¿Qué es la inteligencia social?

El manejo de la inteligencia social es muy útil en distintos aspectos de la vida. Destacamos su impacto en el área laboral y la forma en que fortalece las relaciones en este aspecto.
¿Qué es la inteligencia social?
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 27 abril, 2023

El concepto inteligencia social fue propuesto, por primera vez, por el psicólogo Edward Thorndike en 1920. Su teoría posicionó este concepto como una herramienta prometedora, además de útil para la vida diaria y profesional, incluso, para los negocios. Sin embargo, con la aparición del IQ, su planteamiento quedó relegado.

La inteligencia social debería ser usada, en su mayoría, por los líderes dispuestos a mejorar su desempeño, su interacción social y las relaciones interpersonales. Para poder hablar de esto, es necesario comprender otros conceptos como la empatía, la astucia social y la inteligencia organizacional.

Requiere, además, del desarrollo de habilidades como la presencia, autenticidad y claridad. Gardner señala que, de hecho, es normal que todos nos sintamos más atraídos por las personas inteligentemente sociales. Esto con el ideal de establecer patrones de comportamiento similares en pro de mejorar como personas sociales.

¿Qué es la inteligencia social?

La inteligencia social es importante.
La inteligencia social es muy importante en el trabajo.

La palabra inteligencia ha estado asociada generalmente a la capacidad que tienen las personas para resolver problemas de forma exitosa. Para medir qué tan inteligente puede ser una persona en el ámbito educativo, suele medirse el coeficiente intelectual.

Sin embargo, este es un término que va más allá de este contexto y puede ligarse a la forma en que una personas puede actuar en sociedad, por ejemplo.

Precisamente, la inteligencia social tiene que ver entonces con la capacidad que tiene una persona para relacionarse con los otros. Y si dado el caso, la persona con la que pretende relacionarse está pasando por un mal momento, la persona inteligentemente social no puede hacer caso omiso a esta situación.

Es por esta razón que uno de los pilares más importantes y fundamentales para la inteligencia social es la empatía. Porque busca orientar a las personas a buscar la satisfacción de las necesidades sociales. A ellas se suman aquellas que involucran aspectos laborales y académicos, de salud, vivienda, transporte, seguridad y justicia.

De igual forma, para poder ser una persona socialmente inteligente y empática, es necesario tener conciencia del propio estado social.

¿Por qué es importante en las relaciones interpersonales?

La inteligencia social es un factor determinante al momento de relacionarnos con otras personas y generar vínculos. Este tipo de inteligencia es la base de cualquier relación (familiar, amistosa, laboral o amorosa). Permite que estas puedan mantenerse y evolucionar de forma positiva.

Cuando una persona aprende y pone en práctica su inteligencia social, mejora como persona. De hecho, investigaciones explican que con la práctica de la inteligencia social, aprendemos a manejar nuestros estados de ánimo, así como nuestra biología, al entender cómo esta influye en los demás.

En conclusión, ese sentido claro y práctico de la empatía nos lleva a adquirir destrezas y competencias para generar comodidad a las personas que nos rodean.

Características de la inteligencia social

Las personas con inteligencia social, como ya lo hemos señalado, tienen unas características muy específicas. Pero, ¿son visibles ante cualquier personas dichas características? ¿Cómo saber si soy una personas inteligentemente social?

Bueno, hay otras características fáciles de identificar en los comportamientos de alguien que sabe manejar muy bien la inteligencia social. Si tu lo eres, sabrás que:

  • Motivas a los demás a ser inteligentemente sociales.
  • Guías de forma positiva los comportamientos de las demás personas.
  • Estás atento a la forma en que tus comportamientos influyen en los demás.
  • Tienes una actitud siempre cooperativa.
  • Posees sentido de pertenencia a un grupo u organización.
  • Tienes alta tolerancia a los conflictos.
  • Sientes lo que los demás y procuras ayudarlos a superar sus dificultades.
  • Expones tus pensamientos y sentimientos honestamente, procurando no herir a los demás.

Inteligencia social en el ámbito laboral

Como lo mencionamos, ser socialmente inteligente resulta muy útil en todos los aspectos de la vida. Pero nos centraremos en definir su impacto en el entorno laboral. Un espacio en el que es fundamental el relacionamiento con el otro.

La inteligencia social en el trabajo le propone a las personas trabajar en profundidad en la forma en que se relacionan con su compañeros de labor. Busca el desarrollo de las habilidades individuales que permitan mantener una comunicación asertiva y afectiva a través de la empatía.

Para lograr esto, es necesario conocerse a sí mismo y buscar la forma correcta de dirigirse hacia los demás. Por ello resulta muy útil hacerse un autoexamen que permita evaluar este comportamiento. La idea es mejorar en los aspectos en los que no se esta siendo socialmente inteligente.

¿Cómo se beneficia la empresa?

La inteligencia social es una herramienta útil para los empresarios y futuros administradores, no solo a nivel individual, sino corporativo y de alta gerencia.

Visto desde el punto de vista de el dueño o dirigente de la compañía, este término los invita a responsabilizarse y tener en cuenta las implicaciones sociales que puede tener su empresa y su forma publicitaria, por ejemplo.

Además, cuando una organización tiene como uno de sus pilares la inteligencia social, es capaz de satisfacer las necesidades internas y externas.

Entre los beneficios que obtiene de la inteligencia social resaltan:

  • Talento humano de calidad: a nivel interno se asegura de que su personal sea de calidad, desarrolle un compromiso por su institución y se disminuye la rotación del personal y agotamiento laboral. Contribuye a mejorar el clima laboral.
  • Atrae más clientes: la forma en que trata y comprende las dinámicas de sus clientes hace que se produzca una voz a voz positivo. De esta forma, se consolida como una empresa llamativa y que captará fácilmente la atención de clientes potenciales.
  • Finanzas: en la actualidad cobra mucha relevancia el origen de los productos y servicios, comprendiendo la forma en que se conciben y venden. Obtener el reconocimiento de las personas por la forma en que se tratan a los colaboradores, atrae clientes, por ende, aumenta las ventas.

¿Cómo puedes mejorar tu inteligencia social?

Inteligencia social y empatía.
Entrenar la empatía es fundamental.

Como ocurre en cada tipo de inteligencia, en la social es necesario cultivar el aprendizaje constante. Por ello, si buscas mejorar esta capacidad en ti, hay algunos consejos que puedes seguir. Con la práctica constante, te harán ser cada vez más apto en esta área:

  • Presta atención al mundo social que te rodea.
  • Identifica tu rol social y el de las personas que están en tu entorno.
  • Mejora tus habilidades para mantener una conversación.
  • Escucha activamente a las personas.
  • Intenta ponerte en los zapatos del otro: ser empático.
  • Cuando alguien te hable, míralo a los ojos y presta atención.
  • Sé honesto y no escondas tus intenciones con las personas.
  • Practica cómo dialogar con las personas para que comprendan tu punto de vista.
  • Aprende de tus errores y no te desanimes cuando incurras en ellos, busca solucionarlos o redimirte.
  • Aprende y siéntete orgulloso por tus logros sociales.

¡Disfruta de tu inteligencia social!

La clave principal de la inteligencia social es la comprensión del otro. Aunque parezca complejo, esta es una habilidad que puede hacernos mejores individuos, disfrutar de ello es la clave.

Cuando eres socialmente inteligente ocurre algo y es que te sientes mejor contigo mismo. Este reconocimiento personal es el que impulsa, incluso, a seguir comportándose de esta manera. Muchas veces queremos mejorar nuestro entorno, ser parte activa de algo, pero no encontramos cómo hacerlo.

Ser consientes del impacto de nuestra forma de comunicarnos, de escuchar o de ofrecer ayuda, puede ser de utilidad para disminuir esa sensación de querer “asistir”, que muchas veces no encuentra un receptor.



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