Apego desorganizado: qué es y cómo afecta en la adultez
Cuando los niños atraviesan por un experiencia que les produce miedo, angustia o frustración recurren a sus padres en busca de apoyo. La respuesta de estos frente a dicha búsqueda ayuda a construir el tipo de apego que los pequeños manifiestan hacia ellos y los demás. Una respuesta afectiva y oportuna genera un apego seguro; mientras que una respuesta fría e inoportuna puede derivar en un tipo de apego conocido como “desorganizado”.
El apego desorganizado es un cuarto tipo de apego propuesto por Main y Solomon durante la década de 1980. Complementa a otros tipos de apego, como lo son el ya mencionado apego seguro, el evitativo y el ansioso. Como es de esperar este estilo de apego tiene múltiples implicaciones en la vida adulta, de manera que las repasamos de la mano de sus rasgos y posibles causas.
Características del apego desorganizado
El apego desorganizado, también conocido como “apego desorientado”, se propuso al evaluar las reacciones de los niños ante una situación de abandono temporal y luego retorno de sus padres en un contexto controlado (conocido como “procedimiento de situación extraña de Ainsworth”). Los expertos describen 7 rasgos característicos de este tipo de apego frente a dicho experimento:
- Exhibiciones secuenciales de comportamiento contradictorio.
- Exhibición simultánea de comportamiento contradictorio.
- Movimientos no dirigidos, mal dirigidos o directamente incompletos.
- Movimientos involuntarios, a destiempo y posturas anómalas.
- Congelación o quietud al ver al padre o el cuidador.
- Muestra de aprensión del padre o el cuidador.
- Signos evidentes de desorientación o desorganización luego del retorno.
Es decir, los pequeños reaccionan de manera desorganizada, desorientada e incluso dubitativa luego del regreso de sus padres después de un abandono controlado. Esto dio pie a las investigadoras Mary Main y Solomon Judith para proponer un nuevo tipo de estilo de apego.
Por todo esto, y como postularon estas en un trabajo a principios de la década de 1990, la característica definitoria del apego desorganizado es la ausencia de una estrategia coherente para responder a un cuidador en momentos de estrés.
Se trata de un estilo de apego muy irregular, ya que tanto sus causas como sus consecuencias en la vida adulta pueden ser muy variadas.
Causas del apego desorganizado
La hipótesis inicial sobre el desarrollo del apego desorganizado fue que este era una consecuencia de experiencias de abuso, violencia, trauma y demás durante la primera infancia. Por esta razón, los pequeños manifiestan una duda al momento de acudir a ellos en una situación que genera angustia o miedo.
Ven en estos una figura que les proporciona seguridad y comodidad; pero también como una que les puede hacer daño. Esto genera esa ambigüedad de aproximación y huida.
Sin embargo, en un artículo publicado en 1999 en Psychoanalytic Inquiry las autoras propusieron una segunda vía para explicar este estilo de apego: padres o cuidadores que han tenido experiencias traumáticas o de pérdida sin resolver.
Aunque no existe abuso y violencia física o psicológica explícitas, sus actitudes o comportamientos amenazantes alarman al bebé y lo llevan a manifestar un apego desorganizado (acercarse a él y al mismo tiempo querer huir).
Aunque puede manifestarse este tipo de apego en contextos de no violencia explícita, lo cierto es que es más común en estos escenarios.
Los pequeños que han experimentado abuso físico o psicológico, han presenciado eventos traumáticos por parte de sus padres, han crecido en una familia disfuncional, han tenido que lidiar con peleas y conflictos son más propensos a desarrollar el apego desorganizado.
Consecuencias del apego desorganizado en la vida adulta
Como es de esperar el estilo de apego tiene múltiples implicaciones para una vida funcional. Destacamos algunas maneras en que puede interrumpir la salud emocional y social de un sujeto.
Riesgo de desarrollar trastornos de la personalidad
Se ha sugerido que los apegos inseguros son un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos de la personalidad. De hecho, algunos expertos lo han propuesto como una posible explicación para el trastorno límite de la personalidad.
Además de este, las personas con este estilo de apego tienen un mayor riesgo de desarrollar trastorno de la personalidad por evitación, trastorno de la personalidad narcisista, trastorno de la personalidad antisocial y otros.
Alteraciones en la percepción del tacto
Un trabajo publicado en Scientific Reports en 2020 encontró que las personas con apego desorganizado asimilan el toque afectivo (las caricias, los abrazos y demás) como más desagradables que las personas con un apego seguro. Esta percepción alterada puede hacerlos rehuir de este tipo de contacto, también a evitar manifestarlo por ellos mismos.
Pobre adaptación social
También existe evidencia de que este estilo de apego conlleva a una pobre adaptación social de los sujetos. Estos tienen problemas para insertarse en la sociedad, hacer amigos, mantener una relación de pareja estable, tener un trabajo y demás.
Esto puede llevarlos a apostar por un estilo de vida retraído y alejado del contacto social, lo que a su vez puede derivar en otras complicaciones (depresión y demás).
Riesgo de manifestar síntomas disociativos
Algunos expertos han alertado sobre la manifestación de síntomas disociativos como consecuencia del apego desorganizado. Pérdida de la memoria, asumir un interpretación confusa de la realidad, percepción de que quienes forman parte del círculo son irreales y la sensación de estar separado del propio cuerpo y las emociones son algunas características de la disociación.
Como es de esperar, una persona con este estilo de apego puede fomentar su desarrollo a su hijo durante la crianza. Dadas las consecuencias que tiene en la vida adulta, cuando existen interferencias drásticas en el día a día se debe considerar la búsqueda de ayuda profesional.
En concreto, la terapia psicológica puede ser la respuesta a las secuelas que las experiencias en la primera infancia han tenido en las actitudes, los pensamientos y el comportamiento en la adultez.
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