Diferencias entre coágulo, trombo y émbolo

El flujo sanguíneo de un vaso puede verse obstruido por un coágulo, un trombo o un émbolo. A pesar de que existen muchas similitudes entre ellos, hay diferencias poco conocidas.
Diferencias entre coágulo, trombo y émbolo
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 21 mayo, 2021

La circulación sanguínea es responsable de mantener parte de la homeostasis del cuerpo humano. La misma es un flujo constante que puede verse afectado por la presencia de productos sólidos o viscosos. ¿Te interesa conocer las diferencias entre coágulo, trombo y émbolo? A continuación te contamos.

Los trastornos hemodinámicos abarcan al conjunto de enfermedades o afecciones que alteran la circulación sanguínea y el libre tránsito de oxígeno y nutrientes a los órganos. Por lo general, son responsables de procesos hipóxicos e isquémicos que causan la necrosis y la muerte de los tejidos; tal es el caso de los infartos cerebrales o cardíacos.

Las diferencias entre coágulo, trombo y émbolo residen en la etiología y la fisiopatología de su formación. Estas tres entidades son responsables de una larga lista patologías que causan millones de muertes por año en todo el mundo.

¿Qué es un coágulo?

Un coágulo es un producto sanguíneo viscoso y semisólido que resulta de la activación de los mecanismos de hemostasia. La hemostasia busca evitar la pérdida de sangre en los vasos lesionados o dañados. Esto sucede por un proceso continuo de espasmo vascular, agregación plaquetaria y formación del coágulo que lleva a la reparación del vaso.

Según estudios, la coagulación sanguínea en sí es un proceso dinámico que involucra células y proteínas plasmáticas que buscan cerrar o tapar algún defecto en la pared vascular. Para ello, la hemostasia estimula a la enzima trombina, encargada de transformar el fibrinógeno en fibrina, dando lugar al tapón secundario o coágulo.

Estas formaciones semisólidas son necesarias para la protección del organismo ante posibles hemorragias. De hecho, son el eje central de la terapia antihemorrágica en los pacientes hemofílicos, por ejemplo. No obstante, la exacerbación de este mecanismo por diversas etiologías lleva a una complicación fatal conocida como coagulación intravascular diseminada (CID).

Formación de un coágulo.
La formación de un coágulo es un proceso necesario para reparar vasos dañados. Esto evita hemorragias peligrosas para la vida.

¿Qué es un trombo?

Un trombo es un formación hemostática o coágulo que se produce dentro del sistema circulatorio sano. Por lo general, ocurre sin que exista un defecto de por medio y permanece sin resolución en el tiempo. Puede originarse en el interior de la luz vascular o dentro de las cavidades cardíacas.

Las placas de ateromas son trombos que progresan al interior de las capas de los vasos sanguíneos como resultado de la adhesión plaquetaria y de los niveles de colesterol oxidado elevados. De esta forma, los trombos son responsables de reducir la luz del flujo de sangre de un vaso.

Por otro lado, estas afecciones son la principal causa de ictus isquémicos, al asentarse en las arterias carótidas o vertebrobasilares. De igual forma, se estima que es la etiología más común de infarto de miocardio al alojarse en la circulación coronaria.

La obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo y los niveles elevados de colesterol en sangre son los principales factores de riesgo para desarrollar un trombo. Por lo que el abordaje de estas características modificables disminuye en gran medida su aparición.

¿Qué es un émbolo?

Un émbolo es una formación sólida, semisólida o gaseosa que viaja en la circulación sanguínea a un punto distante de su origen. En la mayoría de los casos hace alusión a un trombo que se desprende de la pared de un vaso y entra al flujo arterial o venoso. Esta situación da origen a complicaciones de alta letalidad que requieren atención inmediata.

El embolismo se refiere a la obstrucción parcial o total de un vaso sanguíneo causada por un émbolo. De esta forma, se origina un desequilibrio entre los requerimientos y las demandas de sangre en los tejidos, originando isquemia y necrosis.

El tromboembolismo pulmonar es la forma de presentación más común de las afecciones embólicas. Estudios estiman que es la tercera patología cardiovascular más frecuente luego de la cardiopatía isquémica y la enfermedad cerebrovascular. Es resultado de la oclusión de la arteria pulmonar por un émbolo que suele originarse en los miembros inferiores.

Diferencias entre coágulo, trombo y émbolo

Las diferencias entre coágulo, trombo y émbolo suelen ser poco conocidas en la población general. Para la mayoría de las personas estas entidades hemodinámicas representan una sola y su presencia se asocia con una gran amenaza para la salud.

Al referirnos a un coágulo hablamos de un mecanismo de defensa intrínseco y necesario para la conservación de la vida. No obstante, los trombos y su posterior embolización son formaciones patológicas que se relacionan con disfunciones orgánicas al ocluir el flujo natural de la sangre.

Los coágulos no son más que tapones de lesiones vasculares que resultan de la agregación de plaquetas y la activación de la cascada de la coagulación. Por su parte, los trombos son el producto de coagulaciones sanguíneas no apropiadas en vasos sanos. Esta situación suele ser a causa de alteraciones de la coagulación o por altos niveles de triglicéridos.

En la mayoría de los casos, los émbolos se originan del desprendimiento parcial o total de un trombo inestable hacia la luz del vaso sanguíneo. No obstante, los mismos pueden ser producto de agregaciones grasas o de gas.

Trombo y ateroma en una arteria.
La disminución del flujo de sangre por una obstrucción es la causa más frecuente de infartos.

Prevención y estilo de vida

El primer paso para la profilaxis de las afecciones hemodinámicas es conocer las diferencias entre coágulo, trombo y émbolo. De igual forma, es clave realizar cambios en el estilo de vida. En este sentido, se debe dejar de lado el sedentarismo y establecer una rutina de ejercicios cardiovasculares de al menos 30 minutos al día.

Es fundamental adaptar una dieta balanceada, rica en proteínas, frutas y vegetales. De igual forma, se debe evitar el consumo excesivo de grasas saturadas y de alimentos con altos contenidos de sal y azúcar. Además, el cese o la reducción del hábito tabáquico y alcohólico son grandes herramientas en la prevención de estas entidades.



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