El síndrome del impostor: todo lo que debes saber

¿Crees que sabes todo sobre el síndrome del impostor? Te enseñamos qué dicen exactamente de él los especialistas y qué hacer al respecto.
El síndrome del impostor: todo lo que debes saber
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 24 septiembre, 2022

Muchos se sorprenden cuando personas en puestos de gran éxito afirman que han logrado estar donde están solo por suerte, porque sobreestimaron sus habilidades y destrezas o porque en el momento no competieron con alguien más cualificado. Esto es muy común, y desde hace varias décadas recibe el nombre de síndrome del impostor. Alrededor de este existen muchos prejuicios, de manera que hoy te explicamos qué es exactamente.

Esta condición se ha popularizado en los últimos años. Sin embargo, se conoce desde hace unas cinco décadas y el uso por los medios de comunicación y las redes sociales ha tergiversado un poco sus características. A continuación repasamos qué es y qué no es el síndrome del impostor, y recopilamos además qué opciones para abordarlo se usan en la actualidad.

Características del síndrome del impostor

Suzanna Imes y Pauline Rose Clance analizaron por primera vez el síndrome en 1978 en relación con el éxito de mujeres en contextos de alto rendimiento. Lo denominaron como fenómeno del impostor, aunque los medios de comunicación y algunas investigaciones posteriores se refirieron a él como síndrome del impostor.

Como bien señalan los expertos, el término síndrome hace pensar que se trata de pacientes que padecen de una enfermedad o un trastorno. El fenómeno describe a la tendencia de infravalorar las habilidades, las destrezas y las competencias propias. Lejos de ser un estado, un trastorno o un síndrome el fenómeno es más un rasgo que otra cosa. Esto es una característica de la personalidad.

En efecto, no se recoge en la última edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), tampoco en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

No existen datos exactos de qué tan común es el síndrome del impostor. Los metaanálisis de los expertos han encontrado tasas de prevalencia que oscilan entre el 9 % y el 82 %.

Este espectro es muy alto, ya que variables como el nivel socioeconómico, el sexo, la pertenencia a grupos minoritarios, la edad y el trabajo inciden en el proceso. De igual manera existe una tendencia creciente de clasificar actitudes de infravaloración como síndrome del impostor.

Síntomas del síndrome del impostor

El síndrome del impostor y el rendimiento laboral
Desde el punto de vista profesional, a pesar de que las personas con síndrome del impostor tienden a ser excelentes, pueden experimentar ciertas dificultades en contextos específicos.

Dado que no existe una definición única del fenómeno del impostor sus manifestaciones son muy variadas. También lo es la intensidad con la cual se desarrolla y el tiempo durante el cual se extiende. Esto es, puede ser una experiencia pasajera o una que se consolida a largo plazo. Veamos algunos signos clásicos del síndrome:

  • Incapacidad para valorar objetivamente los logros que se han alcanzado.
  • Tendencia a infravalorar las habilidad y competencias.
  • Comparación excesiva con los logros de los demás.
  • Atribuir el éxito propio a factores externos.
  • Tendencia de ser perfeccionista, también a establecer metas muy por encima de las propias capacidades.
  • Reprender constantemente el desempeño.
  • Conductas de autosabotaje.
  • Problemas de autoestima y autoconcepto.
  • Creer que los demás tienen una opinión sobrevalorada de las capacidades propias, por lo que de una u otra manera han sido engañados por alguien que es impostor.

El fenómeno en sus inicios puede ayudar a motivar a una persona. En efecto, las tendencias de compararse con los demás, de ser perfeccionista y de establecerse metas altas pueden alertar a alcanzar proyectos grandes. Sin embargo, otras tendencias juegan en su contra; como por ejemplo el autosabotaje, la infravaloración de las habilidades y pensar que se ha engañado a los demás.

Se trata de un rasgo de la personalidad, de manera que suele complementarse con otros rasgos como timidez, las actitudes introvertidas, la inseguridad y las actitudes sumisas. Esto no implica que todas las personas manifiestan estos rasgos, ya que alguien extrovertido, muy seguro y dominante también lo puede desarrollar.

Causas del síndrome del impostor

Las causas del síndrome del impostor son muy variadas. Desde el punto de vista clínico-psicológico el fenómeno se explica como un rasgo de la personalidad. No es un trastorno, un síndrome o una enfermedad. Por el contrario, refleja una tendencia del autoconcepto negativo y crítico. La mejor forma de comprender el fenómeno es abordándolo desde el plano sociopsicológico.

En efecto, el síndrome a menudo se expone en medios de comunicación, redes sociales e incluso artículos científicos como un fenómeno eminentemente individual. Se ignora en este sentido las influencias del contexto social en su desarrollo. Partiendo sobre esta base podemos identificar tres causas del síndrome del impostor.

Influencias sociales

La jerarquía social tiene un papel protagónico al momento de desarrollar este fenómeno. Los estereotipos de género y los prejuicios raciales inciden en el proceso.

En efecto, el síndrome es común en mujeres, personas homosexuales, personas con la tez oscura, inmigrantes, aquellos con escasos recursos, personas obesas y demás. Cuando alguno de estos alcanza una posición de liderazgo o ciertos logros profesionales o personales con frecuencia son absorbidos por los prejuicios.

Por ejemplo, cuando un inmigrante se hace con un puesto importante en la empresa (y se lo “arrebata” a un ciudadano del país) o cuando se elige a una mujer en lugar de un hombre para hacer frente a una empresa.

La idea social que se tiene con respecto a ciertos grupos sociales y la pertenencia a dichos grupos puede hacer que se desencadenen sentimientos de impostor (esto es, que no se pertenece a ese lugar porque socialmente no deberían estar allí).

Influencias institucionales

La gestión organizacional también media en el desarrollo del fenómeno del impostor. Es decir, cómo está concebida corporativamente, administrativamente y socialmente una empresa, una institución o un organismo. En general, las mujeres y las minorías sociales están condicionadas por influencias institucionales a desempeñar determinada labor u ocupar ciertos puestos de trabajo.

Cuando no se logra un ajuste a dichos parámetros institucionales (por ejemplo, que las mujeres trabajen en recursos humanos y los hombres en tecnología) la propia dinámica institucional puede derivar en el fenómeno. Como bien señalan los expertos, tiene que ver con el sentimiento de pertenencia, uno que no se acopla a la manera en que tradicionalmente se ha configurado una organización.

Influencias interpersonales

El síndrome del impostor en entornos laborales
Son muchos los factores que intervienen en la aparición del síndrome del impostor. Esto crea inseguridades difíciles de derribar.

Por último, el valor que el círculo próximo hace en relación con las propias habilidades juega un papel importante en el desarrollo individual de la propia valoración. La opinión de los demás da forma a la opinión personal que se tiene de sí mismo, de manera que incide en la autoestima y en los sentimientos de ser merecedores de ocupar un lugar junto al grupo.

La comunicación, los gestos, las actitudes y el trato en general que recibe una persona pueden dar origen al síndrome.

Si alguien es tratado de manera inferior al lugar que ocupa (o a los logros que ha alcanzado), entonces es probable que piense que no es merecedor de estar donde está y de haber alcanzado dicho logros.  La forma en la que el círculo íntimo, laboral y profesional trata a una persona es un mediador muy importante del fenómeno.

El síndrome es un rasgo de la personalidad. Por tanto, las personas ansiosas, con baja autoestima, con depresión y demás son propensas a manifestarlo. La crianza familiar, la presión que rodea al puesto de trabajo y la educación formal también tienen un impacto directo en el desarrollo del fenómeno.

Opciones de tratamiento del síndrome del impostor

No existe una terapia estándar para hacer frente al síndrome. Reiteramos que no es un fenómeno psicológico o psiquiátrico, pero a menudo se opta por la terapia psicológica para mediar en los casos moderados o graves. La mayoría de las personas desarrolla una o varias veces en la vida sentimientos de este tipo, pero lo hacen de forma pasajera y sin que tenga mayores repercusiones en su vida.

Cuando el fenómeno es permanente puede afectar el bienestar profesional y psicológico. En estos casos se opta por abordar el problema con ayuda de un psicólogo, el cual puede desentrañar las causas y consolidar una manera de gestionar el éxito y el fracaso.

Hablar con familiares y amigos, crear recordatorios de los logros, valorar de manera objetiva las habilidades y evitar compararse con los demás también es de gran ayuda en el proceso.



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