Oxigenoterapia: todo lo que debes saber

La oxigenoterapia se utiliza para abordar de forma inmediata o a largo plazo ciertas condiciones que impiden la llegada de oxígeno a los tejidos del paciente.
Oxigenoterapia: todo lo que debes saber
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 07 agosto, 2021

El término oxigenoterapia hace referencia a toda técnica que utilice la administración de oxígeno (O2) con fines terapéuticos. La finalidad de este abordaje es proporcionarle al paciente el gas en concentraciones más elevadas que las ambientales. Se utiliza para los cuadros de hipoxia, en los que el enfermo no es capaz de transportar suficiente cantidad a sus tejidos.

En este escenario, el oxígeno se considera un fármaco, ya que posee indicaciones precisas, debe ser utilizado en dosis e intervalos protocolizados, reporta efectos adversos y requiere criterios clínicos y laboratoriales. A corto y largo plazo, los objetivos de la oxigenoterapia son mejorar la oxigenación, disminuir o prevenir la hipoxemia y prevenir o corregir la hipoxia.

Fuera del ámbito médico, la oxigenoterapia también encuentra su lugar en los hogares de los enfermos crónicos, en forma de oxigenoterapia crónica domiciliaria (OCD). Si quieres saber más sobre este conjunto de técnicas, sigue leyendo.

¿Qué es la oxigenoterapia?

La oxigenoterapia es una medida terapéutica que consiste en la administración de oxígeno a concentraciones mayores que las ambientales. Tal y como indica la Universidad Clínica Navarra, el objetivo de este abordaje es mantener una presión de oxígeno adecuada.

En condiciones ambientales normales, el aire contiene un 21 % de oxígeno. En la oxigenoterapia normobárica se administra oxígeno —realmente dioxígeno— a una concentración del 21 al 100 % mediante mascarillas, cánulas nasales y otros dispositivos. Por otro lado, en la variante hiperbárica se suministra O2 al 100 % con dispositivos especiales, en una cámara hiperbárica.

Según documentos médicos, la necesidad de oxigenoterapia en el paciente se determina con base en la presión parcial de oxígeno arterial (PaO2), que a su vez se correlaciona con la baja saturación de oxígeno en la hemoglobina de los glóbulos rojos. Se conciben este conjunto de técnicas cuando la PaO2 en sangre arterial es menor a 60 milímetros de mercurio (mm Hg) o la saturación de hemoglobina en sangre periférica es menor al 93-95 %.

Glosario de términos

Antes de continuar con los tipos y usos de la oxigenoterapia, vemos de gran utilidad introducir algunos términos médicos poco conocidos en la población general:

  • Fracción inspirada de O2 (FiO2): porcentaje de O2 disuelto en el aire inspirado, expresado en concentración y medido en porcentaje. En el aire ambiental, la FiO2 estándar es del 21 %.
  • PaO2: presión arterial de oxígeno. Los resultados normales varían entre 75 y 100 mm Hg. Este valor solo se puede analizar en la sangre que corre por las arterias.
  • PaCO2: presión arterial de dióxido de carbono. Los resultados normales oscilan entre 38 a 42 mm Hg.
  • Hipoxia: disminución del suministro de O2 a los tejidos del paciente. Una hipoxia puede ser hipoxémica, circulatoria, anémica e histotóxica.
  • Hipoxemia: disminución del O2 disuelto en la sangre arterial. Dicho de otra forma, se trata de una disminución de la PaO2 por debajo de los 60 mm Hg. A su vez, este valor corresponde a una saturación de O2 del 90 %.
  • Flujo: cantidad de oxígeno administrado por un mecanismo determinado. Se mide en litros por minuto (lpm).
  • Relación ventilación/perfusión (V/Q): este término hace referencia a la relación entre la ventilación de los alveolos y el transporte de la sangre por parte de sus arteriolas. Los valores normales oscilan los 4,2 litros por minuto (L/min) para V y 4-5 L/min para Q.
  • Insuficiencia respiratoria: un cuadro en el que el sistema respiratorio no logra transportar suficiente cantidad de oxígeno a la sangre o cuando los pulmones no liberan una determinada cantidad de dióxido de carbono de ella. En este estadio, la PaO2 es menor de 60 mm Hg (hipoxemia) y la PaCO2 es mayor de 50 mm Hg (hipercapnia).
Falta de aire que requiere oxigenoterapia.
La falta de aire puede ser una percepción de la persona o realmente una situación que demanda el suministro de oxígeno.

¿Qué usos tiene la oxigenoterapia?

La oxigenoterapia se indica en cuadros de insuficiencia respiratoria, es decir, cuando la PaO2 es menor de 60 mm Hg. De todas formas, no se justifica esperar a medir estas variables para comenzar con el tratamiento.

El tono azulado de labios y mucosas (cianosis central) indica una PaO2 menor de 50 mm Hg y una saturación de hemoglobina menor del 85 %. Si el paciente presenta este signo clínico, es razón más que suficiente para comenzar con la oxigenoterapia.

La hipoxia en el entorno celular puede deberse a muchas condiciones: disminución de O2 en el aire inspirado, alteración de la ventilación alveolar, desajustes en la relación ventilación/perfusión, alteración de la transferencia gaseosa, descenso del gasto cardíaco, shock, hipovolemia. A continuación te presentamos algunos de los usos de la oxigenoterapia con base en estas ideas.

Hipoxia atmosférica

Hasta aproximadamente unos 12 000 metros de altura, la concentración de oxígeno atmosférico se mantiene en un 21 %. De todas formas, a medida que se aumenta en altura, disminuye la presión atmosférica y por tanto la concentración de O2. Los dispositivos oxigenoterapéuticos transportables pueden brindar oxígeno en estas situaciones.

Hipoxia por hipoventilación

La hipoventilación es una respiración muy superficial y lenta, que siempre provoca un aumento en la PaCO2 y un descenso de la PaO2. En estas situaciones, la oxigenoterapia puede aumentar hasta 5 veces el oxígeno disponible para el paciente. De todas formas, tal y como indica el portal Anales de Pediatría el objetivo final es restaurar el mecanismo ventilatorio normal.

Enfermedades crónicas

La oxigenoterapia es de gran utilidad en los pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Esta condición se caracteriza por una obstrucción de las vías respiratorias progresiva e irreversible. Como el daño pulmonar no se puede solventar, el paciente requiere oxigenoterapia de por vida.

Otra condición crónica en la que es útil la oxigenoterapia a largo plazo es la apnea del sueño. En este cuadro, la respiración se detiene y recomienza repetidas veces durante la noche, lo que puede poner en grave peligro la vida del paciente. Los concentradores de oxígeno portátil son una herramienta que permite a las personas con apnea respirar mejor.

Enfermedades agudas

La oxigenoterapia se usa mucho en el ámbito médico, ya sea en salas hospitalarias o en situaciones de urgencia. En el paciente pre-hospitalario, la hipoxia suele tener lugar por traumatismos graves, hemorragias abundantes, shock anafilácticoconvulsiones e hipotermia.

También se utiliza en pacientes con niveles de oxígeno anormalmente bajos, derivados de otra condición aguda. Cuando se termina el tratamiento, el enfermo debería poder volver a respirar de forma normal.

Dispositivos para la oxigenoterapia

Los dispositivos que se utilizan en estos abordajes se dividen en 2 categorías: de bajo y de alto flujo. A continuación exploramos cada una de las variantes.

Dispositivos de bajo flujo

Tal y como indican documentos profesionales, los dispositivos de bajo flujo administran menos de 40 litros de gas por minuto (lpm). No proporcionan la totalidad de aire inspirado al paciente, y por tanto, el gas suministrado se mezcla con el ambiental.

Te contamos sobre algunos de los dispositivos de bajo flujo más comunes para llevar a cabo la oxigenoterapia en el ámbito médico:

  • Sonda nasofaríngea (de 1 a 6 lpm y 24-40 % 02): se trata de un catéter que se inserta desde una fosa nasal hasta la orofaringe. Este mecanismo le permite al paciente moverse, hablar y comer durante el tratamiento, así que está aconsejado en las estancias hospitalarias a largo plazo.
  • Cánula nasal (de 1 a 6 lpm t 24-40 % O2): una de las variantes más comunes. Se trata de 2 gafas nasales que se colocan en los orificios y se conectan mediante un tubo a la fuente de O2 y un humidificador. Es una opción muy cómoda, pero su eficacia depende de la capacidad respiratoria del paciente y no permite conocer el FiO2.
  • Mascarilla facial simple (de 5 a 6 lpm y 40 % O2): carece de reservorios y mecanismos complejos y tan solo posee 2 orificios lateralizados que actúan como lugar de intercambio de gases entre el paciente y el ambiente. Permite liberar concentraciones de O2 más altas que las opciones anteriores, pero impide la expectoración y dificulta el habla.
  • Mascarilla con recirculación parcial y bolsa de reserva (5 a 8 lpm y 40-60 % O2): una máscara con 2 orificios lateralizados que actúan como respiraderos. Además, al presentar una bolsa de reserva en el circuito de entrada se pueden alcanzar concentraciones de O2 de hasta el 60 %.

Dispositivos de alto flujo

Los dispositivos de alto flujo administran la totalidad del aire inspirado del paciente. No se producen mezclas con los gases ambientales y la FiO2 es independiente del patrón ventilatorio, manteniéndose constante a lo largo del tiempo.

Un ejemplo es la mascarilla tipo Venturi. Se trata de un sistema que permite la administración constante y exacta de la concentración de oxígeno necesaria, con valores de FiO2 de un 24 a un 60 %, independientes del patrón ventilatorio del paciente y el ambiente.

Otros dispositivos

En la oxigenoterapia hiperbárica se administra al paciente oxígeno al 100 %, a 2 o 3 veces la presión atmosférica al nivel del mar —se hace dentro de una cámara hiperbárica—. Se busca aumentar la presión parcial de O2 en los tejidos, pues se llega a una cifra muy superior a la esperada, respirando oxígeno puro en condiciones normobáricas.

Máscara de oxígeno.
Las máscaras de oxígeno cumplen funciones de suministro de oxígeno más preciso y a mayor presión.

Peligros de la oxigenoterapia

La oxigenoterapia se suele tolerar bien, pero como en todo tratamiento, existen una serie de consideraciones y amenazas que se deben tener en cuenta. Tal y como señalan estudios, hay casos en los que la oxigenoterapia no solo no se aconseja, sino que puede tener efectos dañinos.

Te presentamos algunos posibles efectos secundarios:

  • Toxicidad: respirar concentraciones muy altas de oxígeno a presión atmosférica provoca graves lesiones pulmonares si la exposición es larga (de 24 a 48 horas). Una mezcla con una FiO2 mayor al 60 % puede provocar daños en las células del árbol traqueobronquial y alveolos tras 24 horas de exposición.
  • Retención de CO2: en algunos pacientes con mecanismos ventilatorios defectuosos, la oxigenoterapia puede deprimir las respuestas ante una hipoxia, y por ello provocar almacenamiento de CO2 en sangre (hipercapnia). Si no se tiene en cuenta esta condición, el paciente puede sufrir una acidosis respiratoria con consecuencias graves.
  • Accidentes: como con cualquier tipo de maquinaria, se pueden producir accidentes al manejar los dispositivos. De todas formas, esto se evita con una buena preparación de los profesionales hospitalarios. Hay que recordar que el oxígeno a altas concentraciones aviva mucho el fuego.
  • Sequedad de las mucosas e irritación: un flujo constante de gases puede irritar y secar mucho las mucosas de las vías respiratorias superiores, que deben estar húmedas. Esto se evita con la humidificación adecuada del oxígeno antes de que llegue al aparato respiratorio del paciente.

Además, tampoco se recomienda la oxigenoterapia en personas con fibrosis pulmonar resultado del tratamiento con bleomicina —un fármaco anticancerígeno— o en la población pediátrica de forma prolongada. En niños que han nacido de forma prematura, estos abordajes pueden provocar retinopatía de la prematuridad, una ceguera por el sobrecrecimiento de capilares sanguíneos oculares.

La oxigenoterapia es útil, pero no exenta de precauciones

En general, la oxigenoterapia se tolera muy bien en la población adulta, sea administrada a corto o largo plazo. Previene la muerte por hipoxia/hipoxemia e hipercapnia, así que suele ser el primer abordaje médico que se tiene en cuenta cuando un paciente llega a urgencias con algún tipo de fallo respiratorio o indicios de cianosis.

Este tratamiento de soporte es útil para mantener a la persona con vida, pero siempre es necesario buscar la causa de la hipoxia y ponerle solución, una vez las constantes vitales se estabilizan. Sin duda, este conjunto de técnicas salvan a miles de personas al año.




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