saber también que, como comentamos, existen varios nombres por los que se puede reconocer al azúcar. La industria ha generado productos homólogos para añadir como ingredientes. Tanto la panela, como el azúcar de coco, la miel y la fructosa desarrollan todos estos efectos ya mencionados en el cerebro.

Otras implicaciones del consumo de azúcar

El azúcar no solo afecta la salud cerebral, sino que también puede dañar el funcionamiento de otros órganos. De hecho, un consumo continuado del mismo incrementa el riesgo de sobrepeso y de patologías metabólicas en individuos sedentarios.

Por último, cabe destacar que los efectos inflamatorios del azúcar no solo afectan a la función cerebral. Otros sistemas, como el cardiovascular, también se pueden ver perjudicados.

La importancia del azúcar en los deportistas

A pesar de que consideramos el azúcar como un ingrediente que se debe limitar en la dieta, sí que es cierto que existen casos en los que su consumo puede incrementarse. Un ejemplo sería el de los deportistas de fuerza o de potencia. Ellos utilizan la glucosa como combustible principal para desarrollar sus actividades.

Dentro del aporte de carbohidratos en el deportista se deben priorizar siempre los de tipo complejo. Sin embargo, el azúcar tiene cabida antes, durante e incluso después de la actividad física extenuante. De este modo se incrementa la glucemia y se rellenan los depósitos de glucógeno, lo que retrasa la aparición de la fatiga una vez comenzada la actividad.

La fruta y sus carbohidratos

Frutas con su azúcar: fructosa.
Las frutas tienen un azúcar específico que es la fructosa. La industria lo utiliza, a veces, en sus procesados.

Uno de los temas controvertidos de la actualidad es si se debe o no consumir fruta, ya que este alimento cuenta con azúcar en su composición. Lo cierto es que los vegetales se caracterizan por su contenido en agua. Además, cuentan con fibra. En este sentido, la fructosa de su interior no es representativa y se absorbe de forma paulatina.

La clave está en consumir siempre la fruta entera, evitando los zumos o los batidos. En el primer caso se descartaría la fibra, lo que genera un pico de glucosa en sangre más alto. En el segundo se rompe la estructura de la fibra, ocasionando una absorción más rápida de la fructosa. Ninguno de los dos escenarios es aconsejable.

Por otra parte, es importante evitar también comer fruta durante la noche. En este momento el organismo tiende a metabolizar peor la glucosa debido a la producción hormonal natural que tiene lugar en este momento.

Un aporte de dicho nutriente puede generar un incremento de la resistencia a la insulina a mediano plazo, con todo lo que esto conlleva. Durante las horas de oscuridad lo preferible es no consumir alimentos. De todos modos, si se realiza alguna comida, ha de basarse en proteínas y en grasas.

El azúcar es una sustancia nociva en grandes cantidades

Como has podido comprobar, los efectos del azúcar van más allá de un impacto sobre la composición corporal o sobre la salud metabólica. También son capaces de actuar en el cerebro, aumentando la inflamación y disparando la señalización del sistema nervioso simpático. Dicha situación se relaciona con un incremento del estrés, así como con una ligera sensación de adicción.

Por estos motivos, es importante limitar el consumo de azúcar en la dieta, sobre todo en las personas sedentarias. Con los deportistas se puede ser más permisivo al respecto. Es fundamental garantizar una adecuada educación nutricional para aprender a leer las etiquetas.

En este sentido, es importante no dejarse llevar por el marketing e interpretar correctamente las alegaciones nutricionales. En ocasiones pueden dar lugar a error y la industria aprovecha dichas situaciones para incrementar las ventas de alimentos que no son saludables. Si tienes dudas al respecto, no dudes en acudir a un profesional de la nutrición.



  • Jensen T., Abdelmalek MF., Sullivan S., Nadeau KJ., et al., Fructose and sugar: a major mediator of non alcoholic fatty liver disease. J Hepatol, 2018. 68 (5): 1063-1075.
  • DiNicolantonio JJ., O'Keefe JH., Wilson WL., Sugar addiction: is it real? a narrative review. Br J Sports Med, 2018. 52 (14): 910-913.
  • Freeman CR., Zehra A., Ramirez V., Wiers CE., et al., Impact of sugar on the body, brain and behavior. Front Biosci, 2018. 23: 2255-2266.
  • Boer EC., Rooij SR., Olthof MR., Vrijkotte TGM., Sugar sweetened beverages intake is associated with blood pressure and sympathetic nervous system activation in children. Clin Nutr ESPEN, 2018. 28: 232-235.
  • Corte KW., Perrar I., Penczynski KJ., Schwingshackl L., et al., Effect of dietary sugar intake on biomarkers of subclinical inflammation: a systematic review and meta analysis of intervention studies. Nutrients, 2018.
  • Medina Remón A., Kirwan R., Lamuela Raventós RM., Estruch R., Dietary patterns and the risk of obesity, type 2 diabetes mellitus, cardiovascular diseases, asthma, and neurodegenerative diseases. Crit Rev Food Sci Nutr, 2018. 58 (2): 262-296.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.