Difteria: síntomas, causas y tratamiento

La difteria es una infección del tracto respiratorio superior y de la piel poco común en la actualidad. Veamos todo lo que debes saber sobre ella.
Difteria: síntomas, causas y tratamiento
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 14 diciembre, 2022

La difteria es una infección del tracto respiratorio superior poco común en la actualidad que puede ser potencialmente letal en ausencia de vacunas. Los expertos nos recuerdan que, antes de la introducción de la vacuna en los países industrializados en las décadas de 1940 y 1950, era una de las principales causas de mortalidad infantil. Desde entonces, los casos se han reducido a una media de 5000 al año en todo el mundo.

La infección se concentra en la actualidad en países con ausencia de programas de vacunación y atención médica deficiente debido a la agitación social, los conflictos armados, las hambrunas, los desastres naturales, las crisis económicas y demás. La difteria ya no se considera una amenaza importante para la salud pública, pero el descuido hacia ella ha generado brotes importantes durante los últimos años.

Síntomas de la difteria

El término difteria se deriva de la palabra griega diphthéra que se traduce como ‘piel’, ‘membrana’ o ‘cuero’. Esto es alusión a las características de la seudomembrana que se produce durante el curso de la infección.

Se manifiesta principalmente en el sistema respiratorio y en el sistema tegumentario (la piel, el cabello y las uñas). Por tanto, sus síntomas varían de acuerdo con la parte del cuerpo afectada.

Cuando la infección se concentra en el sistema respiratorio se suele denominar difteria respiratoria. Por su parte, cuando se concentra en el sistema tegumentario se suele denominar infección de la piel por difteria. Veamos los signos clínicos más importantes en el primer caso:

  • Dolor en la garganta.
  • Dificultad para tragar.
  • Glándulas inflamadas en el cuello.
  • Dificultad para respirar.
  • Ronquera.
  • Debilidad.
  • Pérdida del apetito.

La bacteria que origina la infección produce una toxina que mata los tejidos sanos de los sitios a los infecta. En este caso, mata a los tejidos del sistema respiratorio superior.

Luego de un par de días el tejido muerto produce una capa de color gris que los médicos denominan seudomenbrana. Esta puede aparecer en la nariz, las amígdalas, la laringe y la garganta. Repasemos ahora los síntomas de infección de la piel por difteria:

  • Vesículas o pústulas en la superficie de la piel.
  • Úlceras superficiales con bordes sobresalientes.
  • Desarrollo de una membrana adherente de color marrón grisáceo en la base.
  • Piel con una apariencia enrollada.

La mayoría de los episodios se concentran en las manos, los pies y las piernas. Las infecciones de este tipo son mucho más leves que las del sistema respiratorio, aunque pueden pasar varios meses antes de que los síntomas cutáneos desaparezcan por completo.

Si las toxinas ingresan al torrente sanguíneo o a los tejidos internos pueden manifestarse complicaciones como miocarditis, neuritis, insuficiencia renal, polineuritis, osteomielitis y otras.

Causas de la difteria

La difteria es una condición transmitida por vía aérea
La infección respiratoria suele transmitirse por vía aérea y suele confundirse con otras condiciones como amigdalitis en sus inicios.

Como bien señalan los especialistas, la difteria es una infección mediada por especies de la bacteria Corynebacterium, principalmente Corynebacterium diphtheria. La Corynebacterium ulcerans suele concentrar la mayoría de los casos en la superficie de la piel.

Estos microorganismos habitan de manera natural en el suelo, las plantas y los animales, entre los cuales se incluyen a los seres humanos.

Las bacterias producen una exotoxina que provoca una reacción inflamatoria localizada seguida de necrosis y destrucción del tejido. Esto es lo que esencialmente genera las complicaciones asociadas a la infecciones. La transmisión se hace a través de gotitas respiratorias de personas infectadas o por contacto de un huésped infectado o portador.

Aunque es menos común, la infección puede ocurrir por el contacto directo con los objetos o secreciones en la superficie que han estado en contacto con la persona infectada. La mayor parte del tiempo la bacteria coloniza el tracto respiratorio superior, y muy pocas veces se disemina de forma sistémica. El periodo de incubación promedio oscila entre 2 y 5 días.

La mayoría de los brotes se concentran en la actualidad en países con una atención médica deficiente, con ausencia de programas de vacunación y en situaciones de conflicto. Bangladesh, Indonesia, Venezuela, Yemen y Haití han concentrado importantes brotes los últimos años. Un viaje hacia una región endémica sin registros de vacunación se considera un riesgo para la infección.

Diagnóstico de la difteria

El diagnóstico usualmente se hace sobre la base de una evaluación clínica. Además de los síntomas reseñados, la presencia de una seudomembrana de color grisáceo/blanquecino/negruzco en la pared de las amígdalas o la faringe es lo que alerta al especialista sobre un posible caso de difteria. Para confirmar este hallazgo se opta por lo siguiente:

  • Pruebas de toxinas y bacteriológicas.
  • Hemograma completo.
  • Estudios por imágenes (para valorar la inflamación de los tejidos del sistema respiratorio superior).

Los niños, las personas mayores, las mujeres embarazadas, las personas con el sistema inmunitario comprometido y quienes han viajado a un país endémico o con brotes recientes sin la pauta de vacunación se consideran en riesgo. En algunos casos la infección puede ser mortal, de manera que un diagnóstico temprano mejora el pronóstico y la evolución.

Opciones de tratamiento

La difteria puede requerir hospitalización
En muchas ocasiones es necesaria la hospitalización tanto para garantizar el aislamiento como para prevenir complicaciones.

Dadas las complicaciones asociadas con la infección, el tratamiento de la difteria se hace de manera inmediata luego del diagnóstico. La terapia estándar consiste en dos vertientes: administrar antibióticos y antitoxina diftérica.

Los antibióticos más utilizados en este caso son la eritromicina y la penicilina G. Los episodios que muestran resistencia se pueden abordar con linezolid o vancomicina.

La antitoxina diftérica es un antisuero derivado del caballo cuya función es la de neutralizar la toxina que ocasiona los síntomas. Se puede administrar por vía intramuscular o intravenosa, y siempre se somete al paciente a una prueba de hipersensibilidad para evitar complicaciones. Incluso luego de superarla se deben tener medicaciones contra la anafilaxia cerca del paciente.

El tratamiento con base en antibióticos se prolonga durante semanas. En caso de que los cultivos arrojen la presencia de la bacteria, luego de ello se considerará prolongar el tratamiento durante 10 días adicionales.

Ha habido preocupaciones por los episodios de resistencia a los antibióticos en estas bacterias, de modo que siempre se debe hacer un cultivo luego de cumplir con el tratamiento indicado.



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