Cómo afecta el calor al embarazo
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Tradicionalmente, los niños menores de 5 años y los adultos mayores de 65 se han incluido como parte de la población más vulnerable al calor. En 2017, y de manera formal, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) incluyó a las mujeres embarazadas dentro de la población vulnerable. Esto debido a la creciente evidencia de cómo el calor afecta al embarazo.
De manera general, tanto las embarazadas como la población no están al tanto de los riesgos que supone la elevación de la temperatura en la gestación. Los programas de concienciación son relativamente recientes, en parte debido los veranos intensos y a las olas de calor de los últimos años. Veamos qué dicen los expertos sobre la relación entre el calor y el embarazo.
6 formas en las que el calor afecta al embarazo
La producción interna de calor aumenta de manera natural durante la gestación. Lo hace debido a una variedad de factores, como lo son el metabolismo fetal y placentario, el aumento de la masa corporal y el esfuerzo físico de la madre para lidiar con el proceso.
Dado que la capacidad de termorregulación se compromete durante este periodo, las gestantes son susceptibles a los cambios de temperatura exógenos. Analizamos 6 formas en las que el calor afecta el embarazo de acuerdo con la evidencia científica.
1. Insolación y agotamiento por calor
Como bien nos recuerda la Asociación Estadounidense del Corazón, la insolación y el agotamiento por calor son los principales problemas asociados con el calor en el embarazo. También lo es para la deshidratación, la cual puede ocasionar lo que se conoce como contracciones de Braxton Hicks. Los mareos y los desmayos también con complicaciones en la gestantes ante la exposición prolongada al calor intenso.
2. Problemas en el desarrollo del feto
Un estudio publicado en Environmental Health Perspectives en 2019 evalúo la relación entre la temperatura del ambiente y los marcadores de crecimiento fetal. Los investigadores analizaron casi 30 millones de nacimientos en EE. UU. entre 1989 y 2002. Encontraron que las altas temperaturas se asocian con un mayor riesgo de nacer pequeño para la edad gestacional y un menor peso al nacer a término. En especial, durante el segundo y tercer trimestre de embarazo.
Si bien el riesgo es bajo, es lo suficientemente alto para poder establecer una relación causal. Esta es más aparente en mujeres embarazadas que viven en climas fríos o templados y que se exponen a temperaturas inusualmente altas en el verano. Hay muchas variables que entran en juego, como ya hemos dicho, de manera que estos resultados deben asumirse con cuidado.
3. Mayor riesgo de parto prematuro
Un metaanálisis publicado en The BMJ en 2020 encontró que las probabilidades de un parto prematuro aumentan en 1,05 % por cada elevación de 1 °C en la temperatura ambiental. Las olas de calor y los veranos particularmente intensos aumentan ligeramente el riesgo. Este se manifiesta ante la exposición prolongada al calor, como por ejemplo al interactuar en espacio abiertos.
4. Defectos cardíacos congénitos
Un trabajo publicado en Environmental Health Perspectives en 2016 encontró que la exposición al calor ambiental al inicio del embarazo aumenta el riesgo de defectos cardíacos congénitos. En principio, se relaciona con defectos no críticos, como por ejemplo los del tabique auricular.
Estudios posteriores han confirmado esta asociación, la cual a pesar de ser baja se debe tener en cuenta en conjunto con otras variables (fumar, tener diabetes, la alimentación y demás) que aumentan el riesgo de dichas anomalías.
5. Mayor riesgo de preeclampsia
Se ha sugerido que la temperatura ambiental alta puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de preeclampsia. Aunque no se conocen muy bien los mecanismos, se piensa que la temperatura exterior podría asociarse con perturbaciones en la homeostasis del calor materno.
Esto ocasionaría una reasignación de recursos energéticos endógenos y la disponibilidad de estos para el feto. Como consecuencia, los cambios fisiológicos podrían derivar en preeclampsia.
6. Mayor riesgo de muerte fetal
Un trabajo publicado en American Journal of Epidemiology en 2012 sugirió que el calor eleva el riesgo de muerte fetal en las embarazadas. Especialmente, el riesgo es mayor durante las últimas 4 semanas de embarazo. En 2014, un grupo de investigadores encontró una asociación positiva entre la elevación de la temperatura en Japón y el número de muertes fetales explicables por esta vía.
Consejos para evitar los efectos del calor en el embarazo
Las consecuencia citadas anteriormente se manifiestan ante elevaciones intensas de la temperatura. Incluso cuando la temperatura se eleva solo unos grados por encima de lo habitual pueden aparecer complicaciones, como el ya citado golpe de calor. Frente a ello se debe tener en cuenta lo siguiente:
- Evita hacer ejercicio al aire libre durante los momentos del día más calurosos. Hazlo por la mañana o por la noche.
- Limita la exposición directa a los rayos del sol en el exterior.
- Utiliza prendas de ropa holgadas y que fomenten la transpiración.
- Evita el esfuerzo excesivo en las tareas cotidianas.
- Bebe abundante agua en el transcurso del día.
- Lleva un atomizador con agua para refrescarte cuando sea necesario.
- Tomar varias duchas a lo largo del día.
En caso de que se detecten síntomas como fatiga, mareos, aturdimiento o sed excesiva en el exterior se debe buscar un lugar fresco de inmediato. Si los signos persisten no dudes en recurrir a un centro médico. Consulta con tu especialista sobre qué otras cosas puedes hacer para minimizar los riesgos asociados del calor en el embarazo.
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