Neurosexo: ¿en qué consiste?

¿Has escuchado hablar sobre el neurosexo? Probablemente sí, aunque de seguro no sabes bien de qué se trata. Te enseñamos a qué hace referencia de la mano de los científicos.
Neurosexo: ¿en qué consiste?
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 04 octubre, 2022

Durante los últimos años el término neurosexo se ha hecho muy popular. Aunque alude a algo que ya se conocía desde hace décadas, y que en menor o mayor medida todos practicamos, lo cierto es que estudios recientes han avivado el interés hacia este tipo particular de estimulación. Ciertamente, el placer es un fenómeno más complejo de lo que se piensa; y no siempre requiere estímulos externos para alcanzarlo.

El neurosexo ha recibido muchos nombres a lo largo de los años: orgasmos mentales, orgasmos cerebrales, orgasmos alternativos, orgasmos inducidos por imágenes, orgasmos psicológicos y estimulación genital imaginada (entre muchos otros). La literatura al respecto es muy variada y abundante, de manera que hoy nos enfocamos en reseñar las principales características del neurosexo y algunas curiosidades al respecto.

¿Qué es el neurosexo?

En términos muy simples el neurosexo alude a todas aquellas estimulaciones psicológicas que permiten alcanzar el orgasmo sin la mediación de estímulos físicos.

Dicho de esta manera parece una cuestión muy simple, pero el fenómeno es extremadamente complejo y ha inquietado a la comunidad científica experta en sexología desde hace décadas. Se ha sabido desde siempre que la concentración, las emociones y los pensamientos ayudan a alcanzar el clímax, pero no fue hasta hace unas décadas que se estudió científicamente.

Uno de los primeros trabajos al respecto con criterio metodológico fue el de Whipple, Ogden y Komisaruk (1992). Los investigadores encontraron que las imágenes autoinducidas desencadenaban una serie de respuestas fisiológicas en un grupo de mujeres.

Entre algunas reacciones destacaron variaciones en la presión arterial sistólica, la frecuencia cardíaca, el diámetro de la pupila, el umbral de detección del dolor y el umbral de tolerancia al dolor.

Las reacciones y la intensidad del clímax eran comparables con las que se alcanzan por medio de la estimulación convencional, solo que esta vez mediadas exclusivamente por imágenes mentales. Es en este punto en el que el neurosexo tiene su nacimiento, al menos por parte del interés de los investigadores.

Otras investigaciones

El neurosexo es saludable
Es posible incorporar la práctica del neurosexo de forma natural en el día a día, e inclusive puede ser beneficioso.

Recientemente se han hecho hallazgos que permiten desentrañar qué se esconde detrás del fenómeno. Un estudio publicado en 2016 en Socioaffective Neuroscience & Psychology encontró que la estimulación genital imaginada activa el lóbulo paracentral (la “región genital” de la corteza sensorial primaria) y la corteza somatosensorial secundaria.

La activación de estas zonas se centró principalmente en el lóbulo frontal y la corteza frontal orbital, al menos cuando se contrasta con la estimulación física. La investigación se realizó en mujeres que recrearon situaciones imaginarias alrededor de los senos y genitales.

Un año después, en 2017, el mismo grupo de investigadores publicó un artículo en The Journal of Sexual Medicine en relación con las zonas exclusivas que se activan en el cerebro de las mujeres en este fenómeno.

Encontraron que en todas ellas se activan las regiones sensoriales, motoras, de recompensa, corticales frontales y del tronco encefálico (entre otras, el núcleo accumbens, la ínsula, la corteza cingulada anterior, la corteza orbitofrontal, el opérculo, el giro angular derecho, el lóbulo paracentral, el cerebelo, el hipocampo y la amígdala).

Lo anterior es útil para aseverar que el neurosexo es un fenómeno real. Sí es posible alcanzar orgasmos sin estimulación externa, y se puede con base en imágenes mentales.

La mayoría de los estudios se han enfocado en la capacidad de las mujeres, dada las particularidades que rodean las sensaciones relacionadas con el placer en ellas. Debido a que se trata de una reacción existente la pregunta siguiente es obvia: ¿es algo que se puede entrenar?

¿Puedes entrenar para practicar neurosexo?

El neurosexo puede entrenarse
Las mujeres tienen mayor “facilidad” para entrenar el neurosexo que los hombres, según apunta la evidencia.

Sí, sí es posible entrenar tu habilidad para alcanzar orgasmos sin la mediación de estímulos físicos. A principios de 2022 un grupo de investigadores publicaron un artículo en The Journal of Sexual Medicine reseñando un caso de orgasmo femenino sin estimulación genital. Describieron el caso de una mujer de 33 años que desarrolló la capacidad de alcanzar orgasmos luego de una década de entrenamiento de yoga.

Algunos investigadores han encontrado que entre los determinantes de los orgasmos femeninos los estímulos mentales/psicológicos tienen un papel fundamental (y no tanto así los estímulos físicos). Entre otras cosas es por esta razón que la evidencia señala episodios de disfunción sexual en pacientes con trastornos psiquiátricos. Esto es, por la ausencia de placeres subjetivos.

En síntesis, el neurosexo es una capacidad que se puede entrenar. Se sabe que la habilidad también está presente en los hombres, aunque en las mujeres las reacciones pueden ser más intensas.

No hay una receta mágica para practicar el neurosexo y cada persona puede tener vías diferentes para alcanzar el placer por estos estímulos. Movimientos de cadera, respiración profunda y recreaciones mentales son algunos medios disponibles.

Esta capacidad la practican casi todas las personas, solo que lo hacen en conjunto con la estimulación física. Puedes enfocarte en utilizar ambos estímulos al mismo tiempo, y luego ir abandonando el plano físico y potenciando por el contrario el psicológico. Puede que te tome tiempo, pero verás cómo con mucha práctica logras confirmar todas las evidencias recopiladas anteriormente.



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