Autoexploración de mama: cómo, cuándo y por qué hacerla

La autoexploración de mama debe realizarse una vez al mes, pero nunca suplanta a un examen clínico. Se recomienda a toda mujer de 40 años o más someterse a un análisis de mamas una vez al año.
Autoexploración de mama: cómo, cuándo y por qué hacerla
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 21 mayo, 2021

La autoexploración de mama es un procedimiento que la mujer puede seguir desde casa, cuya finalidad es buscar posibles cambios, bultos, pliegues o hinchazones que se desarrollen en los senos. Fuentes que exploraremos más adelante argumentan que, aunque más de el 60 % de las mujeres jóvenes cononcen esta técnica, menos de un 30 % la practican.

Este procedimiento se realiza con un objetivo concreto: detectar un cáncer de mama en sus estadios iniciales. Si tenemos en cuenta que este tipo de neoplasia maligna es la segunda más común en todo el mundo (y la primera en mujeres), resulta fácil imaginar por qué esta técnica es tan importante. Una de cada 8 mujeres tiene cáncer de mama durante su vida.

Dicho examen no se demora por más de unos minutos, puede realizarse desde la comodidad del hogar y se practica en absoluta intimidad. Se recomienda que toda mujer mayor de 18 años lo lleve a cabo una vez al mes a partir de los 18 años de edad. Si quieres conocerlo todo acerca de la autoexploración mamaria y sus particularidades, sigue leyendo.

Sobre la anatomía de las mamas

La palabra «mama» se utiliza, en anatomía, para designar a la región anterosuperior lateral del tronco femenino humano. Las mamas “al uso” están restringidas a unos cuantos animales (como elefantes y primates), mientras que todas las hembras de cualquier especie en la clase Mammalia presentan glándulas mamarias productoras de leche.

En el ser humano, cada mama tiene entre 15 y 20 secciones denominadas lóbulos, distribuidos de forma radial. Cada lóbulo se divide en estructuras más pequeñas (lobulillos) y bulbos, que son las glándulas encargadas de producir la leche. Cada mujer presenta una glándula mamaria por seno, pero esta está compuesta por múltiples lobulillos y ductos.

Lóbulos, lobulillos y bulbos se unen mediante conductos finos, los ya citados ductos. Tal y como indica el portal Cirugías de la mamade los lobulillos glandulares salen los conductos galactóforos, que terminan confluyendo en el seno galactóforo. Esta última estructura desemboca en el pezón, donde se excreta la leche al exterior para nutrir al infante.

Los cambios de las mamas a lo largo de la vida

Tal y como indica el portal médico Elsevier, las glándulas mamarias comienzan a desarrollarse en la sexta semana de gestación embrionaria. En el momento del nacimiento, estas estructuras están formadas por lo básico, y no terminan de desarrollarse hasta que finaliza la pubertad.

En esta etapa de cambios fisiológicos (entre los 10 y 15 años, de forma aproximada), la mama crece por la acción de las hormonas estrógeno y progesterona, secretadas por los ovarios y las glándulas suprarrenales. Otras hormonas como la tiroxina, la somatotrofina y la prolactina juegan un rol esencial en su desarrollo.

Además de este cambio biológico esencial, cabe destacar que las mamas varían en forma y tamaño en otros eventos vitales de la mujer, como el embarazo y la menopausia. Por ejemplo, el tamaño de los senos aumenta de forma drástica durante el embarazo, de un 25 a un 50 % durante las primeras 8 semanas de gestación.

Durante la lactancia, cada lobulillo mamario termina en unos 100 bulbos (acinos glandulares), donde se produce la leche.

¿Por qué es necesaria una autoexploración de mama?

La autoexploración de mama es vital.
Las hormonas producen cambios en el sistema reproductor femenino.

La anatomía mamaria es más compleja de lo que podría parecer en un principio, ¿verdad? Ahora que ya la conocemos, podemos entrar en materia. Las mamas no solo se pueden ver afectadas por una neoplasia maligna, ya que existen otras patologías que afectan a las glándulas o el entorno del seno: fibroadenomas, microcalcificaciones y mastitis, entre otras.

Todas estas condiciones se pueden sospechar con una autoexploración. También existe una serie de cambios comunes en la estructura de los senos, inherentes al ciclo vital de la mujer.

Tal y como indica el portal Statpearlsdurante el embarazo y la lactancia se produce una hipertrofia (crecimiento de las células de un tejido) de los conductos galactóforos, ya que los ductos y alvéolos se llenan de leche materna.

Por otro lado, las féminas no gestantes pueden percibir cambios normales en sus senos. Por ejemplo, durante la fase lútea tardía del ciclo menstrual, es común que se produzca una acumulación de líquidos en forma de edema intralobular, lo que puede causar cierta incomodidad. Es necesario diferenciar esto de un posible signo patológico.

En adición a esta advertencia, cabe destacar que la autoexploración mamaria no evita un análisis clínico. La National Comprehensive Cancer Network (NCCN) estima que toda mujer asintomática sin riesgos asociados entre los 25 y 40 años debe someterse a una inspección médica de sus mamas cada 1-3 años.

A partir de los 40 años, se recomiendan estos análisis de forma anual.

Cómo realizar una autoexploración de mama

Se recomienda realizar una autoexploración de mama una vez al mes, pero siempre deberá ir acompañada de un análisis clínico anual, al menos en el escenario ideal. Una vez hecha esta apreciación, la Clínica Mayo nos ayuda a describirte los pasos que se deben seguir para examinarse los senos desde casa. No te lo pierdas, pues es muy sencillo.

Examen visual

Toda paciente debe comenzar el proceso mirándose las mamas al espejo, con la postura recta y los brazos en las caderas. Se debe prestar especial atención a los siguientes parámetros:

  1. Que los senos presenten su tamaño, color y forma usual. Cada mujer conoce bien el cuerpo, así que este “índice de normalidad” es único e intransferible.
  2. Que los senos muestren una forma armoniosa, sin distorsiones ni inflamaciones visibles a primera vista.
  3. Que no se presente ninguna de las siguientes formaciones: hoyuelos, arrugas atípicas, protuberancias en la piel, un pezón invertido, rojez, picazón o inflamación.

La presencia de un pezón invertido puede resultar muy llamativa. El portal Medical News Today estima que de un 2 a un 10 % de las mujeres presentan al menos un pezón invertido de forma congénita, pero si este signo aparece de repente, puede ser signo de malignidad. Puede denotar la presencia de un cáncer de mama, mastitis, abscesos, tuberculosis y otras patologías.

Analizar las mamas con los brazos en las caderas es el primer paso. En segunda instancia, hay que repetir todo el ritual de observación, pero en esta ocasión, con los brazos en alto. A lo largo de todo el proceso, también hay que prestar atención a posibles descargas por parte de una o ambas mamas (pus, sangre y otros fluidos).

Palpación

Una vez la mujer ha completado el examen visual, toca pasar a la palpación. Lo mejor es hacerlo tumbada en la cama o, en su defecto, en la ducha. En el último caso, la mujer puede empaparse los dedos de jabón para permitir un mejor deslizado e inspección más agradables.

El método utilizado depende de la preferencia individual. En general, lo mejor es analizarse la mama tumbada, pues el tejido adiposo mamario se reparte de forma más homogénea cuando se mantiene en horizontal. De todas formas, otras mujeres argumentan que les es mucho más sencillo notar variaciones en los senos cuando están húmedos en la ducha.

Hay que cubrir todo el área de ambos senos, de arriba a abajo. Siempre es recomendable seguir un patrón específico, para que la paciente esté segura de que ha abarcado la totalidad de la mama. Para poder llevar a cabo de forma correcta este análisis táctil, es necesario tener en cuenta las siguientes directrices:

  • Usa las yemas de los dedos: se recomienda utilizar las yemas de los 3 dedos intermedios de la mano, no las puntas. Esta zona corresponde a la sección más sensitiva de toda la mano, así que podrás notar cualquier cambio de forma más sencilla de esta forma.
  • Utiliza diferentes niveles de presión: el objetivo de la palpación mamaria es alcanzar el máximo de estructuras posibles. Por ello, cada zona debe ser inspeccionada de forma superficial (presión nula), media (presión leve) y profunda (presión considerable). No pases de región hasta haber palpado en los 3 niveles.
  • Tómate tu tiempo: es normal sentirse nerviosa e impaciente a la hora de practicar la palpación. No desesperes. Serán como mucho 10 minutos una vez al mes.
  • Sigue un patrón: el método de palpación debe ser común a ambos senos. Una buena idea es empezar por el pezón e ir abarcando toda la mama en “anillos”, en el sentido de las agujas del reloj. Puedes contar el número de círculos concéntricos que dibujas en tu mente desde el pezón hasta la base del seno para repetirlo en futuras ocasiones.

Si has realizado todo el procedimiento tumbada, ahora toca repetirlo, pero de pie y con el brazo del seno analizado en alto. Recuerda (o mejor apunta) cualquier irregularidad que observes en el autoexamen de la forma más precisa posible.

Interpretación tras la autoexploración de mama

La autoexploración de mama requiere indicaciones.
Ante la duda, siempre es importante acudir al médico.

Si notas un bulto en uno de tus senos, no dejes que el pánico se apodere de ti. La acumulación de líquidos en las mamas es normal y, tal y como indica BreastCancer.orgla mayoría de bultos mamarios terminan siendo benignos. El 90 % de los nódulos mamarios en mujeres jóvenes se deben a patologías no cancerígenas, así que mantén la calma.

De todas formas, esto no significa que debas olvidarte de tu hallazgo. Cualquier bulto o irregularidad en la mama debe ser notificado de forma inmediata a un profesional y, para descartar patologías, este te practicará una mamografía (prueba diagnóstica de la glándula mamaria por rayos X). Estos procedimientos son estándares.

Si las sospechas continúan, se hace necesaria una biopsia, es decir, extraer una muestra de las células mamarias para analizarlas en un entorno laboratorial. Este es el método definitivo que diferenciará un bulto benigno de un proceso cancerígeno.

La mayoría de bultos en mujeres jóvenes no son cancerígenos, pero requieren atención médica de igual forma.

El peor diagnóstico no es el fin del camino

Todos tememos a la palabra «cáncer», pero la realidad es que este término resulta poco informativo a nivel médico, pues comprende una serie de entidades muy heterogéneas que solo comparten una cosa: la mutación y proliferación desmesurada de una estirpe celular. Más allá de esto, los síntomas, diagnósticos, tratamientos y pronósticos son casi infinitos.

La tasa de supervivencia 5 años después del diagnóstico de una paciente con un cáncer de mama localizado es de un 99 %, tal y como indica la American Cancer SocietyEn el caso de que este sea regional, el porcentaje es algo más bajo (86 %), mientras que el distante reporta el peor pronóstico (28 % de supervivencia).

De todas formas, todas las fases combinadas muestran una tasa de supervivencia general de un 90 %. Esto quiere decir que, aunque un tumor maligno cause temor y ansiedad (justificada), en muchos casos se puede tratar de forma efectiva sin poner en peligro la vida del paciente. 9 de cada 10 mujeres se recuperan de un cáncer de mama, no lo olvides.

Una autoexploración de mama te ayudará a detectar cualquier irregularidad a tiempo. Lo más probable es que un bulto sea benigno, pero aunque no sea así, hay muchas herramientas que se pueden utilizar para tratar un cáncer de seno. El diagnóstico no es el final del camino, sino el principio de una lucha que es más que posible ganar.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.