El síndrome de hiperémesis cannabinoide

El síndrome de hiperémesis cannabinoide puede llegar a afectar a aquellas personas que consumen marihuana de forma crónica. Se manifiesta con vómitos, mareos e incluso deshidratación grave.
El síndrome de hiperémesis cannabinoide
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 02 agosto, 2022

El uso recreativo y médico del cannabis está cada vez más extendido, pues ciertos estigmas levantados en tiempos previos con respecto a esta sustancia se están empezando a levantar poco a poco. Esta sustancia tiene múltiples propiedades positivas, pero también ciertos riesgos si se consume de forma no controlada. El síndrome de hipéremesis cannabinoide es uno de ellos.

Tal y como indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el cannabis es la droga ilegal más usada en Estados Unidos, y cuenta con unos 22,2 millones de consumidores al mes solo en esta región. Es de gran interés conocer cuáles son los síndromes y patologías que derivan del uso de marihuana, pues está muy extendida a nivel social.

¿Qué es el síndrome de hiperémesis cannabinoide?

El síndrome de hiperémesis cannabinoide (conocido en inglés como cannabinoid hyperemesis syndrome o CHS) es la presencia de náuseas, vómitos y dolor abdominal tras el consumo de cannabis en cualquiera de sus formas. Se trata de una condición muy extraña y se suele manifestar en las personas que usan (y abusan de) esta sustancia de forma crónica.

Se requiere que el consumidor use el cannabis al menos semanalmente para considerarse como persona en riesgo de padecer el síndrome de hiperémesis cannabinoide. Tal y como indica el portal médico Statpearls, estas son las bases que fundamentan la condición:

  1. Varios años de uso repetido de cannabis, lo cual fomenta el desarrollo del CHS a largo plazo.
  2. Un patrón cíclico de hiperémesis (vómitos, náuseas y dolor abdominal) cada ciertas semanas o meses, siempre y cuando el paciente continúe usando la droga.
  3. Resolución de los síntomas una vez se deje de consumir cannabis, algo que siempre deberá confirmarse mediante un test de orina. Se pueden requerir 2 semanas de abstinencia hasta empezar a mostrar mejoría.

Los pacientes con este síndrome no son comunes ni en la clínica primaria ni en urgencias, pero es esencial describirlo para conocer los riesgos de consumir una droga aparentemente inofensiva durante mucho tiempo.

Etiología

La aparición del vómito está controlada por muchos sistemas y órganos. Cuando un estímulo nauseabundo es percibido por el ser humano, el área postrema (localizada en el tallo cerebral) se activa. Esto, a su vez, se traduce en una estimulación vagal que se presenta con diversos síntomas. El área postrema también controla en parte la sed, el hambre y la presión arterial.

Los procesos neuroendocrinos mediados por la estructura citada provocan salivación, cierre de la glotis, relajación de los esfínteres esofágicos, retroperistalsis (movilización del contenido del intestino delgado hacia el estómago) y, por último, contracción de las paredes estomacales. Según estudios, los neurotransmisores más implicados en este proceso son la dopamina, la serotonina, la acetilcolina y la neuroquinina.

El cannabis realiza varias acciones sobre los receptores de algunos neurotransmisores implicados en el proceso, por lo que tiene una propiedad tanto pro como anti emética. Por ejemplo, los receptores cannabinoides CB1 y CB2 están situados en el hipotálamo, en el hipocampo, en el cerebelo y en diversas secciones del sistema nervioso parasimpático.

Tal y como indica el portal profesional HHS Public Access, la activación del receptor CB1 promueve la inhibición de la secreción de jugos gástricos, provoca que se relajen los esfínteres esofágicos inferiores y altera la motilidad intestinal, llegando incluso a promover el dolor visceral. El vínculo entre los cannabinoides y el receptor CB1 podría explicar parte de la sintomatología del síndrome.

Como la marihuana tiene una composición variada según la cepa y el proveedor, es muy difícil inferir qué receptores y químicos cannabinoides están implicados en este síndrome.

Desencadenantes

La hiperémesis cannabinoide tiene varios desencadenantes
Hoy en día, sigue siendo controversial el efecto a mediano y largo plazo del cannabis en el sistema nervioso, por lo que tampoco se conocen con exactitud los mecanismos de la hiperémesis cannabinoide.

Diversos receptores cannabinoides se han asociado al control del vómito. Resulta paradójico hablar del síndrome de hiperémesis cannabinoide, pues esta misma sustancia se utiliza como antiemético en cuadros como la esclerosis múltiple y en tratamientos quimioterapéuticos para paliar la sintomatología.

Se han intentado encontrar varias explicaciones a este cuadro clínico. Algunas de las teorías postuladas se basan en los siguientes puntos:

  1. Sobreestimulación de los receptores cannabinoides. Esto trastocaría el control interno de las rutas que modulan la sensación de náuseas y la necesidad de vomitar.
  2. Problemas con la funcionalidad de los receptores cannabinoides, especialmente en el hipotálamo.
  3. Estimulación directa por parte de los compuestos cannabinoides sobre los tejidos estomacales.

Teoría de la acumulación de cannabinoides

El tetrahidrocannabinol (THC) es el principal psicoactivo de la marihuana. Curiosamente, este compuesto puede depositarse en las reservas grasas de la persona que lo consume, lo cual explica por qué tarda tanto en desaparecer del organismo humano (se detecta durante 3 días o más en la orina y hasta 90 en el cabello).

Cuando una persona lleva un tiempo sin comer, se produce un evento conocido como  lipólisis en el que el cuerpo quema parte de la grasa almacenada en el tejido corporal para generar energía a nivel celular. Se estipula que el THC podría liberarse en estos momentos, “reintoxicando” así a la persona y provocando la aparición de los síntomas.

Teoría hipotalámica

El cannabidiol, otro de los compuestos clave en algunos productos derivados de Cannabis sativa, promueve la activación de los receptores CB1 en el hipotálamo. El THC también se une a este receptor, lo cual disminuye la temperatura corporal y se manifiesta con una ligera hipotermia. Esto podría ayudar a explicar la desorientación y náuseas del síndrome.

El THC y su acción neurológica son los principales sospechosos para explicar este síndrome. 

Síntomas de la hiperémesis cannabinoide

La sintomatología del síndrome de hiperémesis cannabinoide se presenta de forma cíclica. Esto quiere decir que los signos clínicos van y vienen durante un intervalo de tiempo variable. Te mostramos el comportamiento de esta condición en varias categorías, pues se escinde en 3 fases: prodrómica, hiperemética y de recuperación.

Fase prodrómica

Esta es la fase más leve, tal y como indican clínicas profesionales. Lo más normal es que el paciente sienta un dolor abdominal matutino y un poco de náuseas al levantarse por la mañana. Algunas personas con este síndrome desarrollan miedo al vómito en la etapa prodrómica, pero el patrón alimenticio es normal y no hay émesis. 

Esta fase puede durar de meses a años. Curiosamente, algunos de los pacientes comienzan a fumar más cannabis tras los primeros síntomas, pues creen que la droga ayudará a paliar la sintomatología. Esto no hace más que retroalimentar la adicción y las náuseas de cara al futuro.

Fase hiperemética

Aquí se presentan todos los síntomas que caracterizan al síndrome. Entre todos ellos, destacamos los siguientes:

  • Náuseas constantes, hasta 5 episodios por hora.
  • Periodos repetitivos de vómitos. Se contemplan hasta 15-20 episodios de vómitos cada 24 horas.
  • Dolor abdominal.
  • Disminución de la ingesta alimenticia y pérdida de peso.
  • Síntomas típicos de la deshidratación derivada del vómito: boca seca, fatiga, debilidad, mareos, dolores de cabeza, estreñimiento, sequedad en la piel y muchos más.
  • Miedo a comer por si se producen vómitos.

Los brotes sintomáticos suelen durar de 24 a 48 horas, aunque se repiten cíclicamente en intervalos de semanas a meses. Muchos pacientes recurren a darse baños de agua caliente de forma compulsiva en los peores momentos, pues este acto parece reducir bastante la sintomatología. De todas formas, en este punto es cuando la mayoría de personas afectadas deciden acudir a urgencias.

El 6 % de las personas que acurrieron a los departamentos de emergencia entre los años 2005 y 2010 con vómitos recurrentes en ciertas instituciones presentaron este síndrome.

Fase de recuperación

Tal y como indica su propio nombre, en este periodo desaparecen los síntomas. El paciente deja de consumir cannabis (aunque sea en pequeñas cantidades cada día por los síntomas que tiene), lo cual hace que el cuadro disminuya en intensidad y termine por finalizar. De todas formas, si se vuelve a consumir marihuana en este periodo los signos vuelven a aparecer en muchos casos.

El peso perdido puede recuperarse con una buena dieta y una hidratación acorde a la actividad física y salud del paciente.

Diagnóstico

Se han propuesto diversos criterios para establecer el diagnóstico del síndrome de hiperémesis cannabinoide. Uno de los más extendidos (Rome IV criteria) es el siguiente:

  1. Signos clínicos estandarizados (en cualquiera de las fases del ciclo) presentes por un mínimo de 3 meses. El inicio de los síntomas debe haber ocurrido mínimo 6 meses antes del diagnóstico final.
  2. Episodios cíclicos de vómitos con duración, presentación y frecuencia variables. 
  3. Presentación de los síntomas tras un abuso de cannabis por un tiempo prolongado.
  4. Tendencia a asociarse con un comportamiento de baño compulsivo.

Algunos de estos signos son “mayores” y evidencian la condición en todos los casos, mientras que otros actúan como soporte. La tendencia a bañarse, los dolores abdominales de tipo cólico, la ausencia de otras condiciones gastrointestinales, la pérdida de peso (más de 5 kilos) y el malestar matutino pueden ayudar a circunscribir algo más la condición.

Una vez en la clínica primaria (o en urgencias), el profesional médico realizará una exploración física del paciente. Como esta condición es muy difusa, se requieren varios test de distintos tipos para descartar otras enfermedades físicas. Entre ellos, destacamos los siguientes:

  • Análisis de sangre: esto permite descartar un cuadro anémico y una posible infección sistémica, así como fallos en el hígado y los riñones (entre muchas otras alteraciones).
  • Análisis de orina: sobre todo para detectar posibles infecciones en el tracto urinario que puedan ser causantes del dolor abdominal o un mal funcionamiento renal.
  • Pruebas de drogas: se realizan con el fin de confirmar la presencia de cannabis en el organismo o, en su defecto, de otra sustancia que pueda provocar los síntomas.
  • Rayos X: estos permiten descartar un bloqueo intestinal, pues se presentan con síntomas más o menos similares a los de este síndrome.
  • Endoscopia: permite observar de forma directa el tejido esofágico y gástrico. Así se pueden descartar problemas como los derivados por el reflujo gastroesofágico y la acidez estomacal excesiva.
  • Tomografía computarizada de cabeza y abdomen: para descartar cualquier otra condición subyacente.

Tratamiento de la hiperémesis cannabinoide

La hiperémesis cannabinoide provoca deshidratación
Las principales complicaciones de la hiperémesis cannabinoide son los desequilibrios hidroelectrolíticos, los cuales pueden requerir la hospitalización para recibir tratamiento endovenoso.

En primer lugar, es necesario destacar que este síndrome no responde bien a la aplicación de antieméticos típicos, como pueden ser el ondasentrón y la metoclopramida. Debido a que el terreno farmacológico no es de mucha utilidad, en urgencias el tratamiento se centra en evitar la deshidratación y el desequilibrio electrolítico (con fluidoterapia intravenosa si es necesario).

También se pueden recetar en los momentos límite medicamentos para paliar el dolor abdominal, pero esto no resuelve la condición. Se suelen utilizar benzodiacepinas para controlar la enfermedad en las primeras etapas, antidepresivos tricíclicos a largo plazo y, en casos contados, antipsicóticos y antiepilépticos.

Los antidepresivos tricíclicos funcionan como antagonistas de los receptores de la serotonina (que estimulan la motilidad intestinal), por lo que pueden ser de ayuda para controlar los síntomas una vez la crisis ha sido solventada. Los antipsicóticos como el haloperidol cuentan con una eficacia reservada y se requiere más conocimiento para recomendar su uso.

De todas formas, el mejor tratamiento en todos los casos siempre será dejar de consumir cannabis. Es necesario tratar la adicción y cortar el uso de esta droga al 100 % una vez el paciente esté preparado, pues es cuestión de tiempo para que los síntomas reaparezcan si se retoma el hábito. Para ello, a veces es necesario ayuda psicológica e incluso farmacológica.

Las adicciones se tratan con apoyo psicológico, psiquiátrico y hasta farmacológico en algunos casos.

Cifras epidemiológicas

Vemos necesario cerrar este espacio con algunos datos y cifras, pues toda persona que consuma marihuana de forma crónica puede ver esta condición como lejana (“nunca me pasará a mí”). Aunque otorgar un valor epidemiológico exacto es imposible, sí que se sabe que el número de ingresos por este síndrome ha aumentado en los últimos años desde 2,3 hasta 13,3 por cada 100 000 pacientes en EE. UU.

Con esta cifra en mente, solo en Estados Unidos se producen unos 17 000 ingresos anuales provocados por el síndrome de hiperémesis cannabinoide. Fuentes ya citadas también nos recuerdan que el consumo excesivo de marihuana provoca adicción en 1 de cada 10 consumidores, cifra que aumenta a 1 de cada 6 en personas menores de 18 años.

El consumo de esta droga durante el embarazo se asocia a un mayor riesgo de malformaciones fetales y, en ciertos usuarios, la drogadicción derivada puede fomentar la presentación de brotes psicóticos y esquizofrénicos. El síndrome de hiperémesis cannabinoide es solo uno de los efectos secundarios de consumir esta droga de forma obsesiva, pero existen muchos más.

Los beneficios y perjuicios de consumir cannabis de forma esporádica siguen en debate. De todas formas, es fácil reconocer que toda drogadicción es mala a largo plazo.

Un síndrome derivado de un hábito aparentemente inocuo

Patologías como la hiperémesis cannabinoide nos muestran que hasta las actividades más socialmente aceptadas en algunos núcleos (como fumar marihuana en casa cada día) se pueden pagar caras a largo plazo. Los síntomas derivados de esta condición son desagradables en todos los sentidos y, de producirse una deshidratación grave, el paciente podría sufir daños renales agudos. 

El consumo responsable de sustancias puede ser más o menos perjudicial, pero está claro que el abuso siempre conlleva una serie de riesgos irrefutables. El síndrome de la hiperémesis cannabinoide es solo uno de los múltiples efectos secundarios que puede padecer un adicto, así que el consejo se cuenta por sí solo: regula tu consumo y busca ayuda si sientes dependencia.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.