¿Qué es la bursitis?

La bursitis es un problema muy común que ocasiona un intenso dolor. Veamos sus características y cómo se puede tratar.
¿Qué es la bursitis?
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 31 enero, 2023

La bursitis es la hinchazón o inflamación de las bursas. Estas son pequeños sacos o bolsas llenos de líquido que se localizan entre las prominencias óseas, los huesos, los músculos, los tendones y los ligamentos. Están rellenas de líquido sinovial y su función primaria es la de proteger algunas zonas expuestas del cuerpo frente a los golpes, la fricción o las caídas, también la de facilitar el movimiento.

La mayoría de los procesos inflamatorios de este tipo se concentran en las articulaciones más grandes. Esto es, las del hombro, la rodilla, la cadera y el codo. Existen muchos tipos de bursitis, y su clasificación se hace de diferentes maneras (por la bursa específica a la que afecta, por la manifestación clínica, por la evolución y demás).

El cuerpo humano tiene más de 150 sacos o bolsas de este tipo y en principio cualquiera de ellas se puede inflamar.

Causas de la bursitis

La bursitis ocurre en cualquier edad
La sobrecarga de fuerza o las malas posiciones favorecen la aparición de bursitis a cualquier edad.

Ya hemos establecido que la función de las bursas, además de facilitar el movimiento, es la de proteger el hueso, los ligamentos, los músculos y los tendones de la presión o al fricción. Por tanto, el exceso de presión o fricción está detrás de la mayoría de los episodios de este tipo. Los movimientos repetitivos y las posiciones corporales que ejercen presión sobre ellas explican muchos casos. Veamos algunos ejemplos:

  • Apoyar el color durante un tiempo prolongado en una mesa o un escritorio para estudiar o trabajar.
  • Arrodillarse en el suelo para realizar tareas relacionadas con la limpieza o la construcción.
  • Levantar cargas pesadas.
  • Sentarse o mantenerse de pie durante largos periodos de tiempo.
  • Realizar ejercicios de alto impacto sin la debida preparación física, sin estirar o calentar los músculos.

Al margen de ello, las personas que padecen de artritis, gota, enfermedad de la tiroides, tendinitis, diabetes y tienen sobrepeso u obesidad se exponen a un mayor riesgo de manifestarla. Los traumas y los golpes también pueden estar detrás de ella, incluso aquellos que en su momento parecieron leves o benignos. Las infecciones virales y bacterianas pueden explicar muchos de los episodios.

Como bien apuntan los expertos, quienes ejercen profesiones relacionadas con la carpintería, la jardinería, el trabajo de oficina, la construcción o desarrollan un deporte a nivel profesional son propensos a desarrollar la complicación. Es más común en los hombre que en las mujeres, quizá debido a que estos desarrollan profesiones que llevan a la inflamación de las bursas. Los tipos más comunes son los siguientes:

  • Bursitis del tendón retromaleolar (también se conoce como enfermedad de Albert).
  • Bursitis del tendón de Aquiles posterior (también se conoce como deformidad de Haglund).
  • Bursitis trocantérea (de cadera).
  • Bursitis de Pes Anserine (de rodilla).
  • Bursitis prerrotuliana (de rótula).
  • Bursitis del olécranon (de codo).

Por diversos motivos la bursitis que afecta al área de las rodillas es la más común. Puede presentarse en compañía de artritis de rodilla, pero se tratan de entidades diferentes.

Síntomas de la bursitis

El dolor y la reducción del movimiento en la articulación son los principales síntomas de la bursitis. Su intensidad y manifestación es muy variable entre las personas. Puede aparecer de manera repentina de forma intensa o hacerlo por el contrario progresivamente y solo de forma leve. Veamos un cuadro clínico típico:

  • Sensibilidad en el área afectada.
  • Problemas para disponer del movimiento de la articulación.
  • Hinchazón y enrojecimiento en la superficie de la piel (solo cuando la bursa está cerca de ella).
  • Rigidez muscular en la zona aledaña.
  • Sensación de calor en el área afectada.

En principio, se distingue la bursitis aguda y la bursitis crónica. Los especialistas advierten que los episodios agudos se caracterizan porque los pacientes presentan dolor al palpar la articulación. También manifiestan interferencias en el rango del movimiento, y los síntomas empeoran con el movimiento activo. Por el contrario, los episodios graves no se suelen acompañar de dolor.

Diagnóstico de la bursitis

El diagnóstico de la inflamación de las bursas es eminentemente clínico. El historial médico del paciente, la entrevista sobre su estilo de vida y la evaluación del área afectada puede llevar al especialista a dilucidar las causas de los síntomas. Como complemento puede solicitar pruebas por imágenes como por ejemplo resonancia magnética, radiografías y ultrasonido.

También se pueden hacer análisis de sangre y pruebas por aspiración de las bursas para detectar posibles episodios infecciosos. Entre los diagnósticos diferenciales más comunes destacamos lesiones en los ligamentos, los cartílagos, los tendones y los músculos.

La artritis, la tendinitis, las dislocaciones, las fracturas, los quistes sinoviales, los problemas en los discos, la gota y otras condiciones pueden explicar algunos casos con base en su localización.

Opciones de tratamiento

La bursitis produce varios síntomas
El uso de medidas conservadoras es la opción preferida para tratar la bursitis.

La mayor parte del tiempo la inflamación de las bursas sana por sí sola. Pese a ello, algunas terapias conservadoras pueden ayudar a acelerar la recuperación y hacer frente a los síntomas. Las más utilizadas son las siguientes:

  • Guardar reposo y evitar realizar movimientos bruscos o extender en exceso la articulación.
  • Aplicar hielo sobre el área afectada.
  • Aplicar compresas tibias o frías en el área afectada.
  • Utilizar de manera temporal aparatos ortopédicos que puedan proporcional cierto alivio (muletas, rodilleras y demás).
  • Tomar medicamentos de venta libre para desinflamar y calmar el dolor.

La mayoría de los casos leves responderán a esta terapia. Los expertos recomiendan las inyecciones de esteroides y el drenaje de las bursas para aquellos episodios que no responden a ellos o son más graves. De acuerdo con sus causas se puede considerar también la administración de antibióticos. Solo unos pocos casos requieren la extirpación total de la bursa.

El pronóstico es excelente, aunque en ausencia de algunos cambios en los hábitos de vida la inflamación podría reincidir. El médico orientará sobre los cambios que se deben hacer, aunque en principio todos ellos giran en torno a evitar la presión y la fricción en las áreas propensas a manifestar la complicación.



  • Rishor-Olney, C. R., & Pozun, A. Prepatellar Bursitis.  StatPearls Publishing. 2022.
  • Williams, C. H., & Sternard, B. T. Bursitis. 2018.

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