Los 8 tipos de apego y cómo influyen en nuestra vida

El apego es necesario para explicar la supervivencia individual y la de la especie en general. De todas formas, existen muchos tipos y unos son más sanos que otros. ¿Quieres conocerlos? Aquí te los motramos.
Los 8 tipos de apego y cómo influyen en nuestra vida
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 12 noviembre, 2021

Aunque algunas personas disfruten mucho de su soledad, es innegable que los seres humanos somos sociales por naturaleza. Ya lo postuló Aristóteles con su término Zoon politikón (que se traduce literalmente en ‘animal cívico’): “la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por naturaleza un animal social, y que el insocial por naturaleza y no por azar es o un ser inferior o un ser superior al hombre”.

El Homo sapiens busca la congregación de forma instintiva, de ahí que hayamos desarrollado constructos tan complejos como la política, la sociedad, los estados civiles e, incluso, el amor. El apego juega un papel central en toda esta temática, ya que representa el motivo por el cual los seres humanos nos relacionamos desde un punto de vista etológico, psicológico y evolutivo.

La vinculación afectiva intensa tiene un motor intrínsecamente biológico, ya que la proximidad entre individuos en momentos de amenaza ofrece seguridad, protección y más probabilidades de salir indemne. Si quieres conocerlo todo sobre los 8 tipos de apego y cómo influyen en nuestra vida, no dejes de leer.

¿Qué es el apego?

La Asociación Americana de Psicología (APA) define el apego como ‘la unión emocional entre un infante humano (u otro animal) y su figura parental o la que le proporciona los cuidados’. No se trata de un sentimiento inmaterial (como sí puede ser la envidia, por ejemplo), sino de un conjunto de conductas observables que aparecen en los seres vivos de manera espontánea.

Para que se produzca el apego como tal, suele ser necesaria la presencia de una figura vulnerable (el bebé) y una protectora (el padre o proveedor, caregiver en inglés). Este tipo de unión emocional también puede darse en adultos de forma recíproca, pero la clave se encuentra en que el infante necesita seguridad y protección para desarrollarse de forma adecuada.

Los infantes recién nacidos desarrollarán cierta forma de apego hacia cualquier persona que les otorgue las interacciones sociales necesarias. En general, la madre actúa como el ancla a la hora de hablar de esta unión, no obstante, es necesario destacar que toda persona que tenga una conducta maternal es susceptible a ocupar este rol.

El apego se desarrolla gracias a las interacciones sociales entre proveedor-bebé y la presteza del primero a la hora de responder a las señales y los requerimientos del segundo.

Los principios básicos del apego

Los tipos de apego explican las relaciones humanas
El apego es una característica fundamental de las relaciones humanas, e inclusive es aplicable a otros animales inteligentes.

El apego tiene un claro componente biológico (sobrevivir un día más por la unión entre conespecíficos) y otro psicológico (sentir seguridad). Estos son sus pilares básicos, tal y como indican documentos profesionales:

  1. Todos los animales complejos (incluyendo al Homo sapiens) buscan protección y cuidado de sus padres. Esta conducta se hace aún más vigente cuando se presenta una amenaza en el medio.
  2. La búsqueda de protección y resguardo tiene un claro componente evolutivo para la supervivencia. Los padres buscan la seguridad de sus hijos por encima de la suya propia en casi todos los casos. Lo importante es que perduren los genes de los progenitores en el tiempo, no el individuo en sí.
  3. La figura de apego más común es la madre y los infantes generan dependencia hacia ella con mucha rapidez. De todas formas, nada parece indicar que un padre no pueda adoptar esta figura si le otorga los mismos cuidados y conductas al infante que el ente maternal.
  4. En los bebés, la búsqueda de apego también puede ir precedida de malestar. Este estará causado por hambre, sed y dolor físico, por ejemplo.
  5. El sistema conductual de apego no es único. Forma parte de un conjunto que también incluye la exploración, el cuidado y el apareamiento.
  6. El apego tiene una función homeostática. Esto quiere decir que permite mantener el equilibrio entre otras conductas, como las exploratorias y las de proximidad.

En última instancia, cabe destacar que la intensidad del comportamiento de apego no siempre se vincula con una unión más fuerte entre bebé-cuidador. Por ejemplo, muchos infantes inseguros muestran conductas demandantes de manera constante aunque el apego por la madre no sea superior con respecto al resto.

Los 8 tipos de apego y la teoría del apego

Te hemos mostrado qué es el apego desde un punto de vista muy generalista, pero cabe destacar que existe muchísima más terminología que desenterrar en este ámbito. De todas formas, para mostrarte los 8 tipos de apego existentes debemos explorar de forma somera qué es la teoría del apego como tal.

Según la APA, la teoría del apego se compone de una serie de hipótesis y postulaciones que hacen referencia a “una necesidad evolutivamente ventajosa, especialmente en primates, de formar vínculos emocionales estrechos con otras figuras significativas”. Este concepto general se basa en 3 principios:

  1. La unión emocional es una necesidad intrínseca en el ser humano.
  2. Regula la emoción y el miedo para potenciar la vitalidad.
  3. Promueve la adaptabilidad y el desarrollo.

La mayoría de las conductas de apego registradas en humanos y otros primates son adaptativas. Esto quiere decir que tienen un sentido concreto y han sido perpetuadas por la selección natural a lo largo de los siglos. Si un bebé llora cuando se siente mal y busca a su madre, es porque esto aumenta de manera innegable sus posibilidades de sobrevivir (y la permanencia de la especie).

La teoría del apego comenzó a desarrollarse en los años sesenta y los setenta para explicar las uniones paternofiliales, aunque a día de hoy también se ha extendido al mundo de los adultos. Con base en todas estas premisas, a continuación te mostramos cuáles son los 8 tipos de apego y cómo afectan a nuestro día a día.

Es necesario distinguir entre los tipos de apego en niños y en adultos, pues los contextos sociales en los que se presentan son muy dispares.

1. Los tipos de apego en niños

Los tipos de apego en niños se han registrado en tiempos pasados gracias a la puesta en práctica de la técnica de situación extrañadiseñada por la psicóloga estadounidense Mary Ainsworth en la década de los setenta. El procedimiento es sencillo: se registran los comportamientos de un niño jugando durante 21 minutos mientras los padres entran (entorno seguro) y salen (inseguro) de la habitación.

Las bases del experimento son las siguientes:

  1. Situaciones planteadas: el niño y los padres son introducidos a la habitación. El niño explora y los padres no participan (están solos). Entran extraños, hablan con los padres, los extraños se acercan al niño (los padres se van). Se produce la separación y los extraños se adaptan al bebé. Los padres vuelven y confortan al bebé. El niño se queda solo. Se repiten algunos pasos previos.
  2. Parámetros analizados: la cantidad de exploración del niño, la reacción ante la salida de los padres, la ansiedad al permanecer con un extraño y la respuesta cuando los padres vuelven (reunión).

Con base en esta simple premisa, se han detectado 4 tipos de apego en niños. Te los mostramos a continuación.

1.1 Apego evitativo (grupo A)

Los niños con apego evitativo tienden a evitar las interacciones con la figura cuidadora y no muestran distrés significativo cuando se separan de ella. Esto puede deberse a que los padres no han mostrado suficiente intimidad con los infantes y estos asumen que no pueden depender de la relación con ellos (o con nadie).

Tal y como indica el portal Psicología Madrid, esto no indica que el padre desatienda al niño (lo cuida, lo baña y lo mantiene seguro, por ejemplo). De todas formas, por cualquier motivo el parental se asusta en el terreno emocional, se pone nervioso, ansioso e inseguro y termina por desatender las necesidades sentimentales del infante.

La desconexión emocional implica que, para no ser rechazado, el niño tendrá que dejar de mostrar y expresar sus emociones. Se trata de un claro mecanismo de autodefensa.

1.2 Apego seguro (grupo B)

El apego seguro es el “ideal” desde un punto de vista psicológico en los infantes. El niño es capaz de conectar y formar puentes de manera segura con sus cuidadores, pero también tiene la capacidad de desenvolverse de modo autónomo si la situación lo requiere (y posibilita). No le supone un esfuerzo vincularse íntimamente, aunque tampoco teme al abandono.

El apego seguro se caracteriza por la confianza, una respuesta adaptativa (que no positiva) al abandono y la creencia de que uno mismo merece ser querido. Los infantes con este tipo de apego exploran de manera activa su medio ambiente cuando están solos con la figura cuidadora y se intranquilizan al separarse de ella (pero no suelen llorar).

1.3 Apego ambivalente (grupo C)

En psicología, el término ambivalente se utiliza para expresar emociones o sentimientos contrapuestos en el sujeto. Las relaciones de apego ambivalente se caracterizan por la preocupación de que los demás no correspondan al deseo de intimidad de uno mismo. Esto ocurre cuando el parental no es fiable y no le otorga al niño los cuidados de forma consistente.

Dicho de manera sencilla, el niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad. Las emociones más frecuentes en este tipo de apego son el miedo y la angustia desmedidos durante las separaciones, así como una serie de problemas para calmarse cuando la figura de referencia vuelve.

Los niños con este tipo de apego requieren aprobación constante y controlan en todo momento el no quedarse solos.

1.4 Apego desorganizado (grupo D)

Los niños con un apego desorganizado muestran secuencias de comportamientos que carecen de intenciones u objetivos evidentes. A nivel práctico se trata de una mezcla entre el apego ambivalente y el evitativo, pues el infante muestra conductas aparentemente contradictorias e inadecuadas. En ciertos casos, se asocia a una ausencia total de apego.

Los infantes que evidencian este tipo de apego tienden a presentar traumas no resueltos relacionados con la interacción paternofilial. Por su parte, los padres en este grupo muestran conductas que evidencian miedo o que provocan miedo. Esto se ejemplifica muy bien en los cuadros de abandono temprano o en las relaciones con patrones explosivos.

Las conductas paternales que derivan en este tipo de apego son negligentes/inseguras.

2. Tipos de apego en adultos

Los tipos de apego también son aplicables en adultos
Si bien el apego se desarrolla durante el proceso de crianza, muchos de los patrones observados permanecen intactos en la vida adulta.

Las teorías modernas del apego en adultos se basan en una premisa simple: las relaciones paternofiliales (o con otro cuidador) durante la infancia también modulan la conducta de los seres humanos adultos. Esto tiene todo el sentido desde un punto de vista biológico, ya que los procesos que dictaminan los procesos del apego en niños siguen los mismos mecanismos bioquímicos que los de los adultos.

Por ejemplo, la fase platónica del enamoramiento sigue un patrón muy similar al de un bebé buscando de forma insistente a su madre cuando esta desaparece. Con la premisa en mente, te mostramos cuáles son los tipos principales de apego en adultos.

2.1 Apego seguro (autónomo)

Los humanos adultos con un apego seguro tienden a sentir amor propio y a percibir emociones positivas por parte de los demás. Dicho de otro modo, el individuo siente que vale por sí mismo y espera que la gente responda (en general) de forma positiva a sus requerimientos. La mayoría de personas dentro de este grupo están de acuerdo con lo siguiente:

  1. “Es relativamente fácil para mi sentir una conexión emocional con el resto”.
  2. “Me siento seguro dependiendo de otros y de que otros dependan de mí”.
  3. “No me preocupo por sentirme solo o porque otros no me acepten”.

Aunque esta variante parezca idílica, cabe destacar que las personas con apego seguro también pueden experimentar relaciones con connotaciones negativas. La clave radica en que ellas pueden observar el evento de forma objetiva y asignar un valor generalmente positivo a las interacciones.

2.2 Apego inseguro

El apego inseguro en adultos puede dividirse en algunas variantes. Te las mostramos en la siguiente lista:

  1. Apego ansioso-preocupado: el individuo tiene una visión negativa de sí mismo, pero positiva del resto. Suele estar de acuerdo con las siguientes afirmaciones; “quiero ser íntimo con el resto, pero ellos tienen reservas a la hora de acercarse a mí” y “me siento incómodo sin tener relaciones cercanas, pero a veces me preocupa que los demás no me valoren tanto como yo a ellos”.
  2. Apego evitativo-desdeñoso: el individuo tiene una visión positiva de sí mismo y negativa del resto. Suele estar de acuerdo con las siguientes afirmaciones; “me siento cómodo sin relaciones emocionales cercanas”, “es importante para mí sentirme autónomo” y “prefiero no depender del resto y que nadie dependa de mí”.
  3. Apego miedoso-evitativo: el individuo tiene una visión fluctuante con respecto a sí mismo y al resto. Es más común en las personas con un pasado de abuso y trauma y suelen estar de acuerdo con las siguientes afirmaciones; “me siento un poco violento formando relaciones con otros” y “quiero relaciones emocionalmente cercanas, pero me resulta difícil confiar completamente en los demás”.

Estos modelos seguros e inseguros también pueden aplicarse al amor, pues existen parejas con dinámicas cimentadas, ambivalentes o evitativas. De todas formas, los patrones y las bases son bastante similares a los mostrados en el mundo infantil. 

Los 8 tipos de apego y su aplicación en el día a día

Aquí te hemos presentado 8 tipos de apego totales, 4 en niños y un total de 4 en adultos (1 seguro y 3 inseguros). Sin duda, el apego seguro es el más adecuado tanto en infantes como en personas completamente desarrolladas. Quizá el punto contrario serían el apego desorganizado y el evitativo-desdeñoso, ya que no permiten el correcto desarrollo social del individuo.

Sea como fuere, es necesario destacar que las manifestaciones conductuales de cada uno de estos tipos de comportamiento es variable. Aunque todos tengamos un bagaje que arrastramos desde niños, la terapia puede ayudarnos a mejorar como seres humanos y a superar nuestras inseguridades.




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