Tromboembolismo pulmonar: lo que debes saber

El tromboembolismo pulmonar es potencialmente mortal, de manera que estar atento a sus síntomas media en un pronóstico favorable. Te enseñamos todo lo que debes saber al respecto.
Tromboembolismo pulmonar: lo que debes saber
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 21 enero, 2022

El tromboembolismo pulmonar es un tipo de enfermedad tromboembólica venosa que puede afectar a pacientes de todas las edades. Se considera una patología grave, una que de no tratarse a tiempo puede derivar incluso en la muerte. De hecho, la evidencia indica que los fallecimientos a causa de dicha patología han aumentado durante la última década.

Esta condición es más frecuente en ciertos grupos, como lo son los adultos mayores, las personas que han sido operadas recientemente y quienes padecen de afecciones sanguíneas subyacentes. Johns Hopkins Medicine nos alerta que se trata de una patología difícil de diagnosticar, en parte porque comparte signos con otras condiciones pulmonares. Te enseñamos todo lo que debes saber de ella.

¿Por qué ocurre un tromboembolismo pulmonar?

El tromboembolismo pulmonar ocurre cuando un coágulo de sangre que se desarrolla en un vaso sanguíneo (trombo) viaja a la arteria pulmonar ocasionando un bloqueo en el suministro de sangre. La mayor parte del tiempo el trombo se desarrolla en las extremidades inferiores y luego asciende hasta el pulmón. Sin embargo, también se puede formar en otras áreas del cuerpo.

La formación de coágulos es un proceso elemental. De manera natural nuestro organismo los produce con regularidad, aunque luego los descompone. Bajo ciertas circunstancias estos no se deshacen, lo que deriva en un trombo.

El coágulo se puede desarrollar tanto en las venas como en las arterias. Pueden ser en las superficiales o en las profundas, aunque la mayor parte del tiempo lo hacen en estas últimas. Cuando se forma y no se descompone naturalmente, da lugar a un trombo. Este puede romperse o viajar íntegro desde su lugar de origen a otras zonas del cuerpo. En este caso el trombo pasa a ser un émbolo.

Hay muchas afecciones que pueden provocar la formación de coágulos en la sangre. Una lesión en la pared de los vasos sanguíneos, trastornos de la coagulación y un flujo sanguíneo muy lento se cuentan entre las principales.

No siempre el trombo es de sangre, ya que también puede serlo de grasa, de líquido amniótico y de burbujas de aire. Se estima que 200 000 personas mueren cada año en EE. UU. a causa de un tromboembolismo pulmonar.

Factores de riesgo del tromboembolismo pulmonar

El tromboembolismo pulmonar tiene varios factores de riesgo
Muchos de los factores de riesgo asociados al tromboembolismo pulmonar están relacionados con hábitos de vida poco saludables y condiciones cardiovasculares.

Existen varios factores que predisponen a las personas a desarrollar un trombo y luego una embolia. Veamos una selección de variables que inciden en el proceso:

  • Personas que se han sometido a cirugías en la parte inferior del cuerpo (debajo de la cadera).
  • Mujeres embarazadas (debido a lo que se conoce como estado de hipercoagulabilidad).
  • Personas que están en estado de inmovilización (por hospitalizaciones, lesiones, fracturas, recuperaciones luego de una intervención y demás).
  • Pacientes diagnosticados con el síndrome de hipercoagulabilidad.
  • Pacientes diagnosticados con cáncer que están en tratamiento.
  • Sujetos que están en tratamientos hormonales o que toman medicamentos hormonales. Por ejemplo, los anticonceptivos y la terapia hormonal para la menopausia.
  • Personas con antecedentes familiares de trastornos de la coagulación de cualquier tipo.
  • Sujetos que pasan largas horas en reposo absoluto (por lo general más de 8 horas).
  • Desarrollar venas varicosas.
  • Fumar cigarrillos y experimentar con drogas recreativas.
  • Tener obesidad.

Afecciones subyacentes como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), la diabetes y la hipertensión también elevan las probabilidades de desarrollar trombos. Un centenar de condiciones adicionales pueden devenir en tromboembolismo pulmonar, como el leiomioma uterino, según la evidencia.

Síntomas del tromboembolismo pulmonar

El tromboembolismo pulmonar provoca disnea y dolor torácico
La dificultad para respirar de aparición súbita, junto con una sensación de opresión torácica, son síntomas característicos del tromboembolismo pulmonar.

Esta enfermedad puede ser difícil de diagnosticar ya que sus síntomas se solapan con el de otras afecciones. Por lo general los signos se manifiestan de forma repentina; un indicio no menor al momento de relacionarlos con esta condición. Veamos un cuadro clínico típico del tromboembolismo pulmonar:

  • Dolor en el pecho (uno que empeora con la respiración profunda).
  • Dificultad para respirar (disnea).
  • Cadencia rápida de la respiración (taquipnea).
  • Tos (a menudo con sangre).
  • Ansiedad.
  • Arritmias cardíacas.
  • Sensación de aturdimiento o mareo.
  • Transpiración.
  • Descenso de la presión arterial (hipotensión).

En algunos casos los pacientes pueden manifestar síntomas en la zona en la que se desarrolló el trombo. Dado que el 90 % de las veces sucede en la pierna, puedes desarrollar hinchazón en una de ellas, dolor, enrojecimiento, decoloración y sensibilidad. En casos graves puedes desarrollar cianosis e inestabilidad debido a la reducción del flujo sanguíneo.

Los síntomas se manifiestan debido a que el émbolo obstruye parte del pulmón. Esto implica que la sangre no puede oxigenarse por completo, lo cual se interpone para que los tejidos reciban el oxígeno necesario. La circulación hacia los pulmones no se detendrá, y dado que se topa con una interferencia en el flujo de la circulación se eleva la presión pulmonar (hipertensión pulmonar).

En casos graves se produce un infarto pulmonar. Esto es, cuando un área del pulmón muere debido a la ausencia de riego sanguíneo. Las complicaciones están condicionadas a la altura donde se ha situado el trombo, la cantidad de estos y las particularidades del paciente (edad, enfermedades subyacentes y demás).

Opciones de tratamiento

En casos leves se opta por recetar anticoagulantes, como lo son la heparina y la warfarina. En casos moderados y graves se suele recurrir a un filtro de vena cava, una trombectomía percutánea, una embolectomía pulmonar o una terapia fibrinolítica. La anticoagulación es un tratamiento estándar, uno que se suele prolongar por varios meses (e incluso de por vida).

Si se trata a tiempo el pronóstico suele ser favorable, aunque siempre hay un margen de complicaciones. Es por esto que es muy importante estar alerta a los síntomas, en especial en aquellos que puntúan para los factores de riesgo. De desarrollar algunos de los signos no dudes en consultar con un especialista para descartar esta condición; o en todo caso para establecer un diagnóstico diferencial.



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