Trastorno de evitación experiencial

El trastorno de evitación experiencial puede limitar la calidad de vida en varios aspectos. Las personas con antecentes de abuso sexual o con trastorno de ansiedad generalizado son más propensas a sufrir esta condición.
Trastorno de evitación experiencial
Paula Villasante

Escrito y verificado por la psicóloga Paula Villasante.

Última actualización: 03 mayo, 2021

El trastorno de evitación experiencial es una patología en la que los pacientes aplican de manera rígida e inflexible ciertas conductas de evitación. Esto puede obstaculizar la persecución de objetivos personales, disminuir el contacto con el presente y deteriorar el desempeño general como persona.

Se trata de un problema complejo con varios orígenes psicopatológicos. A pesar de ello, hoy en día existen múltiples métodos de psicoterapia capaces de generar cambios favorables en la calidad de vida.

Si quieres descubrir las principales características acerca de esta patología, te invitamos a seguir leyendo.

¿Qué es la conducta de evitación experiencial?

La evitación experiencial es un proceso que implica excesivas evaluaciones negativas. Se caracteriza por pensamientos, sentimientos y sensaciones propios no deseados, además de una falta de voluntad para experimentar estos eventos privados y un esfuerzo deliberado para escapar de ellos.

En algunos contextos, este comportamiento reprimido puede verse como una estrategia de autoprotección con el objetivo de prevenir consecuencias desastrosas.

Ejemplo de ello puede ser tratar de no mostrar síntomas de ansiedad en una entrevista de trabajo. Lo mismo sucede al controlar la sensación de aburrimiento cuando se conversa con una persona importante, o preocuparse por controlar el miedo sobre la amenaza anticipada de confrontar alguna cosa.

En estos contextos, la evitación experiencial puede ser una estrategia benigna a corto plazo para manejar la expresión emocional. Como esto ocurre en un período de tiempo corto, las consecuencias negativas pueden ser mínimas.

Es decir, cuando la persona que lleva a cabo la evitación no ve su vida afectada por llevarla a cabo, no tiene que darse un problema.

Sin embargo, la evitación experiencial sí se puede convertir en un problema cuando se aplica de manera rígida e inflexible, como verás a continuación.

El trastorno de evitación experiencial

Esta patología puede entenderse como una clase conductual generalizada ineficaz de evitación regulada de forma verbal.

Esta puede describirse de acuerdo con el paradigma clásico de autocontrol, con la adición de formulaciones más recientes sobre el comportamiento verbal y la respuesta relacional derivada.

De alguna manera, este trastorno puede considerarse como una instancia especial de falta de autocontrol al que la persona ha llegado, mediante su situación personal, a valorar “la necesidad de sentirse bien” como una prioridad absoluta para poder desarrollarse en su día a día.

Para alguien con este tipo de patrón de comportamiento, el desempeño personal está determinado por los intentos de eliminar y evitar la angustia inmediata. Aunque esto pueda derivar en un deterioro general en la vida personal de la persona afectada.

Es un hecho paradójico que la persona afectada bajo este patrón de comportamiento está convencida de que su plan y sus acciones son correctos y necesarios para vivir.

Un ejemplo de ello puede ser pensar cosas como: “No puedo vivir con estos pensamientos tan terribles y dolorosos. Necesito hacer algo para eliminarlos”.

Este patrón de comportamiento está controlado por una reducción inmediata del dolor y la angustia (refuerzo negativo) y por el extraordinario poder de “hacer lo correcto” o de ser coherente con los pensamientos propios de cada uno (refuerzo positivo).

En otras palabras, significa sentir que las acciones que uno desempeña son correctas para así poder alcanzar sus metas. Una persona que actúa de esta manera no tendrá alguna otra posibilidad de elegir una dirección diferente.

Este patrón de evitación experiencial destructiva puede ser explicado haciendo alusión a la historia individual. Así, múltiples interacciones longitudinales, ya sean accidentales o deliberadas, promueven el control de eventos privados como si fueran determinantes para actuar.

El trastorno de evitación experiencial origina una gran cantidad de síntomas.
El trastorno de evitación experiencial suele expresarse de forma muy variada, ya que depende de la manera en la que el paciente maneje la situación.

Entonces, ¿cuándo resulta patológica la evitación experiencial?

La evitación experiencial, per se, es una parte normal del lenguaje y no tiene que resultar en un proceso patológico. Sin embargo, es importante buscar ayuda cuando la evitación se generaliza a un repertorio mayor de eventos aversivos.

Un análisis sobre el trastorno de evitación experiencial ha de especificar las condiciones en las que la angustia se desarrolla hasta el punto de aumentar su intensidad y volverse una barrera para la vida, tras varios intentos de deshacerse de ella.

El trastorno de evitación experiencial se mantiene gracias al comportamiento de la persona acorde con los contextos de evaluación, literalidad, razón y regulación verbal para controlar los eventos privados.

El constructo de evitación experiencial

Es un hecho bien conocido por la comunidad científica que los animales, incluidos los humanos, tratan de evitar el afecto negativo. Por ejemplo, cuando una rata recibe una descarga eléctrica en una cámara, estará reacia a regresar a ese lugar.

Esto tiene un valor claro de supervivencia en el sentido de que, gracias a esta capacidad de evitar las señales de peligro, el organismo evita el daño físico.

Sin embargo, la investigación al respecto sugiere que el problema de la evitación experiencial tiene sus raíces en las funciones literales y evaluativas del lenguaje y la cognición humanos. Esto significa que verbalizar el dolor puede provocar que se vuelva a experimentar.

Así, el lenguaje aumenta el número de señales potenciales de peligro. Un ser humano puede sentirse motivado para evitar no solo señales externas de peligro real, sino también representaciones simbólicas de ese peligro.

Estrategias cognitivas y afectivas utilizadas en la evitación experiencial

Y es que la idea de que los seres humanos están motivados a evitar experiencias aversivas está atestiguada por una literatura sustancial que detalla estrategias cognitivas y afectivas como pueden ser las siguientes:

  • La supresión del pensamiento.
  • El afrontamiento de evitación.
  • La supresión emocional.
  • El autoengaño.
  • La reevaluación.

Las estrategias cognitivas como la supresión y el control de pensamientos implican la tendencia general a reprimir los pensamientos no deseados y controlarlos a través de medios como la distracción y la preocupación.

Se ha demostrado que estas estrategias conducen a un aumento paradójico en la aparición de algunos pensamientos.

De manera similar, la supresión emocional ha demostrado estar asociada a resultados deficientes de salud física y psicológica.

El afrontamiento de la evitación, o la tendencia a participar en estrategias de evitación conductual en respuesta a situaciones estresantes se asocia además con resultados psicológicos negativos.

Cada una de estas estrategias puede entenderse como evitación experiencial en el sentido de que representan método específicos mediante los cuales se toman medidas para alterar la experiencia privada aversiva.

La evitación experiencial y su psicopatología

Desde un punto de vista psicopatológico, existen varias maneras de producir la evitación experiencial. A continuación te comentaremos las tres vías principales.

Primera vía

Esta consiste en que las estrategias de evitación deliberadas suelen ser verbales e implican el elemento evitado. Un ejemplo claro es decir: “No pensaré en consumir heroína hoy”, una frase que incluye la representación simbólica del consumo de heroína.

Debido a este hecho, el elemento evitado puede en realidad volverse más accesible e influir en la cognición y el comportamiento.

Segunda vía

Aquí, las experiencias privadas a menudo están condicionadas y, por tanto, pueden no ser susceptibles de estrategias de control verbal.

El trabajo en las vías neuronales del condicionamiento del miedo indica que las áreas corticales superiores (verbales) no son necesarias en la creación del miedo condicionado. Además, las proyecciones subcorticales hacia la corteza son mucho más densas que las que van en el sentido contrario.

Ambos hallazgos sugieren que el uso de estrategias de control verbal puede ser ineficaz para los procesos no verbales involucrados en la patología.

Tercera vía

Incluso si las estrategias de evitación son efectivas, pueden conducir a problemas secundarios como una vida constreñida como los esfuerzos por prevenir el pánico o la incapacidad de adaptarse a cambios inevitables (como puede ser procesar la muerte de un ser querido o un cambio de lugar de vivienda).

La evitación experiencial, de forma implícita como explícita, se ha reconocido dentro de la mayoría de los sistemas de terapia. Por ejemplo, la terapia psicodinámica hace mucho énfasis en la represión.

Este es el proceso por el cual el material consciente que es doloroso o amenazante es relegado al inconsciente.

Aunque las terapias conductuales y cognitivas se han centrado en cambiar (en vez de aceptar) las experiencias privadas, incluso dentro de estos dominios, las emociones y otras formas de evitación experiencial han sido reconocidas como un problema.

Los terapeutas cognitivos han reconocido que los eventos desagradables tienden a ignorarse, distorsionarse u olvidarse.

Así, algunas terapias conductuales modernas como la terapia conductual dialéctica y la terapia de aceptación y compromiso se enfocan en aceptar las experiencias negativas en lugar de controlarlas.

Factores de riesgo para desarrollar el trastorno de evitación experiencial

Existen ciertos factores predisponentes que pueden verse relacionados con la aparición del trastorno de evitación experiencial, como los siguientes:

1. Abuso de sustancias

Este hábito representa una estrategia a corto plazo que resulta muy eficaz para manipular una experiencia.

Incluso si no se ha comenzado a abusar de sustancias como un método de evitación experiencial como tal, los efectos de las drogas en los estados disfóricos o de abstinencia pueden ser de ayuda para mantener el patrón de abuso.

Así, ocurre que en muchos casos de abuso de sustancias la evitación experiencial suele ser un predictor significativo. Es el caso de las personas que beben en abundancia por razones de refuerzo negativo y refuerzo positivo.

2. Abuso sexual infantil

Este evento está relacionado con una variedad de correlatos adversos a largo plazo como depresión, trastornos de ansiedad generalizada, conductas autolesivas, trastorno de estrés traumático, victimización adulta, trastornos de personalidad o abuso de sustancias.

La evasión en este sentido se utiliza para aliviar de forma temporal las experiencias internas negativas relacionadas con el abuso.

3. Trastorno de ansiedad generalizado (TAG) y patologías relacionadas con la ansiedad

El TAG conceptualiza la preocupación como una forma de evitación. Sugiere que la preocupación cumple una función para evitar la angustia interna. 

Además, esta se ve reforzada de forma negativa por la reducción a corto plazo de la angustia y la excitación que la acompaña.

Así, parece que el afrontamiento desadaptativo y las estrategias de autorregulación pueden provocar angustia relacionada con la ansiedad a través de la tendencia a evitar experiencias privadas no deseadas.

El trastorno de evitación experiencial tiene síntomas relacionados con una crisis de ansiedad.
Las personas con TAG son más propensas a sufrir el trastorno de evitación experiencial.

4. Autolesión deliberada

La autolesión en ausencia de cualquier intención de morir podría considerarse como una estrategia para reducir la angustia emocional y la excitación no deseadas.

Además, estos comportamientos destructivos se mantienen y fortalecen a través del condicionamiento de escape y del refuerzo negativo.

La terapia de aceptación y compromiso, una forma de tratar este trastorno

Esta terapia en particular trata de alterar el impacto de las emociones y cogniciones. Lo hace mediante la alteración de la lucha con ellas en lugar de intentar cambiar su forma, frecuencia o los contextos que las originan.

Así, es posible enseñar a los pacientes a ponerse en contacto con experiencias psicológicas, de forma directa y completa, en lugar de abandonar por completo los esfuerzos de cambio.

Este tipo de terapia los dirige hacia dominios que se puedan cambiar de forma más fácil, como el comportamiento manifiesto o situaciones concretas de la vida, en lugar de pensamientos y sentimientos.

Además de fomentar la aceptación psicológica, la terapia de aceptación y compromiso intenta debilitar las construcciones verbales que apoyan el comportamiento disfuncional. También desalienta el grado en el que los clientes responden a los pensamientos como si fueran literales.

El trastorno de evitación experiencial es multifactorial y complejo

En resumen, la evitación experiencial aparece y se ve relacionada con otras conductas y problemas. El tratamiento para esta patología depende del trastorno subyacente en sí.

En cualquier caso, enfoques como la terapia de aceptación y compromiso han demostrado ser útiles como tratamiento para este tipo de problemas.



  • Luciano Soriano, Carmen, Gutiérrez Martínez, Olga, Rodríguez Valverde, Miguel, Análisis de los contextos verbales en el trastorno de evitación experiencial y en la terapia de aceptación y compromiso. Revista Latinoamericana de Psicología [Internet]. 2005;37(2):333.
  • Luciano, Carmen, Páez-Blarrina, Marisa, Valdivia-Salas, Sonsoles, La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) en el consumo de sustancias como estrategia de Evitación Experiencial. International Journal of Clinical and Health Psychology [Internet]. 2010;10(1):141-165.
  • Gil Roales-Nieto, J. (1996). La adicción como conducta. Variables diferenciadoras y dimensiones de interés. En J. Gil Roales-Nieto (Ed.), Psicología de las adicciones (pp. 1-20). Granada: Ediciones Némesis.

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