Rosácea: todo lo que debes saber

Las personas con cuperosis que no se cuidan la piel adecuadamente pueden desarrollar entre los 35-45 años rosácea. Por esto se hace tan importante su control.
Rosácea: todo lo que debes saber
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 04 septiembre, 2021

La rosácea es un trastorno de la piel crónico. Se caracteriza por causar el enrojecimiento permanente en el rostro, aunque también puede afectar el cuero cabelludo y la zona de los ojos. Suele ser común en personas de tez clara, que además tienen la piel fina y sensible.

A diferencia del acné vulgar, que puede presentarse desde temprana edad, la rosácea suele afectar a personas a partir de los 30 años de edad y no cursa con comedones. Sin embargo, sí pueden haber pápulas y pústulas.

Dado que la información juega un papel clave en su prevención, a continuación te contaremos todo lo que debes saber sobre este trastorno dermatológico.

Síntomas de la rosácea

El síntoma más destacado de la rosácea es el enrojecimiento crónico de la piel que se localiza en zonas como las mejillas, la frente y la nariz. Al principio, suele ser transitorio, por lo que recibe el nombre de flushing en inglés.

A medida que el enrojecimiento se hace más persistente, aparecen otros síntomas:

  • Dilataciones vasculares visibles (telangiectasias).
  • Granos rojos sin pus (pápulas).
  • Granos rojos con pus (pústulas).
  • Cambios en la textura de la piel.
  • Engrosamiento de la piel y aparición de bultos en la zona la nariz (rinofima).

En las áreas afectadas, la rosácea también puede producir otras molestias, como sensación de ardor, irritación, picazón y malestar. Aunque no en todos los casos, puede afectar los ojos. Cuando es así, produce enrojecimiento, picazón, sensación de ardor, lagrimeo, fotosensibilidad e incluso inflamación de los párpados.

Picazón en la rosácea.
Un síntoma acompañante de la rosácea es el prurito intenso.

Causas

Aunque se desconoce la causa de la rosácea, existen algunas asociaciones que pueden darnos una idea de por qué ocurre. Algunas de las más destacadas son las siguientes:

  • Predisposición a la hiperreactividad vascular. Esto quiere decir que los vasos sanguíneos del rostro se dilatan con mayor facilidad ante determinados estímulos y producen enrojecimiento facial.
  • Problemas de microcirculación que afectan los vasos sanguíneos del rostro.

El Manual MSD señala a la presencia de los ácaros del folículo (Demodex folliculorum) como una situación concomitante. Se ha hipotetizado también con el aumento de la angiogénesis, la expresión de la ferritina y las especies reactivas del oxígeno, así como con la disfunción de péptidos antimicrobianos (como la catelicidina).

Factores desencadenantes

Tal y como señala la evidencia científica, la rosácea parece empeorar ante determinados estímulos:

  • Frío y calor.
  • Viento constante.
  • Exposición al sol.
  • Duchas o baños muy calientes.
  • Estrés emocional y emociones intensas.
  • Consumo de salsa de soja.
  • Comidas y bebidas muy calientes, especiadas y picantes.
  • Consumo de alcohol o tabaco.
  • Uso prolongado de corticoides tópicos.
  • Uso de productos cosméticos que contienen alcohol, acetona o retinoides.

Diagnóstico de la rosácea

De momento, no existe un examen que ayude a realizar el diagnóstico de la rosácea. Sin embargo, la evaluación clínica suele ser suficiente, así como el diagnóstico diferencial.

En este último se tienen en cuenta el acné vulgar, la dermatitis, la fotodermatitis, los granulomas cutáneos, los exantemas farmacológicos (en especial los producidos por yoduros y bromuros), la sarcoidosis, el lupus eritematoso sistémico y otros trastornos de la piel. No se suelen solicitar biopsias para el diagnóstico de la rosácea.

Tratamiento para la rosácea

No existe un tratamiento curativo para la rosácea, pero sí existe un abordaje que permite controlar los signos y síntomas. Este incluye evitar los desencadenantes mencionados. Si procede, el médico remitirá a un oftalmólogo para controlar los síntomas de la rosácea ocular.

Medidas generales

  • Aplicarse protector solar a diario.
  • Proteger la piel de los factores climáticos adversos: viento, frío, calor.
  • No frotar, rascarse o manipular la zona afectada.
  • Utilizar productos adecuados al tipo de piel.

Medicamentos

Dependiendo de la gravedad de los síntomas, el tratamiento incluirá unos medicamentos u otros. Por ejemplo, en los casos leves se suelen prescribir cremas tópicas para controlar el enrojecimiento.

Algunas de las opciones más habituales son la brimonidina y la oximetazolina, así como fármacos que contienen ácido azelaico y metronidazol. En los casos en los que la rosácea es moderada o severa, es posible que el médico prescriba antibióticos orales, como la doxiciclina. En casos graves el médico podría prescribir isotretinoína.

Medicamentos orales para la rosácea.
Los antibióticos para la rosácea se reservan para los casos más severos.

Tratamiento láser

La terapia con láser y otras terapias basadas en la luz pueden reducir los síntomas. Sobre todo, el enrojecimiento. Se pautan varias sesiones y, a medida que la piel responde, se decide si espaciarlas o mantener la frecuencia.

Vivir con rosácea

Vivir con rosácea puede ser angustiante y complicado, dado el impacto estético y emocional que la enfermedad tiene. Por ello, se hace necesario el apoyo de un psicólogo para gestionar las emociones, los sentimientos y los pensamientos negativos.

Aparte de la ayuda psicológica, es posible recurrir a grupos de apoyo y a comunidades en línea y presenciales. La Fundación Piel Sana en España es una opción.

En definitiva, evitar los desencadenantes, seguir las pautas del médico y mantener un estilo de vida saludable será de gran ayuda. No olvides que si bien el tratamiento puede ser de gran utilidad, no debes dejar de lado los chequeos periódicos. Estos permiten comprobar la evolución y la eficacia del abordaje.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.