Falta de concentración por ansiedad: lo que debes saber
La ansiedad es un trastorno muy complejo, uno que no se restringe solo al miedo o el temor hacia algo. Su manifestación clínica es mucho más amplia, y puede afectar a los pacientes de maneras que no se imaginan. Tal es el caso de la falta de concentración por ansiedad, un síntoma que se recoge en el DSM-V y que comparten muchos espectros del trastorno.
En efecto, se debe recordar que la ansiedad no alude a una única manifestación, sino a muchas. El trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad social, las fobias específicas y el trastorno de pánico son solo algunas de ellas. En las siguientes líneas analizamos la falta de concentración por ansiedad y cómo esta puede afectar a los pacientes.
Causas de la falta de concentración por ansiedad
Tal y como señalan los expertos, la falta de concentración por ansiedad es una característica importante del trastorno, incluso en el contexto de ausencia de especificidad diagnóstica. Aún se desconoce la manera en que el trastorno afecta la capacidad para concentrarse, aunque se piensa que esta tiene un papel protagónico en la preocupación.
En definitiva, una de las características de los trastornos de ansiedad es el exceso de preocupación. Tal y como indica la evidencia, la ansiedad condiciona el funcionamiento eficiente del sistema atencional. Al termino que reduce la capacidad de atención en el paciente, aumenta la atención a los estímulos relacionados con las amenazas. Es decir, la falta de concentración no afecta a todos los aspectos; sino que esta se mantiene frente a ciertos estímulos.
El problema radica en que la capacidad para concentrarse se deriva exclusivamente a las situaciones que se procesan como amenazas, y se resiente al momento de aplicarla en otros contextos. Algunos autores proponen que la preocupación patológica está estrechamente relacionada con los sesgos de atención. Esto es, los errores en el procesamiento de la atención derivan en que ciertas acciones se perciban como amenazas y se asimilen negativamente.
Algunos estudios indican que el exceso de preocupación puede afectar la memoria de trabajo, y esta a su vez la capacidad para concentrase. Se genera así un bucle que se alimenta a sí mismo, y que está condicionado por la gravedad de los síntomas. En efecto, el paciente que ha desarrollado síntomas más agudos de ansiedad manifestará una menor capacidad para concentrarse.
La falta de concentración no es exclusiva de la ansiedad, ya que se puede manifestar también en otros trastornos como la depresión. En síntesis, este problema está relacionado con el exceso de preocupación; y esta no desaparece por completo. Lo que sucede es que se deriva a dichas preocupaciones e impide que se pueda destinar a otros aspectos del día a día.
Cómo evitar la falta de concentración por ansiedad
Ahora que conoces la relación entre la falta de concentración y la ansiedad, estás listo para conocer algunos métodos para contrarrestarla. La mejor forma de evitar el desvío de la concentración solamente a las preocupaciones consiste en atacar a la propia ansiedad. Si controlas los episodios de ansiedad tu concentración se puede distribuir entonces a otros contextos. Te dejamos con algunas ideas.
1. Empieza una rutina de ejercicios
Existe evidencia de que el ejercicio es efectivo para contrarrestar los episodios de ansiedad. Se considera un tratamiento conservador para el trastorno, uno cuyos beneficios están relacionados con la frecuencia y la intensidad. Mientras mayor sea la cantidad de ejercicio que realices durante la semana, mayores serán entonces los resultados en tu bienestar psicológico.
No es necesario que practiques deportes de alto impacto, o que dediques una decena de horas a la semana. Como referencia puedes seguir las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS); esto es, un mínimo de 150 minutos de ejercicio intenso o 300 minutos de ejercicio moderado. Empieza con una rutina ajustada a tu condición física y adecúala en función del progreso.
2. Practica técnicas de relajación
Las técnicas de relajación incluyen el yoga y la meditación. Cualquiera de estas prácticas tiene un incidencia directa en tu capacidad para orientar tu concentración, pero lo más importante es que te ayudan a gestionar tu ansiedad. Prueba con diferentes técnicas de relajación, y no descartes algunas como la musicoterapia, la bailoterapia y otras similares.
3. Conecta con un grupo de apoyo
Muchas personas que padecen de ansiedad piensan que enfrentan la batalla en solitario. La familia y los amigos son un gran bastión al momento de lidiar con ella, también lo son los grupos de apoyo. Sean estos presenciales o virtuales, compartir con personas que experimentan tus mismos síntomas es bienvenido al momento de superar estos episodios. Explora varios grupos antes de encontrar aquel con el cual te sientas más cómodo.
4. Busca ayuda profesional
Como complemento de lo anterior puedes buscar ayuda profesional. La terapia psicológica se considera como una de las alternativas más sólidas para tratar la ansiedad, una que está orientada para los casos leves y moderados (y no solo para los más graves). Si el cambio en los hábitos anteriores no mejora tu capacidad para concentrarte, considera consultar con un profesional de la psicología.
Reducir el consumo de alcohol, cafeína y bebidas energéticas, llevar un registro de los pensamientos, organizar los deberes metódicamente y distinguir los desencadenantes de los síntomas también forma parte del tratamiento conservador. Los expertos recomiendan el tratamiento farmacológico solo para los episodios más graves, o en todo caso cuando los cambios anteriores no han surtido efecto.
Si controlas tu ansiedad, tu capacidad para concentrarte mejorará. Ten en cuenta que a menudo la ansiedad no desaparece por completo, de manera que implementar las recomendaciones a largo plazo es una necesidad para muchos pacientes. La terapia psicológica también es una prioridad, así que no le des la espalda si tu falta de concentración te impide gestionar las tareas cotidianas.
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